tag:blogger.com,1999:blog-81744177661157745272024-02-19T15:51:11.091-03:00Diario del teniente Robert Fitz-Roy comandante del HMS "Beagle"Comienzo esta traducción con el Capítulo XX del Volumen I, porque trata del levantamiento hidrográfico de los canales fueguinos y la historia verdadera de la captura de James Button y compañía.Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.comBlogger11125tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-87101883262434293912010-01-13T17:39:00.000-03:002010-01-13T17:48:43.399-03:00Volumen II Capítulo II (1831) Páginas 17 a 40<p align="justify"><br /><span style="font-weight:bold;">Opinión del Servicio Hidrográfico - Continuación del levantamiento - Cadena de distancias meridianas - Preparativos eficientes - Reparar y subir la cubierta - Equipo - Botes - Pararrayos - Timón - Fragua - Molinetes - Cronómetros - El Sr. Darwin - Personas a bordo - Cambios - Lista de aquellos que regresaron - Abastecimiento - Instrucciones del Almirantazgo - Memorándum - Memorándum del Servicio Hidrográfico</span>.<br /><br />Cuando se decidió que un buque pequeño debería ser enviado a Tierra del Fuego, al Servicio Hidrográfico del Almirantazgo se le pidió su opinión, como qué podría añadir a los aún incompletos levantamientos de ese país, y otros lugares que podría visitar.<br />El capitán de navío Beaufort aprovechó la oportunidad de expresar su inquietud por la continuación de los levantamientos de América del Sur, y mencionando tales objetivos, realizables por el "Beagle", y sumamente deseables como él pensaba: y poco después se me insinuó que el viaje podría durar varios años. Deseoso de sumarme tanto como fuera posible a un trabajo en el que tenía gran interés, y abrigando la esperanza de que una cadena de distancias meridianas se podrían efectuar alrededor del mundo si regresábamos a Inglaterra a través del Pacífico, y por el cabo de Buena Esperanza; decidí no escatimar ni en costos ni en dificultades en hacer nuestra pequeña expedición tan completa, respecto al material y preparación, como mis medios y esfuerzos lo permitieran, apoyado por las órdenes consideradas y suficientes del Almirantazgo, que serían llevadas a efecto (en ese tiempo) por el Consejo Naval, la Junta de Abastecimiento y los oficiales del astillero de Devonport.<br />El "Beagle" fue comisionado el 4 de julio de 1831, y fue inmediatamente trasladado a un dique para ser examinado a fondo y prepararlo para un largo período de servicio en el extranjero. Como necesitaba una cubierta nueva, y una gran cantidad de reparación de su obra muerta, obtuve permiso para que la cubierta superior fuera levantada considerablemente, (ocho pulgadas a popa y doce pulgadas a proa), lo que después probó ser una gran ventaja para el como buque de alta mar, además de contribuir notablemente a la comodidad de todos a bordo. Mientras estuvimos en dique, un revestimiento de dos pulgadas de tablones de abeto fue clavado en el fondo del buque, sobre el cual estaba una capa de fieltro y luego el nuevo cobre. Este revestimiento añadió unas quince toneladas a su desplazamiento, y cerca de siete a su medida real. Por lo tanto, en vez de 235 toneladas, ella puede ser considerada de alrededor de 242 toneladas de arqueo. El timón fue ajustado de acuerdo al plano del comandante Lihou; un molinete de patente fue provisto en lugar de un cabrestante, una cocina Frazer, con un horno adjunto, fue puesta en lugar de una de las cocinas comunes con chimenea, y los pararrayos, inventados por el Sr. Harris, fueron fijados en todos los mástiles, el bauprés y aún en la botavara del foque. Los arreglos efectuados en los accesorios, tanto al interior como al exterior, por los oficiales del astillero, no dejaron nada más que desear. Nuestros cabos, velas y palos eran los mejores que se podían obtener; y para completar nuestro excelente equipamiento, seis botes de calidad superior (dos de ellos de propiedad privada) (además de un serení llevado a popa) fueron construidos expresamente para nosotros y se las ingeniaron para estibarlos de modo que todos podrían ser llevados en cualquier tiempo. <br />Teniendo en cuenta el limitado espacio disponible en un barco tan pequeño, nos las arreglamos para llevar más instrumentos y libros que lo que uno podía suponer que se guardarían fácilmente en lugares secos y seguros, y en una parte de mi propia cámara veintidós cronómetros fueron colocados cuidadosamente.<br />Preocupado de que ninguna oportunidad de recoger información útil, durante el viaje, se pudiera perder; propuse a Hidrografía que alguna persona bien educada y científico podría buscarse y con quien con gusto compartiría el alojamiento del que yo disponía, para beneficiarse de la oportunidad de visitar países lejanos aún poco conocidos. El comandante Beaufort aprobó la sugerencia, y le escribió al profesor Peacock, de Cambridge, quién lo consultó con un amigo, el profesor Henslow, y él mencionó al Sr. Charles Darwin, nieto del Dr. Darwin el poeta, como un joven de capacidad promisoria,muy aficionado a la geología y de hecho a todas las ramas de la historia natural. En consecuencia se le ofreció al Sr. Darwin que fuera mi huésped a bordo, lo cual el aceptó con condiciones; se obtuvo el permiso para su embarque, y una orden dada por el Almirantazgo de que debería ser considerado en los libros de aprovisionamiento del buque. Las condiciones pedidas por el Sr. Darwin eran, que debería estar en libertad de dejar el "Beagle" y retirarse de la Expedición cuando él lo estimara adecuado, y que él debería pagar una parte justa de los gastos de mi cámara.<br />Sabiendo bien que ninguno de los que estuviesen participando activamente en las tareas de levantamiento en las que íbamos estar dedicados, tendría tiempo - aunque tuviese la habilidad - de hacer mucho uso del lápiz, contraté a un artista, el Sr. Augustus Earle, para ir a título privado, aunque con el consentimiento del Almirantazgo, quien autorizó que él también fuera arranchado. Y con el fin de asegurar la constante, asistencia mecánica requerida en cierto grado por un gran número de cronómetros, y que estuviese capacitado para reparar nuestros instrumentos y mantenerlos en orden, contraté los servicios del Sr. George James Stebbing, hijo mayor del fabricante de instrumentos matemáticos de Portsmouth, como ayudante privado.<br />La dotación definitiva de oficiales y hombres (incluidos los infantes de marina y los niños) fue de sesenta y cinco, pero, con los supernumerarios que he mencionado, teníamos a bordo, cuando el "Beagle" zarpó de Inglaterra, setenta y cuatro personas, a saber:<br /><br />Robert Fitz-Roy ..................... Comandante e Hidrógrafo<br />John Clements Wickham .......... Teniente. <br />Bartolomé James Sulivan ...... ...Teniente. <br />Edward Main Chaffers ..............Oficial de navegación<br />Robert Mac-Cormick ............... Cirujano. <br />George Rowlett ..................... Sobrecargo. <br />Alexander Derbishire ............... Oficial<br />Peter Benson Stewart .............Oficial<br />John Stokes Lort ................... Oficial y Ayudante hidrógrafo<br />Benjamin Bynoe .................... Ayudante del Médico Cirujano. <br />Arthur Mellersh ..................... Guardiamarina. <br />Philip Gidley King ................... Guardiamarina.<br />Alexander Burns Usborne .......... Ayudante del oficial de navegación. <br />Charles Musters ......................Voluntario 1 ª Clase. <br />Jonathan May ....................... Carpintero<br />Edward H. Hellyer .................. Escribiente<br /><br />El contramaestre interino: el sargento de infantería de marina y siete soldados rasos: treinta y cuatro marineros y seis niños. <br /><br />En la lista de supernumerarios estaban:<br />Charles Darwin .................... Naturalista. <br />Augustus Earle .................... Dibujante. <br />George James Stebbing .........Fabricante de instrumentos. <br />Richard Matthews y tres fueguinos: mi mayordomo, y el criado del señor Darwin. <br /><br />Algunos cambios ocurrieron en el transcurso del viaje de cinco años, que bien se podrían mencionar ahora. <br />En abril de 1832, el Sr. Mac-Cormick y el Sr. Derbishire regresaron a Inglaterra. El Sr. Bynoe fue designado para desempeñarse como cirujano. El Sr. Mellersh recibió su ascenso a oficial, y el Sr. Johnson se unió el Beagle como guardiamarina. En mayo el Sr. Musters cayó víctima de la fiebre, contraída en el puerto de Río de Janeiro:- el Sr. Forsyth tomó su lugar. <br />El Sr. Earle sufrió mucho por su constante mala salud, por lo que no pudo permanecer a bordo del "Beagle", después de agosto de 1832, pero vivió varios meses en Montevideo antes de su regreso a Inglaterra. La desilusión causada por la pérdida de sus servicios fue disminuida por el encuentro con el Sr. Martens en Montevideo, entusiasmándolo para que se embarcara como mi dibujante.<br />En marzo de 1833, el Sr. Hellyer se ahogó en las islas Falkland, intentando recoger un pájaro al que le había disparado. En septiembre de 1833, el Sr. Kent se unió como ayudante de cirujano. En junio de 1834, el Sr. Rowlett murió, en la mar, de una dolencia contra la cual había luchado por años, y la vacante producida por este lamentable deceso fue ocupada por el Sr. Dring <br />El Sr. Martens me dejó, en Valparaíso, en 1834; y el Sr. King se quedó con su padre, en Sydney, en Australia, en febrero de 1836. Después de estos cambios, y a nuestro regreso en octubre de 1836, la lista era así:<br />Robert Fitz-Roy ............................ Comandante e Hidrógrafo<br />John Clements Wickham ................. Teniente. <br />Bartolomé James Sulivan .................Teniente. <br />Edward Main Chaffers .................... Oficial de navegación. <br />Benjamin Bynoe ............................ Cirujano (Interino.) <br />John Edward Dring .........................Sobrecargo (Interino.) <br />Peter Benson Stewart ................... Oficial<br />John Stokes Lort .......................... Oficial y Ayudante hidrógrafo<br />Arthur Mellersh .............................Oficial. <br />Charles Richardson Johnson ............Oficial<br />William Kent .................................Ayudante del Médico Cirujano. <br />Charles Forsyth ............................Guardiamarina. <br />Alexander Burns Usborne ................Ayudante del oficial de navegación<br />Thomas Sorrell ........................... .Contramaestre (Interino.) <br />Jonathan May ............................ .Carpintero<br /><br />Y en la lista de supernumerarios estaban el Sr. Darwin: George J. Stebbing: mi mayordomo, y el criado del señor Darwin. <br />Nuestra dotación de marineros, infantes de marina, y niños estaba completa a nuestro regreso, y en general durante el viaje, porque, a pesar de muchos cambios ocurridos, tuvimos siempre una selección de voluntarios para cubrir las plazas vacantes. <br />Muchos de los tripulantes habían navegado conmigo en el viaje anterior del "Beagle", y hubo algunos oficiales, así como algunos infantes de marina y marineros, que habían servido en el "Beagle", o en el "Adventure", durante todo el viaje anterior. Estos decididos admiradores de Tierra del Fuego eran, el teniente Wickham, el Sr. Bynoe, el Sr. Stokes, el Sr. Mellersh, y el Sr. King, el contramaestre, el carpintero, y un sargento, cuatro infantes de marina, mi timonel, y algunos marineros. <br />No debo omitir mencionar que entre las provisiones había varias contra el escorbuto - tales como pepinos, manzanas secas, y jugo de limón - de la mejor calidad, y en tanta cantidad como la que podíamos almacenar; también había a bordo una cantidad muy grande de carne en conserva Moorsom y Kilner y sopa: y del Departamento de Sanidad recibimos una abundante cantidad de antisépticos, y artículos útiles para la conservación de las muestras de historia natural. <br />No sólo los jefes de los departamentos se esforzaron por asegurar nuestra salud y seguridad, pero los oficiales subordinados a ellos parecían tener un interés personal en el "Beagle"; por lo cual yo y los que estaban conmigo sentimos, y siempre sentiremos, sumamente agradecidos.<br />Tal vez nunca un buque dejó su país con un mejor o más amplio abastecimiento (en proporción a sus probables necesidades) de cada tipo de útiles provisiones y elementos que el pequeño buque de cuyas andanzas ahora estoy a punto de dar una breve y muy imperfecta narración; y, por lo tanto, si ella tiene éxito en realizar cualquiera de los objetivos de su misión, con relativa facilidad y rapidez, se debe por completo a la manera en que fue alistada para su viaje, por el astillero en Devonport, será siempre recordado.<br />El 15 de noviembre recibí mis instrucciones de los Lores Comisionados del Almirantazgo.<br /><br /> INSTRUCCIONES<br />Por los Comisionados de la oficina de operaciones del Lord Gran Almirante del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda<br />"Por la presente se requiere que usted se haga a la mar, en el buque bajo su mando, tan pronto como esté en todo sentido listo, y dirigirse con él, con la prisa conveniente, sucesivamente a Madeira, Tenerife, las islas de Cabo Verde, Fernado Noronha y la Estación Sudamericana, para realizar las operaciones y ejecutar los levantamientos, que se indican en el memorándum<br />que se adjunta, que ha sido elaborado bajo nuestra dirección por el Servicio de Hidrografía de esta oficina, observando y siguiendo, en la prosecución de tales estudios, y en las otras operaciones, las instrucciones y sugerencias que figuran en el citado memorándum.<br />"Usted se deberá considerar bajo el mando del contraalmirante Sir Thomas Baker, Comandante en Jefe de los buques de Su Majestad en la Estación Sudamericana, mientras esté dentro de los límites de esa estación, en la ejecución de los servicios antes mencionado, y además de las instrucciones dadas en el memorándum, sobre el tema de los suministros de víveres, le hemos hecho presente al Contraalmirante nuestro deseo que, cada vez que la ocasión se presente, usted reciba de él y de los oficiales de su escuadrón, cualquier ayuda, en artículos y provisiones, de los cuales usted pueda necesitar.<br />"Pero durante todo el tiempo que continúe con las tareas antes mencionadas, usted debe ( a pesar del artículo 16 de la sección 4 del capítulo 6, página 78, de las Instrucciones Generales Impresas) enviar informes, en cada oportunidad, a nuestra Secretaría, de sus expedientes, y del avance que usted haga.<br />"Después de haber completado los levantamientos que se le han indicado ejecutar en la estación Sud Americana, usted procederá a realizar las varias operaciones adicionales planificadas en el memorándum de Hidrografía, en el recorrido ahí señalado, y habiéndolo hecho, deberá regresar, en el buque que comanda, a Spithead, e informar de su llegada a nuestra Secretaría, para nuestra información e instrucciones posteriores.<br />"En el caso que algún desafortunado accidente le suceda a usted, el oficial en quién el comando del "Beagle" se transfiera en consecuencia, por el presente documento se le requiere y obliga completar, tanto como le sea posible, la parte del levantamiento que la nave estuviese efectuando en ese momento, pero no iniciará una nueva etapa del viaje; como, por ejemplo, si en ese momento está levantando la costa oeste de Sud América, no cruzará el Pacífico, sino que regresará a Inglaterra por Río de Janeiro y el Atlántico.<br />Dado en nuestras manos, el 11 de noviembre de 1831.<br />(Firmado) "T. M. HARDY,<br />"G. BARRINGTON"<br />"A Robert Fitz-Roy, Esq.,<br />Comandante del buque de levantamiento de su Majestad<br />"Beagle", en Plymouth"<br />"Por orden de sus Señorías,<br />(Firmado) "GEO. ELLIOT".<br /><br />Señor, Oficina del Almirantazgo, 11 de noviembre 1831<br />"En referencia con la orden de los Lores Comisionados del Almirantazgo que en este día han dirigido a usted, sus señorías me han ordenado transmitirle un memorándum, para que sea mostrado por usted a cualquier oficial más antiguo con el que tome contacto, mientras esté cumpliendo las tareas señaladas en la orden anterior.<br />"Yo soy, Señor,<br />(Firmado) "GEO. ELLIOT"<br />"Al comandante Fitz-Roy,<br />"Buque Hidrográfico "Beagle", Plymouth"<br />"Oficina del Almirantazgo, 11 de noviembre 1831.<br /><br />"Memorándum"<br />"Los Lores Comisionados del Almirantazgo habiéndole ordenado al comandante Fitz-Roy, del buque hidrográfico de su Majestad "Beagle", hacer levantamientos en diversas partas de la estación Sud Americana, sus señorías han ordenado que ningún oficial más antiguo que pueda encontrarse con el comandante Fitz-Roy, mientras esté cumpliendo las importantes obligaciones antes indicadas, podrá desviarlo de la misma, o interferirlo, o tomar de él, en ningún caso, alguno de sus instrumentos o cronómetros.<br />(Firmado) "GEO. Elliot"<br /><br />"Memorándum"<br />"Todavía existe una diferencia considerable en la longitud de Río de Janeiro, determinadas por los comandantes King, Beechey y Foster, por un lado, y las de los comandantes W.F. Owen, Baron Roussin y los astrónomos portugueses, por el otro; y como todas nuestras distancias meridianas en América del Sur son medidas desde ahí, se convierte en un asunto de importancia decidir entre autoridades discrepantes. Pocas naves podrán alguna vez dejar este país con un mejor juego de cronómetros, tanto públicos como privados, que el Beagle, y si su viaje se hace en etapas cortas, para detectar los cambios que sufren todos lo cronómetros debido al continuo aumento de la temperatura, probablemente se podrá reducir esa diferencia dentro de límites tan pequeños que serán de mucha importancia para nuestras conclusiones futuras.<br />"Con esto en vista, el tránsito a Río de Janeiro sería conveniente dividirlo en cuatro partes:<br />"1°. Recalar en Madeira, cuya posición exacta ha sido reconocida por todas las partes. Habiendo obtenido ahí la comparación durante cuatro días, o si el tiempo y el desprotegido fondeadero no lo permiten, en Tenerife, el Beagle debería, 2°. continuar sin el menor atraso posible a Puerto Praia, en las islas de Cabo Verde, no solo para establecer una nueva comparación de cuatro días, sino porque ese lugar es donde las longitudes del comandante Owen cambian, no se debería ahorrar esfuerzos en verificar la posición que él consideró para ello. Desde allí, 3°, deberá hacer lo más conveniente para cruzar la Línea hacia Fernando Noronha. Esta isla, de hecho, se encuentra un tanto al oeste de su track, y puede retrasar un poco su avance; sin embargo una serie de observaciones cronométricas son esenciales para el objetivo en vista, ya que constituyen cerca de la tercera parte igual de todo el viaje, y porque fue el punto de unión de la doble linea de longitudes del comandante Foster. Si dos o tres días de atraso en cualquiera de estas dos últimas estaciones le permiten obtener ocultaciones satisfactorias, y observaciones de la culminación de la luna, que pueden observase en ese país, el aumento de la certeza de los resultados, bien valdrán la pena por esa pérdida de tiempo. El comandante, por supuesto, será cuidadoso en adoptar, en todas esa estaciones, el lugar exacto de las observaciones anteriores, con las cuales las suyas serán comparadas. El gobernador de Fernando Noronha fue particularmente atento con el comandante Foster, cediéndole parte de su propia casa para los experimentos con el péndulo. No será ahora la ocasión de corresponderle su bondad, pero la diferencia en longitud entre esa estación y la del comandante Fitz-Roy, deberá ser bien medida.<br />Sin embargo se desearía que el Beagle llegara a Río de Janeiro tan pronto como sea posible, aunque la gran importancia de conocer la verdadera posición de los bancos Abrolhos, y la certeza de que ellos se extienden mucho más lejos que los límites asignados por el barón Roussin justificarían el sacrificio de unos días, si otras circunstancias pudiesen permitirle cambiar el meridiano 36° O de la latitud de 16° S El escandallo para aguas profundas debe emplearse; y si se obtienen sondas, el banco debe recorrerse en ambos sentidos, hasta el borde, en la parte que ya se conoce.<br />"Su actual extensión hacia el este, y su conexión con los bajos están comprobados, su investigación adicional puede dejarse para oportunidades más convenientes.<br />"En Río de Janeiro, el tiempo necesario para aguada, etc, sin duda, será empleado por el comandante en cada tipo de observación que puedan ayudar en determinar la longitud de isla Villegagnon.<br />"Se sabe que una expedición francesa ahora se encuentra examinando la costa entre Santa Catalina y el Río de la Plata; por lo que sería una pérdida de medios interferir en ese tramo; y el comandante Fitz-Roy debería dirigirse a Montevideo, y comparar sus cronómetros en la misma ubicación ocupada por el comandante King.<br />"Al sur del Río de la Plata, comenzará el verdadero trabajo de levantamiento. De esa gran extensión de costa que va desde el cabo San Antonio hasta bahía San Jorge, sólo conocemos que está situada erróneamente, y que contiene algunos grandes ríos, que nacen al otro lado del continente, y algunos puertos, que indudablemente merecen un minucioso examen. Gran parte de ella, sin embargo, de los registros informales de los españoles, parecen ofrecer poco interés tanto para la navegación o el comercio, por lo que escasamente requerirán tener algo más que su posición establecida correctamente, y situados sus puntos destacados. No obstante debería tenerse en cuenta, que allí, y en otros lugares, puede ser que la más inútil e inhóspita larga linea de la costa, puede convertirse en el más precioso descubrimiento de un puerto que ofrezca un fondeadero seguro y alivio saludables.<br />"Las partes de la costa que parecen requerir un examen especial son:<br />"1°. De Monte Hermoso hasta el río Colorado, incluyendo la gran entrada de Bahía Blanca, de la cual hay tres manuscritos en esta oficina que difieren en todo menos en el nombre.<br />"2°. El golfo de Todos los Santos, que en las cartas españolas está sembrado con innumerables islas y bajos. Se dice que tiene un excelente puerto en su lado sur, que debería ser verificado, pero un levantamiento minucioso de ese archipiélago sería una pérdida de tiempo, por lo que será suficiente determinar la linea exterior de los peligros y conectar esa linea con los sondajes regulares exteriores.<br />"3°. Se dice que el río Negro es un río de gran caudal, con asentamientos a cincuenta millas de su boca, y debe ser reconocido parcialmente mientras sea navegable.<br />"4°. El golfo de San Matías deberá ser examinado, especialmente sus dos puertos, San Antonio y San José, una estrecha entrada en la parte oriental de la península, que, si es de fácil acceso, parece estar admirablemente situada; y<br />"5°. Desde bahía Nueva a cabo Blanco, incluyendo el golfo de San Jorge, la costa presenta varios grados de interés, y en consecuencia será necesario otorgarles más o menos tiempo a las diferentes partes. La posición del cabo Blanco deberá ser determinada, ya que parece que hay un error de varias millas en su latitud, así como muchas dudas de la ubicación de los dos bajos marcados cerca de él en las cartas españolas.<br />"Desde cabo Blanco hasta el estrecho de Magallanes, la costa ha sido parcialmente corregida por el comandante King; y puerto Deseado, tras haber sido cuidadosamente ubicado por él, será un buen lugar para la comparación de los cronómetros y una oportunidad para explorar el río.<br />"Puerto San Julián con su barra y ancho río, deberán ser levantados, así como cualquier otra parte de ese tramo que no fue visitada en la última expedición.<br />"Estos son los puntos principales de la investigación entre Río de la Plata y el Estrecho. Ellos han sido mencionados en forma consecutiva con el fin de traerlos a la vista, pero esa parte de <br />la comisión quizás sería conveniente aplazarla hasta después del primer regreso del Beagle desde el sur, y, en general, no sería prudente establecer aquí una ruta específica de la cual no haya desvío<br />estaría permitido. Donde tantas situaciones imprevistas pueden entorpecer los planes mejor preparados, y que tanto dependen de los climas y estaciones con las cuales aún no estamos íntimamente familiarizados, prudentemente lo mejor que puede hacerse es indicar los distintos objetivos del viaje, y dejar en el conocido celo y prudencia del comandante efectuarlos en el orden más conveniente.<br />"Aplicando este principio sobre lo que todavía debe hacerse en el Estrecho y en el intrincado grupo de islas que forman la Tierra del Fuego, la lista siguiente mostrará nuestros principales deseos.<br />"El comandante King, en sus instrucciones, alude a un arrecife de media milla de largo, a la altura del cabo Vírgenes, y en su carta indica un canal de siete brazas afuera del arrecife; y aún más, con escarceos a cinco brazas. Sarmiento coloca cincuenta brazas a diez millas al ESE de ese cabo; trece brazas a diecinueve millas; y a veintiún millas en la misma dirección, solo cuatro brazas, además de un banco muy extenso que se desprende de la Tierra del Fuego, sobre el cual Malaspina pasó por encima de trece brazas. En resumen, hay pruebas concluyentes de que debe haber más de un banco obstruyendo la entrada al Estrecho, e indudablemente su minucioso reconocimiento debe ser uno de los más importantes objetivos de la Expedición, puesto que, la aproximación segura tanto a los estrechos como a los puertos es de mayor importancia que determinar los detalles interiores. <br />"Ninguno de los autores arriba mencionados describe la naturaleza de estos bancos, ya sean roca o arena, será interesante observar con exactitud la pendiente, o la regularidad, de las profundidades, en sus diferentes caras, la calidad de sus diversos materiales, la disposición de las partes gruesas o finas, así como de qué tipo de roca de la vecindad parecen ser sus restos.porque es probable que el lugar de depósito esté relacionado con las mareas tan especiales que parecen circular en el extremo este del Estrecho.<br />"Comenzando en el cabo Orange, la costa noreste completa de Tierra del Fuego hasta tan lejos como el cabo San Diego debería ser levantada incluyendo el borde exterior de los extensos bancos que se proyectan de su extremo norte, y dejando para después la cuestión del canal Sebastián.<br />"En el lado sur de esta gran agrupación de islas, el canal Beagle y el seno Ballenero deben ser terminados, y cualquier otro lugar que el conocimiento local del comandante pueda indicar como necesario para completar el levantamiento anterior, y sean lo suficientemente interesantes por sí mismos para justificar el tiempo que ello tome, tales como algunos puertos aparentemente útiles al oeste del cabo Falso y el lado norte del canal Wakefield, todos los cuales se dice son frecuentados por los cazadores de focas.<br />"En la parte noroccidental es posible que otras entradas se puedan encontrar interrumpiendo la continuidad de la isla Santa Inés, y comuniquen el océano del sur con el Estrecho; esto debería ser completamente o someramente examinado, según su apariencia y lo que prometa; y pensando que sería una pérdida de tiempo muy inútil detallar el infinito número de bahías, pasos, y rutas, que abundan en el lado oeste de esta isla, aunque no debería omitirse ningún buen puerto. No se puede dejar de repetir que mientras más inhóspita es una región, más valioso es conocer un puerto de refugio.<br />"En el sector occidental del Estrecho, desde el cabo Pilar hasta el cabo Froward hay algunas aberturas que tal vez requieran una exploración adicional, con la esperanza que se dirijan hacia el mar; algunos puntos de referencia pueden requerir una revisión; y algunos puertos que fueron mirados solo ligeramente en el laborioso y excelente levantamiento del comandante King, los cuales ahora podrían completarse, si parecen aumentar los recursos para las naves ocupadas en esas deprimentes regiones. <br />"En el sector oriental del Estrecho, parece que hay más trabajo que hacer, ya que la costa fueguina desde el seno Almirantazgo hasta cabo Orange no se ha tocado. Junto con esta parte del trabajo, las islas Santa Marta y Magdalena, y el canal hacia el este de la isla Elizabeth, deberán ser examinados, y no hay ninguna parte del Estrecho que requiera ser examinada y levantada con mayor precisión y descrita con claridad, desde la estrechez de los canales y el trans-dirección atravesada de las mareas. El promontorio Sweepstakes podría ser una isla, de ser así, podría encontrarse una salida útil a la larga costa de sotavento que se extiende desde el cabo Monmouth, y si no es así, tal vez podrían descubrirse algunos buenos puertos en ese espacio para buques atrapados allí por fuertes temporales del oeste<br />"No es probable que, para los efectos ya sea de una guerra o comerciales, que una más detallada descripción sea necesaria de esos dos especiales mares interiores, Otway y Skyring, a menos que se encuentre que se comunican con unos de los senos de la costa occidental, o con la parte occidental del Estrecho. La opinión general de la primera expedición fue sin duda en contra de dicha comunicación, y los fenómenos de las mareas también están en contra de ello; si todavía la cosa es posible, y se convierte en una cuestión geográfica interesante, enviar una bote con buen tiempo lo puede resolver fácilmente.<br />"Estas varias operaciones probablemente pueden estar cumplidas en el verano de 1833-34, incluyendo dos viajes a Montevideo para descanso, pero antes de que finalmente salga de la costa oriental de Sudamérica, es necesario referirse a nuestra completa ignorancia actual de las islas Falkland, aunque a menudo han sido visitadas. El tiempo que se ocuparía en el estudio riguroso de este grupo de islas sería muy desproporcionado en relación con valor, pero como son un lugar frecuentemente visitado por los balleneros, y como es de inmensa importancia para un buque que ha perdido sus mástiles, anclas o una gran parte de su tripulación, tener un conocimiento exacto del puerto al que está obligado a dirigirse, bien merece algún sacrificio de tiempo tener bien ubicados los puertos más útiles y sus aproximaciones, y conectarlos en un esquema general para efectuar su levantamiento. Claras instrucciones para su reconocimiento e ingreso a estos puertos acompañarán esta planificación; y como se han hecho los informes más contradictorios respecto a las provisiones que se obtiene en las grandes islas del este o oeste, un informe actualizado por el comandante será de verdadera utilidad.<br />"Hay motivos para creer que sondas de profundidad pueden registrarse entre estas islas y el continente, y si son continuas serían de gran ayuda para rectificar la posición de una nave.<br />"Habiendo establecido todo lo que es más urgente hacer en este lado del continente Sudamericano, así como en el circuito de la Tierra del Fuego, el siguiente paso de la expedición será Concepción o Valparaíso, a uno de los cuales el Beagle tendrá que dirigirse para aprovisionarse, y donde el comandante King determinó satisfactoriamente las distancias meridianas.<br />"El intervalo de la costa entre Valparaíso y la entrada occidental del Estrecho ha sido parcialmente levantado, así como la mayoría de los profundos y estrechos canales formados por las islas Hanover, Wellington, y Madre de Dios, pero el lado del mar de esa gran cadena de islas que se extiende desde el archipiélago Reina Adelaida hasta la isla Campana, poco se ha hecho aún. Ella presenta un aspecto sumamente poco atractivo, probablemente puede tener poco beneficio para el navegante, y el principal objeto de instar a su examen parcial, es eliminar un espacio en blanco de ese gran levantamiento, llevado a cabo por Gran Bretaña por motivos desinteresados, y que fue ejecutado por los comandantes Kink y Fitz-Roy con tanta habilidad y celo.<br />"La experiencia ganada por este último de ese clima le permitirá realizar todo lo que ahora se requiera en mucho menos tiempo de lo que habría ocupado al comienzo de la expedición anterior.<br />"En el golfo de Peñas terminó el levantamiento anterior. De la península Tres Montes, y de las islas entre esta y Chiloé, hemos obtenido de don Felipe Bauzá un manuscrito español, que en gran medida puede abreviar el examen de ese intervalo.<br />"De allí a Valdivia, Concepción, y Valparaíso, la costa es recta y casi en la dirección del meridiano, de modo que no se requerirán grandes gastos de tiempo para corregir el contorno, y establecer las posiciones de todos los puntos sobresalientes. Isla Mocha se supone que está situada erróneamente, y la profundidad, ancho y la seguridad de su canal no se conocen.<br />"Al sur de Valparaíso en el puerto de Topocalma y el gran banco en cuya salida se varó una nave Americana, requiere un examen especial, y de acuerdo con el comandante Burgess del Alert, la costa e islas cerca de Coquimbo están establecidos muy imperfectamente. De hecho de la totalidad de esta costa, el único conocimiento general que tenemos es de las cartas españolas, que parecen, con la excepción de algunos puertos, han sido simplemente el resultado de una inspección superficial de la costa. De este tipo de conocimiento a medias hemos tenido demasiado, el estado actual de la ciencia, que ofrece medios tan amplios, parece exigir que cualquier cosa que se haga ahora sea finalizada; y que esas costas, que son constantemente visitadas por naves inglesas, no deberían tener por más tiempo la mezcla alternada de error y precisión. Si, por consiguiente, los gobiernos locales no hacen objeción, los trabajos deben continuar hasta Coquimbo, e indefinidamente hacia el norte, hasta que llegue el momento cuando el comandante determine que debe dejar las costas de Sud América de una vez. Ese período dependerá del tiempo que ya se haya consumido y de la administración previa de sus recursos, reservando suficientes para asegurarle de obtener una serie de lugares bien seleccionados para calcular las distancias meridianas al atravesar el océano Pacífico.<br />"La ruta que debería seguir para ejecutar esta importante tarea no puede ser bien establecida aquí, sin prever qué parte de la costa él habrá levantado, y qué lugar él pueda haber encontrado conveniente para efectuar su último abastecimiento. Si llegara a Guayaquil o aún Callao, sería deseable que fuera a las Galápagos, y, si la estación lo permite, levantar ese nudo de islas. Isla Felix, el banco Londres visto por el bergantín Cannon, en 1827, en 27°06' S y 92° 16' O, aunque a ras del agua, y media milla de largo; algunas islas de coral, que se supone están 5° o 6° al sur de la isla Pitcairn, y otros lugares, que se han introducido en las cartas con dudosa autoridad, todos serían útiles de investigar si la ruta del Beagle pasa por su cercanía. Pero cualquiera sea la ruta adoptada, ella lo debe llevar a Tahiti, para verificar los cronómetros en Point Venus, un punto que debe ser considerado como indiscutiblemente establecido por el comandante Cook y por muchas otras observaciones. Salvo en este caso, se debe evitar en lo posible la tierra ya examinada por el capitán Beechey.<br />"Desde Tahiti el Beagle deberá dirigirse a Port Jackson tocando en algunas de las islas de la ruta, a fin de dividir la ejecución en juiciosas etapas para los cronómetros; como el observatorio de Paramatta (Port Jackson) está absolutamente determinado en longitud, todas esas islas de la ruta se convertirán en puntos de referencia a los cuales los viajeros ocasionales podrán referir sus descubrimientos o corregir sus cronómetros.<br />"A partir de Port Jackson su rumbo dependerá de la época del año. Si es hecha por el sur, podría tocar Hobart Town, el seno King George y río Swan, para determinar la diferencia de longitud desde allí a la isla Mauricio, evitando los meses de los huracanes; De Table o bahía Simon, de acuerdo con la estación, a Santa Helena, Ascensión, y a casa.<br />"Si tuviese que dejar Port Jackson cerca de mediados de año, su ruta deberá ser a través del estrecho de Torres. En su camino hacia allá, si se adopta la ruta por dentro de la costa, hay varios lugares cuya situación será ventajosa determinar: bahía Moreton, puerto Bowen, cabo Flinders y una de las islas de Príncipe de Gales, y en la prosecución de su camino hacia el océano Índico, a no ser que el viento lo tire hacia el sur, cabo Valsche o el extremo suroeste de Nueva Guinea, uno de la cadena Serwatty, Coupang, o el extremo de Timor, isla Rotte, y uno de los extremos de las islas Sandal, pueden ser fácilmente determinados sin mucha pérdida de tiempo. Y, quizás, al cruzar el océano, y si las circunstancias son favorables, se podría ubicar las islas Keeling y establecer su ubicación.<br />"Habiendo enumerado los principales lugares a los cuales el Beagle debería dirigirse para tocar en su circuito por el globo, y descritas las principales operaciones que sería deseable efectuar, queda por hacer algunos comentarios generales sobre el desarrollo de todo el levantamiento.<br />"En los múltiples trabajos que deberá efectuar cada oficial, no habrá tiempo que perder en dibujos muy elaborados. Claros, distintos esbozos, siempre acompañados de notas explicativas, y en una escala lo suficientemente grande para mostrar la los detalles de cualquier conocimiento que se haya adquirido, serán documentos de mucho valor para esta oficina, para ser reducidos o como referencia, en lugar de planos muy acabados, donde la exactitud se ha sacrificado por la belleza.<br />"Esto se aplica especialmente a los cerros, que en general significan mucho trabajo, y que tan a menudo son productos de la fantasía o de la memoria después del lapso de unos meses, si no de años, en lugar de ser trabajados mientras están frescos en la mente, o mientras cualquier incoherencia o error se puede corregir en el acto. Unos pocos trazos con el lápiz indicarán la magnitud y dirección de las diversas laderas mucho más claramente que el pincel, y si no se trabaja para hacer un cuadro, realmente costará poco o menos tiempo. Los lados de la costa de los cerros, que no pueden ser vistos desde ninguna estación, siempre deberán ser meras conjeturas, y no deberían mostrarse en absoluto.<br />"Debería considerarse como una parte esencial del levantamiento náutico, dar la altura perpendicular de todas las colinas y promontorios notable. Se requiere un solo ángulo en cada estación, ayuda mucho a nuestro conocimiento geográfico, materialmente ayuda al dibujante, y por las tablas que ahora se están imprimiendo proporcionarán al marino un medio fácil y exacto de conocer su distancia.<br />"Todas las cartas y planos deberían estar acompañados de vistas de la tierra, aquellas que serán adjuntadas a las primeras deberían ser tomadas a una distancia tal que le permitiera a un extraño reconocer la tierra, o dirigirse a un cierto punto; y aquellos mejor situados para el plano del puerto deberían mostrar las señales para evitar los peligros, tomar los rumbos de salida o escoger un fondeadero ventajoso. En todos los casos las distancias angulares y la altura angular de los objetos principales deberían ser insertados en grados y minutos en cada una de las vistas, por medio de lo cual podrán ser proyectados por una escala, a fin de corregir cualquier falta de precisión del dibujante. Estas vistas no pueden ser muy numerosas, solo toman unos pocos momentos, pero son extremadamente útiles para todos los navegantes.<br />"Puede parecer insignificante, la tendencia de dar una multitud de nuevos nombres, y nombres sin sentido tiende a confundir a nuestros geógrafos conocimiento. El nombre estampado sobre un lugar por el primero que lo descubrió debe considerarse sagrado por el común acuerdo de todas las naciones; y en los nuevos descubrimientos sería mucho más beneficioso hacer que el nombre transmita alguna idea de la naturaleza del lugar; o si está habitado, adoptar la denominación de origen nativo, que agotar el catálogo de personajes públicos o privados de los amigos en casa. Los oficiales y tripulantes, de hecho, tienen derecho a esa distinción, que por leve que sea, contribuye a despertar el interés en el viaje.<br />La constante observación de las mareas, incluyendo su establecimiento, fuerza y duración, la distancia que ellas llevan el agua salada hacia el interior de los ríos, su ascenso en diferentes períodos de la luna, y la medida en que son influenciados por los vientos periódicos, por las corrientes marinas, o por las crecidas de los ríos, forma una parte tan importante dentro de las tareas de un investigador, que no son necesarias instrucciones específicas sobre este tema. No hay ocasión para insistir sobre el tema igualmente importante de las corrientes; porque sólo con la gran acumulación de datos esperamos poder reducir a un sistema regular, o que podamos detectar la manera en que son afectados por los cambios de estaciones o influenciadas por los distinto vientos.<br />"Los períodos y límites de los monzones y de los vientos alisios por supuesto serán objeto permanente de estudio y observación por parte del comandante. Es cierto que él solo puede ver lo que ocurre durante su viaje; pero además de recopilar datos sobre este y el último tema, en los cuales otros pueden de ahora en adelante tener razón, será de gran ventaja que él trate de compararlos con los comentarios de viajeros anteriores cuando se pueda.<br />"En la costa occidental de Sud América, por ejemplo, se requiere cierta habilidad para navegar ciertos pasos en diferentes períodos; y mucha experiencia dispersa ha sido ganada por los hombres de mar que han estado largo tiempo ocupado de ello, pero esta información no ha sido aún presentada al público en forma inteligible; y parece ser la tarea exclusiva de un oficial expresamente empleado en una misión científica de este tipo, para combinar esa información con la propia, y hacerla accesible a todos los navegantes.<br />La atracción local del Beagle por supuesto ha sido comprobada antes de que deje Inglaterra, pero cuando se presenten oportunidades favorables, será necesario determinarla nuevamente en diferentes latitudes, y bajo grandes diferencias de variación.<br />"No debería pasar ningún día en la mar sin una serie de azimutes y ningún puerto debería abandonarse sin haber comprobado el ángulo magnético, sino también la inclinación, intensidad y variación diurna. Si esas observaciones han sido bien hechas antes en los mismos lugares, obtendremos de inmediato la variación anual; y multiplicándolos en nuevos lugares, tendremos los medios para deducir las curvas magnéticas.<br />"El comandante está tan acostumbrado a la administración de los cronómetros, que no hay duda, con las debidas precauciones y con las fórmulas adecuadas para determinar su marcha, que tendrá éxito en la obtención de buenos resultados en intervalos razonablemente cortos de tiempo y en los cambios graduales de la temperatura; pero después de largos períodos, y los cambios repentinos de calor y frío, será absolutamente necesario comprobarlos por medios astronómicos.<br />Eclipses, ocultaciones, distancias lunares, y estrellas que se ocultan tras la luna, proporcionarán estos medios en abundancia, el último puede ser obtenido con gran regularidad y certeza; se han convertido en parte de la actividad normal en lugares como Paramatta, en el cabo de Buena Esperanza, y Santa Helena, en el hemisferio sur, probablemente en Madras y en varios observatorios europeos y por lo tanto sería casi imposible que no hubiesen observaciones correspondientes de todos ellos como se habrán hecho.<br />Los eclipses de los satélites tercero y cuarto de Júpiter, también deberían ser cuidadosamente observados cada vez que se pueda ver su inmersión o emersión, ya que los distintos poderes de los telescopios de los observadores en este caso no afectarán los resultados.<br />"También hay algunos fenómenos importantes, que serán publicados en el Almanaque Náutico, que ocurrirán durante el viaje del Beagle. Algunos de estos serán de gran interés para los astrónomos, y si no trastornan mucho sus operaciones, lo podrían llevar a fondear en un lugar conveniente con el propósito de desembarcar los instrumentos.<br />"Si un cometa es descubierto mientras el Beagle está en puerto, su posición debe ser determinada cada noche observando su tránsito por sobre el meridiano, siempre acompañado por los tránsitos de la estrellas conocidas más cercanas, y por las alturas circunmeridianas, o midiendo su distancia angular con el sextante a tres estrellas bien situadas . Este último procedimiento puede efectuarse aún estando en el mar, y la media de varias observaciones pueden dar una buena aproximación de su posición real.<br />"Los Registros Meteorológicos pueden ser usados de varias maneras, pero entonces deben mantenerse constantes y con precisión. El barómetro debería leerse hasta el tercer lugar de decimales, y registrados en períodos regulares del día; las nueve y las cuatro pueden ser recomendadas como las mejores, por ser las horas habituales de la máxima y mínima. La temperatura debería marcarse al mismo tiempo, y las extremas del auto-termómetro deben ser registradas diariamente; debe tenerse cuidado de no reflejar el calor sobre cualquiera de estos instrumentos. La temperatura del mar en su superficie debe ser observada frecuentemente y comparada con la del aire. Un oficial durante una travesía por la costa este de Sud América, entre los paralelos 20° y 35°, fue capaz, por estos medios de predecir con singular precisión la dirección y fuerza de la corriente.<br />En este registro, el estado del tiempo y del viento, por supuesto, deben ser colocados, pero debe suponerse una escala comprensible, para indicar la fuerza del primero, en lugar de los términos ambiguos: "fresco", "moderado", etc. que en su uso no están de acuerdo dos personas, y algún método conciso también debe ser empleado para expresar el estado de tiempo. Las sugerencias contenidas en el documento impreso que se adjunta se recomiendan para los fines anteriormente mencionados, y si se adoptan, una copia debe ser pegada en la primera página de cada volumen del bitácora, y el oficial de guardia debe ser instruido para que utilice los mismos términos en las columnas de su diario de a bordo.<br />"Las islas de coral de forma circular en el Pacífico ocasionalmente proporcionan excelente puertos sin tierra, con una entrada suficiente, y se deberían adaptar muy bien para observaciones astronómicas agradables que requieran llevarse a cabo en una tranquilidad imperturbable. Mientras estos procedimientos se desarrollan en silencio, y se determina la marcha de los cronómetros, una investigación muy interesante podría efectuarse sobre cómo se formaron estos arrecifes.<br />"Un mapa geológico exacto de toda la isla debería construirse, mostrando su forma, la mayor altura que se ha levantado de coral sólido, así como donde los fragmentos parecen haber sido forzados. La pendiente de sus lados deberían medirse cuidadosamente en diferentes lugares, y especialmente por su cara exterior, mediante una serie de sondeos, a muy cortas distancias entre sí, y llevadas hasta las profundidades más grandes que se pueda, en los momentos en que ni la marea o la corriente puedan afectar la perpendicularidad de la línea. Una teoría moderna y muy plausible ha propuesto que estas maravillosas formaciones, en lugar de subir desde el fondo del mar, se han levantado desde las cumbres de volcanes extintos; por lo tanto la naturaleza del fondo en cada uno de los sondeos debe ser registrado, y se deben buscar medios ingeniosos para descubrir a qué profundidad se inicia la formación de coral, y qué materiales del sustrato en que descansa lo componen. La forma, pendiente y altura de los montículos de coral en la laguna también ayudarían en la investigación; y no debería desperdiciarse ninguna circunstancia que pueda ayudar en darnos cuenta en forma clara y lúcida de su estructura general. <br />"Una serie de observaciones relacionadas con la teoría de las mareas podrían asimismo llevarse a cabo en estas peculiares cuencas de coral, siempre que la abertura fuese lo suficientemente ancha y profunda para permitir el flujo y reflujo sin un impedimento material. La isla seleccionada con tal objetivo debería estar en el medio del océano, y no muy lejana del ecuador. Ahí la onda de la marea, no estaría influenciada por la interrupción de la barrera de un continente, e igualmente lejana de de la reacción del otro, por lo que se podría medir con beneficiosos resultados. Delicados medidores de marea deberían estar preparados de antemano, e inmediatamente fijados en algún rincón apropiado, donde la ondulación del mar no pueda llegar. El ascenso y descenso de la marea deberían ser registrados cada hora, durante la permanencia del Beagle, así como los momentos (establecido si son tiempo aparente o medio) de la plea y la baja, lo más cercano que se pueda obtener; y los períodos en los cuales brisas del mar o de tierra ocurrieron o no ocurrieron también deberían registrarse, con sus efectos sobre las mareas, si pueden ser detectados. Un bote debe ser enviado, en cada marea, a cierta distancia de la isla, con el fin de determinar la fuerza y dirección de la corriente; y todas estas operaciones se deberían efectuar, si es posible, durante toda una lunación.<br />"La recopilación de las instrucciones generales y particulares, para la navegación de todos los lugares que pueda visitar, serán por supuesto una parte esencial de las obligaciones del comandante, pero también tendrá innumerables oportunidades de obtener una variedad de información auxiliar, las que, juiciosamente combinadas con las instrucciones de arriba, de carácter puramente náutico, serán de mucha utilidad para toda clase de navío. Tales como los recursos generales que un buque puede encontrar en los diferentes lugares, los principales productos que se pueden obtener, y los objetos que más ansían obtener en cambio, el efecto de la estaciones, el clima y los artículos raros de comida en la salud de la tripulación, y muchos otros que fácilmente se le vendrán a la mente, los que serán de gran valor para un desconocido.<br />"De todos los temas abordados en estos memorandos, el comandante Fitz-Roy debería elaborar informes específicos, y transmitirlos de vez en cuando, a través de la Secretaría de los Lores, a la Oficina Hidrográfica, de modo que si al Beagle le ocurriera un desastre, los frutos de la expedición no se perdieran completamente. Además de esos informes, y con el mismo objeto, debería mantener una correspondencia detallada cada vez que tuvieses oportunidad con Hidrografía.<br />"Las narraciones de cada viaje en el océano Pacífico abundan de pruebas de la necesidad de estar incansablemente en guardia contra las traiciones de poca monta o los ataques más audaces por los nativos. Debe recordarse que ya no son las criaturas tímidas y sin armas de otros tiempos, pero que muchos de ellos ahora poseen armas de fuego y municiones, y son hábiles en el uso de ellas. Calma y vigilancia serán las mejores reacciones contra infracciones menores y malentendidos, los cuales muy a menudo terminan en peleas mortales; y verdadera firmeza para abandonar objetos de poca importancia, donde la perseverancia debe conllevar la necesidad de la violencia, porque sería un tema de profundo pesar que una expedición dedicada a la noble finalidad, de adquirir conocimientos, sea manchada por un solo acto de hostilidad.<br />(Firmado)<br />"F. BEAUFORT."<br />"Oficina Hidrográfica, 11 de noviembre 1831"<br /><br /><br />Luego viene una tabla con números para designar la fuerza del viento y otra con letras para designar el estado del tiempo.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /></p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-69544169811642350422009-12-11T18:33:00.000-03:002009-12-11T23:02:10.832-03:00Alcance relacionado con expedición de Fitz-Roy al cabo de Hornos<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgs3_5X5LZ4MyjTVrsFopRg2dzR-Z7SjOLv4LFhWEVOVa-cT2Q2clSN6JDkhNf_jwKV0n4QIcWHERTAk1J6Eu6N-8pjxKBMboF4vt0fgOdieL9MhVzNhnY_9EgpkOufBA1Mn4ueOpbNJA/s1600-h/N%C2%BA4_IMG_PlacaCdHornos..jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 230px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgs3_5X5LZ4MyjTVrsFopRg2dzR-Z7SjOLv4LFhWEVOVa-cT2Q2clSN6JDkhNf_jwKV0n4QIcWHERTAk1J6Eu6N-8pjxKBMboF4vt0fgOdieL9MhVzNhnY_9EgpkOufBA1Mn4ueOpbNJA/s320/N%C2%BA4_IMG_PlacaCdHornos..jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5414096032574188690" /></a><br /><p align="justify"><br /><br />Placa conmemorativa de Robert FitzRoy (1805-1865) en el Cabo de Hornos, donada con ocasión del bicentenario (2005) del ilustre hidrógrafo y meteorólogo británico por el Instituto de Conmemoración Histórica de Chile, con el co-patrocinio de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, la Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos de Chile y la Corporación del Patrimonio Marítimo de Chile. Recuerda el desembarco del comandante de la H.M.S Beagle en dicha isla el 19 de abril de 1830 y el ascenso que al día siguiente efectuara de su mítico peñón. <br /> <br />Crédito de la fotografía: Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos de Chile - Instituto de Conmemoración Histórica de Chile <br /><br />------------------------------------------------------------------------------------------<br /><br /><span style="font-weight:bold;">ALCANCE</span>:<br /><br />La traducción del Diario de Viaje del teniente Fitz-Roy al mando del HMS Beagle ha servido para constatar errores como los de Lucas Bridges en su libro “El último confín de la Tierra” y esta vez una imprecisión respecto al texto que figura en la placa conmemorativa que se colocó en la isla Hornos con ocasión de la conmemoración del bicentenario del señor Vicealmirante.<br /><br />La placa indica que Fitz-Roy desembarcó en Hornos el 19 de abril de 1830 y que al día siguiente ascendió a su cumbre. Lo anterior es cierto, pero quizás habría sido más correcto indicar que Fitz-Roy desembarcó por primera vez en la isla Hornos el 18 de abril de 1830, la recorrió hasta su cima con el objeto de verificar su naturaleza y ver si podía llevar instrumentos hasta la cumbre y regresó a su nave que estaba fondeada en caleta Saint Martin. Al día siguiente, 19, volvió a cruzar la bahía San Francisco llevando un testimonio, instrumentos y víveres para cinco días. El 20 subió hasta la cima, donde observó y tomó demarcaciones, enterró el testimonio e hizo una ceremonia en honor a su majestad Jorge IV, recogió muestras de fragmentos de rocas y regresó a bordo el 21 de abril.<br /><br />Para verificar lo anterior remitirse al Volumen I Capítulo XXII páginas 432 y 433 de su Diario de Viaje<br /><br /><br /><br /><br /><br /></p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-70468349545556770032009-11-29T21:51:00.000-03:002009-11-29T21:57:47.400-03:00Libros en español.<p align="justify"><br />Hace pocos días, un Investigador me proporcionó la dirección de un sitio en Internet en el que ofrecen a la venta dos de cuatro tomos de los “Viajes del Adventure y el Beagle” de Robert Fitz Roy, en español.<br />La dirección del sitio es <a href="https://ssl.adgrafix.com/cgi-bin/checkitout/checkitout.cgi?zagierSTORE:CKIE:prod9789871468072++"> ESTA </a>. <br />Sería muy útil que si alguno de ustedes sabe donde encontrar estos libros en Chile, nos lo indique para difundirlo. Gracias.<br /><br /><br /><br /><br /></p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-24618256305807062882009-11-28T22:40:00.000-03:002009-12-11T14:32:35.176-03:00Errores del libro “El último confín de la Tierra” escrito por Lucas Bridges<p align="justify"><br /><br />Al iniciar la publicación de esta traducción, manifesté que lo hacía porque quería corregir varias confusiones relacionadas con los pueblos originarios a los que pertenecieron los cuatro fueguinos que Fitz-Roy llevó a Inglaterra y sobre el descubrimiento del canal Beagle.<br />Todo investigador o escritor que desee interiorizarse sobre los pueblos canoeros que habitaron nuestros canales patagónicos y fueguinos tiene que comenzar leyendo el libro de Lucas Bridges, “El último confín de la Tierra”, publicado en 1948 en la versión inglesa y en 1951 en castellano.<br />En ese libro autobiográfico, Bridges relata en forma amena su vida en Tierra del Fuego, pero aunque en el prólogo a la edición inglesa dice: “muchos de los detalles están tomados directamente del diario de mi padre”, y también hace referencia textual al Diario de Viaje del comandante George Anson (1741) nada dice respecto a los antecedentes que tuvo para escribir el primer capítulo del libro y que se refieren a:<span style="font-style:italic;"> “El Beagle visita la Tierra del Fuego, Jimmy Button, York Minster y Fuegia Basket realizan un viaje a Inglaterra. Richard Matthews desembarca en Wulaia. Fracasa en su obra y regresa en el Beagle. Algunas observaciones sobre el canibalismo”</span>.<br />Con toda seguridad ese primer capítulo del libro ha sido la fuente primaria de muchos de los que alguna vez se interesaron por los indígenas fueguinos que vivían en los canales australes, y en la historia de Jimmy Button en particular. Afortunadamente hace poco, gracias a Internet, hemos tenido acceso a los tres volúmenes editados por Fitz-Roy en 1839, autorizado por el comandante Parker King, que relatan los viajes de los buques de su Majestad Británica “Adventure” y “Beagle”, realizados entre los años 1826 y 1836, que narran las investigaciones y los trabajos hidrográficos efectuados en las costas meridionales de Sud América y la circunnavegación del globo por el “Beagle”. De la lectura de estos libros saltan a la vista de inmediato los errores que ese primer capítulo de “El último confín de la Tierra” contiene y que trataré de explicar:<br /><br />BRIDGES escribió: En 1826, ochenta y cinco años después del viaje de Anson a la Tierra del Fuego, el barco de Su Majestad Británica “Beagle”, de 200 toneladas de carga, bajo el mando del capitán (más adelante vicealmirante) Roberto Fitzroy, fue enviado por el Almirantazgo junto con otros tres buques, a estudiar el mar del Sur y en particular a trazar un mapa hidrográfico de las intrincadas y poco conocidas costas meridionales de la América del Sur.<br />FITZ-ROY escribió: En 1825 el Almirantazgo británico ordenó que dos naves fueran preparadas para inspeccionar las costas meridionales de Sud América. En mayo de 1826 el “Adeventure” y el “Beagle” estuvieron listos para cumplir la comisión. El capitán de navío Phillip Parker King era el comandante del “Adventure” y comandante en jefe de la expedición y el comandante Pringles Stokes comandante del “Beagle”. En diciembre de 1827 el Almirantazgo autorizó al comandante Parker King que comprara una embarcación para los trabajos de la expedición. En Montevideo adquirió una goleta a la que bautizó como “Adelaide”.<br />COMENTARIO: Increible confusión por parte de Bridges del número de naves y del mando del “Beagle”. El teniente Robert Fitz-Roy tomó el mando del “Beagle” en diciembre de 1828 por fallecimiento del comandante Stokes.<br /><br />BRIDGES escribió: En cierta ocasión durante esos años, el “Beagle” ancló en una bahía abierta... y enviaron cuatro botes en dirección Norte para explorar lo que aparentaba ser una bahía circundada por el Oeste por un grupo de motañas.<br />Pasaron varios días y el capitán Fitzroy aguardaba intranquilo el regreso de los botes cuando estos fueron avistados por el Sudoeste. Lo que ellos habían supuesto una bahía resultó ser un magnífico canal cuyo ancho variaba entre tres y seis kilómetros y que corría paralelo al estrecho de Magallanes entre una hilera de montañas orientadas de Este a Oeste. Habían navegado por este canal hacia el Oeste y después de haber recorrido alrededor de cuarenta millas, al observar la corriente, creyeron que el canal, que corría entre ventisqueros montañosos, estaba bloqueado completamente...<br />Se disponían ya a regresar, cuando divisaron un angosto y profundo desfiladero por donde se podía llegar al océano Sur, y así alcanzar el barco en Goree Roads atravesando la bahía Nassau. Dieron el nombre de Beagle al canal descubierto y llamaron desfiladero de Murray al pasaje en homenaje al teniente Murray, que estaba al mando de los botes de la expedición. <br />FITZ-ROY escribió: 5 y 6 (abril 1830) El oficial de navegación se dirigió hacia la parte superior de bahía Nassau, y el Sr. Stokes partió en dirección opuesta...<br />14 (abril) El oficial de navegación regresó y me sorprendió con la información que había pasado a través y mucho más allá de bahía Nassau. Había ido muy poco hacia el norte, pero una larga distancia hacia el este, habiendo pasado por un canalizo estrecho, de alrededor de un tercio de milla de ancho, que lo llevó a un canal recto, de aproximadamente dos millas o más de ancho y que se extendía casi de este a oeste, hasta donde alcanzaba la vista. Hacia el oeste del canalizo por el cual entró, había una abertura hacia el noroeste, pero como sus órdenes especificaban dirigirse al norte y al este, siguió la rama oriental del canal, buscando una abertura en cualquiera de los dos lados, sin encontrarla...<br />15 (abril) El Sr. Stokes regresó, después de haber recorrido un largo camino hacia el norte y el oeste, sin encontrar un paso hacia el seno Año Nuevo. Su reconocimiento, unido al del Sr. Murray, casi completaban la parte norte y oeste de bahía Nassau, y sólo nos quedaba la parte este por explorar. Nuestro fondeadero, llamado bahía Orange, es excelente, y uno de los pocos en esta costa apto para una escuadra de naves de línea...<br />COMENTARIO: Es increible cómo Bridges cambió totalmente la historia del descubrimiento del canal Beagle. ¿Por qué esta falta de acuciosidad? Solo él lo sabe.<br />El oficial de navegación, el Sr. Murray, salió en su embarcación estando el “Beagle” fondeado en bahía Orange, aún les faltaba un largo mes para arribar a isla Lennox. El canal lo recorrió inicialmente de oeste a este y regresó a su buque por la misma ruta.<br />El descubrimiento del paso Murray y del canal Beagle ocurrieron durante el primer viaje del “Beagle” a Tierra del Fuego. Bridges mezcla echos del primer viaje del “Beagle” a Tierra del Fuego (1830) con los del segundo viaje (1833).<br /><br />BRIDGES escribió: El “Beagle” prosiguió su navegación hacia otros rumbos, pero antes de regresar a Inglaterra volvió a surcar aguas fueguinas, esta vez más hacia el Oeste.<br />Se decidió hacer otro corto viaje de exploración; algunos hombres de la tripulación fueron enviados en un bote ballenero, pero perdieron, no se sabe cómo, su embarcación y regresaron en una especie de balsa.<br />Culparon a los indígenas de aquella pérdida. Hay motivos para dudar de la veracidad de este relato, pero Fitz-Roy parece haber creído en él, quizá porque le agradara haber hallado, en favor de los tripulantes, una excusa para llevar a bordo como rehenes, a cuatro fueguinos que casualmente se encontraban allí...<br />Estos jóvenes yaganes que vivieron ...<br />FITZ-ROY escribió: En febrero pasado (1830), estando el "Beagle" fondeado en 'puerto Townshend', en la costa sur-oeste de Tierra del Fuego, envié al Sr. Matthew Murray (Oficial de navegación), con seis hombres, en una ballenera, al cabo Desolación, la parte saliente de una pequeña, pero alta y escarpada isla, separada del continente, y distante doce millas de puerto Townshend.<br />"El Sr. Murray llegó al lugar, y aseguró su grupo y su embarcación en una ensenada cercana al cabo, pero durante una noche muy oscura, algunos fueguinos, cuya vecindad no se había sospechado, se aproximaron con la hábil y peculiar astucia propia de estos salvajes y robaron el bote.<br />“Esto les privó del medio para regresar al "Beagle", e incapacitado de darnos a conocer su situación, el Sr. Murray y su gente construyeron una especie de canoa, o más bien canasto, con ramas de los árboles y parte de la lona de su carpa, y en este aparato tres hombres regresaron al "Beagle", por sus indicaciones, aunque, también favorecidos por el único buen día que ocurrió durante las tres semanas que pasó el "Beagle" en puerto Townshend, este canasto se demoró veinte horas en la travesía. <br />"Inmediatamente se le proporcionó ayuda al oficial de navegación y a los otros hombres, y comenzamos la persecución de nuestro bote perdido, la que duró muchos días, pero que no tuvo éxito en su objetivo, si bien muchas partes del aparejo del bote fueron encontradas, y las mujeres y niños de las familias de quienes estos fueron recuperados, fueron llevadas a bordo como rehenes. Los hombres, exceptuando a uno de ellos, escaparon de nosotros, o estaban ausentes en nuestra embarcación desaparecida.<br />"A fines de febrero, el "Beagle" fondeó en el seno Christmas, pero antes de ese momento todos nuestros prisioneros habían escapado, excepto tres niñas pequeñas, dos de las cuales devolvimos a su propia tribu, cerca del "seno Ballenero", y la otra está ahora a bordo.<br />De la primera canoa que vimos en seno Christmas, un hombre fue tomado como rehén para la recuperación de nuestro bote y para que se convirtiera en nuestro intérprete y guía. Él vino con nosotros con poca reticencia, y parecía indiferente. <br />"Pocos días después, huellas de nuestro bote fueron encontradas en algunas chozas en una isla en seno Christmas, y de las familias que habitaban esas chozas, tomé otro joven, con el mismo propósito mencionado anteriormente. Ninguna información útil respecto a nuestra perdida embarcación, sin embargo, obtuvimos de ellos, antes que fuéramos obligados a dejar esa costa, y ellos quedaron como presas de sus compañeros.<br />Después, estando en bahía Nassau, nuestros cautivos nos informaron que los nativos de esa parte de la costa, y todos los del este, eran sus enemigos, y que hablaban un idioma distinto. Esta información fue extremadamente decepcionante, y me hizo desear persuadir que uno de la tribu del este subiera a bordo y se quedara con nosotros; pero luego no tuve esperanzas de conseguirlo, por lo que renuncié a la idea; sin embargo, algún tiempo después, sin querer encontramos tres canoas, cuando estaba lejos en mi bote explorando el canal Beagle, convencí a sus ocupantes que uno del grupo, un muchacho robusto, pasara a mi bote, en cambio yo les dí cuentas, botones y otras naderías. Si ellos deseaban que se quedara con nosotros permanentemente, no lo sé; pero ellos parecieron satisfechos con el singular trato, y remaron de nuevo hacia la ensenada desde la cual se habían aproximado a mi embarcación. Proseguimos a lo largo de la costa, acompañados por otras canoas que habían estado tratando de trocar con nosotros cada vez que que nos deteníamos; pero al atardecer dejaron de seguirnos, y nosotros pudimos ir a tierra.<br />"Cuando íbamos a dejar la costa fueguina, decidí mantener a estos cuatro nativos a bordo, porque parecían estar muy alegres y contentos con su situación, y pensé que muchos buenos resultados podrían ser la consecuencia de vivir un corto período de tiempo en Inglaterra. Han vivido, y se han vestido como marineros, y están ahora, y han estado siempre, en excelente estado de salud y muy felices. Comprenden por qué fueron tomados, y miran hacia adelante con satisfacción poder ver nuestro país, así como también regresar al propio.<br />COMENTARIO: El “Beagle” venía efectuando el levantamiento de los canales fueguinos desde el cabo Pilar hacia bahía Nassau navegando de oeste a este. Comenzó en el cabo Pilar el 25 de noviembre de 1829 y llegó a bahía Nassau en abril de 1830. Durante este largo período de tiempo ocurrió el incidente del robo del bote, y nada hace presumir que no fuera como lo describe Fitz-Roy.<br />Los tres fueguinos embarcados inicialmente pertenecían a la tribu del oeste, los que después fueron llamados kawésqar y Jimmy Button pertenecía a la tribu del oeste, despúes llamados yaganes. Kawésqar y Yaganes hablaban distinto idioma y construían sus chozas de distinta manera. <br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /></p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-53154861896485062102009-11-01T09:52:00.000-03:002009-11-28T20:46:30.142-03:00Volumen II Capítulo I (1831) Páginas 1 a 16<p align="justify"><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Viajes de levantamiento del "Beagle 1831 - 1836</span><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Explicación - Nativos de Tierra del Fuego, o fueguinos - Paso a través del ecuador (Atlántico) - Cartas - Viruela - Hospital - Boat Memory - Fueguinos en Londres - En Walthamstow - En St. James - Reactivación del "Beagle" - Correspondencia con el Sr. Wilson - Reembarco de los fueguinos<br /></span><br />Como el siguiente relato del segundo viaje del "Beagle" a Sud América es una continuación de los <span style="font-style:italic;">Viajes de levantamiento del "Adventure" y del "Beagle"</span>, los cuales fueron narrados en el volumen precedente, podría ser aconsejable que este capítulo incluyera un esbozo de unos pocos acontecimientos que están íntimamente relacionados con el origen y planificación de la segunda expedición.<br />El comandante King ya mencionó que las dos naves bajo su mando zarparon de Río de Janeiro, en su viaje de regreso, a comienzos de agosto de 1830.<br />Durante el tiempo que pasó antes que llegásemos a Inglaterra, tuve tiempo para ver mucho a mis compañeros fueguinos; y cada día me fui interesando más en ellos a medida que lograba un mayor conocimiento de sus habilidades e inclinaciones naturales. Lejos, muy lejos verdaderamente, estaban tres de ellos de ser llamados salvajes - aún en este primer período de su residencia entre gente civilizada - porque el otro, llamado York Minster era sin duda un desagradable espécimen de naturaleza humana incivilizada.<br />Los actos de canibalismos cometidos ocasionalmente por sus compatriotas, me los explicaron en tales términos , y con tales señas, que no podría caber la posibilidad de haberlos mal interpretado; y todavía me dieron un relato más repugnante, aunque de manera menos explícita, respecto al horrible destino de las mujeres mayores de sus propias tribus, cuando había una inusual escasez de alimentos.<br />A esta historia entendida a medias no le dí entonces mucha atención, porque no podía creerla, pero como, desde esa vez, la familiarización con nuestro idioma ha permitido a los fueguinos contarla a otras personas, tanto como a mí mismo, de esta extraña y horrible atrocidad; y como el Sr. Low (a quién mencionaremos frecuentemente en las páginas siguientes) estaba convencido del hecho, por el testimonio concurrente de otros fueguinos que habían, en diferentes momentos, pasado meses a bordo de su nave, no dudé más en manifestar mi firme creencia en el rasgo más degradante de su carácter que será encontrado en estas páginas.<br />En los puertos que el "Beagle" visitó en su viaje desde Tierra del Fuego hasta Inglaterra, los animales, naves, y botes parecían captar el interés de nuestros cobrizos amigos mucho más que los seres humanos o las casas. Cuando alguna cosa les llamaba especialmente la atención, parecían, en ese momento, como estúpidos y distraídos, pero que en realidad no lo estaban lo demostraba la charla entusiasta entre ellos en la primera oportunidad posterior, y por los sensatos comentarios hechos por ellos mucho tiempo después, cuando creíamos que habían olvidado por completo acontecimientos poco importantes que ocurrieron durante los primeros meses de su permanencia entre nosotros.<br />Un buey grande, con cuernos inusualmente largos, les llamó la atención notablemente, pero en ningún momento demostraban su emoción, en cualquier grado, excepto cuando vieron un buque a vapor que entraba en el puerto de Falmouth. Qué monstruo extraordinario era eso, no lo podían imaginar. Si era un pez enorme, un animal terrestre, o el diablo (de quién tienen una idea en su país) no lo podían decidir, ni podían entender las frustradas explicaciones de nuestros marineros, que trataban de hacerles comprender su naturaleza; pero, de verdad, creo que nadie que haya estado parado, por primera vez, cerca de las lineas del tren, y viendo el rápido acercamiento de una máquina a vapor, con su cortejo de carros unidos, corriendo a lo largo, echando humo y resoplando, se sorprenderá del efecto que un gran buque a vapor, pasando a gran velocidad cerca del "Beagle", en una noche oscura, debe haberles causado a estos ignorantes, aunque bastante inteligentes bárbaros.<br />Antes de relatar los sucesos posteriores a nuestra llegada a Inglaterra, debo pedir permiso para hacer el primero de unos cuantos comentarios náuticos que encontrarán en este volumen, algunos de los cuales, espero, puedan ser útiles para los marinos jóvenes.<br />La travesía del Atlántico, desde Río de Janeiro a Falmouth, fue inusitadamente larga. Con el fin de navegar a la vista de las islas de Cabo Verde, con un propósito concreto, gobernamos hacia el este desde la costa de Brasil y cruzamos el ecuador lejos hacia el este. Este rumbo, inevitable en nuestro caso, nos llevó a esa zona del océano, entre los vientos alisios, que en agosto y septiembre es afectada por vientos del oeste - a veces extremadamente fuertes - y nos encontramos con un temporal muy grande , aunque tan cerca del ecuador. Después, ya cerca de nuestras costas, fuimos suficientemente desafortunados al ser retrasados por los que los hombres de mar llaman viento de corazón duro del este, por lo que no estuvimos atracados en un puerto británico hasta mediados de octubre.<br />Como contraste notable, un paquete de Falmouth, que zarpó de Río de Janeiro algún tiempo después de nuestra partida, gobernó hacia el norte, tan pronto como estuvo claro de la costa de Brasil, cruzó la linea bastante al oeste, y llegó a Inglaterra quince días antes que nosotros.<br />Mi humilde opinión, respecto al cruce de la linea del ecuador, es, que una nave en su viaje de ida debe cruzarla cerca de los veinticinco - y que uno en su viaje de regreso puede ir incluso más allá de los treinta grados de longitud oeste - pero no debe tratar de pasar al este de los veinticinco. Las naves que cruzan la linea entre los veinticinco y treinta grados oeste, son, creo, lejos menos sujetos de detención - tomando el año completo - que aquellos que adoptan rumbos hacia el este.<br />El cabo San Roque, las rocas San Pablo, Fernando Noronha y las Rocas, no deben tomarse muy a la ligera, por evitarlos, y la corriente de reflujo cercana a San Roque, muchas naves han encontrado las tediosas calmas, tiempo extremadamente caluroso, frecuentes lluvias torrenciales, y violentas ráfagas, que son más o menos frecuentes entre las longitudes veinte y diez grados oeste<br />Volviendo a los fueguinos. Durante nuestro viaje de regreso envié la siguiente carta a mi comandante en jefe y buen amigo, el comandante King.<br /><br />"Señor, Beagle, en la mar, septiembre 12, 1830<br />"Tengo el honor de informar a usted que hay a bordo del velero de su Majestad, bajo mi mando, cuatro nativos de Tierra del Fuego.<br />"Sus nombres y edades estimadas son,<br />York Minster 26<br />Boat Memory 20<br />James Button 14<br />Fuegia Basket (una niña) 9<br />"Los he mantenido completamente a mis expensas, y me he hecho responsable de su comodidad mientras estén fuera, y de su regreso seguro a su propio país; y tengo ahora que solicitarle que, como oficial más antiguo de la expedición, considere la posibilidad de obtener algún beneficio público derivado de esta circunstancia; y con el decoro de ofrecerlos, en esa consideración, al gobierno de Su Majestad.<br />"Si usted piensa que es adecuado hacer la oferta, los mantendré listos para que sean trasladados de acuerdo a sus instrucciones. <br />"Ahora justificaré por qué tengo a estos fueguinos a bordo, y explicaré mis puntos de vista respecto al futuro de ellos.<br />"En febrero pasado, estando el "Beagle" fondeado en 'puerto Townshend', en la costa sur-oeste de Tierra del Fuego, envié al Sr. Matthew Murray (Oficial de navegación), con seis hombres, en una ballenera, al cabo Desolación, la parte saliente de una pequeña, pero alta y escarpada isla, separada del continente, y distante doce millas de puerto Townshend.<br />"El Sr. Murray llegó al lugar, y aseguró su grupo y su embarcación en una ensenada cercana al cabo, pero durante una noche muy oscura, algunos fueguinos, cuya vecindad no se había sospechado, se aproximaron con la hábil y peculiar astucia propia de estos salvajes y robaron el bote.<br />“Esto les privó del medio para regresar al "Beagle", e incapacitado de darnos a conocer su situación, el Sr. Murray y su gente construyeron una especie de canoa, o más bien canasto, con ramas de los árboles y parte de la lona de su carpa, y en este aparato tres hombres regresaron al "Beagle", por sus indicaciones, aunque, también favorecidos por el único buen día que ocurrió durante las tres semanas que pasó el "Beagle" en puerto Townshend, este canasto se demoró veinte horas en la travesía. <br />"Inmediatamente se le proporcionó ayuda al oficial de navegación y a los otros hombres, y comenzamos la persecución de nuestro bote perdido, la que duró muchos días, pero que no tuvo éxito en su objetivo, si bien muchas partes del aparejo del bote fueron encontradas, y las mujeres y niños de las familias de quienes estos fueron recuperados, fueron llevadas a bordo como rehenes. Los hombres, exceptuando a uno de ellos, escaparon de nosotros, o estaban ausentes en nuestra embarcación desaparecida.<br />"A fines de febrero, el "Beagle" fondeó en el seno Christmas, pero antes de ese momento todos nuestros prisioneros habían escapado, excepto tres niñas pequeñas, dos de las cuales devolvimos a su propia tribu, cerca del "seno Ballenero", y la otra está ahora a bordo.<br />De la primera canoa que vimos en seno Christmas, un hombre fue tomado como rehén para la recuperación de nuestro bote y para que se convirtiera en nuestro intérprete y guía. Él vino con nosotros con poca reticencia, y parecía indiferente. <br />"Pocos días después, huellas de nuestro bote fueron encontradas en algunas chozas en una isla en seno Christmas, y de las familias que habitaban esas chozas, tomé otro joven, con el mismo propósito mencionado anteriormente. Ninguna información útil respecto a nuestra perdida embarcación, sin embargo, obtuvimos de ellos, antes que fuéramos obligados a dejar esa costa, y ellos quedaron como presas de sus compañeros.<br />Después, estando en bahía Nassau, nuestros cautivos nos informaron que los nativos de esa parte de la costa, y todos los del este, eran sus enemigos, y que hablaban un idioma distinto. Esta información fue extremadamente decepcionante, y me hizo desear persuadir que uno de la tribu del este subiera a bordo y se quedara con nosotros; pero luego no tuve esperanzas de conseguirlo, por lo que renuncié a la idea; sin embargo, algún tiempo después, sin querer encontramos tres canoas, cuando estaba lejos en mi bote explorando en canal Beagle, convencí a sus ocupantes que uno del grupo, un muchacho robusto, pasara a mi bote, en cambio yo les dí cuentas, botones y otras naderías. Si ellos deseaban que se quedara con nosotros permanentemente, no lo sé; pero ellos parecieron satisfechos con el singular trato, y remaron de nuevo hacia la ensenada desde la cual se habían aproximado a mi embarcación. Proseguimos a lo largo de la costa, acompañados por otras canoas que habían estado tratando de trocar con nosotros cada vez que que nos deteníamos; pero al atardecer dejaron de seguirnos, y nosotros pudimos ir a tierra.<br />"Cuando íbamos a dejar la costa fueguina, decidí mantener a estos cuatro nativos a bordo, porque parecían estar muy alegres y contentos con su situación, y pensé que muchos buenos resultados podrían ser la consecuencia de vivir un corto período de tiempo en Inglaterra. Han vivido, y se han vestido como marineros, y están ahora, y han estado siempre, en excelente estado de salud y muy felices. Comprenden por qué fueron tomados, y miran hacia adelante con satisfacción poder ver nuestro país, así como también regresar al propio.<br />"Si el gobierno de Su Majestad no instruye lo contrario, conseguiré para estas personas la educación adecuada, y, después de dos o tres años, los enviaré o los llevaré de regreso a su país, con la mayor cantidad que pueda reunir de esos artículos más útiles para ellos, y más apropiados para mejorar las condiciones de sus compatriotas, que ahora son apenas superiores a las bestias de la creación.<br />"Soy<br />ROBERT FITZ-ROY<br />Comandante"<br />"Phillip Parker King, Esq.<br />Comandante del HMS "Adventure"<br />Oficial Superior de la Expedición"<br />Esta carta fue enviada al Almirantazgo por el comandante King, tan pronto como él llegó a Inglaterra; y pocos días después recibió la siguiente respuesta:<br /><br />"Señor, Oficina del Almirantazgo, 19 de octubre 1830<br />"Habiendo puesto en consideración de los Lores Comisionados del Almirantazgo su carta y la adjunta del comandante Fitz-Roy, del "Beagle", relacionada con los cuatro indios que él ha traído desde Tierra del Fuego bajo las circunstancia en ella explicada; se me ha ordenado informarle que sus Señorías no interferirán con la supervisión personal del comandante Fitz-Roy, o sus buenas intenciones hacia estas cuatro personas, pero le proporcionarán algunas instalaciones para el mantenimiento y educación de ellos en Inglaterra, y les darán un pasaje para que regresen a su hogar nuevamente.<br />"Soy,<br />"(Firmado) JOHN BARROW<br />"Para el comandante King<br />H.M.S.V. "Adventure"<br /><br />Yo estaba, por supuesto, preocupado de proteger a los fueguinos, tanto como fuera posible, del contagio de cualquiera de esas dolencias, a veces frecuentes, y que por desgracia tan a menudo resultan fatales para los nativos aborígenes de países distantes cuando son traídos a Europa, e, inmediatamente después de nuestra llegada a Inglaterra, ellos desembarcaron conmigo, después de anochecer, y fueron llevados a confortables y amplios alojamientos, donde, al día siguiente, fueron vacunados, por segunda vez.<br />Dos días después fueron llevados unas pocas millas al interior del país, a una tranquila finca, donde esperaba que ellos gozarían de más libertad y aire fresco, y, al mismo tiempo, tendrían menos riesgo de contagio que en una populosa ciudad costera, donde la curiosidad sería excitada.<br />Mientras tanto, el "Beagle" fue desmantelado y despejado; y el "Adventure" fue a Woolwich con un propósito similar, en preparación de saldar las cuentas. El 27 de octubre, el gallardete de mando del "Beagle" fue arriado; y el 15 de noviembre, el "Adventure" fue puesto fuera de servicio.<br /><br />Ambas tripulaciones fueron dispersadas, como era habitual, desgraciadamente, y de aquellos que habíamos pasado tantas horas difíciles juntos, pocos probablemente nos volveríamos a reunir de nuevo. Mucho me pesó la separación de mis probados y estimados compañeros y de nuestra excelente pequeña embarcación.<br />Poco después, el comandante King y el teniente Skyring fueron ascendidos; una grata prueba de la buena opinión de sus esfuerzos y conducta, que los Lores Comisionados del Almirantazgo habían considerado. <br />A principios de noviembre recibí la triste noticia de que el joven, llamado Boat Memory, había enfermado, y que los síntomas de su dolencia eran como los de la viruela. El Dr. Armstrong, del Royal Hospital de Plymouth, cuyo consejo solicité, sugirió que él y los otros tres fueguinos fueran recibidos inmediatamente por el hospital, con el fin de prevenir una infección adicional, y garantizar el mejor tratamiento para el pobre enfermo. El Dr. Armstrong se dirigió al médico, Dr. Dickson (ahora Sir David Dickson), como también a Sir James Gordon, el superintendente, y con su consentimiento y permiso los fueguinos fueron enviados al hospital sin demora, y se hizo una solicitud al Almirantazgo, de la cual lo siguiente es una copia.<br /><br />"Señor, Devonport, 7 de noviembre 1830<br />"Tengo el honor de dirigirme a usted para solicitarle que los cuatro fueguinos, a quienes traje a Inglaterra en el "Beagle", puedan ser recibidos en el Royal Naval Hospital.<br />"Los Lores Comisionados del Almirantazgo han declarado en una carta al comandante King, de fecha 19 de octubre 1830 que "sus Señorías no interferirán con la supervisión personal del comandante Fitz-Roy, o sus buenas intenciones hacia estas cuatro personas, pero le proporcionarán algunas instalaciones para el mantenimiento y educación de ellos en Inglaterra, y les darán un pasaje para que regresen a su hogar nuevamente``.<br />"Como consecuencia de esta promesa, ahora ruego a sus Señorías que presten su atención a la circunstancia de que ha estallado un brote en uno de los fueguinos, dado que fue vacunado, que se supone, por los oficiales médicos del hospital, es de viruela.<br />"Como los otros tres individuos han estado siempre en compañía de él, es de temer que también estén afectados; y como la vacunación no ha producido aún los efectos adecuados, es la opinión de los oficiales médicos que sería más seguro recibirlos en el hospital, hasta que el presente período crítico haya pasado, lo que les permitiría permanecer bajo cuidado médico.<br />Tengo además que solicitar, que mi último timonel, James Bennett, pueda ser autorizado para acompañarlos, y que permanezca con los fueguinos, con el propósito de ayudarlos, en caso que sus Señorías les permitan ser hospitalizados; y espero, señor, que la peculiar naturaleza del caso pueda ser considerada como justificación de esta solicitud.<br />"Yo soy,<br />ROBERT FITZ-ROY, Comandante"<br /><br />"El Secretario<br />del Almirantazgo<br />"Señor, Oficina del Almirantazgo, 10 de noviembre 1830<br />"Los Lores Comisionados del Almirantazgo me han ordenado informarle, en repuesta a su carta de fecha de este día, que han sido dadas las instrucciones para la admisión de los cuatro fueguinos en ella aludidos, al Naval Hospital de Plymouth, y que se permitirá que James Bennett los asista, de acuerdo con su solicitud.<br />"Yo soy, Señor,<br />"Comandante Fitz-Roy. (Firmado) "JOHN BARROW".<br /><br />El Almirantazgo así aprobó la admisión de los fueguinos en uno de los mejores hospitales, y aseguró que no podrían estar bajo un tratamiento mejor que el de los bien conocidos caballeros que ya he mencionado. Me sentí menos preocupado por dejarlos por un tiempo, como me vi obligado a hacerlo, para acudir a mis obligaciones relacionadas con el levantamiento; pero apenas había llegado a Londres, una carta del Dr. Dickson me informó el prematuro destino de Boat Memory. Había sido vacunado en cuatro ocasiones diferentes; pero las tres primeras operaciones habían fracasado, y la última recién se le había efectuado, cuando la enfermedad se manifestó. Se pensó que el contagio mortal lo debió haber atacado anteriormente.<br />Este pobre hombre era muy querido por todos los que lo conocieron, así como por mí mismo. Tenía buena disposición, muy buenas aptitudes y aunque nació salvaje, tenía una agradable e inteligente apariencia. Era casi una excepción del carácter general de los fueguinos, tenía buenos rasgos y un cuerpo bien proporcionado. Es fácil suponer que este fue un duro golpe para mí, porque yo estaba profundamente consciente de la responsabilidad en que había incurrido; y, aunque sin querer, no podía sino que pensar cuanto estaba implicado en la reducción de su existencia. Ninguno de los otros fue atacado, la última vacunación les había hecho pleno efecto, pero se les permitió permanecer en el hospital por un tiempo más prolongado, hasta que pudiera hacer preparativos satisfactorios para ellos. Mientras estaban bajo el cuidado del Dr. Dickson, en el hospital, su propio niño tuvo sarampión; y pensando que era una buena oportunidad para que la pequeña niña fueguina se contagiara de esta enfermedad, la preparó, y luego la llevó a su casa, entre su propio hijo, donde tuvo un contagio muy favorable, y se recuperó completamente.<br />Por supuesto, yo estaba preocupado de que no se perdiera tiempo en organizar un plan para su educación y mantenimiento, y estimando que la Sociedad de la Iglesia Misionera estaba un tanto interesada sobre el proyecto que yo tenía en vista, me acerqué a su secretaría, y a través de su amabilidad, llegué a familiarizarme con el reverendo Joseph Wigram; de quién estoy grandemente comprometido por el amistoso interés que demostró en ese momento con respecto a los fueguinos, y por presentarlos a ellos y a mí mismo ante el reverendo William Wilson, de Walthamstow. El Sr. Wilson de inmediato alivió de mi mente la carga de incertidumbre y preocupación que tenía, diciendo que ellos deberían ser recibidos en su parroquia, y que él hablaría con el director de la Escuela Infantil que los alojaría en su casa, como internos y alumnos. En poco tiempo, se acordó que el director de la escuela los recibiría, y se haría cargo por completo de ellos, mientras permanecieran en Inglaterra, y que yo pagaría por la manutención y alojamiento, por su propia molestia, y por todos los gastos imprevistos.<br />El Sr. Wilson sugirió que mantendría un ojo vigilante sobre ellos, y daría su consejo de vez en cuando a su tutor e instructor. El Sr. Wigram también vivía en Walthamstow, por lo que tendría frecuentes oportunidades de ofrecer una útil advertencia, en caso que numerosos reclamos llamaran la atención del Sr. Wilson que en cualquier momento le podrían significar peocupaciones adicionales por los fueguinos debido a una injusta o desagradable molestis - Yo verdaderamente pensaba que no se podía haber ideado un mejor plan que ofreciera mejores perspectivas, y de inmediato hice los preparativos para trasladarlos a Londres.<br />Dentro de una diligencia arrendada, y bajo la dirección del Sr. Murray (el último oficial de navegación del "Beagle"), ayudado por James Bennett, llegaron a Picadilly, y fueron inmediatamente llevados a Walthamstow, sin llamar la atención. El Sr. Murray me contó que parecieron disfrutar el viaje en coche, y que les llamó mucho la atención los repetidos cambios de caballos.<br />Yo mismo los llevé desde la oficina de la diligencia hasta Walthamstow, se alegraron de verme, pero parecían desconcertados por la multitud de nuevas cosas. Cuando pasábamos Charing Cross, hubo un sobresalto y una exclamación de asombro por parte de York. "¡Miren!" dijo, fijando sus ojos en el león que está sobre Northumberland House, que sin duda él pensaba que estaba vivo, y que caminaba por allí. Nunca le había visto mostrar tan repentina emoción en cualquier otro momento. Estuvieron muy contentos con las habitaciones preparadas para ellos en Walthamstow; y el director y su esposa estuvieron igualmente satisfechos al encontrar que los futuros huéspedes de su casa tenían buena disposición, eran tranquilos y gente limpia, en lugar de feroces y sucios salvajes.<br />En Walthamstow permanecieron desde diciembre de 1830 hasta octubre de 1831, y durante todo ese tiempo fueron tratados con suma amabilidad por los benevolentes hombres cuyos nombres he mencionado, por sus familias, y por muchos otros de la vecindad, así como por visitantes ocasionales, que llegaron a estar muy interesados por su bienestar, y que de vez en cuando les dieron varios regalos valiosos.<br />La atención de su profesor se centró en enseñarles inglés, y las verdades evidentes del cristianismo, como primer objetivo y el uso de herramientas comunes, con un ligero conocimiento de agricultura, jardinería y macánica, como el segundo. Se avanzó considerablemente con el niño y la niña, pero el hombre era difícil de enseñar, excepto mecánicamente. Se interesó en los trabajos de herrería o carpintería y prestaba atención a lo que veía y oía acerca de los animales, pero a regañadientes asistía a los trabajos de jardín y tenía una gran aversión a aprender a leer. Poco a poco se recogieron muchas palabras de sus propios idiomas (la del niño era distinto a la del hombre y la niña), y alguna información interesante fue adquirida, respecto a sus hábitos e ideas nativas. No ocasionaron ningún problema, fueron muy sanos, y los dos más jóvenes se convertían en grandes favoritos donde quiera que fueran conocidos. A veces los llevé conmigo a ver a un amigo o a un pariente mío, quienes estaban ansiosos por interrogarlos, y contribuir con algo en el creciente stock de artículos utilizables que yo estaba reuniendo para su uso, cuando ellos volvieran a Tierra del Fuego. Mi hermana era una benefactora frecuente; y ellos muchas veces hablaban, tanto antes como después, de ir a ver a la "Cappen Sisser".<br />Durante el verano de 1831, su Majestad le manifestó al coronel Wood el deseo de ver a los fueguinos, y ellos fueron llevados a St. James. Su Majestad preguntó mucho sobre su país, así como de ellos mismos, y espero que se me permita señalar que, durante un espacio igual de tiempo, nadie nunca me hizo preguntas tan sensatas y minuciosamente pertinentes respecto a los fueguinos y su país como también sobre el levantamiento en el cual yo había estado ocupado, como lo hizo su Majestad. Su Majestad la reina Adelaide también honró a los fueguinos con su presencia y con actos de genuina bondad los cuales ellos pudieron apreciar y que nunca olvidarían. Ella salió de la habitación, en la cual ellos estaban, por un minuto, y regresó con uno de sus propios sombreros, que colocó sobre la cabeza de la niña. Su Majestad luego puso uno de sus anillos en el dedo de la niña, y le dio una suma de dinero para que comprara un conjunto de ropa cuando ella debiera dejar Inglaterra para regresar a su país.<br />Ahora debo volver a asuntos más inmediatos que están relacionados con el segundo viaje del "Beagle".<br />Las tareas oficiales propias, relacionadas con el levantamiento, estuvieron terminadas en marzo de 1831, cuando mi último comandante, el comandante King, dirigió una carta a los Lores Comisionados del Almirantazgo expresando su aprobación de la parte que yo había hecho, bajo su dirección, y recomendándome ante los Lores. (Apéndice).<br />A partir de varias conversaciones que tuve con el comandante King, durante el primer período de mi servicio bajo sus órdenes, me habían llevado a suponer que el levantamiento de las costas meridionales de Sur América continuaría, y que a algún buque, se le ordenaría este servicio, había buscado una oportunidad de devolver a los fueguinos a su tierra natal.<br />Encontrando, sin embargo, muy a mi pesar, que había ocurrido un cambio completo en las opiniones de los Lores del Almirantazgo, y que no había la intención de continuar el levantamiento, naturalmente me preocupé por los fueguinos, y, en junio, como no había esperanzas que un buque de guerra fuera enviado a Tierra del Fuego, y sintiéndome muy ligado a estos nativos como para confiarlos en otro tipo de buque, a menos que fueran conmigo mismo - por el riesgo de que podrían ser desembarcados en cualquier lugar, excepto en los territorios de sus propias tribus - Hice un acuerdo con el propietario de un pequeño buque mercante, el "John of London", para que me llevara a mí y cinco otras personas a esos lugares de Sur América que yo quería visitar, y eventualmente desembarcarme en Valparaíso.<br />Se hicieron todos mis preparativos, y James Benntt, que me iba acompañar, ya había comprado unas cuantas cabras, con las cuales yo pretendía poblar alguna de las islas de Tierra del Fuego - cuando un amble tío, al que mencioné mi plan, fue al Almirantazgo, y poco después me dijo que sería nombrado comandante del "Chanticleer", para ir a Tierra del Fuego.<br />Mi acuerdo con el dueño del "John" estaba, sin embargo, plenamente vigente, y yo no podía alterarlo sin pagar una gran proporción de la suma total acordada para el viaje.<br />El "Chanticleer" no fue encontrado, después de ser examinado, apto para el servicio; y, en su lugar, fui nuevamente designado a mi bien probada pequeña nave, el "Beagle". Mi comisión tenía fecha 27 de junio, y el mismo día dos de mis más estimados amigos, los tenientes Wickham y Sulivan, también fueron nombrados.<br />Mientras el "Beagle" estaba siendo alistado en Devonport, recibí la siguiente carta del Sr. Wilson.<br /><br />"Señor, Walthamstow, 5 de agosto 1831<br />"Estoy informado que los fueguinos que han estado últimamente residiendo en este lugar pronto regresarán a su país de origen bajo su cuidado. Me permite preguntarle si, dos individuos podrían voluntariamente acompañarlos y permanecer con ellos, con el propósito de intentar enseñarles aquellas artes útiles como pueden considerarse para sus gradual civilización, ¿les daría pasaje en el "Beagle? y si a su llegada a la costa de Tierra del Fuego ¿usted podría darles algún tipo de asistencia para que establecieran una amistosa relación con, y se establecieran entre los nativos de esa país? ¿estas personas deberían pagar su pasaje y mantenimiento a bordo? o ¿podría el gobierno de su Majestad permitir que ellos fueran mantenidos a bordo a expensas del erario público? ¿Cree usted que podría visitarlos, después de su primer asentamiento, suponiendo que ese objetivo tan deseado se hubiese logrado , con el fin de darles un poco de ánimo, y quizás de ayuda, o quitarlos si ellos encuentran impracticable continuar su residencia entre los nativos?<br />Una suscripción se ha levantado por caballeros que están extremadamente deseosos que esta oportunidad de extender los beneficios de la civilización no se pierdan; y, en consecuencia de sus deseos unidos, ahora tomo la libertad de hacerle estas preguntas..<br />"Yo soy,<br />(Firmado) "WILLIAM WILSON"<br />"Al comandante Fitz-Roy, R.N.<br /><br />Después de leer esta comunicación, le escribí a la Secretaría del Almirantazgo, adjuntándole una copia de la carta del Sr. Wilson. La respuesta es la que se adjunta<br /><br />"Señor, Oficina del Almirantazgo, 10 de agosto 1831<br />"Habiendo presentado a mis Lores Comisionados del Almirantazgo su carta del día de ayer, con la carta que la acompañaba, del reverendo William Wilson, respecto a los nativos de Tierra del Fuego que fueron traídos a Inglaterra en el buque de su Majestad "Beagle"; Se me ordenó informarle que sus señorías darán las órdenes necesarias para que el pasaje de esos individuos, y el de las dos personas que los acompañen; y que su solicitud de que se le permita visitar a esas personas, después de su llegada, serán tomadas en consideración cuando se preparen sus instrucciones.<br />"Yo soy,<br />(Firmado) "JOHN BARROW"<br />"Al comandante Fitz-Roy<br />"H.M.S. "Beagle"<br /><br />En consecuencia de esta respuesta, se buscó a dos personas que deberían acompañar a los fueguinos, y tratarían pasar un tiempo en sus país; pero no fue fácil encontrar individuos suficientemente calificados, y en los cuales podría colocarse la confianza, que voluntariamente se comprometieran con tal iniciativa. Un joven fue seleccionado por el Sr. Wilson, pero un compañero para él, no se pudo encontrar a tiempo para que se embarcara a bordo del "Beagle".<br />En octubre, el grupo de Walthamstow llegó, en un buque a vapor, a Plymouth, y no pocos botes fueron necesarios para transportar a nuestro buque el gran cargamento de ropas, herramientas, vajilla, libros, y diversas cosas que las familias de Walthamstow y otros personas de buen corazón habían dado. En la pequeña bodega del "Beagle", no fue fácil encontrar lugares para la estiba de tantas cosas extras, y cuando se dividió el contenido de los grandes baúles, para empacarlos de forma diferenciada, algunos chistes muy buenos fueron celebrados por los marineros, a expensas de aquellos que habían regalado juegos completos de vajilla sin posibilitar que alguna selección por artículos pudiera hacerse.<br />Se le dieron instrucciones, por la Secretaría de la Sociedad de la Iglesia Misionera, al joven que quiso acompañar a los fueguinos, las cuales encontrarán en el Apéndice; y si bien era bastante joven, y con menos experiencia de la que se hubiese deseado, su carácter y conducta habían sido tales como para darnos muy claros motivos para anticiparnos que él pondría, al menos, todo su mejor esfuerzo en hacer lo posible en una situación tan difícil y dura para la cual se había ofrecido voluntariamente.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /></p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-46691976290578686492009-10-01T15:00:00.001-04:002011-11-19T12:18:04.457-03:00Volumen I Capítulo XXIII (Mayo a junio 1830) Páginas 438 - 462<p align="justify"><br />
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<span style="font-weight:bold;">Partimos en los botes - Encontramos guanacos - Angostura Murray - Hongos de abedul - Marea - Canal - Glaciares - Vista - Montañas - Cadena ininterrumpida - Canalizos - Buques a vapor - Jemmy Button - Puma - Nido - Accidente - Nativos - Diario de Murray - Cabo Graham - Cabo Kinnaird - Puerto Español - Bahía Valentín - Cabo Buen Suceso - Nativos - Isla Lennox - Estrecho de Le Maire - Bahía Buen Suceso - Accidente - Corrientes de marea - San Vicente - San Diego - Mareas - Sondajes - Costa noreste - San Sebastián - Reflecciones - Puerto Deseado - Monte Video - Santa Catalina - Río de Janeiro</span><br />
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"4.- El Sr. Stokes y yo cada uno comenzamos otro viaje en los botes, llevando cronómetros y los instrumentos necesarios. Él se dirigió hacia el norte, para llegar hasta al continente; yo me dirigí hacia el suroeste, para tomar el rumbo más directo hacia la comunicación entre la bahía Nassau y el paso o canal recién descubierto. Me sorprendió encontrar que la costa este de bahía Nassau se parece mucho a la costa de la patagonia (son capas de tierra sin roca), y que difieren completamente del carácter general de las costas e islas de Tierra del Fuego. Al atardecer, desembarcamos, y varamos nuestro bote en una playa de guijarros que se extendía varias millas, y al caminar unas pocas yardas tierra adentro vi las huellas de grandes pezuñas partidas, casi del tamaño de una vaca. Este descubrimiento dio respuesta a la pregunta sobre las pieles de guanaco y huesos encontrados entre los fueguinos, pero me hizo menos optimista de encontrar un paso hacia el norte hacia el interior del país. Encontramos mucha leña cerca de este lugar; y abundante pasto cubría una extensa llanura.<br />
"5.- Desvaramos el bote y continuamos nuestro viaje a lo largo de la costa, encontrando bastantes bancos (tres a seis brazas por casi media milla), con una gruesa capa de sargazos, a través de los cuales era difícil forzar el bote. No habíamos avanzado mucho, cuando, rodeando una punta de tierra baja, vimos cuatro hermosos guanacos pastando cerca del agua. No parecían estar muy alarmados; pero se alejaron de nosotros detrás de una parte saliente de la costa, lo que impidió que les disparáramos. Parecían ser muchos más grandes que los que había visto cerca de puerto Deseado, en la costa patagónica, sus cuerpos eran mucho más corpulentos, y sus colas más largas y muy tupidas. Estas diferencias podrían ser el resultado natural de un clima diferente, porque el clima frío, con abundante comida y agua, probablemente habría aumentado su tamaño. No quise atrasarme, por ellos, esperando encontrarme con otros, continuamos adelante a lo largo de la costa. Estos animales estaban cerca de lo que en la carta aparece como bahía Windhond. En la tarde, estábamos de nuevo entre montañas rocosas y costas de aguas profundas, y fuimos tan afortunados que tuvimos un viento regular del SE, que nos hizo avanzar mucho antes de la noche. Vimos varias canoas, llenas de nativos, pero no nos colocamos a su lado para hablar con ellos, porque el tiempo era demasiado valioso.<br />
"6.- Una mañana muy fría y con mucho viento, el que sopla contra nosotros, pero habíamos avanzado mucho más de lo que había esperado, con lo que nuestro bote demostró ser tan excelente, ya fuera a la vela o bogando, era tal como lo habíamos deseado. Esta noche acampamos cerca de la angostura Murray, pero nos cuidamos de no desembarcar hasta después que obscureciera, y cuidadosamente ocultar el fuego, de manera que nuestro descanso no fuera perturbado por las visitas de los fueguinos. Una buena vigilancia, por supuesto, fue mantenida por la guardia, y por mis dos perros, los que eran muy útiles en este sentido.<br />
"7.- Poco después que zarpamos, vimos muchas canoas que nos perseguían, pero aunque ellos bogaban muy rápido en las aguas tranquilas, nuestra embarcación avanzaba demasiado rápido para que ellos tuvieran éxito en sus esfuerzos de hacer trueque con nostros o de satisfacer su curiosidad. La angostura Murray es el único paso hacia el canal largo que corre casi de este a oeste. Una fuerte corriente de marea se forma en él, el flujo viene del canal. En ambos lados la tierrra es más bien baja, subiendo rápidamente a colinas, detrás de las cuales hay montañas, las del lado oeste son más altas y cubiertas de nieve. Cuando nos detuvimos para cocinar y cenar, llegaron canoas de todas partes, trayendo abundante pescado para cambiar. Ninguno de los nativos tenía arma alguna, parecían ser de menor tamaño, y menos dispuestos a ser maliciosos, que los de la raza occidental. Su lenguaje parecía similar al de los indígenas que vimos en bahía Orange. Encontramos una choza muy grande, construida de manera sólida y un lugar mucho mejor para vivir que muchas de las cabañas que son llamadas casas en Chiloé. Creo que veinte hombres podrían estar de pie en ella, en un círculo; pero, probablemente, podría albergar unos treinta o cuarenta de estos fueguinos en el tiempo frío.<br />
"Mientras nuestros hombres estaban haciendo una fogata y cocinando, entré en el bosque, pero encontré que era muy poco parecido a lo que nuestros ojos habían estado acostumbrados últimamente. Los árboles eran en su mayoría abedules, pero crecían altos y rectos. El suelo estaba seco y cubierto con hojas marchitas, que crujían cuando uno caminaba, mientras que, en otras partes por las que habíamos pasado últimamente, sonaba un chapoteo húmedo pues nuestras pisadas siempre habían encontrado tierra pantanosa, cuando no era roca. Estos fueguinos parecía que pensaban que las excrecencias que crecían en los árboles de abedul, como las bellotas de los robles, eran apetecidas y sabrosas. Nos ofrecieron varias, algunas tan grandes como una manzana y se mostraban sorprendidos de nuestro rechazo. La mayoría de ellos tenían una pequeña pieza de guanaco, o piel de foca sobre sus hombros o sus cuerpos, pero no lo suficiente para calentarlos; quizás no querían acercarse a desconocidos con su indumentaria de piel habitual, su primer impulso, al vernos, era ocultarla. Varios, a los que sorprendí en sus chozas, tenían grandes pieles alrededor de sus cuerpos, que ocultaron en cuanto me vieron. El pescado y el hongo del abedul deben ser su principal alimento, porque los mariscos son escasos y pequeños; pero ellos pescan una gran cantidad de un excelente pez de roca, que huele y que podría llamarse róbalo. La carne de guanaco la obtienen de vez en cuando, pero no en suficiente cantidad como para depender de ella como un artículo de subsistencia diaria.<br />
"Dejando a los indígenas, navegamos hacia el brazo occidental del canal largo, y continuamos avanzando hacia el oeste, remando y a la vela, hasta el anochecer, cuando desembarcamos, sin ser vistos, pensábamos, y establecimos nuestro campamento para pasar la noche. Justo cuando habíamos atracado el bote, encendido un fuego y levantado nuestra carpa, una canoa entró en la ensenada, y otra, y otra a continuación, hasta que estuvimos rodeados de nativos. Sabiendo que teníamos que echarlos por la fuerza, o bien ser molestados por ellos toda la noche, de inmediato recogimos nuestras cosas, y les deseamos buenas noches. Más o menos unas tres millas hacia el oeste volvimos a desembarcar, y levantamos nuestra carpa en una ensenada, que nos dio un buen refugio durante la noche, sin ninguna interrupción. Tuvimos alta marea esta tarde a las cuatro (siendo el día de la luna llena), y la marea subió tres pies. El canal aquí, frente a la angostura, tiene unas tres millas de ancho; por su lado norte hay una ininterrumpida línea de altas montañas cubiertas de nieve hasta unos mil pies del agua. El lado sur es muy parecido, con montañas cubiertas de nieve, de manera que el canal está formado por el valle que se extiende entre dos cadenas paralelas de altas montañas.<br />
"8.- Esta mañana heló muy fuertemente. Zarpamos a la salida del sol, con una buena brisa del este, por lo que recorrimos un largo trecho. El canal mantiene el mismo aspecto, y casi el mismo ancho; en el norte, las montañas continúan sin ningún tipo de abertura; pero unas pocas millas más lejos, vimos lo que parecía ser una. Pronto me di cuenta que había un canalizo que se dirigía hacia el oeste, y otro bastante al sur del oeste, el cual parecía abrirse hacia el mar. La brisa del este cesó, y le sucedió chubascos del NO , lo que no nos permitió avanzar mucho en la tarde; sin embargo antes del anochecer habíamos llegado al lugar en el que comenzaban los dos canales, nos detuvimos en una pequeña isla para pasar la noche. Poco después del anochecer, uno de los tripulantes del bote fue sobresaltado por dos grandes ojos que lo miraban fijamente, desde la espesa maleza, corrió hacia sus compañeros, diciendo que ¡había visto al ¡diablo! Una gran carcajada le contestó, seguida de un disparo hacia los arbustos, el que derribó un magnífico buho de orejas como cuerno.<br />
"Al día siguiente, continuamos nuestra ruta hacia el oeste. No vimos nativos, aunque si algunas chozas, del tipo de techo redondeado. La choza más hacia el occidente del tipo en punta, o choza yapoo, estaba en el continente, cerca de la isla del Diablo, hecha con árboles pequeños, apilados en un círculo (las ramas y las raíces habían sido quitadas) con las puntas más pequeñas hacia arriba. La dotación del bote dijo que había sido una "casa de reunión" y quizás no estaban muy equivocados; para ser tan grande, y justo en lo que que se podría llamar un terreno neutral entre las dos tribus, no era improbable que hubiesen habido muchas reuniones allí, quizás muchas luchas. En la separación, o encuentro de los dos canales, hubo marea alta un cuarto para las cinco de la mañana, y el flujo venía desde el oeste, aproximadamente a un nudo; el reflujo tiraba hacia el oeste aproximadamente con la mitad de esa fuerza. Mucha madera a la deriva y grandes fragmentos de hielo eran transportados por ella. Entre algunas de las montañas, el hielo se extendía tan ampliamente que formaba inmensos glaciares, que miraban hacia el agua desde altos acantilados. Durante una maravillosa bonita y tranquila noche, la vista desde el lado de la fojata, en este estrecho canal, era deslumbrante, aunque limitada. Montañas muy empinadas con densos bosques nos rodeaban por tres lados, y enfrente, distante sólo unas pocas millas, se levantaba una inmensa barrera de montañas nevadas, sobre la cual la luna brillaba intensamente. El agua entre medio era tan cristalina, que su contorno podía ser trazado claramente en ella; pero el silencio sepulcral era a veces roto por masas de hielo que caían de los glaciares de enfrente, cuyo estruendo, y eco parecían las erupciones de un volcán lejano.<br />
"10.-Esta mañana antes del amanecer, estábamos remando y cuando el sol estuvo lo suficientemente alto para observar, estábamos muchas millas hacia el oeste de nuestro lugar de descanso. Después de observar, mientras los hombres cocinaban, obtuve unas pocas demarcaciones y nos preparamos para regresar pues no pretendía ir más lejos hacia el oeste. Vi agua desde ese punto, más de veinte millas hacia el oeste (por el compás) y entonces mi vista era limitada por el giro del canal hacia el sur. En esas veinte millas no vimos la más mínima señal de que hubiese una abertura hacia el norte, una montaña seguía a otra montaña, en sucesión ininterrumpida. Tres cadenas de montañas, o cordilleras, se podían localizar, corriendo paralelas unas con otras; y las más cercanas cumbres en la tercera, o más lejana cordillera, que se extendía al norte y al este de mí, continuando, tan lejos como alcanzaba la vista, hacia el norte y el oeste, distante por lo menos unas cinco leguas. Su altura la supuse más o menos en unos cuatro mil pies, y aquella más cercana a mí, en unos dos mil; y aquellos en la cordillera del medio, mencionada justo ahora, cerca de tres mil. A la distancia, el canal parecía que tendía hacia el sur del oeste, y allí los costados de las montañas parecían estar muy descubiertos, y azotados por el viento, mientras que cerca de mí estaban cubiertos de bosques. Esto me llevó a la conclusión que más lejos hacia el oeste estaban abiertos a los vientos del mar y que allí el canal terminaba. Por las observaciones, encontré que estábamos (en la longitud 69,20° O) casi en la longitud del seno Christmas, y en la latitud 54° 54' S., estando por lo tanto veinte millas al sur del fin del seno Almirantazgo, pero considerablemente hacia el oeste del mismo. Esta posición, las demarcaciones, y las distancias estimadas, me mostraron que el otro brazo de este largo canal se abría cerca del lugar donde el Sr. Murray dijo (cerca de la cabeza del seno Christmas) que un "canal, corría hace el este, más allá del alcance de la vista", y que la rama en la que me encontraba debería dirigirse hacia la bahía o seno al NO del seno Christmas, en la base de una tierra muy alta, que el Sr. Murray estableció como "una cordillera continua de montañas cubiertas de nieve". La hora de la alta marea en este canal corresponde exactamente con la de la costa adyacente, pero no está ni siquiera cerca con la del estrecho de Magallanes. Estos hechos, y el aspecto de la tierra, eliminaron de mi mente cualquier duda de la existencia de una cadena continua de montañas, que llegan desde el canal Bárbara hasta el monte Bell, y por lo tanto decidí no gastar más tiempo en la búsqueda posible de un canalizo hacia el norte, pero me apresuraría en examinar las costas exteriores.<br />
"Aquí el canal tenía aproximadamente una milla de ancho, pero las montañas a cada lado que se elevaban tan abruptamente, lo hacían aparecer mucho más estrecho. Podría ser un buen paso para una nave que lo navegue desde el oeste, si no fuera por los problemas y ansiedad de reconocer correctamente la tierra, y que una nave podría navegarlo, hacia el mar abierto, tanto de noche como de día, pero debería evitarlo de noche porque hay algunos islotes bajos, cercanos al centro del canal, en algunas partes. Para un bote, en caso de un naufragio, u otro motivo urgente, puede ser conveniente, pero navegando hacia el oeste podría ser muy difícil, porque podría ser necesario navegar hacia barlovento todo el día, y cada día, haciendo bordadas de media milla desafiando los chubascos suficientemente fuertes como para hacer zozobrar a un buque. Un buque a vapor podría ser la solución en esta región, ya que hay abundancia de madera en todas partes. En cuanto terminaron las observaciones del mediodía, y con los instrumentos a buen recaudo, comenzamos nuestro regreso, y como se levantó una brisa regular del oeste, corrimos con la marea favorable a gran velocidad.<br />
"11.- Al día siguiente desembarcamos, para cenar y descansar, cerca de la angostura Murray, y cerca de una choza, cuyos ocupantes escaparon; pero pronto regresaron, al vernos sentados tranquilamente al lado de su fuego. Les compramos pescados con cuentas, botones, etc., y les dí un cuchillo por un excelente perro, del cual ellos estaban sumamente reacios de separarse, pero el cuchillo era una tentación demasiado grande para ser resistida, aunque los perros parecían muy escasos y proporcionalmente valiosos. Después continuamos nuestra ruta, pero cuando estaba a la vista la angostura fuimos detenidos por tres canoas llenas de nativos ansiosos de cambiar. Les dimos unas pocas cuentas y botones, por unos pocos pescados, y. sin ninguna intención previa, le dije a uno de los muchachos de la canoa que viniera a nuestro bote, y le dí al hombre que estaba con él un botón nacarado grande y brillante. El niño pasó a mi bote prontamente, y se sentó. Viendo que él y sus amigos parecían bastante contentos, dí avante, y, un brisa primaveral, nos hizo navegar. Pensando que este acontecimiento accidental podría resultar útil para los nativos, asi como para nosotros mismos, decidí aprovecharlo. La canoa, de la cual vino el niño, remaba hacia la orilla, pero las otras seguían remando detrás de nosotros, levantando pescados y pieles para tentarnos a comerciar con ellos. La brisa refrescaba a nuestro favor, y una fuerte corriente de marea, pronto nos llevó a través de la angostura, y media hora después de anochecer paramos en una ensenada, donde habíamos pasado la segunda noche de esta excursión. "Jemmy Button", como la dotación del bote lo llamó, debido a su precio, parecía estar contento de su transbordo, e imaginaba que estaba yendo a matar guanacos, wanakaye, como él los llamaba, ya que debían encontrarse cerca de ese lugar.<br />
"12.- Continuamos nuestra navegación con un fresca y favorable brisa del NE; pasamos bahía Windhond, y a la puesta del sol varamos el bote, aunque el oleaje en la playa pedregosa hizo que fuese una tarea difícil. Varios guanacos fueron vistos cerca de la orilla mientras navegábamos.<br />
"Con la luz del día de esta mañana (13.-) fuimos en la búsqueda de los guanacos, pero, como no vimos ni uno, pronto regresamos al bote y lo echamos al agua. Perdí mi perro nuevo entre los arbustos, sin embargo no podíamos detenernos para recuperarlo. Durante nuestra caminata esta mañana, observé huellas de un animal grande, que supuse sería un puma; y dos de los hombres vieron un lugar, como un gran nido, hecho en los árboles por los nativos, en el cual no tengo dudas ellos observaban a los guanacos para tirarles sus lanzas cuando pasaran debajo. Llegamos al "Beagle" en la noche, encontré todo bien a bordo salvo un hombre, quién, llevando un guanaco cazado por la tripulación del cúter, resbaló y se quebró una pierna (la piel del guanaco está ahora en el Museo Británico). El Sr. Stokes, con quién él estaba, planificó inmovilizársela, pero de la forma más adecuada para regresar con el hombre hasta el buque, donde se le encontró que su pierna había sido tan bien recompuesta, y vendada con tablillas, por los del bote, que el cirujano no tuvo nada que cambiar. El Sr. Stokes volvió a partir inmediatamente; y ambos, él y el Sr. Murray estaban ausentes a mi regreso; pero el teniente Kempe, con los pocos hombres que quedaron a bordo, habían hecho lo que era necesario, y dieron un buen informe del puerto, con respecto a la seguridad como también a su protección del viento. Diez canoas habían venido hasta la nave, en distintas oportunidades, pero los nativos fueron sumamente tranquilos e inofensivos, y le vendieron a nuestra gente una gran cantidad de pescado. Debido al éxito de la caza, el teniente Kempe había podido detener la entrega de raciones saladas por dos días. Nuestros fueguinos estaban de buen humor, y el encuentro entre ellos y Jemmy Button fue bastante divertido: se rieron de él, lo llamaron yapoo, y nos pidieron que le pusiéramos más ropas ahora mismo.<br />
"17.- El Sr. Murray regresó de su excursión al cabo Buen Suceso, habiendo hecho todo lo que se esperaba, pero no sin haber pasado considerable peligro en esas costas tan expuestas. Su bote no había sido de los mejores, su tripulación buena, y él mismo el más hábil conductor, no creo que podría haber ido tan lejos a lo largo de una costa desprotegida, a través de corrientes de marea, y aún así haber regresado a salvo.<br />
Lo siguiente es un extracto de su Diario:<br />
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<span style="font-style:italic;">"Cerca del cabo Graham, vimos un grupo grande de indios, con varias canoas, una de las cuales, en la que remaban dos hombres y una mujer, llegó al costado de nuestro bote, y nos vendieron algunos excelentes pescados, por el gran precio de dos botones de metal y una pequeña cadena de cuentas. Al no encontrar un lugar en el cual desembarcar, a causa de las rocas y el fuerte oleaje, navegamos a lo largo de la costa unas quince millas hacia el norte. Nos acercamos a un arrecife de cima plana y cubierta de pasto, vi un guanaco grande, y justo después un manada completa pastando, por lo que parecía que hacía la tarea de centinela. La orilla nos invitaba, y el suelo parecía abundante; pero muchas rocas nos mostraban sus afiladas puntas al borde del agua como para permitir nuestro desembarco. Por fin encontramos un manchón con guijarros entre dos arrecifes de rocas, y ahí tuvimos éxito en varar el bote, pasando a través de un fuerte oleaje. Subí un cerro empinado y boscoso para obtener una vista de la vecindad, encontrando que por algunas millas el campo era plano, y aparentemente cubierto de hierba gruesa. Huellas de, y sendas hechas por, guanacos, eran muy numerosos en todas direcciones. Al día siguiente bogamos hacia el este contra un mar agitado por la corriente de marea, y al ocaso tratamos de desembarcar; pero fuimos decepcionados, al encontrar que la orilla estaba llena de rocas, por lo que no pudimos aproximarnos. Por lo tanto nos apresuramos hacia un largo arrecife rodeado de rocas, en el cual podríamos encontrar algún refugio, como rompeolas, durante la noche, pero encontramos tales turbulencias en sus cercanías, que fuimos obligados nuevamente a continuar nuestra ruta a lo largo de la costa en la obscuridad. Por fin escuché el ruido de una gran caída de agua, entre las rompientes de las grandes olas sobre las rocas, por lo que imaginé que podría haber una ensenada, hacia la cual avanzamos con prudencia, sondando con el escandallo y con un palo largo, y tuvimos éxito en la obtención de un lugar seguro temporalmente.<br />
"Al pasar por la playa al día siguiente, vimos muchas manadas de guanacos pastando. Por la noche otra vez tuvimos muchas dificultades en obtener un lugar para el bote. El 7.- hubo mucha marejada y viento para permitirnos proseguir nuestro avance, asi que fui a varios puntos para tomar ángulos y demarcaciones. Una de estas estaciones fue en una gran roca, que parecía una torre, levantada sola en medio de una llanura. <br />
"El tiempo fue menos desfavorable, y el mar mas calmado el 8.- , echamos nuestro bote al agua y navegamos hacia el este. Al pasar el cabo Kinnaird, observamos un gran número de focas, tantas en verdad que ellas cubrían completamente varias de las grandes rocas.<br />
"Puerto Español resultó ser una bahía poco profunda, llena de rocas, y peligrosos arrecifes recubrían su orilla, sin refugio, aunque había fondeadero para un navío.<br />
"En una gran cueva en una roca, que formaba la parte sur de una pequeña ensenada en la que nuestro bote fue amarrado, encontré huellas recientes de indios, que habían dejado huesos de guanacos y pájaros cerca de las cenizas de una gran hoguera. Entré en la cueva una distancia considerable, hasta que se hizo demasiado oscuro para proseguir mi camino más lejos, pero no llegué a su término. Después navegamos hacia el este otra vez, con poca vela, arribando antes de anochecer a un ricón entre rocas salientes. Muchos guanacos estaban por los alrededores alimentándose; pero, después de nuestros disparos a uno de ellos, todos se fueron. En cada lugar en que desembarcábamos, encontrábamos huellas de indios, aunque hasta el momento habíamos visto sólo un grupo durante este viaje. El terreno cercano a nosotros, en el lado este de puerto Español, o más bien bahía, parecía llano, aunque aquí y allá había colinas bajas, cuyos lados orientales estaban densamente cubiertas por bosques: algunos de los árboles (haya) crecían bastante altos y rectos como para hacer mástiles y vergas para un buque pequeño, aunque probablemente su calidad sería inadecuada.<br />
"10 de mayo. Durante un fuerte temporal, subí a la colina más alta, cerca del mar, y vi muchas rocas, en las que el mar estaba rompiendo, como no lo había visto antes. El 11.- pasamos a través de un corriente de marea muy peligrosa en cabo Bell. Había poco o nada de viento, pero era casi imposible utilizar nuestros remos, porque el agua estaba muy revuelta: estaba subiendo y bajando y rompiendo en todas direcciones, como agua hirviendo en una inmensa caldera. Cuando pasamos, y estuvimos a salvo nuevamente, estaba asombrado de nuestro afortunado escape. Mirando hacia atrás, sólo se podía ver una masa de rompientes, que pasaban rápidamente hacia el oeste, por lo tanto me hizo suponer que la "corriente" era causada por el encuentro de las mareas, no por una fuerte corriente de marea pasando por sobre una saliente rocosa.<br />
"La tierra cercana al cabo Bell es escarpada, alta y tan rocosa, que no pudimos encontrar ningún lugar donde fondear. Fuimos a todas las pequeñas ensenadas, pero estaban tan protegidas por rocas que fue imposible entrar en ellas. Navegando hacia el este, por fin encontré una pequeña ensenada, cerca de bahía Valentín, en la que pudimos varar nuestro bote. Un pequeño arroyo llegaba a ella, cerca del cual había muchas chozas, pero no pudimos ver ningún nativo.<br />
"12.- Cruzamos bahía Valentín y llegamos cerca del cabo Buen Suceso. Caminé hasta la cumbre, y desde allí obtuve una buena vista de la isla De Los Estados, hacia el este; y de toda la costa hacia el oeste, tan lejos como hasta isla Nueva. En la esquina noreste de bahía Valentín, encontramos algunos indios, que vivían en una gran choza, sin ningún tipo de canoas. Eran ocho hombres, cada uno tenía un arco y unas cuantas flechas en la mano, y todos, excepto uno, estaban vestidos con pieles de guanaco que les colgaban hasta sus talones, el lado lanudo hacia el exterior. Obtuvimos varios arcos de ellos, por trueque, pero fueron reacios en entregar muchas flechas. A uno que vestía una piel grande de foca, se la compré por un cuchillo, que, para mi sorpresa, él llamó claramente "cuchillo". Tenían algunos perros excelentes, uno era muy parecido a un cachorro de león, pero nada que le pudimos ofrecer, a sus ojos, fue considerado equivalente a su valor. Luego examinamos bahía Valentín encontrándola que no es apta para buques, pues es abierta al fuerte oleaje, lo que ofrece un mal fondeadero.<br />
"El 13 y 14.-, un fuerte temporal nos limitó a permanecer en nuestra ensenada, a la que llegó un gran número de aves silvestres, supuse que para refugiarse, de las que cazamos cuantas quisimos.<br />
"El 15, 16 y 17.- regresamos al "Beagle" no sin encontrar dificultades y riesgos similares a los ya mencionados, pero que sería tan tedioso como innecesario relatar".</span><br />
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"Poco después que el oficial de navegación llegó, el Sr. Stokes también regresó, tras haber recorrido un largo camino dentro del primer canal descubierto por el Sr. Murray, habiendo examinado todas las orillas orientales que se comunican con el mar. Encontró muchos grupos de indios, pero se las arregló para no toparse o tener problemas con ellos.<br />
"18.- Las excavaciones en distintos lugares de isla Lennox, me mostraron que la tierra es distinta a la donde vimos los guanacos en isla Navarino, la cual es apta para el cultivo, comparada con esta que es muy húmeda, llena de tussac y otras raíces para ser útil bajo el punto de vista agrícola.<br />
"19.- Nativos habían llegado a nuestro costado en varias ocasiones, durante los últimos días, a vendernos pescados por botones y otras naderías. Fue divertido ser testigos como York y Boat trataban a estas personas. Los mismos hombres quienes, dos meses atrás, ellos mismos habrían vendido pescados por un pedazo de vidrio, eran vistos ahora en la cubierta recogiendo vajilla rota o cualquier otra basura, para cambiarla por los peces traídos hasta nuestro costado por estos "yapoos", como ellos los llamaban; y de cuyo idioma parecía que no entendían ni una sola palabra. El teniente Kempe regresó de una excusión sin éxito a la isla Navarino en búsqueda de guanacos. Vio muchos, pero no pudo tenerlos a tiro. Vio las huellas de un puma en varios lugares.<br />
"23.- Después de efectuar varias observaciones del sol, para la marcha de los cronómetros, navegamos desde puerto Lennox, un lugar muy seguro para naves pequeñas, pero, como es mas bien poco profundo, los buques que calan más de catorce pies deberían fondear fuera de la entrada, donde estarían seguros y en aguas tranquilas, excepto cuando cuando sopla un temporal del sureste, con el cual, con toda probabilidad, no desearía permanecer fondeado. La sonda es pareja en la salida y hay sitio donde fondear en toda la zona. Leña y agua puede ser obtenida, en cualquier cantidad; también hay aves silvestres y peces, pero no en abundancia. La manera más fácil de conseguir pescado es darle pedazos de vidrio roto o botones a los nativos, que los atrapan en los sargazos, mediante una lienza con una carnada, sin gancho, atraen los peces hasta la superficie del agua y luego los cogen con la mano, o, si el pez se ha tragado la carnada, tirándolo fuera del agua antes que pueda soltarse, como he mencionado antes.<br />
"Con la luz del día (24.-), estando a la altura de cabo Buen Suceso, nos abrimos camino y nos dirigimos hacia al estrecho de Le Maire, con un temporal del sur, y espesos chubascos de nieve. El estrecho parecía despejado de todo obstáculo, no había rocas, ni siquiera se veían sargazos. La costa desde el cabo Suceso hasta el extremo norte de bahía Suceso es alta y escarpada, con profundidades para un buque tan cercanas a lo que podría desear, o debería ser. Ceñimos durante el fuerte temporal de nieve, con el temor de que podríamos sobrepasar el puerto, y después de virar, entramos a la bahía Buen Suceso, y fondeamos a sotavento de su punta sur como un fondeadero temporal. Tan pronto como el buque estuvo seguro, fui a mirar si había un mejor fondeadero, y cuando moderó, viramos y nos cambiamos a un lugar en que suponía sería seguro cuando estuviésemos fondeados en aguas tranquilas, con sesenta brazas en nuestra ancla de proa, y cincuenta en la otra, las anclas estaban en ocho y siete brazas respectivamente, en un despejado fondo de arena. El temporal continuó durante el día, y aumentó hacia la noche, rolando más hacia el este, y enviando marejada dentro de la bahía. El viento era muy frío, y la nieve y los granizos se congelaban rápidamente cuando caían en cualquier parte expuesta de la nave. Entre las ocho y las nueve sopló muy fuerte; después estuvo mucho más moderado; y a la medianoche había sólo un viento regular del ESE. Una marejada larga entonces comenzó a entrar a la bahía desde el mismo cuadrante, pero el buque estaba fondeado tan seguro, y la noche parecía que estaba mejorando tan rápido, con los barómetros subiendo constantemente, que me fui a la cama sin ningún pensamiento de temor respecto a su seguridad: sin embargo, estaba apenas dormido cuando me avisaron que el ancla de babor, nuestro cable del lado del mar, se había cortado. Subí al instante a cubierta, encontrándome con una excelente noche y sin que hubiese aumentado el oleaje, por lo que al principio pensé que era un error, pero rápidamente me dí cuenta que el buque estaba presentando su costado a las olas, sobre su ancla de sotavento. La naturaleza crítica de nuestra situación me golpeó de inmediato; era evidente, que la escarcha le había pasado la cuenta a nuestras cadenas, tantas veces probadas, una seguridad dudosa contra las estrepadas producidas por las grandes olas que ocasionalmente entraban en la bahía, una o dos, quizás, en media hora, aunque el oleaje el resto del tiempo fuese insignificante. Arriamos el cable completo del ancla del lado de la costa (una pequeña, obtenida en San Carlos), una vez despejada fondeamos el ancla de respeto, engrilletamos lo que quedaba de la cadena de babor a la cadena de estribor y quedamos fondeados con dos tercios de cable en el ancla de respeto y un cable y medio en el ancla de estribor, cerca de la orilla, en unas seis brazas de agua, manteniendo los cables constantemente mojados en los escobenes, con agua de mar, para evitar su congelamiento; la temperatura del agua era de 44°, aunque la nieve y el granizo se congelaban en el lado del viento de los mástiles. El grillete que se rompió, de la cadena, estaba en la proa expuesto a una corriente de aire frío a través del escobén. Apareció claramente defectuoso, cuando fue examinado el día siguiente; pero como había soportado muchas grandes tensiones, atribuí su rotura a la acción del hielo y tomé la precaución de poner un hombre de guardia cuando empleáramos cables cadenas en tiempos similares. El viento moderó, y la marejada disminuyó en la mañana, así que estuvimos nuevamente tranquilos con respecto a la seguridad del buque, después de unas pocas horas de angustioso suspenso, porque no teníamos amarras de cáñamo y estuvimos cerca de las rompientes de la orilla.<br />
"25.- El cambio del viento hacia el sur, hizo que la nave presentara el costado al oleaje, lo que nos impidió por algún tiempo arriar nuestros botes, pues se balanceaba mucho, y no quise arriesgarme a que alguien saliera herido sin que fuese de absoluta necesidad. En la noche rastreamos la cadena, la izamos, y la unimos a un grueso calabrote, y al día siguiente viramos el ancla de respeto y fondeamos nuevamente, a mayor distancia de la costa.<br />
"27 y 28.- Soplando un furioso temporal de viento.<br />
"29 de mayo.- El primer día aceptable en este lugar fue empleado por los oficiales en tomar demarcaciones y sondar la bahía, y por la tripulación en hacer leña y aguada. Algunas chozas y huellas de pezuñas de guanacos fueron vistas, pero la tierra es alta y el bosque tupido nos mantuvieron fuera del país del mejor guanaco. No estaba seguro cual fue el cerro al que el Sr, Banks subió; pero el amplio camino mencionado por Cook todavía es una buena señal de la bahía, si el contorno de la tierra no es suficiente. El tiempo aquí era más frío que el que habíamos encontrado hasta ahora, el viento era principalmente del cuadrante del sur, había demasiada escarcha en la noche, y nevaba copiosamente, aún cerca de la orilla del mar.<br />
"30 de mayo. Tenía la esperanza de encontrar un puerto entre cabo San Diego y cabo San Vicente, o un poco más lejos a lo largo de la costa, desde donde podríamos establecer la posición del cabo San Diego y la tierra adyacente, porque no quería enviar una embarcación a lo largo de esta costa, con mareas tan intensas y costa muy rocosa, sin algunas entradas, donde pudiese pasar la noche segura. (Durante el último viaje del Sr. Murray, él fue extremadamente afortunado al tener un intervalo de buen tiempo, pues la costa que recorrió en bote habría sido imposible hacerla con mal tiempo. Si el último temporal de sur que tuvimos, hubiese comenzado antes que regresara, su situación habría sido extremadamente crítica). Por lo tanto nos mantuvimos en el estrecho, sentíamos un viento variable y débil, aunque soplaba fuerte por sobre las cimas de los cerros, y golpeaba el agua más cerca de ellos con fuertes chubascos. A media milla de la costa había poco viento, pero desde esta distancia hasta la costa era desgarrada por los williwaws. Esta extraña situación debe haber sido causada por el aire frío que bajaba de los cerros cubiertos de nieve que desplazaba al aire más caliente cercano a la superficie del agua.<br />
"Con el reflujo y con las ráfagas de viento que podíamos obtener nos mantuvimos hacia el sur, para tomar ángulos y demarcaciones, y ver más de la costa del cabo Buen Suceso y la bahía. Por la tarde tuvimos un viento constante del NNO, y habiendo hecho todo lo necesario, hacia el sur, regresamos, y fondeamos en la obscuridad en el medio de la bahía.<br />
"31 de mayo. Con la luz del día de esta mañana, levamos y nos hicimos a la vela con un viento regular del norte. Confiaba que el tiempo mejoraría, ya que los barómetros estaban subiendo, pero, efectivamente, nuestro tiempo era muy corto como para permitirnos escoger los días. Navegamos hacia el norte a favor de la marea, tomando los ángulos y demarcaciones necesarios, y al mediodía estábamos cerca del cabo San Diego, donde la corriente de marea se oponía muy fuertemente al viento norte, y además del fuerte oleaje del norte, producían una irregular ola muy grande, que casi causó la pérdida de nuestro bote nuevo, y que podría haber dañado mucho a una nave. El tiempo empeoró y como el oleaje continuaba aumentando desde el norte, me vi obligado a hacerme a la mar, desplegando las velas para mantenerme alejado de la costa, la cual en ese momento estaba muy tapada por la bruma y las nubes para reconocerla a nuestro regreso.<br />
"1 de junio. Mal tiempo, con lluvia casi todo el día. A unas doce millas al norte del cabo San Vicente, por estima, nos detuvimos de vez en cuando hasta que en la última parte del día tuvimos una brisa del sur, con la cual navegamos acercándonos a la costa del cabo San Vicente.<br />
"Al mediodía del 2.- , estábamos bien cerca de la costa, y nos detuvimos, para ubicar algún puerto. Vimos un lugar prometedor, fondeamos fuera de él, en veintidós brazas de agua, y, como la noche se presentaba muy buena, permanecimos tranquilos en aguas en calma, con el viento desde tierra y una marea normal pasando por el buque.<br />
"Con la luz del día de la mañana siguiente, fui a mirar una abertura, la cual, desde la cofa, me pareció un puerto espacioso, pero encontré que era una ensenada muy poca profunda, que en su acceso, justo entre sus puntas, no había más que una braza de agua. No obstante esta ensenada debe ser el lugar al cual los españoles le dieron el digno nombre de puerto San Policarpo.<br />
"Viramos y navegamos a lo largo de la costa, pero el viento era escaso, y la marea estaba contra nosotros, era tarde antes que pudiésemos llegar a la bahía San Vicente, donde fondeamos en una linea entre ese cabo y el cabo San Diego, pero más cerca del primero. En una ensenada al norte de esta bahía, el Sr. Banks desembarcó cuando Cook estuvo aquí. Durante la noche fuimos sacudidos por un oleaje muy fuerte, que se oponía a una fuerte corriente de marea; el viento era moderado, pero no lo suficiente para estabilizar la nave.<br />
"Esta mañana (4 de junio) encontré que el oleaje era demasiado grande para permitirnos arriar un bote con seguridad, por lo que renuncié a mi intención de examinar la ensenada, y nos apresuramos a regresar a la bahía Buen Suceso, para completar la leña y el agua, y obtener la marcha de los cronómetros, antes de dejar la costa. El viento y la marea nos favorecieron, y al mediodía estábamos fondeados en bahía Buen Suceso. Poco después salí del "Beagle", en mi bote, con provisiones para una semana, con la intención de desembarcar cerca del cabo San Diego, y dirigirme a pie hasta el cabo llevando los instrumentos, pero encontré la mar atravesada en el estrecho y una costa rocosa sin un lugar en el que un bote pudiese desembarcar; aunque me arriesgué de que fuese golpeada y hecha pedazos por tratar de desembarcar en el único lugar que me pareció que había una posibilidad. Después de esta escapada, traté más lejos, pero sin éxito; nos llegó la oscuridad y si no regresaba de inmediato, durante el reflujo, la corriente de flujo habría comenzado y me habría obligado a fondear con un rezón, durante una noche glacial, con fuertes corrientes de marea y con la tripulación del bote totalmente mojada. Por lo tanto, me devolví, y bogamos hacia la bahía Buen Suceso., ayudados por la marea, pero el mar revuelto hizo que la embarcación se llenara de agua hasta la mitad más de una vez, por lo que dimos gracias cuando estuvimos nuevamente a salvo a bordo del "Beagle".<br />
Habiendo fracasado este plan para establecer la latitud del cabo San Diego, pensé efectuarlo fondeando el "Beagle" en el estrecho, unas dos o tres millas al este de la bahía Buen Suceso, y entonces unir el cabo mediante triangulación con puntos conocidos, los extremos de esta bahía y el cabo Buen Suceso , estaban correctamente determinados, servirían de base.<br />
"Junio 5.- Obtuve algunas observaciones del sol esta mañana y al mediodía, además de demarcaciones y ángulos para verificar otros anteriores. Toda la tripulación estuvo ocupada en hacer leña y aguada, preparándonos para volver a Monte Video. Un gran albatros fue derribado por mi timonel, medía aproximadamente catorce pies de un lado a otro de sus alas.<br />
"6.- La nieve que cubría el suelo cuando estuvimos aquí por primera vez se había ido, y el tiempo era relativamente suave. La escarcha de la noche no fue más que la de una noche de invierno en Inglaterra, los termómetros registraban entre 27° y 32°. La marea fue cuidadosamente registrada este día, porque había luna llena. La plea fue a las cuatro y cuarto, y la marea subió siete pies.<br />
"7.- Desatracamos, viramos y zarpamos hacia el este para fondear con el ancla de respeto, con un gran calabrote, en cincuenta brazas de agua, a unas tres millas de bahía Buen Suceso. Después de tomar las demarcaciones y ángulos necesarios viramos a las once, y nos dirigimos hacia cabo San Diego con el comienzo del flujo. La corriente de marea era fuerte, por lo que avanzamos rápidamente, y pronto estuvimos fuera del estrecho, pero como deseábamos ver el máximo posible de la costa NE, mientras avanzábamos hacia el norte, viramos hacia el viento y nos mantuvimos cerca de la costa durante la noche, ya que el tiempo estaba bueno y estable.<br />
"Antes de dejar bahía Buen Suceso y el estrecho de Le Maire, me sentía satisfecho del conocimiento que habíamos obtenido de las mareas, que son tan regulares y poco temibles como en cualquier parte del mundo donde tiran con fuerza. Ellas materialmente ayudarán a cualquier buque en su paso por el estrecho, el que es muy ancho, completamente libre de obstáculos de cualquier tipo y tiene a la mano la bahía Buen Suceso, en caso que el viento o la marea pudiesen fallar. Cuando la marea se opone al viento y al oleaje, siempre hay unos fuertes, y, para buques pequeños, peligrosos escarceos a la altura de cabo San Diego, donde el agua es menos profunda que en cualquier otro lugar (Escarceos solo fueron encontrados en un lugar durante el último viaje del "Beagle"), nos encontramos así en una marea muerta, pero eso me hizo recordar que en otro día, en plena primavera, el día después de la luna llena, pasamos por el mismo lugar, con media marea, con el agua perfectamente en calma, y vimos fuertes remolinos en todas direcciones, y el gobierno del buque fue un poco afectado por estos. Se produce la pleamar en bahía Buen Suceso poco después de las cuatro de la tarde, en los días de luna llena o nueva, y la bajamar exactamente a las diez de la mañana. La corriente de marea llenante comienza a tirar hacia el norte aproximadamente una hora después de la bajamar, y el reflujo, hacia el sur, más o menos al mismo tiempo después de la pleamar. El aumento perpendicular de la marea es de seis a ocho pies. En cabo Pilar el cambio de la marea, en la marea alta es al mediodía; pero a lo largo de la costa SO y SE la hora aumenta gradualmente hacia esta costa. Desde el cabo San Diego el flujo de la marea corre hacia el norte y el oeste a lo largo de la costa, y es de uno a tres nudos, tan lejos como veinte millas a lo largo de la costa; y el reflujo en la dirección contraria, pero no tan fuerte, excepto en la bahía San Vicente. El flujo en el estrecho de Le Maire corre aproximadamente a unos dos nudos por el centro del canal, más o menos de acuerdo al viento, y el reflujo es de cerca un nudo. Quizás, a veces, cuando una fuerte marea de sizigia es retrasada por el viento norte, se producen peligrosos escarceos a la altura de cabo San Diego, como las olas estacionarias de otras partes del mundo.<br />
Las profundidades son bastante regulares, y pueden advertir que uno se está acercando a la isla de Los Estados o a la costa NE, y pueden guiar a un buque hacia el canalizo del estrecho, pero no debe confiarse mucho en ello, cercanos a la costa rocosa de la isla de Los Estados.<br />
"Bahía Buen Suceso es un excelente fondeadero para naves de cualquier tamaño que deseen hacer leña o agua, pero no sería apropiado para una nave que requiriera estar estable para reparaciones, ya que el oleaje frecuentemente ingresa en ella. Es bastante segura, aún, en la temporada de invierno, cuando los temporales del este son comunes, ninguna nave debería fondear muy cerca del centro de la bahía, como lo podría hacer durante el verano, porque la mar gruesa (aunque raras veces) ingresa en ella. No tratamos de obtener pescados, porque no teníamos tiempo de sobra, y solamente le disparamos a unas pocas aves.<br />
"El 8.- un día muy bueno, con muy poco viento, estábamos frente al cerro plano llamado la Mesa de Orozco, y, desde la cofa, tuve un amplio panorama de la tierra adyacente. Cerca de bahía Suceso y el monte Campana el terreno es alto, pero al norte de bahía Suceso desciende hacia cabo San Diego, el cual es una punta larga y baja que se proyecta. Desde allí, tan lejos como pude ver, la costa NE se extiende, baja, con excepción de unas pocas colinas aquí y allá, no interrumpida por estuarios; la tierra cercana a ella son colinas de aspecto agradable y valles, con bosques y totalmente libre de nieve. Pude distinguir una cadena de montañas cubiertas de nieve la cual debería estar cercana al seno Almirantazgo, el terreno a este lado de ellas parecía ser una sucesión continua de colinas y valles, con solo unos pocos cerros cubiertos de nieve, aunque estábamos en la mitad del invierno. Vimos humo en un solo lugar, a unas dos millas tierra adentro. En la tarde tuvimos una brisa desde la orilla, la que nos mantuvo navegando a lo largo de costa, la luna brillaba intensamente y el tiempo estaba bueno. Me quedé bastante cerca de la tierra, durante la noche, con el fin de estar cerca de la entrada del supuesto canal San Sebastián en la mañana.<br />
"A la medianoche el cabo Santa Inés estaba a una distancia de tres a cuatro millas de nosotros, pero desde allí se veía muy poco de la tierra, hasta las tres, cerca del cabo Peñas, en que el tiempo se puso brumoso y el viento roló hacia el NE, lo que hizo que me mantuviera más lejos de la costa hasta que amaneció (9.-), cuando avanzamos en dirección a tierra. Habiendo encontrado que el cabo Santa Inés y el cabo Peñas estaban correctamente situados en la carta que usábamos, pensé que el cabo San Sebastián no tendría por que estar mal, y habíamos efectuado varias observaciones durante la primera parte de la noche para corregir nuestra estima. Nos dirigimos hacia la costa, rápidamente la profundidad del agua disminuyó, y encontramos que el oleaje en la orilla aumentaba. Habiendo llegado a lo que yo suponía era el cabo San Sebastián, y viendo desde la cofa una gran abertura hacia el norte, similar a la que figuraba en la carta, con tierras bajas aún más hacia el norte correspondiente a las orillas de la bahía "Nombre de Jesús", me dirigí hacia allá confiadamente, pensando en lo bien que las cartas habían sido levantadas, y a pesar que la sonda disminuía a medida que avanzábamos. Viendo, sin embargo, desde la cofa, los que parecían ser unos escarceos, a una distancia de dos a tres millas, llamé al contramaestre, quién había estado muchas veces entre las corrientes de marea de esta costa, para pedirle su opinión, pero antes que él pudiera subir, vi que había una costa muy baja, casi al nivel del mar, y que lo que yo había creído que eran escarceos, eran las olas en la playa. Nos detuvimos un poco más lejos donde teníamos siete brazas de agua sobre un fondo arenoso de barro negro, con trozos de pizarra negra. En ese momento, el tiempo había despejado lo suficiente como para ver la tierra quince o veinte millas a cada lado, pero nada que pareciera como una abertura, por el contrario, una planicie se extendía hacia el oeste, tan horizontal como el mar, viramos hacia el viento y nos dirigimos a lo largo de la costa SE, buscando una entrada, creyendo que me había sobrepasado del lugar verdadero, especialmente porque la tierra continuaba plana y sin interrupciones, por muchas millas hacia el NO, mientras que hacia el SE parecía montañosa e irregular.<br />
"Habiendo recorrido a lo largo de la costa varias millas, mirando todavía desde la cofa que continuaba el mismo tipo de costa, tan lejos como alcanzaba ver las olas en la playa, sin ninguna abertura, viramos y nos dirigimos hacia el norte, seguros que el canal San Sebastián no existía dentro de muchas millas de la posición que figura en la carta.<br />
"En la tarde el tiempo se puso muy brumosos, con lluvia, un viento regular soplando directamente hacia la costa y los barómetros bajando, por lo que izamos velas para alejarnos de tierra y de las aguas bajas, en las que se producían grandes olas por la forma del fondo. A medianoche estábamos a una buena distancia.<br />
"El día 10.- viento regular del NE, barómetro bajo, tiempo brumoso, con lluvia constante, me habrían impedido acercarme nuevamente a tierra si hubiese estado dispuesto a hacerlo. Aunque estaba renuente a dejar alguna parte de la costa de la Tierra del Fuego inexplorada, mientras tuviera el buque tan operativo, y a todos conmigo con buena salud, pero también tenía que recordar nuestra distancia del punto de randezvous designado, el estado de nuestras provisiones, de las cuales quedaban a bordo solo para tres semanas, y que se me ordenó estar en Río de Janeiro el 20 de este mes. Por lo tanto decidí acelerar hacia puerto Deseado, en beneficio de las medidas de los cronómetros, y de allí dirigirnos a Monte Video y Río de Janeiro. Previamente había considerado llevar a los fueguinos, que teníamos con nosotros, a Inglaterra, confiando que el beneficio final que obtendrían de haber conocido nuestros hábitos y lenguaje, compensarían el alejamiento temporal de su país. Pero esta decisión no había sido considerada cuando los traje por primera vez a bordo, yo entonces pensaba detenerlos sólo mientras estuviéramos en sus costas, aunque después viendo que eran felices y estaban con buena salud, comencé a pensar en las diversas ventajas que podrían resultar para ellos y para sus compatriotas, como también para nosotros, llevarlos a Inglaterra, educarlos tanto como fuera posible, y entonces traerlos de regreso a Tierra del Fuego. Estas ideas fueron confirmadas al encontrar que las tribus fueguinas, al este del seno Christmas, eran hostiles con la tribu de York Minster, y por lo tanto no podíamos, por un sentido de humanidad, desembarcarlos en bahía Nassau o cerca del estrecho de Le Maire. Tampoco pude desembarcar al niño de nuevo, cuando estuvimos en la parte este de bahía Nassau, sin arriesgar su vida, por lo tanto sólo tenía la alternativa de regresar al oeste, a la tierra de su propia zona, lo que en las circunstancias actuales era imposible o bien llevarlos a Inglaterra. Al adoptar este último curso de acción tomaba una gran responsabilidad, pero estaba plenamente consciente de lo que estaba haciendo.<br />
"Los fueguinos resultaron mucho más lentos en el aprendizaje del inglés de lo que yo esperaba por su rapidez como bufones, pero ellos comprendieron claramente cuando dejamos la costa que volverían a su país en un tiempo futuro, con hierro, herramientas, ropa y conocimientos que podrían difundir entre sus compatriotas. Ellos ayudaban a la tripulación cada vez que era necesario, eran extremadamente dóciles y de buen humor, aún teniendo dolores por caminar correctamente, y superar la posición en cuclillas de sus compatriotas.<br />
"Cuando estuvimos fondeados en bahía Buen Suceso, ellos desembarcaron conmigo más de una vez, y en ocasiones tomaron un remo en la embarcación, sin que parecieran albergar un pensamiento de querer escapar.<br />
"Durante la noche del 13, estuvimos cerca de tierra a la altura de bahía Oso Marino, el viento, sin embargo, soplaba hacia el norte y una fuerte corriente tiraba hacia el SE, lo que nos llevó nuevamente hacia afuera.<br />
"El 14.- estuvo oscuro, las nubes impidieron que efectuáramos cualquiera observación, pero a las tres de la tarde, llegamos a tierra, un poco al norte de puerto Deseado, cerca de un lugar llamado en la carta "Rivers Peak". El viento había rolado hacia el sur y la corriente tiraba hacia el norte, impidiendo que llegáramos más cerca del puerto ese día.<br />
"Al amanecer del día 15.- estábamos de nuevo a la altura de "Rivers Peak", no obstante haber desplegado todo nuestro velamen para llegar más al sur durante la noche. Estábamos veinte millas al norte en ese momento; pero un cambio en el viento y el cambio de la marea en nuestro favor nos llevaron hacia la entrada del puerto, en el que maniobramos, cuando la bajamar justo había terminado, y fondeamos en frente de las ruinas. Mi primera preocupación fue buscar huellas del "Adventure" y del "Adelaide", pero no encontré ninguna. Una botella que había dejado como señal para el "Adelaide", en nuestra última visita, por instrucciones del comandante King, estaba exactamente donde la había dejado, y los papeles que contenía estaban intactos. Mientras estuvimos en el puerto, obtuve buenas observaciones, el tiempo estuvo despejado, aunque muy frío. No le disparamos a ningún guanaco, aunque vimos muchos, pero bastantes aves marinas fueron traídas a bordo (La pólvora y las balas gastados aquí nos proporcionaron provisiones frescas para cuatro comidas de toda la tripulación). Me regalaron un membrillo que fue encontrado en el lugar donde la colonia española había hecho un jardín. Nos dimos cuenta que las huellas de los guanacos en la costa de aquí no eran tan grandes, casi la mitad, de las que últimamente habíamos visto en Tierra del Fuego. Me fijé especialmente en las corrientes, a fin de compararlas con lo observado anteriormente y con las mareas del puerto; ahora puedo afirmar, decididamente, que el flujo de la marea viene del sur, y que el reflujo tira hacia el sureste. Al norte de puerto Deseado, o desde puerto Deseado hasta cabo Blanco, el flujo es más fuerte, pero a la altura de la isla Pingüinos lo es el reflujo, creo, el más fuerte, tira unos dos a tres nudos. La plea y la estoa en puerto Deseado, son a las doce y media, en los días de luna llena o nueva. Las mareas, si no son tomadas en consideración, podrían complicar mucho la entrada de un buque a este puerto.<br />
"El 21.- zarpamos, con un viento regular del SO; y a las nueve A.M. del 25.- estando aproximadamente una milla al sur de la posición denunciada de las rocas Ariel, y cerca de la longitud nominal, viramos hacia el viento y recorrimos una cierta distancia por el paralelo, buscando rompientes en el agua. Había un oleaje muy irregular y grueso, tanto como si hubiese sido levantado por un temporal, pero causado aparentemente por una corriente, y mientras esperábamos para tomar la altura meridiana, antes de demarcarlo, habíamos recorrido veinte millas sobre el mismo paralelo, se levantó una mar gruesa por la aleta, que golpeó a nuestro bote de la aleta de barlovento, y lo lanzó sobre la cubierta, rompiendo ambos pescantes de hierro. Uno de los pescantes del bote de sotavento también fue dañado por el tirón, y la parte de popa del buque fue bien bañada por el agua. Trincamos los dos botes nuevamente, pero el de barlovento quedó mal trincado. Por un momento, pensé que de verdad habíamos encontrado las rocas, pues el fondo negro de una inmensa ballena muerta justo en ese momento apareció muy cerca del buque, lo que aumentó mucho la sensación. Creo que estábamos donde se encuentran dos mareas o corrientes, donde árboles viejos, ballenas muertas, etc. se encuentran a menudo, y que han causado con frecuencia los informes de rocas, porque el agua no era más baja que la que habíamos encontrado durante el día, la profundidad había variado entre cuarenta y cincuenta brazas; por lo que una vez obtenida la altura meridiana, viramos y gobernamos a nuestro rumbo de nuevo.<br />
"El día 26.- entramos en la Plata, y a la una A.M. del 27.- vimos la isla de Lobos, y poco después la tierra alta cercana al Pan de Azúcar. Continuamos navegando hacia el oeste y al amanecer estábamos a la altura de punta Ballena, pero el viento era débil y la corriente contra nosotros, por lo que perdimos durante el día lo que habíamos ganado durante la noche. A las siete P.M. la corriente corría tan fuerte hacia fuera del río que nos vimos obligados a fondear un anclote con un calabrote resistente para mantenernos, si bien teníamos todas nuestras velas desplegadas yendo entre cuatro y cinco nudos a través del agua. Cuando el calabrote trabajó, tiramos la corredera, la que marcó que la corriente era de más de cinco nudos. Esto era a la altura de Maldonado, Lobos estaba en la demarción NNE, a cuatro millas de distancia. Poco después de las nueve la corriente disminuyó, viramos el anclote y navegamos río arriba, el viento era aún del oeste, pero la corriente ahora se había vuelto en nuestro favor. La fragata US "Hudson" pasó, gobernando hacia el este, ellos fueron las primera velas que habíamos visto desde que zarpáramos de San Carlos de Chiloé. Al amanecer de la mañana del (28.-) avistamos el faro Flores, el que fue informado como que era un buque navegando. Poco después otra nave fue informada como que navegaba con todo sus velas; este era el Monte mismo, tan curiosamente eran distorsionados los objetos por la neblina. Poco después del mediodía fondeamos en Monte Video, y por el comandante Talbot, del HMS "Algerine", supe del arribo y posterior zarpe del "Adventure" y del "Adelaide". El 9 de julio zarpamos de Monte Video, el 18 avistamos las tierras altas sobre la isla Santa Catalina, y después de anochecer fondeamos en la bahía. El objetivo de mi recalada allí fue continuar la cadena cronométrica, entre Tierra del Fuego y Río de Janeiro, con intervalos tan cortos como fuese posible, y los resultados así obtenidos resultaron ser muy satisfactorios.<br />
"Mientras estuvimos en Monte Video traté de vacunar a los fueguinos, pero el virus no tuvo ningún efecto en ellos. La pequeña Fuegia estuvo viviendo varios días con una familia inglesa, quienes fueron sumamente amables con ella, y los otros bajaron a tierra conmigo diferentes veces. Nadie se fijó en ellos, siendo muy parecidos a los indios de la vecindad.<br />
"El asombro y curiosidad evidente debido a lo que veían, extraordinario para ellos tanto como el lugar completo, fue mucho menor de lo que yo había esperado, sin embargo su conducta era interesante y cada día estaban más comunicativos. Aquí fue donde primero escuché de la costumbre que tenían de comerse a los enemigos capturados en la guerra. Las mujeres, ellos me explicaron, se comían los brazos, y los hombres las piernas; el tronco y la cabeza eran arrojados al mar.<br />
"El 23 zarpamos de Santa Catalina, y el 2 de agosto fondeamos en el puerto de Río de Janeiro".<br />
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Aquí terminan los extractos del Diario del comandante Fitz Roy.<br />
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El "Adventure" y el "Beagle" zarparon juntos de Río de Janeiro el 6 de agosto, habiendo dejado al "Adelaide" como tender del buque insignia, pero reembarcando a sus oficiales y tripulación, y después de una tediosa travesía, fondearon en el seno Plymouth el 14 de octubre. Ambos buques fueron poco después desactivados; el "Beagle" en Plymouth y el "Adventure" en Woolwich.<br />
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</p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-65361955247278222372009-09-01T15:00:00.001-04:002011-11-19T12:19:49.051-03:00Volumen I Capítulo XX (Noviembre 1829 - Enero 1830) Páginas 360 a 385<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgP67Ugt9ZmzY88AvBRTlT8baxU7LiGMRkcb89C9KvCIpaK7mJF19XEuVxSTsBhrdz6mlJqM2gaIrbQ-4-iPhdKV53WgumAVJ15Fdb52fbh4jAkVZDtzkojvWgavdg9YHhvxvXI16Yk-g/s1600-h/Beagle1.jpeg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 200px; height: 130px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgP67Ugt9ZmzY88AvBRTlT8baxU7LiGMRkcb89C9KvCIpaK7mJF19XEuVxSTsBhrdz6mlJqM2gaIrbQ-4-iPhdKV53WgumAVJ15Fdb52fbh4jAkVZDtzkojvWgavdg9YHhvxvXI16Yk-g/s200/Beagle1.jpeg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5377022261310641298" border="0" /></a><br />
<p align="justify"><br />
<br />
<span style="font-weight:bold;">El “Beagle” zarpa de San Carlos – Entra al estrecho – Puerto Misericordia – Cabo Pilar – Apóstoles – Jueces – Isla Recalada – Cabo Gloucester – Bahía Dislocación – Islas Week – Fueguinos – Bahía Latitud – Dotación del bote en peligro – Petreles – Canalizos – Bahía Otway – Cabo Tate – Islas Fincham – Seno Profundo – Bahía Breaker – Islas Grafton – Comentarios geológicos – Canal Bárbara – Monte Skyring - Compases afectados – Croquis – Provisiones – Oportunidad perdida.<br />
</span><br />
<br />
El comandante Fitz-Roy recibió sus órdenes el 18 de noviembre (véase el Apéndice), zarpó de San Carlos a la mañana siguiente, navegó en dirección sur, se acercó a la entrada del estrecho de Magallanes en la noche del 24. Lo siguiente son extractos de su Diario: <br />
"Con la luz del día del 25, y el viento del SO, avistamos el cabo Pilar directamente por la proa (ENE del compás), distante siete u ocho leguas. El viento se debilitó, y fuimos arrastrados por una corriente hacia el SO, lo que nos obligó, estando cerca del cabo, alterar el rumbo del ENE al NNE, a fin de evitar que llegásemos demasiado cerca de las rocas Apóstoles. Una peligrosa roca, sumergida, en la que rompe el mar, se encuentra a media milla más hacia el norte que cualquiera de los Apóstoles. El cabo Pilar es un promontorio separado, y tan notable que ninguna persona puede fallar en reconocerlo fácilmente. <br />
"Una muy buen latitud obtuvimos al mediodía, a partir de la cual, y la demarcación astronómica del cabo, determinamos su latitud dentro de media milla de la que figura en la carta del comandante Stokes y el teniente Skyring; y como el tiempo estaba despejado y claro, se hicieron bocetos de todas las tierras circundantes. A la una, pasamos el cabo, y a las tres, fondeamos en puerto Misericordia. Por la distancia que habíamos recorrido, registrada por la corredera y comparada con la de la carta, habíamos tenido una corriente en contra de más de un nudo.<br />
“Maniobrando para entrar a puerto pasamos sobre varios manchones de sargazos, bajo los cuales el fondo era claramente visible, pero la sonda nunca marcó menos de cinco brazas hasta que estuvimos a punto de fondear, porque pasamos por un lugar lleno de malezas en el que tuvimos tres brazas. Esto fue aproximadamente a un cable más cerca de la costa (hacia la montaña más alta) que el punto recomendado por el teniente Skyring como buen tenedero, hacia el cual nos movimos con espías y fondeamos. Probó ser un muy buen tenedero, de arcilla muy dura.<br />
“27.- Una prometedora mañana me tentó en tratar de obtener observaciones y una serie de ángulos en o cerca del cabo Pilar. Por eso dejé el buque a cargo del oficial de navegación y fui en un bote al cabo. Desembarcar cerca de él con mucho oleaje no fue fácil por aquellas rocas empinadas y resbaladizas; finalmente llegamos a tierra en una ensenada y subimos los instrumentos mediante cuerdas, pero no pudimos continuar más allá debido a los precipicios. Por lo tanto renuncié de este intento y fui por fuera del cabo, a buscar un lugar mejor, pero todos parecieron ser igualmente malos y debido a que el tiempo comenzó a obscurecer, era inútil perseverar. Cuando íbamos hacia el cabo y en el regreso, medí la distancia mediante la corredera, encontrando que la media de las dos lecturas coincidía con la de la carta. La corriente que había, tiraba hacia el oeste.<br />
“Un pequeño buey, que habíamos traído desde Chiloé, fue sentenciado a terminar su viaje en este lugar, y probablemente fuimos las primeras personas en comer carne de vacuno fresca en el estrecho de Magallanes.<br />
“28 y 29.- Días sombríos, con mucho viento y lluvia; y las ráfagas muy violentas que venían por sobre las montañas nos impidieron hacer cualquier trabajo, fuera del buque.<br />
“30.- Todavía continúa soplando y lloviendo.<br />
“Diciembre 1 y 2.- Días nublados, con viento fuerte, pero en un corto intervalo en que brilló el sol con gusto lo empleamos en comparar nuestros cronómetros.<br />
“3.- Esta mañana levamos y maniobramos para zarpar. A la una p.m. estábamos tres millas al oeste del cabo Pilar, con la presencia de un temporal del NO. Poco después, el tiempo estaba tan brumoso, que no podía ver ninguna parte de la costa, por lo que me mantuve distante de la orilla, con poco velamen, esperando tener una mala noche. Contrariamente a lo esperado, el viento no aumentó mucho, pero el tiempo cerrado y el fuerte oleaje me indujeron a mantenerme más alejado de lo que primero había deseado. A las once p.m. Nos empopamos y nos mantuvimos ahí hasta el amanecer del 4, cuando nos dimos cuenta que nos encontrábamos mucho más al sur y que la costa del cabo Pilar estaba en dirección N al O, el cabo mismo estaba cerrado. Navegamos hacia tierra, con la esperanza de poder sacarle algún provecho al día, pero estos deseos pronto terminaron, porque antes de que hubiésemos navegado una distancia suficiente para trazar una línea de base, el tiempo se puso tan brumoso que nos obligó ceñir. Vimos justo lo suficiente para descubrir una serie de rocas y rompientes situadas a considerable distancia de la costa. Después del mediodía despejó, por lo que nuevamente nos dirigimos hacia tierra, pero encontramos que la corriente nos tiraba con fuerza hacia el sur, por lo que fue necesario desplegar todas nuestras velas y ceñir para evitar perder de vista la tierra. Con el viento fuerte y un barco marinero bueno para ceñir no podíamos mantener nuestro rumbo y a las siete de la tarde estábamos cerca de un islote que se desprende del cabo Sunday. Habíamos visto muy poco de la costa hasta ahora: la corriente había vuelto la corredera de patente inútil para medir bases y el tiempo era muy desfavorable para efectuar observaciones astronómicas. La tierra parecía ser alta y montañosa hasta tan lejos como el cabo Deseado, desde donde parecía más baja y más quebrada, formando una gran bahía entre este cabo y el cabo Sunday. Varias rocas en las cuales la mar rompía violentamente se esparcían a cierta distancia de la costa, además de esos dos grupos llamados los Apóstoles y los Jueces, este último cercano al cabo Deseado y el primero un poco al sur del cabo Pilar.<br />
“5.- Para nuestra verguenza, nos encontrábamos a gran distancia de la costa; la isla Recalada que estaba ocho millas a sotavento en la tarde anterior, ahora estaba de cara al viento y a unas seis leguas. Un viento fuerte, con mucho oleaje, nos impidió recuperar la tierra perdida que se encontraba en dirección norte, por lo que preferí mantenerme hacia el SE llevado por el viento buscando un puerto, pues parecía inútil tratar de levantar esta costa mientras navegáramos, teniendo que lidiar contra obstáculos como una corriente de una milla por hora y un cielo generalmente cubierto de nubes. Nuestra única posibilidad pareció ser ir de puerto en puerto manteniéndonos cerca de la costa.<br />
“Detrás de la isla Recalada la costa forma una bahía profunda, aparentemente llena de islas y se dice que hay en esta parte una comunicación con el estrecho de Magallanes. Mirando desde el mar parece que hay una abertura.<br />
“Desde el punto más al sur de esta bahía la costa presenta una línea alta y regular por unas pocas millas, y luego hay una sucesión de islotes, rocas y tierra quebrada. Estuvimos cerca de las rompientes, pero ya era muy avanzada la tarde como para encontrar un fondeadero. Vi sargazos en la superficie del agua, que crecían desde el fondo, en los que la sonda marcaba una profundidad de cuarenta y cinco brazas. Era una caleta abierta, de aspecto salvaje, llena de rocas y rompientes, y muy expuesta.<br />
“Nos mantuvimos fuera, aproados al viento, con la esperanza de abatir hacia el norte y al oeste durante la noche, pero a medianoche calmó y cuando amaneció el día 6, para nuestra sorpresa nos encontrábamos al sur del cabo Gloucester, un alto y notable promontorio, que se ve separado de la tierra como si fuese una isla, con una cumbre puntiaguda, la cual, desde el sur, aparecía dentada. El día se presentaba excelente con una brisa proveniente del SE la que gradualmente fue aumentando, por lo que tuve la esperanza de ver más de la costa, a lo largo de la cual habíamos sido empujados tan rápido y tan en contra de nuestros deseos.<br />
“Mientras recorríamos la costa, observé varios estuarios que probablemente proporcionaban buenos puertos. Esta costa no tiene, de ninguna manera, la apariencia escabrosa y áspera que yo esperaba, pero la cantidad de islotes y rompientes son suficientes para darle un aspecto de lo más peligroso. La tierra no es muy alta cerca del mar y parece ser boscosa en los lugares en que el viento predominante permite a los árboles crecer. Efectuamos sondajes a varias distancias dentro de las cuatro millas de la costa y la profundidad generalmente fue entre las veinte y las cien brazas. Se puede formar una buena idea de la corriente que nos tiró hacia el SE cuando digo que incluso con un viento fresco y favorable, nos tomó el día 6 completo regresar al lugar que habíamos dejado la tarde anterior.<br />
“7.- Al amanecer soplaba un temporal, pero nos mantuvimos ahí, un poco al sur del grupo de rocas llamadas los Jueces, hacia una parte de la costa que podría proporcionarnos un puerto. Al acercarnos vimos un estuario, aparentemente grande; pero con su boca obstruida por rocas y rompientes, por lo que no quise entrar sin antes enviar un bote, pero el viento soplaba demasiado fuerte y también había demasiada marejada como para arriar uno; por lo que nos mantuvimos afuera esperando que amainara, pues el lugar cumplía plenamente con mis deseos de estar lo suficientemente cerca de los Apóstoles y de los Jueces para fijar su posición. Esta mañana el señor Murray resbaló en la cubierta del castillo y se dislocó un hombro: un accidente que nos privó de sus servicios por algún tiempo, y en recuerdo de ello, llamamos al lugar en que fondeamos más adelante, bahía Dislocación. Tantas rocas se desprenden de esta costa que una embarcación no debería aproximarse a ella a no ser que tuviese luz de día y tiempo despejado. El escandallo servirá de advertencia si el tiempo estuviese brumoso ya que las sondas se extienden a lo menos hasta cuatro millas de la costa, a cuya distancia hay desde treinta hasta cien brazas, y en términos generales, hay menos agua a medida que uno se acerca a la costa.<br />
“El 8, 9, 10.- estuvimos atareados en el levantamiento del puerto y la costa adyacente. En este lugar se puede obtener fácilmente agua, ya que las chalupas pueden vararse en un arroyo de agua dulce que desciende de las montañas. También hay madera en abundancia. El puerto es lo suficientemente grande para cuatro embarcaciones pequeñas y el fondo es muy parejo, entre las quince y veinticinco brazas, de fina arena blanca. La entrada es angosta, pero todos los peligros son visibles y ahora están señalizados en la carta. Está muy expuesta a los vientos y al oleaje del oeste los que juntos podrían impedir por semanas a una embarcación hacerse a la mar. <br />
“11.- Un viento fuerte y mucha oscuridad impidieron el zarpe hasta cerca del mediodía, en que amainó, aunque el tiempo estaba aún muy cerrado. Entonces maniobramos con una pequeña y variable brisa, que nos complicó cerca de la entrada, pero al fin tuvimos un buen zarpe. Me alegró estar fuera porque nuestros trabajos en el puerto estaban terminados y había temido que el viento oeste nos detuviera. El promontorio, justo al sur de bahía Dislocación me pareció que era el cabo Deseado y al que estaba hacia el norte lo llamé punta Chancery. El señor Wilson subió algunos cerros de la parte trasera del puerto, desde los cuales vio muchos lagos, entre colinas escarpadas y estériles, pero una vista más lejana estaba obstruida por otras montañas.<br />
“Un remo fue recogido cerca del lugar de la aguada y reconocido por uno de los hombres como el mismo que había sido dejado en una roca cercana al cabo Pilar (En ensenada Observación) por el comandante Stokes en enero de 1827. No cabía duda del hecho, porque las iniciales del hombre estaban grabadas en el remo; y es una curiosa prueba de la existencia de una salida hacia el lado sur del estrecho (cerca del cabo Pilar) y de cómo continuó a lo largo de la costa. Encontramos vestigios de fuego, lo que demuestra que los nativos visitan esta expuesta parte de la costa. El terreno aquí es alto, escarpado y muy árido, excepto en los valles, donde crecen muchos árboles. Algunas aves silvestres fueron vistas y se les disparó.<br />
“Desde cabo Deseado, la costa es alta y pareja por tres millas; (un islote rocoso se encuentra a casi una milla de la costa) entonces hay un abra la cual probablemente conduce a un buen puerto detrás de varias islas. Siguen varias islas, por un espacio de dos millas, después de las cuales está bahía Barrister; un lugar muy expuesto, lleno de islotes, rocas y rompientes que se extiende hasta cerca del canalizo Murray. Navegando a lo largo de esta costa pasamos por dentro de varias rompientes; y espero haber registrado todas las que estaban a la vista, pero no podemos estar seguros, porque las rompientes en las rocas que están bajo la superficie del mar no siempre se dejan ver. Como estaba oscureciendo, viramos hacia el viento, cerca del cabo Sunday y cuando hacíamos esto, fuimos alarmados por una gran rompiente cuya espuma, de repente saltó, a la distancia del largo de un buque pequeño de nosotros. Aunque habíamos mirado en todas direcciones no habíamos visto previamente ninguna rompiente cerca de ese lugar. Durante la noche desplegamos todo el velamen para evitar derivar hacia el SE y con la luz del día me alegró ver que no habíamos perdido terreno así es que gobernamos hacia tierra rodeando la isla Graves. Vimos varias abras, ceñí hasta cerca de un punto y traté de entrar en uno de ellas, sin embargo, el viento lo impidió, por lo que fondeamos en un sitio expuesto, pero con un buen tenedero. Encontramos un grupo de islas con tantos fondeaderos entre ellas, que pensé que estos debían ser levantados. Regresé abordo, viramos y maniobramos hacia la abertura más cercana. Entramos y mediante las espías llegamos a un fondeadero que está a cuatro cables de un canalizo estrecho y fondeamos en veinticuatro brazas con fondo de arena y barro arcilloso.<br />
"13.- Encontramos muchas chozas en la vecindad, lo que demuestra que nuestros conocidos fueguinos eran visitantes ocasionales. El puerto interior parecía ser una excelente cuenca, pero su fondo lo encontramos de inferior calidad del que había en donde el "Beagle" estuvo fondeado.<br />
"15.- El viento fuerte y la lluvia frecuente impidió que pudiésemos trabajar fuera del buque este día. Fui a la cima de una montaña cercana a la nave, pero no puede tomar muchos ángulos por las violentas ráfagas de viento y la lluvia. En la noche tuvimos un duro temporal: las ráfagas soplaban furiosas en las alturas, lo que nos obligó fondear una tercera ancla y afirmar los masteleros. Estábamos muy protegidos del viento verdadero, pero nos alcanzaban con más efecto los williwaws, que bajaban con gran fuerza. Aunque enfadado por no haber podido ir muy lejos de la nave, fuimos ciertamente muy afortunados de soportar este temporal en un fondeadero seguro. Parecía que en el mar soplaba muy fuerte.<br />
"16.- El fuerte viento durante todo el día, con mucha lluvia, impidió nuestra salida de la nave. En mi salida del día 15, al bajar encontré algunas rocas de pórfido rojo, iguales a las cercanas a puerto Deseado y las primeras que había visto en estos lugares. Otra novedad fue un tramo de cerca de dos acres de pura arena blanca finamente cubierto con hierba. <br />
"Aunque estábamos en la mitad del verano, el tiempo no era mucho más cálido que en el invierno. El promedio de temperatura del termómetro era unos diez grados mayor siendo casi la misma, que durante los meses de agosto y septiembre, en Chiloé. <br />
"17.- Continuó el mal tiempo. Este día no hubo trabajo con los botes. Por la tarde intenté subir a la montaña que había subido el martes, para bajar un teodolito que había dejado allí, pero el viento me obligó a regresar sin éxito.<br />
"18.- Tiempo similar continuó hasta el mediodía: frecuentes ráfagas y fuerte lluvia: estando el cielo permanentemente nublado no hemos visto ni el sol ni las estrellas. Aunque no hemos avanzado con este tiempo, fue una satisfacción pensar que hemos perdido sólo tiempo; y que evitamos mucho desgaste de la nave al estar fondeados en lugar de estar en la mar. En la tarde moderó el viento, nuestros botes salieron y el buque fue alistado para navegar. Tratamos de cazar algunas focas, que fueron vistas en una roca cerca del puerto, pero eran demasiado precavidas..<br />
"Mi bote casi zozobró por una rompiente enceguecedora, que se levantó de repente bajo él y que en un instante lo rodeó y lo dejó flotando sobre una ola de espuma blanca, que rompió a su alrededor, pero sin volcarlo o inundarlo. <br />
"19.- Viramos y nos dirigimos a un fondeadero en la isla Recalada que yo había visto desde las alturas. Fondeamos en una bahía protegida situada en la parte norte de la isla más grande, en el paso este que la separa de la más pequeña. Estas islas son altas y, hacia el mar, estériles; pero los lados de las colinas, hacia el este, están densamente arbolados.<br />
"Una gran humareda cercana a la bahía nos mostró, que los fueguinos estaban en posesión del lugar donde pretendíamos acomodarnos; y poco después que fondeamos, apareció una canoa que se dirigió hacia nosotros llena de hombres, mujeres y niños, dieciséis en total. Eran en todos los aspectos similares a los que frecuentemente habíamos encontrado antes; y por su poco interés en cambiar pieles o pellejos, a menos que fuera por artículos útiles, tales como cuchillos, etc., parecía que habían tenido relaciones con europeos: collares y baratijas no los valorizaban. Tenían, en la canoa, muchos huevos y aves muertas, las cuales ellos comían crudas: las aves eran celestes, o palomas de color, petreles, aproximadamente de ocho pulgadas de largo, que van a tierra una parte del año para poner sus huevos en agujeros en el terreno. Durante éste y el día siguiente, tuvimos la suerte de obtener observaciones, y casi todas las demarcaciones y ángulos necesarios.<br />
"Hasta ahora estaba satisfecho con el fondeadero; el fondo era un banco que disminuía gradualmente desde veinte a cinco brazas (arena fina), y que estaba protegido de los vientos del oeste, además de otros, excepto del norte. Habiendo obtenido especialmente buenas observaciones para la latitud a este lugar; lo llamé bahía Latitud. Es de muy fácil acceso, y también de fácil salida: cualidades mas bien raras en los puertos fueguinos. El cabo Inman situado en forma destacada, es una buena guía hacia el fondeadero.<br />
"Domingo 20.- Un buen día, y, sabiendo su valor, lo aprovechamos. Desde una altura vi el cabo Gloucester y la punta de la tierra de este lado (el norte) de él; y hacia el norte pude distinguir la tierra cercana a la entrada del estrecho. Las islas Recalada parecen ser la parte más alta de una cadena de montañas que se extiende (en parte bajo el mar) en la misma dirección que la mayoría de las cordilleras vecinas. Muchas rocas peligrosas se desprenden de la costa del lado SO; y no hay pasada para un buque entre las islas, la abertura es reducida y en algunos lugares solo tiene dos brazas.<br />
"21.- Esta mañana envié al oficial de navegación y al señor Wilson (Oficial del "Adventure" embarcado en el "Beagle") en una ballenera al este de la isla, para hacer un plano de esa parte, y obtener algunos ángulos y demarcaciones necesarios para la continuación del levantamiento.<br />
"22.- Un mal día, soplando fuerte y lloviendo. El viento era del norte y NNO, levantó oleaje; y como todavía no estábamos seguros de la calidad del fondo, aunque pensábamos que aparentemente era buena, afirmamos los masteleros y arriamos cerca de un cable.<br />
"24.- El viento roló al SO y se convirtió en algo más moderado, aunque aún arrachado, con mucha lluvia. Refrescó nuevamente en la noche, y volvió al norte.<br />
"Navidad.- Soplando fuerte del NNO con un cielo brumoso y nublado y fuerte lluvia. Yo estaba muy ansioso por ver regresar al oficial de navegación, pero él no lo podría hacer con tal tiempo. Temía que sus provisiones se hubiesen agotado, ya que llevaba lo suficiente sólo para cuatro días, pero tenían una buena carpa, armas de fuego y municiones.<br />
"26.- Un fuerte viento con tiempo brumoso y mucha lluvia durante todo el día. No hubo posibilidad de enviar un bote al oficial de navegación, o que ellos regresaran por el agua. La isla que era muy estrecha pudo haber sido atravesada a pie por él o alguien de su equipo si se encontraban faltos de provisiones, como no sabíamos nada de ellos confiaba que habrían encontrado suficientes aves silvestres, y no que estuvieran en peligro.<br />
"27.- Bastante más moderada esta mañana con tiempo despejado. Mirábamos ansiosamente por la ballenera, pues, con este tiempo, podría volver a la nave sin mucha dificultad. Antes del mediodía el Sr. Wilson y el patrón de la embarcación fueron avistados en tierra haciendo señales al buque; un bote fue enviado de inmediato para traerlos a bordo. Estaban muy débiles y cansados, después de haber caminado toda la isla durante la tarde y la noche anterior, y no haber tenido alimento durante los dos últimos días. Nos dijeron que el oficial de navegación y los otro cuatro hombres estaban en una ensenada en la parte de atrás de la isla, y habían estado sin provisiones desde el 24, no habían podido encontrar mariscos o aves silvestres.<br />
"En el momento que el Sr. Wilson llegó a bordo, yo estaba ausente tomando ángulos y demarcaciones, pero pronto fui informado de su regreso. Al mediodía dejé el barco con provisiones para una semana para los hombres del oficial de navegación y mi propia tripulación. No había perdido de vista el "Beagle" cuando me encontré con ellos regresando. Después de haberles dado algunos alimentos y dos hombres para que les ayudaran a bogar hasta el buque (estaba entonces bastante moderado y claro) continué rumbo al lugar en que ellos habían estado, con el fin de hacer lo que el mal tiempo había impedido que hiciera el oficial de navegación. Fuimos favorecidos con una excelente tarde por lo que logré obtener los ángulos y demarcaciones necesarios, regresando a nuestro barco a la mañana siguiente. <br />
"28.- A mi regreso encontré al oficial de navegación y su dotación casi recuperados. Habían intentado todos los días regresar a la nave, pero habían sido obligados a desistir en repetidas ocasiones porque corrían el riesgo de ser arrastrados hacia el mar abierto. Las ráfagas de viento que venían de las tierras altas eran tan fuertes como para dar vuelta la embarcación, aunque ni siquiera habían levantado el mástil. La continua lluvia había humedecido la munición y la yesca quedando sin fuego o vituallas: por lo que el Sr. Wilson y el patrón fueron enviados, el sábado por la tarde, para darnos a conocer su situación.<br />
"Cuando llegaron a la orilla del mar los fueguinos tomaron ventaja del débil estado en que se encontraban para pegarle al patrón de la embarcación y quitarle algunas de sus ropas, por lo que después de mi regreso fui en su búsqueda. Ellos sin embargo se alarmaron, y se habían ido. Esta partida consistía en alrededor de veinte personas, ocho de los cuales eran hombres, y el resto mujeres y niños. Cuando algunos de nuestros oficiales fueron a sus chozas ellos aparecieron armados con garrotes, lanzas y espadas, que parecían haber sido hechas de aros de fierro o como de antiguas cimitarras desgastados por la limpieza frecuente. Ellos debieron obtener estas, y muchas otras bagatelas que vimos, de los barcos loberos. Las visitas de esos buques, supongo, les ha enseñado a ocultar sus pieles y otros cueros, y han aprendido los efectos de las armas de fuego. La principal parte de su subsistencia en esta isla parecían ser pingüinos, focas y pájaros jóvenes, y petreles que ellos cazan de una curiosa manera. Después de haber capturado un pájaro pequeño le amarran una cuerda a su pata y lo meten en el agujero en que los petreles azules ponen sus huevos. Varias aves mayores inmediatamente agarran al intruso, y son sacadas con él mediante la cuerda.<br />
"Viramos y maniobramos para salir de la bahía, aumentado la profundidad del agua gradualmente a medida que nos alejábamos de la costa, pero teniendo siempre el mismo fondo, arena fina. Puedo con seguridad recomendar esta bahía como un buen fondeadero para las naves y el mejor lugar a dos cables de distancia hacia el NNO del sitio en que estuvo fondeado el "Beagle". Madera y agua no se encuentran muy cerca del fondeadero como en otros puertos fueguinos, pero se pueden obtener con muy poco esfuerzo, y en cualquier cantidad, subiendo por el canalizo (entre las islas) hasta uno de los muchos arroyos que bajan de las tierras altas. Hay mucha agua muy cerca del mejor fondeadero, en el lado sur, pero con frecuencia las olas rompen sobre esa playa. Hay dos ventajas que este fondeadero posee (un buque pequeño puede atracarse entre las dos islas en lugar de fondear en el puerto exterior) y consisten en la facilidad con que un buque puede entrar o salir de él, con cualquier viento, y que su situación está bien señalizada por una punta notable, llamada cabo Inman (en homenaje al profesor), que es alta, con acantilados perpendiculares, y casi separada de las otras tierras, de modo que un buque, sabiendo su latitud dentro de las cinco millas de la verdadera, no puede dejar de reconocerlo, si el tiempo está lo suficientemente claro. Aves silvestres y mariscos son muy escasos allí, probablemente porque los fueguinos los han espantado o consumido. Desde la cima de una montaña, en el extremo este de la isla grande, vi a gran distancia dos canales o aberturas, los que parecían continuar lejos hacia el este, entre muchas islas y tierra muy desmembrada. Esta sucesión de islotes, rocas, y rompientes, tal como se presentaba la costa, fue sorprendente: conté muchos cientos, mientras miraba hacia el este desde una sola estación.<br />
"Deseaba mucho saber a donde llevaban esas aberturas, y si existía una comunicación directa a través de ellas con el estrecho, lo que parecía casi seguro, pero teniendo en cuenta el tiempo ya pasado, la extensión de la costa a ser levantada, y la pequeña ventaja de esta información, excepto satisfacer mi curiosidad, decidí continuar al siguiente promontorio, una montaña en el extremo SE de la bahía Otway, cuya posición ya había establecido con respecto a las estaciones en isla Recalada.<br />
"Si hay un paso a través de esas aberturas de la bahía Otway, no debe ser apto para buques, pues debe estar obstaculizado por rocas y rompientes en las que no podría encontrar refugio en caso de tiempo lluvioso antes de salir de el, y las nubes y la lluvia son frecuentes. Hasta ahora habíamos sido muy afortunados, al navegar en los intervalos de buen tiempo y fondeados en los temporales, pero esto se debía en gran parte a una muy cuidadosa atención al barómetro y al simpiesómetro.<br />
"Después de haber dejado bahía Latitud, nos empopamos hasta la medianoche en que viramos hacia tierra nuevamente, con todo el velamen desplegado, con el fin de "mantener nuestro rumbo" en contra de nuestro antiguo enemigo, la corriente.<br />
"Con la luz del día (29), no habíamos abatido hacia sotavento por la corriente, estábamos en una buena posición para continuar el levantamiento desde el lugar que habíamos dejado la noche anterior. Viramos tan pronto como la tierra pudo verse claramente, rodeamos la isla Recalada muy cerca de las rocas más alejadas y entonces gobernamos hacia el cabo Tate (el extremo de la montaña que mencioné ayer). Esas aisladas rocas no son muy peligrosas, pues el mar siempre rompe violentamente sobre ellas. En el cruce de la bahía Otway, la mañana estuvo clara, yo estaba preparado para agregar mucho a lo que habíamos aprendido respecto a sus costas y los peligros que hay a su alrededor. (En la bahía Otway, no lejos de la isla Recalada, hay una roca en la cual el Sr. Low encontró a fueguinos viviendo entre una serie de [aparentemente] focas domesticadas. Ver el Volumen II).<br />
"Fuera del cabo Tate, al norte y al oeste, se encuentran las rocas College. Aquellas más cercanas al cabo, son también las más cercanas al track de un buque que navegue a lo largo de la costa, y a media milla al oeste de ellas se encuentra una roca peligrosa, bajo el agua. La mar generalmente rompe sobre ella.<br />
"Tuvimos un tiempo muy brumoso cuando estuvimos cerca de esas rocas, lo cual nos obligó a ceñir por media hora; cuando aclaró, gobernamos hacia el cabo Tate, a una milla de distancia de la costa. Esperaba encontrar un fondeadero entre él y la islas Fincham, por lo que me mantuve lo más cercano a tierra que pude, pero al ver numerosas rompientes por la proa y hacia afuera, cambié nuestro rumbo y goberné para pasar por fuera de todas las rocas. Después que había pasado algunas de ellas, una gran bahía de boca ancha se abrió hacia el noreste lo que me tentó dirigirme a ella. Entramos al seno al mediodía, nos adentramos por casi cuatro millas sin encontrar un lugar donde fondear, no encontramos fondo aun arriando un linea de cincuenta brazas, aunque en la entrada tuvimos entre veinte y diez brazas. Como se aproximaba un tiempo brumoso, me urgía fondear en algún lugar, pues ahora estábamos impedidos de salir nuevamente. Parecíamos estar entre una multitud de islas, muy cerca unas de otras, aunque sin ningún fondeadero entre ellas; por lo que, no teniendo otro recurso, arriamos ambas anclas al final de un islote de lados muy empinados., una cayó en siete, y la otra en diez brazas de agua, y quedamos agarrados a las rocas. Arrieando medio cable en cada una, encontramos cuarenta brazas en la popa, con un fondo rocoso similar; de modo que tuvimos la agradable perspectiva de estar respaldados por ambas anclas, y derivar hacia aguas profundas a la primera tormenta fuerte. Durante el resto de ese día, nuestros botes estuvieron buscando un mejor fondeadero, pero sin éxito; encontraron manchones de fondo rocoso con diez a veinte brazas aquí y allá, pero ninguno que pudiera preferirse a nuestro islote.<br />
"30.- Aquí encontramos una familia fueguina, compuesta por un hombre y una mujer, con sus hijos. Durante este día llovió muy fuerte por lo que no pudimos hacer nada fuera de la nave; el viento era moderado; aunque no me gustaba nuestro rocoso fondeadero, no lo pudimos cambiar.<br />
"31.- Viento moderado, con tiempo despejado. El Sr. Murray y el Sr. Stokes fueron a diferentes partes del seno, mientras yo estuve ocupado cerca de la nave. Se hicieron observaciones de la latitud, la longitud y la variación magnética.<br />
"1 de enero.- Durante parte de la última noche y esta mañana, el viento sopló con ráfagas muy fuertes, lo que me preocupó mucho; pero el tiempo hacía imposible que voluntariamente nos moviéramos, ya que llovía tan fuerte como soplaba. Aproximadamente a las ocho aclaró, y el viento roló al sur, por lo que viramos y maniobramos dentro del seno; pero sólo después del mediodía pasamos por su entrada, y a las siete de la tarde estuvimos fuera de todas las rompientes, el viento había sido ligero y en contra durante todo el tiempo.<br />
"2.- A las cinco de esta mañana, estando cerca de las islas Fincham, con tiempo despejado y una brisa fresca del NO, gobernamos hacia bahía Breaker, sobre un punto sobresaliente de aspecto irregular. Habiéndonos aproximado lo más que pudimos, y tomado ángulos, gobernamos para pasar por fuera de algunas rocas muy alejadas, cercanas al medio de la bahía, porque en la costa de ellas, vi desde la cofa numerosas rompientes, rocas e islotes, en todas direcciones. No podría encontrarse un peor lugar para un buque; pues, suponiendo que viniera un mal tiempo estando en el fondo de la bahía, lo acecharían rocas e islotes aflorados, por todos lados, y sin poder guiarse por algo para evitarlos, las sondas serían inútiles; y con ese tiempo, la carta mejor construida no lo ayudaría. Con esta idea del lugar, y por razones similares a las que me indujeron a pasar rápidamente a través de bahía Otway, goberné sobre el cabo Gloucester, después de haber pasado las rocas Midbay, a una distancia de un cuarto de milla. La tierra del fondo de la bahía parecía estar distante y muy resquebrajada, En efecto, desde las islas Week hasta el cabo Gloucester ( y desde ahí hasta el estrecho de Le Maire) hay una innumerable sucesión de islas y rocas, sin ninguna vía terrestre continua, de manera que canales se pueden encontrar en todas direcciones.; valiosos, sin duda, para los fueguinos en sus canoas, pero no tanto para los marinos en las naves, ni aún para los loberos; porque por donde los nativos pasan con sus canoas, no se encuentran más focas.<br />
"En el cruce de bahía Breaker, incluso con un viento moderado, había mar de través y violenta, debido, sin duda, al oleaje del océano que entra en esta amplia bahía. Ese oleaje podría añadir más dificultades a los buques en su salida de la bahía: por eso que yo especialmente recomiendo evitarla. El cabo Gloucester es un promontorio notable, que nunca podrá ser confundido, aunque sólo hayas visto un boceto regular de él. A la distancia se ve como una montaña que se levanta del mar, pero, a medida que uno se acerca, aparece una estrecha franja de tierra. <br />
"Encontramos desde veinte a treinta brazas de fondo, a una milla de distancia del cabo; y vimos varias rompientes cerca de media milla de la costa. Dada la naturaleza empinada y rocosa de estas costas uno podría esperar no encontrar sondas hasta no estar muy cerca de tierra; pero en cada parte saliente de su costa, que hemos visitado, se pudo encontrar fondo con el escandallo. Algunos nativos fueron vistos en el cabo, haciendo una gran fogata. Estuvimos en dos caletas, buscando fondeadero, pero encontramos sólo rocas y rompientes, navegando a lo largo de la costa, rodeamos la isla Ipswich, y llegamos a una amplia bahía, en la parte norte de la cual parecía haber varias aberturas como puertos. Maniobrando a través de ella, fuimos agradablemente sorprendidos el encontrar que esta es la prolongación de una rada, abierta sólo al SE y con un fondo parejo de veinte a catorce brazas. Fondeamos cerca de una milla de la entrada de lo que parecía un puerto, en la esquina NO, tuvimos que maniobrar contra un viento fresco del NO. Fondeamos en dieciséis brazas, agarrando bien el ancla. Fui directamente a mirar la abertura, y encontré un canalizo, que tenía buenas sondas y que llevaba a una excelente dársena, perfectamente protegida del viento y el mar, cuyo fondo era arena y arcilla y una profundidad del agua de cinco a quince brazas. Tan pronto como regresé a bordo, levamos y maniobramos hacia la entrada de la laguna; luego fondeamos, nos movimos con espías y quedamos fondeados con medio cable en cada extremo.<br />
"Esta es la ensenada más segura y protegida vista hasta ahora. La llamé dársena Laura y a la bahía que habíamos cruzado le puse bahía Euston. Estaba muy contento de haber descubierto un lugar tan seguro, porque esto me permitiría determinar la posición del cabo Gloucester y la tierra adyacente, con la exactitud que un lugar tan importante requiere, y porque esperaba que resultara un puerto útil para los buques. Desde la cima de una alta montaña que rodea la cuenca, pensé que el cabo Gloucester parecía estar a unas siete millas y al ver que un valle se extendía cierta distancia en esa dirección, decidí ir hasta allá por la vía terrestre. Estaba tan contento con la bahía y la dársena, que no dudé en tomar un tiempo en la investigación de su entorno. Las montañas hasta ahora examinadas entre el cabo Pilar y estas islas (las Grafton), consisten en jade, esquisto o arenisca (excepto aquellas que están cerca de los senos de aguas profundas, que son de granito blanquecino de grano muy grueso) que por la continua acción de la mar gruesa que rompe sobre sus costas, el esquisto y la arenisca fueron esparcidos y sus detritus cubren no solo los fondos de las bahías, sino que forman bancos que se extienden mar adentro. Profundidades moderadas de agua y buenos tenederos se encuentran cerca de los cerros de esquistos o arenisca, y exactamente lo contrario en las cercanías de los de granito.<br />
"4.- Temprano esta mañana envié al Sr. Murray en una ballenera para que inspeccionara e hiciera planos de algunas aberturas que había visto en el lado norte de la bahía Euston, y al Sr. Stokes a hacer un plano de la bahía y dársena en la que estábamos. El oficial de navegación llevó provisiones para seis días, por si fuese demorado, por mal tiempo, como en la ocasión anterior. No podría haber un lugar más conveniente que este para hacer agua o leña; y lo aprovechamos al máximo llenando el buque completamente. Los toneles del barco los llenamos de agua pura, y la madera fue cortada cerca de la aguada. <br />
"6.- Un grupo de doce, compuesto por el contador, el Sr. W. Wilson, el Sr. Megget, ocho marineros y yo, salimos del buque con la intención de caminar hasta el Cabo Gloucester. Llegamos a un valle en el extremo NO del puerto y empezamos nuestra marcha, dos hombres llevaban la carpa, y los otros los instrumentos y las provisiones: teníamos armas también por si nos encontrábamos con los indios. Lo difícil de caminar con esa carga, nos obligó muy pronto a detenernos y descansar, pero debido a los continuos cambios en el transporte de la carga más pesada y al gran esfuerzo por parte de los que la transportaban, pudimos cubrir más de dos tercios de nuestro viaje en el transcurso del día, y en la noche armamos nuestra carpa y desafiamos a la lluvia que caía incesantemente hasta las siete de la mañana siguiente: cuando todas las alturas estaban cubiertas de nieve, como si estuviéramos en pleno invierno.<br />
"7.- Tan pronto como desayunamos, nos pusimos nuevamente en camino, y al mediodía habíamos llegado al pie de la montaña que forma el cabo. Dejé a los otros en el lugar en que habíamos armado nuestra carpa para que cocinaran algunos víveres, y el Sr. Wilson, el Sr. Megget y dos marineros ascendieron la montaña conmigo. Tuvimos una tarea muy difícil, pero al fin ganamos la cumbre más alta, donde sólo había espacio para colocar el teodolito y arrodillarme junto a su lado, con el riesgo que un soplo de viento nos lanzara por cualquier lado. Una piedra movida de su lugar, habría alcanzado el agua muy pronto, por uno u otro lado. No era un día muy claro, pero lo suficiente para permitirme tomar los deseados ángulos y demarcaciones. Desde esta cumbre tuve una visión muy clara de lo peligrosa que era la bahía Breaker lo que me confirmó más la idea que me había formado de ella y me alegré de no haber entrado con el "Beagle". Habiendo logrado nuestro objetivo y enterrado dos memoriales, uno embalado en estaño y el otro en una botella, nos llenamos los bolsillos con pedazos de rocas del lugar y regresamos, más bien demasiado rápido, pues la pendiente de la colina nos ayudaba más de lo que queríamos. Durante nuestra ausencia habían aparecido algunos fueguinos, los que estuvieron tranquilos e inofensivos, pero parecían desconfiar mucho de nosotros, y a la mañana siguiente, antes de la salida del sol se habían ido, excepto un hombre. Estos nativos parecían ser muy activos y subieron la montaña en la mitad del tiempo empleado por nuestra grupo . Tenían dos canoas, pero cómo habían llegado hasta este lugar por el agua nos desconcertaba, si consideramos la bahía expuesta que ellos debieron cruzar y el tiempo imperante. Tal vez habían llevado sus canoas por tierra, de una manera similar a como las piraguas chilotes, hechas de tablas cosidas.<br />
"8.- Escuchamos la voz de los fueguinos cuando amaneció esta mañana; pero a las cuatro solo un hombre de edad quedaba, que probablemente fue dejado para vigilarnos. Comenzamos nuestro regreso, más bien rígidos debido al esfuerzo de los días anteriores, y mirando tristemente las altas y escarpadas colinas que había entre el "Beagle" y nosotros. La primera ascensión en el camino de regreso fue la peor de todas: cómo los hombres llevaban su carga tan bien me sorprendió, ya que yo, con una carga liviana, me alegraba de nuestros frecuentes descansos. El desayuno nos revivió y luego tomamos un camino mejor evitando las cuestas más empinadas y encontramos el camino más fácil. Mientras descansábamos nuestra comida el tiempo estaba tan claro que tomé demarcaciones al cabo Inman y a otros puntos que estaban a más de cincuenta millas de distancia. Hubo poca variedad o novedades en esta caminata a través de la isla fueguina. Encontramos el mismo tipo de paisaje y las mismas especies de plantas y arbustos que habíamos visto en todas las otras partes de la Tierra del Fuego. Ser más o menos rocosa era el único cambio. De cuadrúpedos, excepto las nutrias y los perros, no vi ninguna huella y no creo que se encuentren en ninguna parte. Un tipo grande de agachadiza común, llamado por algunos becada, y codornices de una enorme y creo, peculiar especie, fueron vistas a menudo y se les disparó. Estas últimas no tienen de ningún modo el buen sabor de la codorniz europea, y su carne es más oscura y gruesa. A las siete de la tarde estuvimos de nuevo a bordo del "Beagle", un poco cansados.<br />
"Si algún futuro viajero se siente inclinado a hacer una excursión similar hacia el cabo Gloucester, mejor que no tome muy a la ligera esa tarea.<br />
"9.- El Sr. Murray regresó, después de haber estado en el interior de muchas aberturas de las islas del este y de haber recogido la mayor cantidad de información. Esta tarde, sopló un fuerte temporal, pero en este lugar tan protegido sólo sentimos unos pocos williwaws. Del relato del Sr. Murray se deduce que esta isla y las vecinas que están hacia el este forman un grupo, bastante separado de la tierra firme, o más bien del cuerpo principal de islas, por un canal que se abre en dirección norte hacia bahía Breaker, y en dirección sur hasta la bahía Stokes. Les pusimos las islas Grafton.<br />
"10.-Tuvimos un temporal con mucha lluvia durante todo el día . Mal tiempo, pero en un buen fondeadero, esta vez no me lamenté del tiempo, porque el material para nuestras cartas se acumulaba rápido, lo que no nos permitía tener tiempo libre cuando debíamos permanecer a bordo. <br />
"11.- Un día favorable que nos permitió examinar y sondar la parte exterior, y obtener una serie de ángulos desde el extremo occidental de las islas Ipswich, con lo que terminé mi triangulación. Desembarcar ahí fue peligroso, y subir la colina extremadamente difícil, a causa de la espesa masa de maleza que alcanza unos tres o cuatro pies de altura en todas las partes del lado este, y es tan enmarañada que es casi impenetrable. Por lo general, se camina por encima de esta selva, pero a veces hay que deslizarse por debajo de ella. <br />
"12.- Un día medianamente bueno. El sol fue visible tanto en la mañana como en la tarde, y desde diferentes cumbres el señor Stokes y yo tomamos ángulos. El cielo estaba claro cerca del horizonte lo que nos dio un amplio rango. Mientras tanto el buque fue preparado para navegar en la búsqueda de un nuevo lugar en el que utilizar nuestros instrumentos. Espero que esta cuenca, el puerto, y la rada, sean de utilidad y por lo tanto no escatimamos esfuerzos en su levantamiento. Obtuvimos ocho latitudes mediante grupos de alturas circunmeridianas; con cuatro distintos sextantes: dos por el Sr. Stokes, el resto por mí, y como todas coincidieron, dentro de los quince segundos, supuse que su media será casi correcta. Las observaciones para el tiempo fueron buenas, y los cronómetros eran tan constantes que debimos preocuparnos principalmente de la exactitud de sus resultados. Para un buque que rodea el Cabo de Hornos y sufre un accidente, o necesita leña o agua, este lugar podría serle útil. Es muy fácil de encontrar y fácil de entrar o salir de el con los vientos predominantes del oeste.<br />
"13.- Viramos y dejamos el puerto, pero la mañana estaba demasiado obscura como para permitirnos navegar a lo largo de la costa, por lo tanto hasta las ocho nos mantuvimos navegando con muy poco velamen en la rada. Después de esa hora el tiempo despejó, pasamos la isla Leading y nos pairamos , para detectar una rompiente cercana a ella. Rompió solo dos veces durante la hora que esperamos, por lo tanto probablemente hay suficiente agua para el paso seguro de cualquier buque. A las diez viramos y navegamos hacia la isla Isabella; mi primer objetivo era buscar un lugar llamado "hope harbour" por los loberos, y que por lo leído debería estar por ahí. Su ubicación no fue reconocida por nuestro contramaestre (Sr. Sorrell, primero con el Sr. Weddell y luego con el Sr. Brisbane) quien había estado allí cuando cazaba en estas costas, así que pasamos cerca de la isla Isabella, ceñimos por el lado de sotavento de la isla y llegamos a un fondeadero en quince brazas, abrigado desde el norte al SSO. Una colina con un pico alto, por encima de la ensenada en la que efectué mis observaciones, hizo de este un lugar apropiado para los trabajos del levantamiento. El Sr. Murray fue a lo alto del cerro, mientras el Sr. Stokes y yo trabajamos cerca del agua, hasta que la lluvia nos obligó a meternos dentro del buque. Esta es la más oriental de las islas Grafton. Más allá del canal que las separa del cuerpo principal de las islas, aparece una sucesión de tierra quebrada, no muy alta pero que alcanza aparentemente hasta las montañas nevadas. La parte más cercana a nosotros era un laberinto de islotes y rocas. Hacia la noche aumentó mucho la fuerza del viento, y roló al SO y SSO. Tenía dudas sobre mi fondeadero, y el viento había girado un punto más hacia el sur, debería haber una mar muy mala para navegar, y pudimos haber garreado.<br />
"14.- Moderó de nuevo, y el sol se mostró lo suficiente para poder obtener observaciones, y estar a bordo a tiempo para zarpar a las nueve. Teníamos razón para pensar que un buque lobero había estado a lo largo de esta costa no mucho antes que nosotros, por las huellas que nuestros botes encontraron en varios lugares. Indígenas también habían frecuentado estas islas, porque sus chozas se encontraban en todas partes. Las observaciones hechas en tierra hicieron que nuestra permanencia aquí fuera de alguna importancia, aunque como fondeadero seguro para otras naves, ni hablar, pues es una rada expuesta, con muchas rocas, tanto hacia el mar como hacia tierra. Un barco lobero podría usarlo, pero pienso que no de buena gana. Mientras corríamos empopados hacia las islas Agnes, con un fuerte viento del ONO, vimos muchas rocas y rompientes, y cuando nos acercábamos a las islas, eran numerosas por ambas bandas. Habría sido más prudente habernos mantenido por fuera de todas ellas; pero yo estaba ansioso por encontrar la bahía Hope, o navegar hasta la entrada del canal Bárbara y fondear en la ensenada norte de la isla Furia. Tras haber superado las tres islas Agnes y estando casi al frente del cabo Kempe ( Los tres picos, en la costa de Cabo Kempe, son muy notables), nuestra visión estuvo lejos de ser agradable, el mar, por todos lados, parecía estar cubierto de rompientes; y cómo gobernar para pasar entre ellos confuso. En esos momentos navegábamos empopados, con las gavias aferradas a un tercio y las vergas de juanete en cubierta; el viento era fuerte del ONO, pero el tiempo bastante claro. De repente el contramaestre exclamó "Todo a babor, una roca bajo la proa". La pequeña nave comenzó a caer, casi tan rápido como fue dada la orden; pero la emoción que nos recorrió, afortunadamente no fue la precursora de nuestra destrucción, porque la supuesta roca resultó ser una enorme ballena que había aflorado cerca de la proa, y fue confundida con la cima de una roca por el contramaestre, que estaba mirando hacia proa desde el castillo, mientras yo estaba en la cofa del palo mayor y la marinería en cubierta. Esta parte de la costa, desde las islas Agnes hasta el cabo Schomberg, es la peor que he visto, es muy accidentada y tiene muchas rocas y rompientes peligrosas que se extienden a gran distancia de la costa.<br />
"Al mediodía estábamos cerca de la isla Furia; pero el viento amainó lo que no nos permitió avanzar mucho. La bahía Furia, donde se perdió el "Saxe Cobourg", es un lugar expuesto, y como su fondo es malo, debería ser evitado por todas las naves, solo hay un pedazo de fondo bueno, pero es muy pequeño.<br />
"Pasamos alrededor de la isla Furia, entramos al canal Bárbara, en cuya entrada se encuentra el monte Skyring, una alta, puntiaguda y estéril montaña, visible a gran distancia. Todos sentimos un interés adicional en lo que estábamos viendo, teniendo en cuenta el último levantamiento en el "Adelaide". El cabo Schomberg y la roca Astrea fueron fácilmente reconocidos por los dibujos hechos por el teniente Graves. A una alta montaña, que en algunos aspectos se parecía mucho a la cúpula de San Pablo, le dí ese nombre (Se encuentra fuera del límite del levantamiento del teniente Skyring): Está a poca distancia hacia el este del cabo Schomberg. Un canal parece ir en dirección este, pasando por el canal Bárbara, al norte del cabo Schomberg y San Pablo. Incomprensibles vientos débiles y una marea de reflujo, de alrededor de un nudo, nos detuvieron hasta las seis de la tarde, entre las islas Magill y Furia; pero poco después de esa hora fondeamos en caleta Norte, un lugar pequeño pero perfectamente seguro. Alcanzado este fondeadero, tuve la satisfacción de haber sido capaz de conectar mi trabajo con el del teniente Skyring, y tener un nuevo comienzo para la siguiente porción de costa. Hasta ahora habíamos sido muy afortunados tanto con la nave como con los botes; pero esta fortuna no podía esperarse siempre.<br />
"15.- Temprano esta mañana el Sr. Murray fue en una ballenera a las islas, cercanas al cabo Kempe, para determinar la situación de algunos arrecifes e islotes y hacer un boceto de la costa exterior. El Sr. Stokes fue en otro bote a buscar bahía Hope, y examinar parte de la costa. El contramaestre lo acompañó, pues el creía que sabía un camino entre los canalizos de las islas, aunque había fallado en reconocer el lugar desde la salida.<br />
"16.- Mal tiempo, soplando un temporal de viento y lluvia casi todo el día.<br />
"17.- Ráfagas de viento y desagradable día; pero nuestros botes hicieron algunos avances.<br />
"18.- Algunos nativos vinieron hasta nuestro costado por un corto tiempo. Como de costumbre, no les permitimos subir a bordo, porque eran diestros ladrones. Un hombre a quién parecía que le pertenecía la canoa era lejos el de mejor figura, y mejor constitución, que cualquiera de los fueguinos que habíamos visto. Después de intercambiar algunos de sus bienes más valiosos nos dejó.<br />
"19.- Temprano esta mañana regresó el Sr. Stokes; había estado lo suficientemente cerca de puerto Hope, para ver que estaba en las islas Grafton, y era una de las ensenadas examinadas por el Sr. Murray. Entonces él regresó como había sido convenido, pero hizo un muy buen uso de su tiempo durante sus desplazamientos, mediante la recopilación de datos para las cartas. Se encontró con una canoa navegando a vela (la vela era un cuero de foca); primera vez que tuve conocimiento de una canoa fueguina navegando a vela. Tan lejos como el Sr. Stokes pudo ver hacia el norte, la tierra era muy accidentada, o más bien era una masa de islas que llegaban hasta la base de una cadena de montañas cubiertas de nieve.<br />
"Caleta Norte es lo suficientemente grande para albergar cualquier nave estando fondeada, pero el canalizo, de entrada y salida, es demasiado estrecho y dificultoso para un buque de más de trescientas a cuatrocientas toneladas, a menos que emplee espías para moverse. Estando en la parte abierta de una tierra alta, pero protegida por islas bajas, los williwaws no molestan durante los vientos del oeste, pero con los temporales del sur creo que deben sentirse con furia.<br />
"Mi tarea siguiente fue subir al monte Skyring. Como había poca nieve y el terreno bastante despejado de árboles, el ascenso fue fácil, pero cuando estuve en la cumbre no pude ver muy lejos, por unas nubes bajas brumosas. Había llevado sólo un compás, con la intención de mirar alrededor, y ascender una segunda vez con mi compañero habitual, el teodolito. Después de tomar una cuentas demarcaciones, saqué el compás de su bitácora y lo coloqué en una roca, cuando, con sorpresa, me fijé que la demarcación a un punto, al cual acababa de mirar, había variado en veinte grados. Sospechando la causa, lo puse en otra piedra, distante unos cuantos pies, encontrando que la demarcación nuevamente había variado muchos grados. Entonces examiné las piedras encontrando que había mucha pirita en ellas (Muestras de las rocas de la cumbre están en la colección de Sociedad Geológica, con los números 184 y 188) y que cuando se rompían o chocan entre ellas, olían fuertemente a azufre. El compás fue colocado nuevamente en su base, y demarcaciones de los mismos puntos fueron tomadas desde varios lugares, separados sólo unos pocos pies, y el punto distante a muchas millas, y en cada observación el compás dio diferente demarcación y era lento y perezoso aunque era un buen compás Kater con una rosa liviana. Estando satisfecho de haber comprobado la fuerte atracción local existente, regresé a bordo, con la intención de no hacer más uso del compás en este lugar, y como el teniente Skyring pudo haber sido engañado en sus demarcaciones por un motivo similar, esperé obtener una serie de ángulos, con el teodolito puesto para obtener demarcaciones verdaderas, las que podrían ser útiles para su trabajo, tanto como con el mío. Muchos pedazos de piedra, desde diferentes alturas, fueron derribados y en la mayoría de ellos había rastros de metal.<br />
"La cima del pico de esta montaña es un montón de piedras sueltas de todos los tamaños. Si la roca se ha roto de este modo por el hielo, por el fuego volcánico o por un rayo, no lo sé, pero creo que por su apariencia, por los tres. Muchas de las piedras están vitrificadas, y muchas son porosas, como la piedra pómez, aunque no tan livianas.<br />
"20.- Nuevamente subí al monte Skyring, llevando un teodolito conmigo, y como el día estaba muy claro y libre de nubes, cada punto de la tierra era visible, y en cualquier momento podía ser visto desde la cumbre. El monte Sarmiento se mostró en toda su grandeza, sobrepasando a las otras montañas por lo menos en el doble su altura, y completamente cubierto de nieve. Habiendo establecido por un poste pintado el punto en que estuvo el teodolito, enterrado en la costa cerca del "Beagle" (a cinco millas de distancia), del cual previamente había establecido la demarcación astronómica exacta del lugar del punto en que el teodolito fue instalado; obtuve una serie de buenos ángulos, incluyendo la mayoría de los más notables, picos, islas y cabos, dentro de un rango de cuarenta millas de la montaña. El día estuvo tan bueno, que no hizo frío en la altura, ni hubo viento que perturbara el ajuste del instrumento. Habiendo terminado este trabajo, regresé a bordo con el Sr. Wilson, quién, durante el tiempo que estuve en la cima, hizo algunos bocetos muy buenos. Incluso en esta primera etapa sus dibujos se estaban convirtiendo en un valioso complemento de los trabajos de nuestro crucero, y su número aumentaba rápidamente, porque se esforzaba mucho en ellos, y produjo no sólo buenos dibujos, sino que las más precisas vistas de la costa.<br />
"21.- Buen tiempo para este clima. El Sr. Murray regresó con la ballenera, luego de haber tenido un viaje exitoso.<br />
"Disparando y pescando obtuvimos el cambio frecuente de la dieta, le disparamos a muchas aves silvestres ( gansos, cormoranes y patos) y pescamos en los sargazos, las que fueron excelentes comidas. Todo lo que podíamos obtener era regularmente e igualitariamente distribuido entre los distintos ranchos, y llevábamos una cuenta en el "libro de juegos" (Ver Apéndice).<br />
"22.- El Sr. Stokes fue a examinar la bahía Furia y regresó tarde en la noche. Como resultado de su informe sobre los restos del schooner “Saxe Cobourg”, perdido en esa bahía, envié un bote con el carpintero para recoger la madera y tornillos que podrían ser útiles para nuestro barco, por lo que permanecimos fondeados un día más de lo considerado.<br />
"Este día toda la tripulación fue puesta a una ración de dos tercios, pero como esta era una medida que afectaría más al personal que a mí mismo, fui reacio en dar la orden sin antes explicar abiertamente la medida y dando las siguientes razones:<br />
"Habiendo tenido éxito más allá de lo esperado en el levantamiento de la costa y esperando ser capaces de continuar su estudio de la misma manera, mientras duren nuestras provisiones, creo que sería mejor reducir nuestra ración, mientras toda la tripulación está bien y sana, y pueden recibir un suministro de peces y aves silvestres, en lugar que en un período posterior, en que podríamos tener otra situación. Una extensa costa se extiende delante de nosotros, especialmente las partes que el comandante King nos señaló, aun no han sido examinadas.<br />
"24.- Un día bastante bueno, verifiqué todos los compases en la costa, en tres lugares diferente, colocándolos en linea con un marca distante, porque en la toma de demarcaciones, debido a la variación del compás, en los días anteriores, había encontrado grandes diferencias entre los resultados del mismo así como con diferentes compases; y también eran muy lentos y las rosas livianas lo eran más que las pesadas. Me fue imposible conciliar sus resultados cambiando de lugar o de posición, por lo tanto es probable que toda la roca afecte a la aguja, y sospecho que no sólo en esta isla y la del monte Skyring, sino que la mayoría de las islas cercanas son magnéticas: particularmente un grupo que se encuentra como una milla mar adentro de las islas Magill, en las que, creo, el teniente Skyring o alguno de su grupo tomó demarcaciones. Un bote fue enviado a observar la marea, el día de luna nueva, a la entrada del canal, y trajo un trozo de roca del grupo de islotes mencionado últimamente: Es similar a los de la isla Furia y del monte Skyring, al parecer metálico, con un olor sulfuroso, cuando son golpeados o partidos. (Sociedad de Geología, Coll N° 197). Piezas pequeñas puestas cerca de los compases parece que no los afectan sensiblemente; pero no ocupé mucho tiempo en tratar de experimentar con precisión, quedando satisfecho con el resultado general. Puede haber metal en muchas de las montañas fueguinas, y lamenté mucho que ninguna persona de la dotación fuera experta en mineralogía, o por lo menos familiarizado con la geología. Es una lástima que tan buena oportunidad de conocer la naturaleza de las rocas y del terreno de estas regiones se hayan casi perdido.<br />
"No pude evitar pensar a menudo en el talento y la experiencia requerida para tales investigaciones científicas, de las cuales nosotros carecíamos completamente, por lo que íntimamente resolví que si alguna vez tuviera que dejar Inglaterra en una expedición similar, trataría de llevar una persona calificada para examinar la tierra, mientras los oficiales y yo mismo, nos dedicaríamos a la hidrografía.<br />
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</p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-30043480929457436192009-09-01T14:00:00.002-04:002011-11-19T12:20:39.047-03:00Volumen I Capítulo XXI (Enero a Marzo 1830) Páginas 386 a 416<p align="justify"><br />
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<span style="font-weight:bold;">La carta de Skyring - Isla Noir - Pingüinos - Fueguinos - Sarmiento - Bahía Townshend - Monte Horacio - Cabo Desolación - Pérdida del bote - Basket - Búsqueda en bahía Desolada - Nativos - Fuerte temporal - Sorpresa - Ataque - Consecuencias - Regreso al Beagle - Navegación a puerto Stewart - Nueva salida - Escape de los nativos - Búsqueda infructuosa - Molestias - Mareas - Naturaleza de la costa - Puerto Doris - Seno Christmas - Cook - Catedral de York - Puerto March - Construcción de un bote - Rocas traicioneras - Escaramuza con los nativos - Cautivos - Boat Memory - Petrel.</span><br />
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"25.- Levamos y nos dirigimos a bahía Furia, por el carpintero y su carga, y lo encontramos con un palo y una balsa hecha de tablas, sacados de los restos del naufragio. Habiendo izado la embarcación y con la balsa a bordo, nos dirigimos hacia las Furias del Weste navegando a favor del viento; mi intención era rodear isla Noir o bien fondear en ella, antes de navegar hacia el este, para que ninguna parte del mar o de la costa quedase sin examinar. Pasamos muy cerca de algunas rocas, pero como el día estaba despejado y el tiempo claro, podíamos confiar en un buen vigía apostado en la cofa.<br />
"Antes de dejar las inmediaciones del monte Skyring, debería comentar que la demarcación verdadera de la cumbre del monte Sarmiento, que obtuve desde la cima del monte Skyring, trazada en la carta del teniente Skyring, pasó exactamente a través de su cima, como si hubiese sido simplemente una linea trazada entre ellas. Esto es muy meritorio para su trabajo, porque sé que él no vio el monte Sarmiento cuando estuvo en el monte Skyring.<br />
"El viento regular se acercó más hacia el oeste al atardecer, por lo que no tuve esperanzas de acercarme a isla Noir. Vimos claramente las rocas Tower antes del anochecer y navegamos hacia ellas hasta las diez, acercándonos a Scylla para evitar las Charybdis, ya que por nuestra banda hacia la costa estaban esparcidas todas estas rocas, entre las cuales habíamos navegado cuando transitamos las islas Agnes y el cabo Kempe.<br />
"Pasamos la noche haciendo cortas bordadas, con las gavias aferradas, en las mismas dos millas de tierra, lo más cerca posible, con el escandallo arriado y una minuciosa buena vigilancia. Con la luz del día de la mañana siguiente el viento aumentó a temporal con tiempo brumoso, con lluvia, desplegamos tantas velas como podíamos llevar, barloventeando todo el día. En la tarde moderó y antes del anochecer fondeamos en un muy buen fondeadero protegido, en el extremo este de isla Noir, abrigado de todos los vientos desde N al S (por el oeste); sobre un transparente fondo de arena, y con una ensenada protegida cercana a nosotros donde los botes podían varar fácilmente y obtener leña y agua en abundancia. En el trayecto hacia la isla, pasamos muy cerca de una roca peligrosa, sumergida, a cuatro millas de la costa, y otra, cercana al fondeadero. La mar no rompe sobre ninguna de ellas cuando no hay mucho oleaje.<br />
"27.- Un excelente día nos favoreció; el oficial de navegación fue a una parte de la isla, y el Sr. Stokes a otra, mientras yo fui a una tercera. Habiendo tomado ángulos en el extremo occidental (que termina en un grupo de rocas como agujas), navegué completamente alrededor de la isla y regresé al fondeadero después del atardecer, desembarcando, en mi camino, aquí y allá para tomar demarcaciones.<br />
"Hay una ensenada en la parte sur de la isla, donde las embarcaciones podrían estar perfectamente seguras con cualquier tiempo, pero la entrada es demasiada angosta para naves con cubierta. La isla misma es angosta y larga, parece ser la parte superior de una cadena de montañas, formada de piedra arenisca (Sociedad Geológica, N° 238 a 240 - quizás pizarra arcillosa), lo que explica que el fondo cercano a ella sea tan bueno, y por la apariencia en forma de agujas de las rocas en el extremo oeste; como la piedra arenisca, que es muy suave, desgastada continuamente por la acción del agua.<br />
"Multitud de pingüinos pululaban juntos en algunas partes de la isla, entre los arbustos y matas de pasto alto "tussack" (nombre dado por los loberos a una matas de juncos, que crecen junto al mar en estas latitudes) cercanos a la costa, que van allí con el propósito de pelechar y cuidar las crías. Son muy valientes en defensa propia, corrían con la boca abierta, por docenas, hacia cualquiera que invadiera su territorio, sin importarles qué tan pronto un palo podría dejarlos en el suelo. Las crías eran buenas para comerlas, pero los otros resultaron ser negros y duros cuando se cocinaban. La forma en que alimentan a las crías es curiosa, y bastante divertida. El pájaro adulto se sube a una pequeña altura del terreno, y hace un gran ruido (entre graznido y rebuzno), manteniendo su cabeza erguida en el aire, como si fuera a arengar a la pingüinera, mientras el joven se para cerca de él, pero un poco más abajo. El pájaro adulto continúa con su ruido alrededor de un minuto, pone su cabeza hacia abajo y abre su boca ampliamente, dentro de la cual la cría introduce su cabeza y parece que chupa de la garganta de su madre por un minuto o dos, después de lo cual se repite el ruido y el joven es alimentado nuevamente; esto continúa durante unos diez minutos. Observé que algunos que estaban pelechando hacían el mismo ruido y luego aparentemente tragaban lo que ellos mismos se proporcionaban, de esta manera creo que ellos procuran su subsistencia durante el tiempo en que no pueden buscarla en el agua. Muchos leones marinos fueron vistos en la isla, y tres fueron muertos. Las aves salvajes eran numerosas. Por extraño que parezca, encontramos huellas de los fueguinos (una choza), lo que demuestra cuan lejos ellos se aventuran en sus canoas.<br />
"No hay peligros cerca de isla Noir, excepto las rocas Tower, que están afloradas y "empinadas", pero muchos peligros existen hacia el sur-este. En realidad, un lugar peor que las cercanías del cabo Kempe y las islas Agnes no puede encontrarse muy a menudo, creo: su carta, con todas las estrellas marcando las rocas, parece el mapa de una parte del cielo, en lugar de una parte de la tierra.<br />
"28.- Con la luz del día, navegamos estas rutas, pasando cerca de las rocas Tower (a medio cable de distancia): son sólo dos en número, separadas una y media milla, sus costados muy empinados. Desde allí gobernamos en dirección a San Pablo, mi intención era buscar un fondeadero en esa dirección. Este día fue muy bueno y tan claro que cuando tuvimos calma, cerca de San Pablo, vimos desde la cubierta claramente el monte Sarmiento. Una brisa nos llevó a través del paso Pratt, que separa la isla London de la isla Sydney, a un fondeadero en un buen puerto, debajo de una colina alta y puntiaguda (Monte Horacio), el que es una buena referencia. Cuando nos acercábamos no obtuvimos sondas en el paso, lo que nos inquietó, pero en el puerto, el fondo resultó ser excelente y el agua solo de una profundidad moderada. Tan pronto como fondeamos, traté de subir al monte Horacio, pero regresé antes del anochecer sin haber alcanzado su cima, sin embargo, vi lo suficiente para formarme una idea general de la distribución de la tierra y el agua cercana a nosotros. Pensé que este fondeadero sería favorable para determinar la latitud del cabo Schomberg (Una alta montaña en el extremo NO de la isla London) con exactitud; porque había encontrado una diferencia considerable entre nuestra carta y la del teniente Skyring, respecto a la latitud de ese promontorio.<br />
"Entre tanto pensaba enviar al oficial de navegación a una punta llamada por Cook, cabo Desolación, y que bien merecía ese nombre, porque era un alto, escarpado, estéril pedazo de tierra. No me lamentaba de encontrarme en un fondeadero seguro, porque el tiempo parecía empeorar, y después de haber sido favorecidos con días moderados, no podíamos sino que esperar un cambio del viento y lluvia.<br />
"29,- Esta mañana el tiempo parecía como que deberíamos devolverle los pocos excelentes días que habíamos disfrutado, pero como creíamos que era necesario trabajar con mal tiempo igual que cuando estaba bueno, esto no impidió que el oficial de navegación saliera en camino a cabo Desolación; acerca del cual, por ser un promontorio visible, su posición sería de gran importancia, él iba en la búsqueda de un puerto, y obtener observaciones para conectar los levantamientos. No podía haber tenido una mejor embarcación (una ballenera construida por el Sr. May , en San Carlos); y como él bien sabía que hacer con ella, no me sentí inquieto por su seguridad, aunque después de su zarpe el viento aumentó rápidamente y hacia la noche soplaba un temporal. El barómetro como de costumbre no nos había dado mucho aviso, pero había estado bajando progresivamente desde nuestra llegada a este puerto, y continuaba cayendo. El simpiesómetro había estado más alerta, y había caído más rápidamente.<br />
"30.- Un temporal continuo, con lluvia y tiempo brumoso durante todo el día. En la noche el tiempo se convirtió en algo más moderado, pero en la mañana del 31, el viento aumentó de nuevo a temporal, y hacia el mediodía, los williwaws eran tan violentos, que nuestro pequeño cúter, que se encontraba en la popa del buque, fue volcado, aunque no tenía ni siquiera el mástil colocado. La nave se escoraba, como si estuviera navegando con su velamen desplegado, todas las cosas sueltas eran lanzadas hacia sotavento con un estrépito general (no habíamos trincado para la mar, pues estábamos fondeados en esa pequeña ensenada), pero estas explosiones de las montañas pasaban tan rápidamente, que con una buena cantidad de cadena arriada, era forzada a trabajar al máximo antes que la ráfaga hubiese pasado. Como el temporal aumentaba, en la tarde, los masteleros fueron afirmados; y aún así, en las ráfagas, sus bases levantaban muchas hiladas cuando eran cogidos por la cuadra. En la noche continuaron en tan rápida sucesión, que si la calidad del fondo no hubiese sido tan buena y nuestras amarras a tierra tan fuertes, habríamos sido lanzados sobre las rocas.<br />
"Estar a sotavento de tierras altas no es el mejor fondeadero en estas regiones. Cuando se encuentre un buen tenedero a barlovento de una altura, y tierras bajas a barlovento del fondeadero, suficientes para que la mar rompa, ese lugar es mucho más preferible, porque el viento es constante y no es devuelto por las alturas. El lado de sotavento de esas alturas es mucho peor que el lado oeste del peñón de Gibraltar cuando sopla el fortísimo Levante.<br />
"Teniendo en cuenta que este mes corresponde a agosto en nuestro clima, es natural compararlos, y pensar cómo el heno y el maíz crecerían en el verano fueguino. Hasta ahora no he encontrado en Tierra del Fuego ninguna diferencia entre el verano y el invierno, excepto que en el primero los días son más largos y la temperatura media es quizás unos diez grados más alta, pero también hay entonces más viento y lluvia.<br />
"El temporal todavía continuaba y había impedido que hiciésemos cualquier cosa fuera de la nave. Sin embargo el Sr. Murray debería haber encontrado ya una ensenada segura, lo sabía, habría pasado momentos de riesgo, pues no se habría podido mover por todos lados desde el día que nos dejó. Tenía provisiones para una semana, pero con un clima moderado podría haber regresado en tres días.<br />
"Feb. 2.- Todavía muchos chubascos e inestable. Este temporal comenzó del NNO y roló al SSO. Mucha lluvia viene generalmente de la cuarta NO y como el viento cambió al sur, el clima se volvió más despejado. Los chubascos de la cuarta del sur traen una gran cantidad de granizos con ellos.<br />
"3.- Pude tomar una serie de ángulos desde el monte Horacio, sobre la nave, el cielo estaba despejado cerca del horizonte. El teodolito había sido dejado cerca de la cima desde el 28, todos los días habían estado demasiado malos para usarlo. Estas colinas puntiagudas requieren tiempo y esfuerzo para su ascenso; pero la amplia gama de vistas que se obtiene desde sus cumbres en un día despejado nos recompensa ampliamente. Si la altura es suficiente, da una visión panorámica de muchas leguas y muestra de un vistazo donde están los canales, donde las islas, y cual es la naturaleza de la tierra y agua circundantes. El estado destrozado de todos estos picos es notable: las heladas, creo, deben ser la causa principal.<br />
"Después de haber sido engañados por el magnetismo del monte Skyring y otros lugares, nunca más confié en los compases en las alturas, pero siempre establecí una señal cerca del agua, a cierta distancia y desde ella obtenía la demarción astronómica de mi estación en la cumbre. Esta tarde preparamos el buque para zarpar tan pronto como llegase el oficial de navegación.<br />
"4.- Tiempo moderado. Me sorprendió que el oficial de navegación no hubiese aparecido, aún, pero tenía plena confianza en la prudencia de su actuar y sabiendo que había estado todo el tiempo entre las islas, y que en cualquiera de ellas pudo detener su embarcación y permanecer a salvo durante los temporales, no sentía mucha ansiedad, porque supuse que se habría quedado tomando los ángulos necesarios y observando, en los cual se había retrasado por el mal tiempo que últimamente habíamos experimentado.<br />
"A las tres de la mañana (5.-), me despertaron para contarme que la ballenera se había perdido - robada por los nativos; y que su patrón y dos hombres recién habían llegado al buque en una tosca canoa, hecha como una gran canasta, de mimbre cubiertos con pedazos de lonas y calafateados con arcilla, hacía mucha agua, y difícil de bogar en ella. Habían sido enviados por el oficial de navegación, quien, con las otras personas, se encontraban en la ensenada del cabo Desolación, donde se detuvieron el primer día. Sus provisiones estaban todas consumidas, dos tercios habían sido robadas con el bote, y el regreso de los nativos, para saquearlos, y quizás matarlos, era esperado diariamente. <br />
"La canasta, no la puedo llamar una canoa, dejó el cabo (ahora doblemente merecedor de su nombre) temprano en la mañana del 4, y avanzó lenta y pesadamente entre las islas, los hombres tenían solo una galleta cada uno con ellos. Bogaron todo el día, y la noche siguiente, hasta las dos de esta mañana (5.-), cuando pasaban por la ensenada en que estaba el barco, oyeron los ladridos de uno de nuestros perros, encontrando el camino hacia nosotros estando completamente rendidos por la fatiga y el hambre. Ni un momento se perdió, mi bote fue preparado inmediatamente y partí aceleradamente con provisiones para quince días para once hombres, con la intención de socorrer al oficial de navegación, y luego ir a buscar la embarcación robada. El tiempo estaba lluvioso, y el viento regular y con chubascos, pero a las once llegué a la ensenada, habiendo pasado por el lado del mar del cabo, y ahí encontré al Sr. Murray preocupado, pero dubitativo, esperando mi llegada. Mi primer objetivo, después de preguntar como estaba el asunto, fue escudriñar minuciosamente el lugar donde el bote había sido amarrado ( porque no podía creer que había sido robado) pero pronto me convencí que había estado bien amarrado en un lugar totalmente seguro, y que debía, en efecto, haber sido llevado, justo antes del amanecer, por los nativos. Su mástil y velas y parte de las provisiones estaban en él, pero las ropas de los hombres y los instrumentos afortunadamente habían sido desembarcados. Era costumbre normal con nuestras embarcaciones, que cuando estuvieran fuera del buque, mantener una guardia durante la noche; pero este lugar parecía tan aislado y desolado, que tal precaución no pareció necesaria. Si yo hubiese estado con el bote, lo habría probablemente perdido de la misma manera; porque yo solamente colocaba guardia cuando pensaba que era necesario, pues no deseaba hostigar a la tripulación del bote innecesariamente, y en esta isla expuesta y azotada por la mar, no habría sospechado que se podían encontrar indios. Parecía que un grupo de ellos estaban viviendo en dos chozas, en una pequeña ensenada cerca de una milla de donde se encontraba el bote, y debieron ver su llegada; mientras que sus chozas estaban tan escondidas que no fueron vistas por la tripulación de la ballenera. A las dos de la mañana de la primera mañana, el Sr. Murray envió a uno de los hombres de la carpa a ver si las amarras del bote estaban bien en la ensenada, y este las encontró seguras. A las cuatro otro hombre fue a inspeccionarlo, pero ya había desaparecido. La tripulación, dudosa de cual había sido su destino, inmediatamente se desplegó por la costa de la isla en búsqueda de huellas de ella, y en el registro encontraron las chozas, obviamente recién abandonados: el fuego aún no se había apagado. Esto inmediatamente explicó el misterio, algunos continuaron por la orilla, otros subieron a las colinas para mirar las cercanías, pero todo fue en vano. A la mañana siguiente, el Sr. Murray comenzó la canasta, la que fue hecha principalmente por dos de sus hombres con ramas pequeñas, y algunas partes de la carpa, con un revestimiento de tierra arcillosa en el fondo. Estando en una isla, a unas quince millas del "Beagle", su plan fue tan necesario como ingenioso; aunque sin duda en algo más parecido a una canoa que a un barquilla podrían haber remado más rápido.<br />
"Como el cronómetro, teodolito y otros instrumentos se habían salvado, el Sr. Murray había efectuado observaciones para establecer la posición del lugar, y había hecho todo lo que se requería antes de mi llegada, cuando ellos se embarcaron, con sus cosas, en mi embarcación, que ahora albergaba en total a once hombres, provisiones para una quincena, dos carpas (Llevé dos carpas del "Beagle", la de ellos había sido cortada para el canasto) y ropa; sin embargo con esta carga ella navegó muchas largas millas, durante la siguiente semana, una prueba de la calidad de esta ballenera de cinco bogas, la cual también fue construida por el Sr. Jonathan May, nuestro carpintero, mientras estuvimos en San Carlos.<br />
"Al primer lugar que fuimos, una pequeña isla distante unas dos millas, nos convenció aún más decididamente del destino de nuestra embarcación perdida, y nos dio esperanzas de recuperarla, porque cerca de un choza utilizada recientemente, encontramos su mástil, parte del cual había sido cortado con un hacha que estaba en el bote. Nuestro siguiente objetivo fue entonces considerado, para la persecución de los ladrones que había decidido. Al norte y al este de nosotros, tan lejos como alcanzaba nuestra vista, había una amplia bahía en la que habían muchas islas, grandes y pequeñas; y hacia el oeste era un conjunto de isla más grandes que llegaban, aparentemente, al pie de esa gran cadena de montañas cubiertas de nieve, que corre hacia el este desde el canal Bárbara, y en medio de la cual surgen orgullosas las torres del Sarmiento. Decidí rastrear los confines de la bahía, desde el oeste, hacia el norte y este, pensando que era probable que los ladrones se apresuraran en llegar a una ensenada segura, distante, en lugar de permanecer en una isla cercana, desde la cual su retirada podría ser cortada. En la noche nos encontramos con una canoa con dos fueguinos, un hombre y una mujer, que nos hicieron comprender, por señas, que varias canoas se habían ido hacia el norte. Esto aumentó nuestras esperanzas, y seguimos adelante. La mujer, recién mencionada, era la de mejor aspecto que había visto entre los fueguinos, y realmente de buena figura: su voz era agradable, y sus maneras ni sospechosas ni tímidas como los demás. Aunque joven era extremadamente gorda, haciendo honor a su dieta de lapas y choros. Tanto ella como su esposo estaban completamente desnudos. Buscamos en las ensenadas cercanas hasta que llegó llegó la noche, y nos detuvimos en un lugar protegido.<br />
"Al día siguiente (6.-) encontramos algunos indicios más bien dudosos de los ladrones. Hacia la noche soplaba un temporal fuerte, con ráfagas de granizo y lluvia.<br />
"El día 7.- , en un lugar a más de treinta millas al ENE del cabo Desolación, nos encontramos con una familia nativa, y buscando en sus dos canoas encontramos la linea del escandallo de nuestro bote. Esto fue un verdadero premio, inmediatamente llevamos al hombre que la tenía hasta nuestra embarcación, haciéndole comprender que debería mostrarnos donde estaba la gente de quien la había conseguido. Entendió bastante bien el sentido de nuestra pregunta, y siguiendo sus orientaciones llegamos esa tarde a una ensenada, en la que había dos canoas llenas de mujeres y niños, pero sólo un hombre ya de edad, y un muchacho de diecisiete o dieciocho años. Como de costumbre con los fueguinos, en cuanto nos percibieron todos huyeron a los matorrales, llevándose la mayor cantidad posible de sus bienes - volviendo otra vez desnudos, y amontonándose en un rincón. Después de una búsqueda minuciosa, encontramos algunos aparejos de la embarcación, parte de su vela, y un remo, la caña del cual se había convertido en una cachiporra para focas, y la hoja en un remo. El hacha y la bolsa para las herramientas de la embarcación también fueron encontradas, lo que nos convenció que este era el lugar de los que nos habían robado el bote, y que las mujeres, en número de seis, eran sus esposas. Los hombres estaban ausentes, probablemente, en nuestra embarcación, en una expedición de caza de focas; ya que una canoa bonita y grande, hecha de madera de teca, quizás con los restos del naufragio del "Saxe Cobourg", estaba tumbada en la playa sin remos ni lanzas. Ella no había llegado hasta allí sin remos; y ¿dónde estaban las lanzas de las cuales toda familia fueguina tiene un montón? Era evidente que los hombres de la partida las habían llevado en nuestro bote, y habían cortado nuestros remos como el que accidentalmente ellos habían dejado. Las mujeres comprendieron lo que nosotros queríamos, y nos hacían entusiastas señas para explicarnos donde había ido nuestro bote. No quería dañarlas, por lo que sólo nos llevamos nuestros aparejos, y al hombre joven, quien llegó de buena gana, para mostrarnos donde estaba nuestra embarcación, y, con el hombre que nos había traído hasta este lugar, se sentó en cuclillas en la embarcación, al parecer muy contento con unas ropas y gorros rojos, que les habíamos dado. Siempre nos habíamos comportado amablemente con los fueguinos dondequiera que nos encontráramos, y aún no sabía como tratarlos como lo merecían, aunque ellos nos habían robado un tesoro tan grande, de cuya recuperación o pérdida dependía en gran parte el éxito de nuestro viaje. Siguiendo las indicaciones de estos dos nativos, bogamos en contra del viento y la lluvia hasta el anochecer, cuando se hizo absolutamente necesario asegurar nuestro bote para la noche, muy cargado como estaba con trece personas. Como entonces estábamos a gran distancia del lugar, de donde trajimos a los indígenas, habiendo bogado por cuatro horas a lo largo de la costa, y como parecían estar bastante a gusto y contentos, no quise amarrar a nuestros guías como prisioneros, y les permití echarse al lado del fuego a cargo del hombre de guardia. Alrededor de una hora antes del amanecer, aunque el vigía estaba a sólo unas pocas yardas de distancia del fuego, se deslizaron en los arbustos, y como era casi de noche inmediatamente quedaron fuera de su vista. Su huida fue descubierta en seguida, pero buscarlos en la obscuridad, en un bosque espeso, habría sido inútil y además nuestros hombres estaban cansados con el trabajo del día, y querían descansar, así que no los interrumpí hasta que amaneció (8.-), cuando continuamos nuestra búsqueda en la dirección que los nativos habían indicado; pero después de examinar varias ensenadas sin encontrar ningún rastro de los fueguinos, nos apresuramos en regresar hacia las chozas que habíamos visitado el día anterior. Navegando cerca de la costa, una humareda se levantó de pronto desde una pequeña ensenada cercana a nosotros, en la que desembarcamos de inmediato, miramos todo el alrededor, pero sólo encontramos huellas de dos fueguinos, probablemente los fugitivos, que acababan de lograr encender fuego cuando nosotros pasábamos por allí. Esto demuestra lo rápido que encuentran los materiales para ese propósito, porque cuando nos dejaron, no tenían ni hierro, ni piedras de fuego (pirita), ni ningún tipo de yesca. Se habían llevado dos chaquetas impermeables que el Sr. Murray amablemente les había puesto encima para mantenerlos abrigados; aunque, tratado de la manera en que lo había sido últimamente, uno podría haber pensado que él no habría sido el primero en preocuparse por su comodidad. Menciono estos hechos para mostrar cual fue nuestra conducta con estos salvajes, y que no se ejerció crueldad sin motivo hacia ellos.<br />
"Después de buscar a estos dos indígenas y las chaquetas del Sr, Murray, las cuales en ese momento los pudo proteger de enfermarse, regresamos a nuestra embarcación, y nos dirigimos camino a las chozas. En cuanto los presidiarios nos vieron, echaron a correr, y nosotros los perseguimos, tratando, en vano, de detenerlos. Decepcionados de la esperanza de obtener un guía, decidimos impedir que esta gente escapara lejos, y difundieran cualquiera información que pudiera obstaculizar la recuperación de nuestro bote, lo que esperábamos diariamente: por lo tanto destruimos dos canoas y parte de una tercera, que los nativos estaban construyendo, y quemamos todos los materiales que podrían serles útiles para construir otra canoa.<br />
"9.- Al día siguiente, fuimos directamente hasta el cabo Desolación cruzando la bahía, contra un viento regular: bogando por turnos, la embarcación avanzó rápido sobre el agua, y entrada la noche llegamos a la ensenada de la que los ladrones habían partido la primera vez, cuando robaron el bote; pero ningún rastro de que hubiesen estado allí de nuevo, fueron encontrados. Pensé que era probable que ellos volvieran para ver qué había sido de nuestro grupo, y si nuestra gente estaba lo suficientemente débil para saquearla de nuevo, o tal vez atacarlos.<br />
"Esta idea resultó ser errada, desanduvimos (10.-) gran parte de nuestro rumbo anterior, porque la dirección señalada por los fueguinos que se nos escaparon parecía conducir al lugar que ahora nos dirigíamos, seno Courtney, y era una probable linea de acción a tomar por los ladrones. Durante la noche sopló un temporal desde el sur, el que aumentó al día siguiente (11.-) y se hizo más y más violento hasta la mañana del 12.-, cuando disminuyó.<br />
"Continuamos nuestra búsqueda, sin embargo, a veces con la vela aferrada, a veces con los remos, y otras veces corriendo el temporal a palo seco. Aunque el viento era muy violento, demasiado fuerte para una vela aferrada (con cuatro rizos), el agua estaba demasiada limitada por las islas para levantarse como un mar, pero era soplada, como rociada, en todas direcciones. Este día el "Beagle"tuvo sus mastelerillos y las vergas más bajas arriadas, porque el temporal fue extremadamente fuerte donde ella estaba. El barómetro lo predijo muy bien, cayendo más de lo que yo había visto anteriormente, aunque el viento era del sur. En un fondeadero expuesto, no creo que ningún buque lo podría haber soportado, aunque el fondo hubiese sido bueno.<br />
"12.- Esta mañana el tiempo estuvo mejor y mejorando rápidamente. Avanzamos mucho sin el menor éxito, y en la tarde gobernamos hacia el este nuevamente, para una tercera visita a la familia de los ladrones de la embarcación. Como ya era tarde cuando nos acercamos al lugar, desembarqué a la mitad del grupo y con el resto fuimos a reconocer el lugar. Después de una larga búsqueda descubrimos a los indios en una ensenada, a cierta distancia de la que habían estado el día anterior; habiendo comprobado este punto, echada una buena mirada al terreno y formados nuestros planes, regresamos donde nuestros compañeros y nos preparamos para sorprender a los nativos y hacerlos prisioneros. Mi deseo era rodearlos de improviso, y tomar tantos como fuera posible, mantenerlos como rehenes por la devolución del bote, o bien para hacerles que nos mostraran dónde estaba; y, mientras tanto era un objetivo evitar que alguno de ellos escapara para dar la alarma.<br />
"13.- Si los hombres pertenecientes a la tribu habían regresado durante nuestra ausencia, era incierto, ya que no podíamos sin riesgo de ser descubiertos, acercarnos lo suficiente para averiguarlo; pero, para el caso que los encontráramos, íbamos armados, cada uno con una pistola o un fusil, un machete y un trozo de cuerda para amarrar a un prisionero. Desembarcamos a cierta distancia de la ensenada, y, dejando dos hombres con nuestra embarcación, nos deslizamos silenciosamente por entre los arbustos para rodearlos desde larga distancia, hasta que llegamos a la parte trasera de sus nuevas chozas; entonces cerramos gradualmente el círculo, llegamos sin ser descubiertos hasta casi el lugar, pero sus perros nos dejaron sin aliento, y todos a la vez corrieron hacia nosotros ladrando fuertemente. Continuar ocultándonos era imposible, por lo que nos precipitamos lo más rápido que pudimos a través de los arbustos. Al principio los indios comenzaron a huir, pero al escuchar nuestros gritos por ambos lados, algunos trataron de esconderse, poniéndose en cuclillas en la orilla de un arroyo. El primero de nuestro grupo, de apellido Elsmore, al saltar por sobre esta corriente, resbaló y cayó justo donde se ocultaban dos hombres y una mujer, que de inmediato lo atacaron, tratando de sujetarlo y golpearle su cerebro con piedras; y antes que nadie lo pudiese ayudar, había recibido varios fuertes golpes, y uno de sus ojos casi le fue destruido, por un peligroso golpe cerca de la sien. El Sr. Murray, al ver a este hombre en peligro, le disparó a uno de los fueguinos, que se tambaleó hacia atrás y dejó a Elsmore escapar, pero él mismo inmediatamente se recuperó, recogió piedras del lecho del arroyo, o le fueron proporcionadas por los otros que estaban cerca de él, y las lanzó con cada mano con asombrosa fuerza y precisión. La primera piedra golpeó al oficial de navegación con mucha fuerza, rompió el cuerno con pólvora que llevaba colgado del cuello, y casi lo tiró hacia atrás: y otras dos fueron lanzadas con tal precisión a las cabezas de los más cercanos a él, que apenas se salvaron de ser derribados. Todo esto pasó en pocos segundos, tan rápido fue él con cada mano, pero, pobre hombre, esa fue su última lucha; lamentablemente estaba herido de muerte, y, lanzando una piedra más, cayó contra la orilla y expiró. Después de alguna lucha, y unos cuantos golpes duros, aquellos que trataron de esconderse fueron capturados, pero varios que huyeron por la playa escaparon: las mujeres eran tan fuertes y robustas, que yo, con una, sin tener idea de que era una mujer, cuyos brazos yo y mi timonel tratábamos de sujetar, hasta que escuché a alguno decirlo así. La mujer más vieja de la tribu era tan fuerte, que dos de los hombres más fornidos de nuestro grupo apenas pudieron sacarla de debajo de la orilla del arroyo. El hombre al que se le disparó era uno de aquellos que había tomado como guía del bote, y el otro estaba entre los prisioneros. Las chaquetas del Sr. Murray fueron encontradas en las chozas divididas en pedazos para colocarlos encima de los hombros. Embarcamos los indios (dos hombres, tres mujeres y seis niños) y regresamos al lugar donde habíamos pasado la noche anterior. Uno de los hombres que escapó era un tuerto que habíamos visto anteriormente, era el más activo de todos y pronto estuvo fuera de nuestro alcance. Dos o tres escaparon con él, a los que no vi con claridad.<br />
"Que se hubiese perdido una vida en la lucha, lo lamenté profundamente, pero si el fueguino no hubiese recibido el disparo en ese momento, su próximo golpe podría haber matado a Elsmore, que estaba casi bajo el agua, y medio aturdido, y ya apenas podía luchar, cuando sintió que el agarre del hombre se relajaba. Cuando estuvieron bien embarcados y antes que nosotros les hiciéramos ninguna pregunta, los nativos parecían estar muy ansiosos por decirnos donde estaba nuestra embarcación; pero apuntaban en una dirección totalmente opuesta a la que nos habían indicado previamente. Los vigilamos cuidadosamente toda la noche, y a la mañana siguiente (14.-) comenzamos nuestro regreso hacia el "Beagle", con veintidós almas en la embarcación. Mi objetivo era, ponerlos en condiciones de seguridad a bordo, recorrer la costa con la nave hasta un puerto más hacia el este, y entonces iniciar una nueva búsqueda, llevando algunos de mis prisioneros como guías, y dejando al resto a bordo para garantizar que los primeros permanecieran, y no nos engañaran. Hicimos un avance aceptable, considerando que el bote estaba tan sobrecargado, y el día 15.- llegamos al "Beagle" con nuestra carga viviente. En el camino nos encontramos con una familia de nativos, cuya choza y canoa revisamos, no encontrando nada de nuestra propiedad, los dejamos no solo sin molestarlos, sino que les dimos unas pocas cosas, las cuales a sus ojos eran valiosas.<br />
"Esta conducta pareció sorprender a nuestros prisioneros, que, por lo que pudimos ver, recibieron una sana lección, de ayuda, de los extranjeros. En todo caso, cuando se separaron, nuestros pasajeros estaban tan descontentos como alegres los otros. Cuando llegamos a bordo, alimentamos a nuestros prisioneros con manteca de cerdo y mariscos, lo que les gustaba más que cualquier otra cosa, y los vestimos con mantas viejas (Después nos pareció que habíamos tomado las familias de los mismísimos hombres que le robaron el bote al Sr. Murray).<br />
"A la mañana siguiente (16.-) levamos y navegamos a lo largo de la costa hacia el cabo Castlereagh, en el lado este de bahía Desolación. Muchas rocas dispersas e islotes rocosos vimos cercanos al cabo Desolación y en la bahía. En la tarde llegamos a una abertura estrecha, la que parecía la salida de un puerto cercano al cabo Castlereagh, y encontramos un muy buen fondeadero, muy apropiado para ambos propósitos de continuar el levantamiento y buscar el bote perdido.<br />
"17.- El oficial de navegación y yo, con el cúter y una ballenera, partimos en una segunda persecución, llevando provisiones para una semana. En la primera ensenada en que busqué, a no más de dos millas del "Beagle", encontré un pedazo de la linea del escandallo del bote, la que había sido dejada en una choza abandonada recientemente. Esto aumentó nuestras esperanzas; y, además de las señas hechas por nuestros prisioneros, nos convencieron que estábamos en el camino correcto.<br />
"Me llevé un joven como guía, y en el cúter el oficial de navegación llevó a las dos mujeres más corpulentas, dejando al resto de los prisioneros a bordo. Por lo que pudimos apreciar, ellos parecían entender perfectamente de que su seguridad y futura libertad dependía de que nos mostraran donde encontrar la embarcación.<br />
"Deseando rodear las islas Stewart; y después de inspeccionar numerosas ensenadas, y encontrar señales que un grupo de nativos había pasado por la misma ruta dentro de los últimos dos días, nos detuvimos en un lugar protegido para pasar la noche. Después de haberle dado a nuestros prisioneros todos los alimentos que podían comer, choros, lapas y carne de cerdo, los dejamos descansar cerca del fuego, a los tres juntos. No los amarré, y tampoco creí necesario mantener una vigilancia especial, suponiendo que sus niños dejados en nuestro buque eran una garantía para las madres mucho más fuerte que una cuerda o cadena de hierro. Yo mismo tomé la guardia de vigilancia durante la primera parte de la noche, ya que los hombres estaban cansados por bogar todo el día, e incautamente permití que los fueguinos se tendieran entre la fogata y los arbustos, habiéndolos tapado confortablemente con mantas viejas y mi propio poncho, de manera que sus cuerpos estaban completamente ocultos. Cerca de la medianoche, mientras estaba en el lado opuesto del fuego, mirando los botes, de espaldas a los fueguinos, oí un murmullo, me volví, pero al ver el montón de mantas inmóviles, quedé tranquilo, y me incliné hacia el fuego para mirar el reloj. En ese momento, otro rumor, y los saltos y ladridos de mi perro, me dijeron que los nativos habían escapado. Sin embargo las mantas tenían el mismo aspecto, pues habían sido hábilmente apuntaladas con arbustos. Todo nuestro grupo comenzó inmediatamente su búsqueda, pero como la noche estaba muy obscura, y el bosque cercano a nosotros era muy tupido, nuestros esfuerzos fueron en vano.<br />
"Convencidos de que no podíamos estar lejos del lugar donde los nativos suponían que estaba nuestro bote, pensé que ellos irían directamente a avisar a su gente de nuestra presencia, y como la isla era angosta, pero larga, una corta caminata los llevaría hacia la parte que nos habían señalado, mientras que a una embarcación le tomaría un tiempo considerable ir hasta allí; por lo tanto decidí inmediatamente continuar la búsqueda en esa dirección, dejando al oficial de navegación para que examinara cada lugar cercano a nuestras carpas.<br />
"En la tarde del mismo día regresé, habiendo recorrido una larga extensión de la costa sin encontrar una salida hacia el mar, o cualquier rastro del bote perdido. Mientras tanto el Sr. Murray había buscado en cada lugar cercano a nuestro campamento sin éxito, pero encontró el lugar en que los fueguinos se habían escondido durante la noche, en la base de un árbol grande, a sólo una docena de yardas de nuestra fogata.<br />
"Como era posible que los ladrones hubiesen regresado al lugar de donde habíamos capturado a los nativos, decidí que el oficial de navegación cruzara el seno y fuera hasta allí y luego regresara a reunirse conmigo, mientras yo continuaría buscando hacia el este. Con un viento regular hice un buen avance esa noche, encontré un canalizo que se abría hacia el mar (Canal Adventure), y una choza recién abandonada. Esto fue motivo de esperanza, y viendo, más allá del canalizo, algunas islas grandes que se extendían hacia el mar más allá de lo que habíamos recorrido, me pareció probable que nuestro bote podría haber sido llevado hacia allá para cazar focas. Nuestros prisioneros nos habían dado a entender con suficiente claridad que ese era el objetivo de los que nos habían robado, y esas remotas islas eran las más probables de ser visitadas, puesto que en ellas se encuentran la mayoría de las focas.<br />
"Al día siguiente (19.-) pasando por la islas Gilbert, en una ensenada encontramos señas recientes de los nativos, por lo que estaba seguro de su captura en el transcurso del día. Cuando los fueguinos paran en cualquier parte, por lo general cortan algunos árboles, para reparar sus canoas o cubrir sus chozas, pero aquellos cuyas huellas seguíamos, habían hecho largos viajes sin parar; y, en aquellos en que estuvieron, no cortaron árboles, lo cual fue una de las razones para suponer que ellos eran el grupo de nuestro bote. En el transcurso del día bogamos hasta casi las islas (Islas Gilbert), buscando en cada ensenada.<br />
"El día 20, descubrimos tres pequeñas canoas con sus dueños en una ensenada (Ensenada Doris), todos los hombres huyeron, excepto dos. Como vimos que no había más personas que las necesarias para las canoas, no tratamos de capturarlos, sabiendo que estos no podían ser del grupo que estábamos buscando. Ahora habíamos examinado todos los rincones y esquinas de estas islas, y empecé a abandonar toda esperanza de encontrar nuestro bote en esta dirección. No teniendo una pista que me guiara más lejos, y el mucho tiempo perdido, muy a mi pesar decidí regresar al "Beagle". Nuestra única esperanza restante era que el oficial de navegación hubiese encontrado la embarcación, pero era muy débil.<br />
"21.- Todo este día estuvimos bogando hacia el oeste, para llegar al "Beagle". Al anochecer me reuní con el Sr. Murray, con el cúter, en la ensenada que habíamos programado un randezvous. No había encontrado ningún signo del bote en la orilla opuesta, y por lo tanto había regresado; pero el vio a la gente que había escapado de nosotros cuando sorprendimos a toda la familia. Huyeron tan pronto como vieron su embarcación. Dejó, por lo tanto, tres hombres para buscar entre los arbustos, y él se hizo a la mar en el bote; y la estratagema funcionó lo suficiente para permitir que nuestros hombres estuvieran muy cerca de los nativos, pero no pudieron coger a ninguno de ellos. Un anciano con mucho estrabismo, y que en otros aspectos respondía exactamente a la descripción de uno de los fueguinos que maltrató a algunos de los tripulantes del "Saxe Cobourg", cuando fueron arrojados en puerto Furia. Me habría gustado capturarlo, pero estuvo siempre alerta, y fue demasiado ágil para nuestros hombres. En su canoa, que fue tomada, se encontró una manga de la chaqueta impermeable del Sr. Murray, una prueba que estas personas pertenecían a la tribu de los que habían robado la embarcación. La canoa era una cosa terriblemente parchada, evidentemente hechos con mucha prisa.<br />
"A la mañana siguiente (22.-) el oficial de navegación y yo iniciamos nuestro regreso al "Beagle", pero al ver una gran humareda en la orilla opuesta, en seno Ladones, pensé que debería haber sido hecha por los delincuentes, quienes, habiendo regresado encontraron su hogar deshabitado y estaban haciendo señales para descubrir donde se había ido su familia; envié al cúter a bordo y yo bogué a través del seno hacia el humo. Como la distancia era larga, y el viento regular contra nosotros, llegamos atrasados; todavía el humo se elevaba densamente como siempre, lo que aumentó nuestras expectativas al máximo: -pero, para nuestra decepción, ninguna criatura viviente se veía cerca del fuego, ni encontramos ningún rastro de los nativos. El fuego debe haber sido encendido en la mañana, y como el tiempo estuvo seco, había continuado quemándose todo día.<br />
"Estábamos entonces exactamente como siempre respecto a la pérdida, porque probablemente (si este era el grupo) nos habían visto, y estarían, en el futuro, doblemente vigilantes. En un primer momento tuvimos la oportunidad de encontrarlos por sorpresa, pero el tiempo para ello había pasado; cada canoa en el seno había sido inspeccionada, y todos sus habitantes sabían bien lo que estábamos buscando.<br />
"Sopló muy fuerte, y ya era demasiado tarde, para volver a cruzar el seno Balleneros esa noche, así que subí a una altura para mirar alrededor. A la mañana siguiente (23.-) registramos de nuevo muchas millas de la costa del seno Ladrones sin éxito alguno, y después navegamos hacia puerto Stewart. Llegamos al "Beagle" en la noche, pero encontramos que todos los demás presos, excepto tres niños, habían escapado nadando hacia la playa durante la noche anterior. Así, después de mucho trabajo y ansiedad, un tiempo muy valioso perdido y una hermosa embarcación de su clase como nunca se había visto nos había sido robada por estos salvajes, me encontré con tres jóvenes niños que cuidar, y sin posibilidad alguna de recuperar el bote. Fue un trabajo muy duro para las tripulaciones de las embarcaciones, ya que durante los primeros diez días tuvimos un tiempo de lluvia incesante, con temporales de viento, y aunque los últimos días habían sido extraordinariamente buenos, el esfuerzo de los hombres bogando entre las ensenadas, y subiendo colinas, había sido extremadamente fatigoso.<br />
"Mientras duró el mal tiempo, la ropa de los hombres rara vez estuvo seca, tanto de día como de noche. Frecuentemente estaban empapados por la lluvia durante la mayor parte del día, y en la noche no estaban en mejores condiciones, pues aunque una fogata (cuando se hacían) podía secar un lado, el otro rápidamente se mojaba. Obligados, como estábamos, en armar nuestras pequeñas carpas junto al agua para estar cerca de nuestra embarcación, y porque cualquier otro lugar era rocoso o cubierto por un bosque; fuimos en más de una oportunidad despertados de un sueño profundo al encontrarnos que estábamos tendidos parcialmente en el agua, la marea nocturna había subido muy por encima de la del día anterior; a pesar que las mareas deberían haber disminuido en este tiempo.<br />
"A veces encontramos una dificultad extrema en encender fuego, porque todo estaba saturado de humedad, y pasábamos horas tratando en vano de hacerlo, mientras todos temblábamos de frío, sin un refugio contra la lluvia que caía, y después de haber estado hacinados en un pequeño bote durante todo el día.<br />
"En seno Courtenay vi muchos nidos de cormoranes entre las ramas de los árboles cercanos al agua; hasta entonces, tenía entendido que estas aves generalmente, si no siempre, construían sus nidos en el suelo o en los acantilados.<br />
"Ciertamente habíamos gastado mucho tiempo en esta búsqueda, sin embargo, no debe considerarse como completamente perdido. El Sr. Stokes había estado trabajando muy duro durante mi ausencia, elaborando planos de los puertos y haciendo observaciones, y estoy feliz de decir, que tenía motivos para depositar gran confianza en su trabajo, porque él siempre lo había tomado con el mayor esmero y había sido lo más cuidadoso. Mis andanzas me habían mostrado que desde la aparente línea de la costa hasta la base de las montañas nevadas, que corren hacia el este desde el canal Bárbara, hay mucho más agua que tierra y que un gran número de islas, situadas muy juntas, forman la aparente costa continua; dentro de la cual un canalizo como un aparente amplio seno se extiende, formando bahías y golfos, en los cuales islas, islotes, rocas y rompientes, son muy numerosos. Estas aguas lavan los pies de una cadena nevada que forma una barrera continua desde el canal Bárbara hasta el estrecho Le Maire. Este crucero también me dio una visión más clara del carácter real de los fueguinos, que el que había adquirido por otros medios, y nos dio a todos una severa advertencia que podría sernos muy útil en un día futuro, cuando tribus más numerosas no se contentasen con sólo una embarcación. Considerando la extensión de la costa que ya habíamos examinado, deberíamos estar agradecidos de no haber experimentado otro desastre de cualquier tipo, y por haber tenido los medios para reemplazar esta pérdida.<br />
"Me convencí de que mientras fuésemos ignorantes del lenguaje fueguino, y los nativos fuesen igualmente ignorantes del nuestro, no sabríamos nunca mucho acerca de ellos, o del interior de su país, no habría la menor posibilidad de elevar un solo paso el bajo nivel de estima en que nosotros los tenemos. Sus palabras parecían ser cortas, pero tenían muchos significados, y su pronunciación era dura y gutural.<br />
"Puerto Stewart, en el cual el "Beagle" permaneció durante el último crucero de las embarcaciones, probó ser bueno, y, teniendo tres salidas, se podía entrar o salir con cualquier viento, y sin emplear las espías. La madera y el agua son tan abundantes como en los otros puertos fueguinos, y puede ser reconocido fácilmente por la notable apariencia del cabo Castlereagh, el cual está en la isla que protege el fondeadero de los vientos y mar del SO. Las salidas son estrechas, y sólo pueden navegarse con viento favorable, pero si una no sirve, la otra sí lo será. Debería tenerse en cuenta, que hay dos rocas casi en el centro del puerto, que son cubiertas por la alta marea. Una mar gruesa se encuentra generalmente fuera, debido a las aguas relativamente poco profundas, de las que hay sondajes hasta unas tres millas del cabo. En las entradas hay desde diez a veinte brazas, por lo tanto, si el viento impidiera moverse o fallara, podría fondearse en cualquier momento.<br />
"En mi última búsqueda entre las islas Gilbert, encontré un buen puerto para las naves, convenientemente situado para continuar el levantamiento, en un lugar que de otra manera lo habría pasado por alto: a ese puerto decidí dirigirnos.<br />
"Por dos millas hacia el este de puerto Stewart, la costa se proyecta, y es rocosa y quebrada, luego se retira formando una gran bahía, en la cual están las islas Gilbert, y muchos islotes rocosos. Pasamos entre las islas Gilbert y Stewart, fondeando al mediodía en un punto situado en la entrada oeste del canal, y por la tarde movimos el "Beagle" a caleta Doris donde lo amarramos.<br />
"Había decidido construir otra embarcación lo más rápidamente posible, por lo que encontré que lo mejor era fondear la nave en un lugar seguro y después trabajar con los botes en cada lado, por eso que era tan necesario otro de calidad. Nuestro cúter requiere demasiados hombres, y no es ni muy maniobrable, ni tan bueno para navegar de barlovento como la ballenera; y nuestro serení era solo apto para el servicio de puerto. El clima en esta costa era generalmente tan brumoso y ventoso, que no permitía observaciones exactas mientras la nave estaba navegando; el solo oleaje era demasiado grande como para permitir tomar una demarcación dentro de seis u ocho grados; y el sol rara vez lo veíamos. Si hubiésemos sido atrapados por uno de los frecuentes temporales, podríamos haber sido arrastrados tan lejos hacia el este que no sé cuanto tiempo habríamos perdido en el intento de recuperar nuestra posición. Estas costas, que se componen de islas, permiten a los botes ir a grandes distancias con seguridad, y, desde las alturas cerca del mar se pueden ver los islotes y rompientes, y sus lugares determinados, posiblemente mucho mejor que hacerlo desde el mar. Para la construcción de un nuevo bote, teníamos todos los materiales a bordo, excepto tablones preparados.y para ello cortamos un palo de repuesto, destinado a reemplazar un mástil inferior defectuoso o dañado o el bauprés. De mala gana este excelente palo, que había sido el mástil de la "Doris", fue condenado a los dientes de la sierra, pero estaba seguro que la embarcación que el Sr. May produciría de el, sería muy útil en cualquiera parte del mundo, y que para nuestro viaje era indispensable.<br />
"Aprovechando un día despejado, fui a una altura en la vecindad, desde donde pude ver a gran distancia costa adentro, así como a lo largo del litoral y tuve una vista del monte Sarmiento. Mientras estuve ausente del "Beagle", en la búsqueda del bote perdido, habíamos disfrutado de cuatro días seguidos de buen tiempo, durante los cuales esta noble montaña había sido vista a menudo por nuestro grupo. La demarcación astronómica de su cumbre fue muy útil para la conexión del levantamiento de este litoral con la del estrecho de Magallanes.<br />
"25.- y 26.- El Sr. Murray fue a la parte SO de la isla, llevando provisiones para tres días. El Sr. Stokes y yo nos ocupamos cerca del barco, mientras que todo hombre que podía utilizar una herramienta de carpintero estaba ocupado en la preparación de materiales para nuestra nueva embarcación. La roca cercana aquí es jade,la que tiene muchas vetas de pirita. Muestras fueron depositadas en el museo de la Sociedad Geológica.<br />
"28.- Viramos, nos movimos con espías a barlovento, y navegamos el paso Adventure. Estaba muy deseoso por llegar al seno Christmas, porque me parecía una buena ubicación para el "Beagle" mientras los botes podían ir al este y al oeste de él y se podría construir la nueva embarcación. Navegando a lo largo de la costa, con un viento regular, pronto vimos el Monasterio de York y en la noche entramos al seno Christmas y fondeamos en el mismo lugar en que lo hizo el "Adventure" cuando Cook estuvo aquí. Su croquis del seno y la descripción del Monasterio de York, son muy buenas, y suficientes para guiar a un buque hasta el punto de fondeo. Imagino que la parte alta del Monasterio se debe haber desmoronado desde que él la vio, pues ahora no se parecía a "dos torres", pero tenía una irregular cumbre partida. Fue una satisfacción encontrarnos fondeados en este lugar en febrero, no obstante los irritantes retrasos que tantas veces habíamos experimentado.<br />
"Como no habíamos examinado suficientemente la costa entre este seno y las islas Gilbert, me propuse enviar allí al Sr.Murray en el cúter, mientras yo iría hacia el este, durante este tiempo nuestro nuevo bote estaría terminado.<br />
"1 de marzo.- Esta mañana fui a buscar un mejor fondeadero para nuestra nave, porque en el que estábamos era más bien expuesto y muy pequeño. Ni ensenada Pickersgill, ni puerto Clerke eran adecuados, así es que busqué más lejos y encontré otro puerto, más cerca del Monasterio de York, de más fácil acceso para una nave que recale desde el mar y con una ensenada en una esquina en la cual una nave podía permanecer segura, cercano a un lugar boscoso. Habiendo sondado el puerto, regresé a mover nuestra nave. Cook dice, hablando de puerto Clerke: "al sur de esta entrada hay otra, que no inspeccioné", y dentro de esa entrada, de nombre puerto March, el "Beagle" se preparaba para ir, pero antes de que pudiéramos virar y maniobrar a barlovento, el tiempo se descompuso, lo que hizo nuestra travesía por el extremo NO de la isla Shag bastante difícil, ya que tuvimos que lidiar con chubascos, lluvia y un paso estrecho entre rocas. El paso entre la isla Waterman y el extremo sur de la isla Shag es más amplio, pero hay una roca cerca del medio que aún no había sido examinado. Nos movimos hasta la parte mas interior del puerto, y nos amarramos cerca de un lugar boscoso, en la ensenada más protegida. Encontrando que este era un lugar muy conveniente para construir nuestro bote, y bajo todo punto de vista un buen lugar para pasar parte del mes de marzo, por lo que decidí mantener el "Beagle" aquí con ese propósito. Este puerto podría ser útil para otras naves, su ubicación estaba bien señalizada por el Monasterio de York (uno de los promontorios más notables de la costa) y proporcionaba madera y agua con tan pocos problemas como en cualquier lugar en que el "Beagle" había fondeado.<br />
"2 de marzo.- El oficial de navegación partió en el cúter grande, con provisiones para quince días, a examinar la costa entre la parte norte del seno Christmas y la punta Alikhoolip, cerca de donde pasamos el día 28, sin ver mucho de ella. Con el clima moderado y un poco de sol, podría esperarse que regresase en una semana o diez días. Llevaba un cronómetro y otros instrumentos necesarios. Dos de los tres niños, abandonados por su madre en puerto Stewart, los envié con el Sr. Murray, para ser dejados con cualquier fueguino que encontrara más hacia el oeste, desde donde pronto encontrarían a sus amigos. El tercero, que tendría unos ocho años, estaba aún con nosotros; ella parecía estar feliz y saludable, por lo que decidí mantenerla como rehén por el bote robado, y tratar de enseñarle inglés. El teniente Kempe construyó una casa temporal para los carpinteros, y otros trabajadores, cerca del buque y del lugar elegido para las observaciones, de manera que todo nuestro establecimiento quedara junto. La mayor parte de los materiales para la embarcación ya estaban preparados, por lo que no esperábamos que su construcción fuera muy larga, bajo la capaz dirección y asistencia del Sr. May.<br />
"3.- Algunos fueguinos en una canoa se acercaron a nosotros esta mañana, parecían deseosos de subir a bordo. No tenía ningún deseo de su compañía, y lamenté que nos hubiesen encontrado, porque era de esperar que ahora nos visitaran diariamente tanto de día como de noche, y nos robaran todo lo que dejáramos a su alcance. Habiéndoles hecho señas de que nos dejaran, sin resultado, envié al Sr. Wilson a ahuyentarlos y disparar su pistola por sobre sus cabezas para asustarlos. Entonces se fueron, pero sólo hasta alrededor de un punto cercano al buque; así que envié un bote nuevamente para sacarlos del puerto y disuadirlos de que nos hicieran otra visita. Refleccionando, mientras el Sr. Wilson los seguía, que si uno de esos nativos estuviese a bordo, habría una posibilidad de que aprendiera suficiente inglés para que fuera un intérprete, y por este medio pudiésemos recuperar nuestro bote perdido, por lo que decidí embarcar al hombre más joven, porque él, con toda probabilidad, tendría lazos menos fuertes que lo unieran a su pueblo que otros más mayores, y que podrían tener familias. Con estas ideas fui hasta ellos y colocando su canoa al costado de mi bote, le dije a un joven que entrara en ella, así lo hizo, muy despreocupadamente, y se sentó, al parecer contento y satisfecho. Los otros no dijeron nada, ni a mí ni a él, y se fueron remando fuera del puerto tan rápido como podían. Ellos parecían pertenecer a la misma tribu de los que habíamos visto la última vez.<br />
"4.- Esta tarde, se puso la quilla de nuestro bote, y sus cuadernas fueron colocadas. Fuegia Basket (así llamada en recuerdo de la canasta parecida a una canoa por la que nos enteramos de la pérdida de nuestro bote) le contó a "York Minster" (el hombre que saqué de su canoa) toda su historia, en algunas partes él se rió a carcajadas. Fuegia, limpia y vestida, había mejorado mucho su aspecto. Ya era la favorita del entrepuente, y parecía estar muy contenta. York Minster al principio estuvo hosco, aunque su apetito no decayó; y todo lo que recibía mas que lo que podía comer, lo guardaba en un rincón, pero tan pronto como estuvo bien limpio y vestido, y se le permitió ir donde quisiera dentro del buque, se volvió mucho más alegre.<br />
"En cabo Castlereagh y en los cerros de caleta Doris en la isla Gilbert, la roca parecía contener mucho metal, como que pasé la mayor parte de un día en cansadores experimentos con fragmentos de ella, con un soplete y mercurio. Golpeando y lavando separé aproximadamente una cucharada de té llena de metal desde un fragmento de roca (tomada al azar) del tamaño de una taza pequeña. Con cuidado puse el polvo, con otras muestras de roca - pensando que algunas de estas estériles montañas podrían ser ricas en metales. Lo que no estaría de acuerdo con la mayoría de otras partes del mundo donde la región de islas montañosas que componen el archipiélago de la Tierra del Fuego están condenadas a una inutilidad tanto interna como externa. Por la naturaleza del clima, la agricultura rara vez podría tener éxito; y tal vez tampoco cuadrúpedos aptos para el uso del hombre, excepto cabras y perros, que podrían prosperar; en lo externo, la tierra no es apta para el uso del hombre civilizado. En unos pocos años, sus costas no tendrán focas, y entonces, ¿qué beneficio se podrá obtener de ellas? - a no ser que comprueben ser ricas internamente, no en oro o plata, pero tal vez en cobre, hierro u otros metales.<br />
"5.- Este día todo el personal se puso con ración completa, nuestros ahorros desde el zarpe de San Carlos aseguraban que el stock de provisiones duraría más que el tiempo asignado para el resto de nuestra solitaria travesía.<br />
"Mediante el uso de sustitutos de los zapatos de los hombres, hechos de cuero de focas, conseguimos lo suficiente para que duraran tanto como queríamos. Nunca he mencionado la situación de nuestra lista de enfermos, porque era siempre muy insignificante Ha habido muy poco trabajo para el departamento de cirujano, nada verdaderamente importante, desde que el Sr. Murray se dislocó el hombro.<br />
"El promontorio del Monasterio de York es un acantilado rocoso negro de forma irregular, de ochocientos pies de alto, que sale del mar casi perpendicularmente. Es casi el más alto así como la parte más saliente de la tierra del seno Christmas, la cual, en general, no es tan alta como la que está más al oeste, pero es más estéril. Prevalece el granito, y no pude encontrar piedra arenisca. Viniendo desde el oeste, pensamos que los cerros de esta parte eran insignificantes, pero Cook, viniendo del Mar del Sur, los llamó "alto y salvaje". Si hubiera venido de la tierra cercana al Canal Bárbara, donde las montañas son mucho más altas, habría hablado más fuerte de la apariencia salvaje y desagradable de la costa.<br />
"6.- Durante la pasada noche sopló muy fuerte, haciendo que nuestra nave tirara sus cables con inusual violencia, aunque teníamos un buen ambiente exterior, y el agua estaba perfectamente llana. Vimos que nuestra ancla de estribor había garreado alguna distancia, por lo que la viramos y descubrimos que su cepo había sido roto, por una roca, que estaba en medio del buen fondeadero, y donde había agarrado el ancla. La habíamos obtenido en San Carlos de un bergantín mercante, pero como era muy liviana para nuestro buque, había sido rodeada con cadenas para darle peso: su lugar lo tomó el ancla de respeto obtenida de una fragata, bien hecha y bien tratada, que habíamos adquirido en Valparaíso (anteriormente había pertenecido al HMS "Doris" que fue desmantelado en Valparaíso, por inservible). Durante el cambio de fondeadero, la pequeña cadena de proa se había enredado tan firme alrededor de otra roca que por varias horas no pudimos zafarla. Estas rocas son muy traicioneras y difíciles de detectar, salvo que se barra el fondo con un cabo y pesos. Unos chubascos muy fuertes, con relámpagos y truenos, pasaron sobre el buque esta tarde, haciendo bajar el simpiesómetro más de lo que jamás había presenciado. Siguieron lluvias muy intensas.<br />
"8.- En la mañana estaba en un cerro tomando ángulos, cuando una humareda grande fue hecha por los nativos en un punto situado a la entrada del puerto; y a mi regreso a bordo de la nave, me enteré que habían visto dos canoas, las que parecían estar llenas de gentes. Suponiendo que eran extraños, fui en un pequeño bote con dos hombres a verlos, y averiguar si poseían alguna cosa obtenida de nuestra perdida ballenera, porque pensé que era probable que ella hubiese sido llevada a lo largo de la costa hacia el este, para eludir nuestra búsqueda. Los encontré en una ensenada muy cerca de donde nuestros carpinteros estaban trabajando. Acababan de desembarcar y estaban cortando ramas de los árboles. Me sorprendió ver un grupo tan grande, cerca de catorce en total, todos los cuales parecían ser hombres, excepto dos mujeres que estaban cuidando las canoas. Querían que fuera hacia ellos, pero permanecí a cierta distancia, levantando unos trozos de hierro y cuchillos, para inducirlos a que ellos vinieran hacia mí, porque en el agua éramos menos desiguales. Se fueron poniendo más audaces y amenazantes a su manera, y creo que habrían tratado de apoderarse de mí y del bote, si no hubiese llegado a la ensenada el teniente Kempe con seis hombre en el cúter, sus maneras cambiaron radicalmente y comenzaron a consultarse entre ellos. Estaban en ese momento en una roca que se eleva abruptamente del agua, y las canoas que yo quería revisar, estaban al pie de la roca. Bajo estas desventajas locales, no podía proseguir sin armas, porque ellos tenían piedras, hondas y lanzas, listas en sus manos. El teniente Kempe y yo regresamos a bordo en búsqueda de más hombres, porque decidí sacarlos del puerto, pues me pareció absolutamente necesario. Ya que ellos o sus compatriotas, nos habían robado una embarcación, y habían puesto en peligro la vida de varias personas y si hubiesen sido autorizados a permanecer cerca de nosotros, la pérdida de parte del otro bote que estaba ya construido podría haber seguido, además de muchas cosas que pertenecían a los carpinteros y al armero, que ellos utilizaban a diario en tierra.<br />
"Otro motivo para inspeccionar las canoas, surgió al ver tantos hombres sin mujeres, por lo que concluí que algunos de los ladrones de la ballenera estaban entre ellos, quienes, habiendo visto que nuestro cúter iba hacia el oeste lleno de gente, pudieron suponer que no quedaban muchos a bordo; la tripulación de un bote, quizás imaginaron había quedado en una isla, y otra en búsqueda de ellos. Habían visto hasta entonces en sus costas sólo buques mercantes y juzgaron el número de tripulantes por estos, por lo que pudieron pensar que no podían haber muchas personas a bordo, y que el buque sería fácil de tomar. En todo caso, venían preparados para la guerra, estaban muy pintados, usaban bandas blancas en sus cabezas, llevaban sus hondas y lanzas y habían dejado todos sus niños y perros con la mayoría de las mujeres, en otro lugar. <br />
"Dos botes fueron tripulados y armados, fui con el teniente Kempe y el Sr. Wilson a perseguir a los fueguinos, que estaban bogando hacia otra parte del puerto. Al ver acercarse nuestros botes, desembarcaron y subieron a la cima de una roca, dejando las canoas debajo con las dos mujeres. Por su actitud vi que estaban dispuestos a ser hostiles, y por lo tanto, nos acercamos lentamente. Estando sus canoas a nuestro alcance, le dije al proel que trajera una a nuestro costado para registrarla, pero tan pronto como su bichero la tocó, una lluvia de piedras de todos los tamaños se nos vino encima y un hombre fue derribado, aparentemente muerto, por el golpe en la sien de una gran piedra. Contestamos sus lanzamientos con nuestras armas de fuego, pero creo que sin darle a ninguno de ellos. Continuó el intercambio de piedras y balas hasta que el cúter vino en ayuda. Los fueguinos entonces se pusieron detrás de una roca, donde no los podíamos ver y se mantenían cerca. Tomamos sus canoas y encontramos en ellas algunas botellas (El Sr. Murray tenía algunas botellas de cerveza en su bote - además de aquellas de la ración de la tripulación) y parte del aparejo de nuestro perdido bote, los destruimos. El hombre de mi tripulación que fue derribado por una piedra estaba solo aturdido, y pronto se recuperó, pero el golpe fue muy grave y peligroso. No queriendo arriesgar con otro herido entre nuestros hombres, y no viendo ninguna ganancia, no desembarqué, aunque nuestro número era muy superior, y teníamos armas de fuego. Al parecer los salvajes sabían que tenían sólo dos alternativas escapar o morir, y que al tratar de capturarlos ellos con seguridad herirían a algunos de nuestro grupo con sus lanzas, piedras o sus largos cuchillos hechos de piezas de aros de hierro. Por lo tanto me quedé con el teniente Kempe, en el cúter, para observar sus movimientos, y envié a bordo mi bote con el hombre que había sido herido. Los fueguinos pudieron escapar separadamente a través de los arbustos y estuvieron rápidamente fuera de nuestra vista y alcance. Disparamos unos cuantos tiros para asustarlos, miramos su retirada por la parte superior de las áridas colinas y luego fuimos a ver sus chozas, que no deberían estar muy lejos, como yo pensaba, pero después de buscar sin éxito en todas las ensenadas, vimos una humareda en el lado opuesto del seno, en una de las islas Whittlebury, de modo que concluí que había sido encendido por el resto de la tribu, y siendo tarde, regresé a bordo.<br />
"9.- Con la luz del día, la mañana siguiente, fui a buscar las chozas, en las islas Whittlebury, en el lado norte del seno; vimos su humo cuando estábamos a mitad del camino, pero no por mucho tiempo más. Los nativos probablemente nos vieron, y apagaron inmediatamente el fuego, conociendo bien la diferencia entre nuestro bote y sus propias canoas, y darse cuenta que veníamos de una parte del seno distante del punto en el cual ellos esperaban que apareciera su propia gente, y navegando con un viento regular que una canoa no podía intentar enfrentar. Las chozas estaban totalmente desiertas, y se habían llevado casi todas sus cosas, pero cerca de sus cabañas encontramos un trozo de "línea blanca del rey" muy nueva, por lo tanto nuestra embarcación había estado ahí (en el bote perdido había varias piezas de repuesto "línea blanca del rey", nuevas) o estas eran algunas de las personas que la robaron. Buscamos en vano a los últimos ocupantes de las cabañas, sólo encontramos sus perros, que también se habían escondido. Mirando alrededor en el otro lado de este islote, vimos dos canoas bogando alejándose de las islas, aunque soplaba un viento regular, y había una mar con oleaje considerable. Sabiendo, por el lugar en que estaban, y su rumbo, que eran los fugitivos de las chozas, los perseguimos y regresamos con ellos antes de que pudieran desembarcar, pero estando cerca de la playa, mientras amarrábamos una de las canoas, la otra escapó. De la que capturamos un hombre joven y una niña saltaron por la borda, abandonando a una anciana y a un niño, los que dejamos con el propósito de perseguir al muchacho; pero él nadaba tan rápido que pasó un cuarto de hora completo antes de que pudiésemos subirlo a nuestro bote. Habiéndolo capturado finalmente, perseguimos a los otros, pero todos habían desembarcado y escondido, por lo que regresamos cruzando el seno con nuestro cautivo. En nuestro camino vimos un humo en una ensenada de la isla Waterman, y sabiendo que había sido encendida por aquellos que se nos escaparon ayer, ya que no habían otros nativos allí, nos dirigimos a vela hacia ellos; pero los bribones nos vieron y apagaron el fuego. Cuando llegamos al lugar, sin embargo, encontramos dos chozas recién construidas, cubiertas con cortezas, de modo que habían pasado la noche después de la escaramuza. No dejé que nadie desembarcara, porque los fueguinos podrían estar acechándonos desde los arbustos, y podían ser demasiados para dos o tres de nosotros en la playa, por lo que dejé el lugar. Ellos podrían pensar que nos fuimos a buscar más botes, como en el encuentro anterior, y podrían regresar de inmediato a sus cuarteles, así acosándolos, esperaba liberarme de sus visitas mientras permaneciéramos en esta vecindad.<br />
"La fortaleza física de estos salvajes es muy grande (York Minster es tan fuerte como dos de nuestros más fornidos hombres), la que sumada a su agilidad, tanto en tierra como en el agua y su rapidez en el ataque y defensa con piedras y palos, los hace difícil de enfrentar cuando están fuera de sus canoas. Son una raza fuerte y valiente, y luchan hasta el final, aunque en la forma de animales salvajes, hay que admitirlo, de otro modo no habría, cuando están excitados, desafiado a la tripulación entera de un bote un solo hombre tratando de matarlos, como yo lo he presenciado. La bondad hacia estos seres y el buen trato, es aún inútil, casi pienso, tanto por mi propia experiencia como por lo que he oído de su conducta con los barcos balleneros. Hasta que se pueda establecer un entendimiento mutuo, el miedo moral es el único medio por el cual se pueden mantener pacíficos. Como ven sólo naves cuando sus botes están lejos con pocas personas a bordo, su idea del poder de los europeos es muy pobre, y su temor a las armas de fuego no tan grande como podría imaginarse. <br />
"Desde esta ensenada volvimos al "Beagle". Mi fueguino cautivo, a quien llamé "Boat Memory", parecía asustado, pero no abatido, comió enormemente y pronto se quedó dormido. La reunión entre él y York Minster fue muy tranquila, porque, al principio, parecieron no reconocerse o hablar entre ellos. Boat era el fueguino de mejor figura que había visto, y siendo joven y bien hecho, era una muestra muy favorable de su raza; York era uno de los hombres más fuertes que había observado entre ellos; pero la pequeña Fuegia era tan gruesa como alta: parecía tan alegre y feliz, que no pienso que hubiese querido abandonarnos. Tres nativos de Tierra del Fuego, los más adecuados para el propósito de instruirlos y para dar, como para recibir información, no podían, en mi opinión, haber sido encontrados. <br />
"10.- Esta mañana, después de haber sido aseado y bien vestido, Boat parecía contento y tranquilo, y el estar juntos, mantuvo a York y a él más animados de lo que probablemente habrían estado de otra manera, porque rieron y trataron de hablar, imitando lo que se les decía. Fuegia pronto comenzó a aprender inglés, y decir varias cosas muy bien. Ella se reía y hablaba con sus compatriotas sin cesar. "12.- Algunas tardes, al anochecer, observé grandes vuelos de aves, del tipo petrel, rozando el mar (como las golondrinas), como si estuvieran cazando insectos. Estas aves eran negras, como del tamaño de la paloma del Cabo. Tratamos de cazar uno, pero sin éxito.<br />
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</p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-31355032539987988172009-09-01T13:00:00.002-04:002011-11-19T12:21:56.805-03:00Volumen I Capítulo XXII (Marzo a mayo 1830) Páginas 417 a 437<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkSXeBIZve5rxKZyMKYd5-5X3wJIk5cM8WFys-HBQge4zaW79MYLCdBabgyjnoDjp6zBcnH5zZ2yzjaHu8XqcgW1HouI3joU5tc0U1Mttu3Uu-z7Zoy4tjyfrRB4eGnsKNUtYz7WJV6A/s1600-h/bordadomarca.gif"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 143px; height: 149px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkSXeBIZve5rxKZyMKYd5-5X3wJIk5cM8WFys-HBQge4zaW79MYLCdBabgyjnoDjp6zBcnH5zZ2yzjaHu8XqcgW1HouI3joU5tc0U1Mttu3Uu-z7Zoy4tjyfrRB4eGnsKNUtYz7WJV6A/s200/bordadomarca.gif" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5386984772116910690" /></a><br />
<p align="justify"><br />
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<span style="font-weight:bold;">El Sr. Murray regresa - Vamos al seno Año Nuevo - Vemos las islas Diego Ramírez desde la isla Henderson - Ensenada India - Simpiesómetro - Regreso a seno Christmas - Zarpe del "Beagle" - Paso por las islas Ildefonso y Diego Ramírez - Fondea en bahía Nassau - Bahía Orange - Yapoos - El Sr. Murray descubre el canal Beagle - Muchos nativos - Guanacos - Compases afectados - Cabo de Hornos - Muestras - Chanticleer - Error acerca de la bahía San Francisco - El clima en las islas Diego Ramírez - Ensenada San Joaquín - Islas Barnevelt - Islas Evout - Puerto Lennox</span><br />
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"14.- Esta mañana regresó el oficial de navegación, habiendo tenido éxito en levantar la costa lo suficientemente lejos para unirla con nuestro trabajo anterior, aunque el tiempo había sido muy desfavorable. Encontró muchos fueguinos, la mayoría de los cuales estaban armados con hondas, lanzas y armas blancas hechas con pedazos de ganchos de fierro amarrados a un palo. Fueron muy molestosos, especialmente por la noche, lo que los obligó mantenerlos a distancia. Su respeto por los mosquetes no eran tan grande como podría haberse esperado, y a no ser que lo vieran bastante cerca, y apuntándole directamente, no les importaba. La tripulación les compró algunos pescados, por botones y otras bagatelas. Entre cuarenta y cincuenta hombres, además de las mujeres niños, fueron vistas en un solo lugar, y muchos fueron encontrados en todas partes.<br />
"El Sr. Murray penetró hasta cerca de la base de las montañas cubiertas de nieve, que se extienden hacia el este en una cadena ininterrumpida, y determinó que hay canalizos que van desde el seno Christmas a la gran bahía donde fue robada la ballenera, y que corren cerca del pie de las montañas. También vio un canal que se dirigía hacia el este más lejos de lo que alcanzaba la vista, cuyo ancho medio parecía ser de cerca de una milla. Dejó los dos niños a cargo de una anciana que encontraron en la parte más occidental a la que llegó el grupo, esta pareció conocerlos muy bien y estar muy contenta de que los hubiesen puesto a su cuidado.<br />
"15.- Lloviendo y soplando, como de costumbre, podría decir. Cuando mejoró dejé el "Beagle", y partí en un bote con el Sr. Wilson (Oficial), llevando provisiones para una quincena, aunque esperaba estar nuevamente a bordo en menos de diez días, momento en que nuestra nueva embarcación debería estar terminada, y tanto el Sr. Stokes, como el Sr. Murray deberían haber terminado su último trabajo. Mi objetivo era ir hacia el este, hacia el seno India y bahía Nassau, pero el tiempo pronto detuvo nuestro avance y nos obligó entrar a una pequeña ensenada en el lado oeste de punta Nativity, donde esperábamos quedar protegidos del viento en aumento, aunque no de la lluvia, que caía a torrentes. La ensenada resultó muy expuesta, pero nos quedamos ahí hasta el amanecer de la mañana siguiente, cuando zarpamos rodeando la punta hacia el este, bastante contentos, porque habíamos estado en un mal fondeadero durante la noche, expuesto al viento y la lluvia, además del oleaje. Navegamos a lo largo de la costa con un viento moderado del oeste, nos detuvimos un tiempo cerca del cabo Rolle, la punta de tierra cercana a la isla Hope en la carta de Weddell y en la tarde entramos en algunas aberturas entre las islas adyacentes.<br />
"17.- Con la luz del día nos pusimos en marcha otra vez, navegando a lo largo de la costa con un viento regular del oeste, cruzamos la boca de una bahía que parecía ofrecer protección, pero no nos atrasamos en mirarla más de cerca. Poco después del mediodía pasamos el cerro Leading de la carta de Weddell, que es un cerro muy singular por su cima con dos picos, visible desde larga distancia y notable desde todo punto de vista. Entre él y la punta Negra (una roca escarpada saliente) se encuentra una bahía o seno, que parece extenderse una cierta distancia hacia el norte. Esta parte de la costa es mala para que las naves se acerquen a ella, pues es muy quebrada, y tiene varios islotes rocosos dispersos cercanos a ella; pero a dos millas de la costa no hay peligros. Habiendo encontrado una ensenada segura cerca del cerro Leading, desembarcamos, y los hombres levantaron nuestra carpa, mientras el Sr. Wilson y yo subíamos la altura para mirar alrededor. El viento pronto arreció a temporal, lo que nos hizo alegrarnos de haber llegado a un lugar protegido<br />
18.- Perdimos el día completo, porque sopló un temporal fuerte con lluvia continua. Recogimos lapas y choros, cortamos leña y secamos nuestra ropa al fuego por un lado, mientras el otro se mojaba, estas fueron nuestras únicas ocupaciones.<br />
"19.- Todavía tenemos viento fuerte, pero menos lluvia. Entre los chubascos obtuve unas pocas observaciones del sol, para la hora, y al mediodía una serie aceptablemente buena para la latitud. Como el tiempo estaba mejor, y probablemente mejoraría aún más, crucé en bote hasta el cerro Leading y desde su cumbre tomé los ángulos necesarios. Estaba muy frío y ventoso, pero hicimos todo lo que era necesario.<br />
"20.- Nos marchamos muy temprano y navegamos a través de bahía Duff, hacia la isla Henderson, con un tolerable viento regular desde tierra; y como mi objetivo era obtener una buena vista y una serie de ángulos desde la cima de un cerro en esa isla, pasé la isla Morton y la ensenada Blunder sin detenernos, llegando al extremo norte de la isla Henderson lo suficientemente pronto para efectuar unas observaciones para la hora. Desde ese lugar nos dirigimos a una ensenada que estaba a corta distancia, donde el bote podría permanecer durante mi ausencia en el cerro, observé la latitud y luego subí. Antes de que estuviéramos en la mitad del camino de subida, vino un chubasco del SO que aumentó rápidamente, pero como ya habíamos subido bastante, no estuve dispuesto a dar marcha atrás, así que seguimos adelante y llegamos a la cumbre; sin embargo, ahí no pude usar el teodolito, por causa del viento. Hacia el este pude ver hasta mucha distancia, hasta las lejanas islas Hermite, pero hacia el oeste la vista estaba obscurecida por la neblina; así que dejé los instrumentos, me apresuré en bajar hacia el bote el que encontré seguro, aunque había estado en grave peligro. A esta hora el viento había moderado, y antes que obscureciera medimos la distancia entre las estaciones de la mañana y la del mediodía, la de esta última y la cumbre del cerro ya la había medido, cuando estuve en la punta, con un micrómetro. Pasamos por el extremo norte de la isla, y ya de noche buscamos en el lado este un lugar para descansar, el que después de algún tiempo encontramos.<br />
"21.- Un día despejado y claro me permitió hacer las observaciones necesarias, y luego subir al cerro y tener éxito en la obtención de una clara visión de las islas Diego Ramírez. Como este cerro está a una distancia entre cincuenta y sesenta millas de ellas, me sentí seguro de tener un buen cruce de demarcaciones desde el extremo sur de las islas Hermite, distante de ellas, como pensaba entonces, sólo unas cuarenta y por lo tanto establecer su posición.<br />
"El seno Año Nuevo parece ser un gran cuerpo de agua que se extiende hacia el noroeste, con una multitud de islas dispersas en él. Desde su lado este la tierra tiende a dirigirse hacia un punto que es curiosamente puntiagudo, como un cuerno, y que debería ser el punto occidental de bahía Nassau (Falso cabo de Hornos o cabo Falso)<br />
"22.- Apenas habíamos salido de nuestra ensenada, cuando recibimos una lluvia constante, sin embargo, cruzamos hacia el seno Año Nuevo, a veces favorecidos por el viento, pero poco podíamos hacer. Por lo que había visto el día anterior, la cadena de montañas nevadas continuaba hacia el este, por lo tanto tenía pocas esperanzas de encontrar un cuerpo de agua en el interior de Tierra del Fuego, cercano a la parte superior de bahía Nassau. Aproximadamente al mediodía nos encontrábamos cerca de bahía India de la carta de Wedell, pero como el tiempo estaba brumoso no la reconocí, por lo que continuamos subiendo por el seno con un viento regular del OSO. Pronto me di cuenta que este iba hacia el norte y el oeste y probablemente comunicaba con alguno de los canales que el Sr. Murray vio que se dirigían hacia el este desde la vecindad del seno Christmas. Hacia el norte y el este ya había visto una larga cadena de montañas. Concluyendo por lo tanto de lo observado ahora, y de lo visto desde las alturas, que no había un canal que comunicara este seno con el seno Christmas, y que para regresar al "Beagle" tenía que hacer parte del camino por la costa, o bien dar la vuelta, por una infinidad de pasos complicados, hasta los lugares que el Sr. Murray había visto con el cúter. Preferí la costa, pues un segundo vistazo sería provechoso, mientras que una travesía entre las islas no sería muy beneficioso.<br />
"Cambiamos de rumbo, y bajamos por el seno, el viento todavía nos permitía navegar rápido. Nos acercamos a la costa occidental en búsqueda de ensenada India, y como el tiempo había despejado, la encontramos sin dificultad. No es un lugar tan bueno como yo esperaba, excepto la parte más interna cercana a una corriente de agua, encontré sólo fondo rocoso. Las pocas muestras de buen fondo estaban tan cerca de la orilla que el lugar sólo puede ser considerado apto para un cúter o embarcaciones pequeñas que se pueden amarrar muy cerca de tierra. Esta ensenada está, en mi opinión, demasiado tierra adentro para ser de uso general, y fondear en la isla Morton sería mucho más preferible para un buque recalando desde el mar. Encontramos un barril norteamericano vacío, aparentemente dejado esta temporada; en una altura cerca de la ensenada había un montón de piedras que no tuvimos tiempo de examinar y mucha leña que parecía haber sido cortada recientemente por la tripulación de algún barco. Vimos varias chozas, pero no indios. Esa noche nos detuvimos cerca del punto SO del seno, al lado de la isla Golddust. <br />
"23.- Después de examinar la ensenada en la que pasamos la noche y hacer observaciones, cruzamos bahía Duff hacia el cerro Leading. Me habría gustado haber examinado más una prometedora bahía del lado este de la isla Morton, donde pensé que había un buen fondeadero, pero no me lo permitió el tiempo, porque era probable que nos atrasásemos en nuestro viaje de regreso a lo largo de esta costa expuesta a los vientos predominantes. Existe una marea considerable entre la isla Morton y el lugar cercano a la isla Golddust. El flujo viene desde el oeste, cerca de un nudo, a veces dos nudos. Con el reflujo el agua casi no se mueve, o quizás hay una leve tendencia hacia el oeste, y así parece ser a lo largo de toda esta costa, desde el seno Christmas. Llegamos a cerro Leading a última hora de la tarde, aunque el viento había aumentado mucho y soplaba directamente contra nosotros. En la noche sopló un temporal desde el oeste<br />
"24.- Un fuerte temporal nos impidió movernos, o hacer cualquier uso beneficioso de nuestro tiempo.<br />
"25.- Todavía soplaba el temporal, pero pensé que podríamos bogar hasta la próxima bahía, y allí hacer algo bueno para el levantamiento de la bahía, si bien no podríamos ir más lejos por unos días. Por la temporada, el estado del simpiesómetro, y el aspecto del tiempo, no esperaba ningún cambio favorable hasta finales del mes. El simpiesómetro era mi compañero constante; lo prefería al barómetro, por ser más portátil y rápido en sus movimientos. Con gran esfuerzo por parte de los hombres, ya que requirió cinco horas de duro bogar, pasamos una saliente y llegamos a la próxima bahía, una distancia de solo cuatro millas. Llovió gran parte del tiempo, y en la tarde cayó constantemente, pero logramos encontrar un lugar protegido para nuestro alojamiento, y pronto nos pusimos en una condición un tanto mejor que la difícil situación en que habíamos estado durante la mayor parte del día, los hombres habían estado constantemente empapados, y sus manos muy entumecidas por el frío y la humedad. Me decepcionó este lugar, sondamos varias ensenadas sin encontrar fondo con una línea de veinticinco brazas y no pude encontrar un fondeadero sin tener que ir más adentro del estuario como lo haría cualquier nave que viniera del mar en búsqueda de un refugio temporal. <br />
"26.- Un temporal fuerte nos impidió salir, pero con la esperanza de que podría haber un paso interior me puse a buscarlo. Habiendo bogado y navegado a vela cerca de seis millas dentro del estuario, llegamos a su término y regresamos a nuestro campamento. Allí parecía haber un canal entre bahía Duff que no había visto previamente, que nos habría ahorrado algo de tiempo y problemas si hubiésemos sabido de su existencia.<br />
"27.- El temporal continuó con más o menos violencia, y durante la mayor parte del día estuvimos ocupados en la recolección de lapas y choros, como un stock de alimentos para el caso que fuésemos detenidos por más tiempo de lo que duraran nuestras provisiones. Cazarlos con tiros no tuvo éxito, porque las aves marinas eran muy salvajes y escasas. Lamenté que no hubiese un puerto en el estuario el que podríamos haber levantado durante nuestra permanencia. Cada ensenada que encontramos tenía aguas muy profundas, y con un fondo tan rocoso que tuvimos problemas para asegurar incluso nuestra pequeña embarcación, este continuo temporal levantó mucho oleaje que nos mantuvo en alerta durante la noche para cambiar de sitio con tanta frecuencia como cambiaba el viento.<br />
"28.- Este día, y la noche anterior, el viento fue sumamente violento, del NO al SO, pero generalmente más al sur del oeste. Bogando a través de la ensenada para recoger lapas, los chubascos a veces hacían que los remos se soltaran de las manos de los hombres, arrojándolos sobre o lejos del bote. Mucha lluvia cayó durante la mayoría de las noches, pero después que salía el sol normalmente cesaba, a veces sin embargo la lluvia caía tanto de día como de noche.<br />
"Aquí vi muchas focas enseñándole a nadar a sus crías. Era curioso ver a las focas adultas sosteniendo a la cría por su aleta, como si la dejara respirar y descansar, y luego empujándola dentro del agua profunda para que se moviera por si sola.<br />
"29.- Esta mañana, con mejor tiempo, zarpamos muy temprano con la esperanza de sobrepasar la punta Negra; el viento moderado prometía mejorar, pero, cuando salió el sol, aumentó de nuevo. Sin embargo, nos esforzamos por cerca de seis horas, durante cuatro de ellas tuve dudas que tuviésemos éxito, ya que soplaba fuerte, la corriente de marea era peligrosa, pero antes de la noche llegamos a la parte protegida de la bahía Trefusis. Los hombres estuvieron remando desde las cinco de la mañana hasta las cuatro de la tarde, y, excepto dos descansos de un cuarto de hora cada uno, bogaron fuerte todo el tiempo. Llegamos a un lugar protegido, a media milla de la entrada de un canal que va desde la bahía Trefusis al seno Christmas. Nuestro cansancio y el estar empapados completamente, por la lluvia y el mar, poco nos importó, ya que habíamos logrado nuestro objetivo, y estábamos a sólo un día de boga del "Beagle".<br />
"Había visto este canal desde el seno Christmas, como también desde el cerro Leading, y me alegraba de haber entrado en él, porque la costa exterior era muy peligrosa para un bote en cualquier época del año, y estábamos en el mes de marzo; el peor momento.<br />
"30.- Una mañana despejada y clara. Comenzamos con el sol, y bogando avanzamos tan rápido en las aguas tranquilas, que por la noche llegamos a nuestro pequeño barco, y encontré que todo estaba bien a bordo, que no había habido más visitas de los fueguinos, ni ningún problema. El nuevo bote fue terminado el 23, apenas veinte días habían necesitado el Sr. May y tres hombres en su construcción. Su apariencia hablaba muy bien en su favor, a pesar de las desventajas bajo las cuales había sido construido. El teniente Kempe había terminado todo el trabajo del buque con su habitual rapidez: se habían puesto nuevos aparejos en los mastelerillos, y todo estaba preparado para hacernos a la mar. Me había sobrepasado en dos días sobre las provisiones llevadas, pero por el cuidado de mi timonel y el empleo de las lapas y otros mariscos, aún teníamos una cantidad suficiente.<br />
"Habiendo visto tanto como era necesario de la costa entre seno Christmas y bahía Nassau (quiero decir necesario en proporción a nuestro tiempo limitado y las provisiones) los Ildefonsos y Diego Ramírez iban a ser nuestros próximos objetivos.<br />
"31.- Un fuerte viento, con mucha lluvia, impidió que nos moviéramos temprano, pero a medida que el sol subía el tiempo mejoraba, por lo que tratamos de levar, pero nos atrasamos, porque la cadena se había enredado en una roca, que por casi una hora no pudimos moverla. Por fin lo conseguimos, sin dañar nada, dejamos el puerto y nos dirigimos a los Ildefonsos con fuerte viento del OSO y una mar confusa con altas olas.<br />
"Puerto March (llamado así por haber estado todo el mes de marzo en él) no es tan bueno como pensé al principio. El fondo es sin duda excelente en algunas partes; está bien protegido y es de fácil acceso, pero hay muchos lugares rocosos que pueden dañar las espías. Además, hay una roca peligrosa, que no aflora en la parte ancha del puerto, oculta por un gran manchón de sargazos.<br />
"Pasamos por el lado SO de las Ildefonsos, a la distancia de media milla. Parecían como si fueran las partes más altas de una montaña casi bajo el agua, en dirección NO y SE, casi rotas de través en varios lugares por el mar, y de esta manera se formaron varios islotes, de los cuales el más alto y más grande sobresale unos doscientos pies sobre el mar y tiene un tercio de milla de largo; otro es de aproximadamente un cuarto de milla de largo, el resto son simples rocas. Las dos más grande están cubiertas con tussac (una especie de junco), entre los que vimos numerosas focas que habían trepado hasta la cumbre misma. Después de haber visto lo suficiente de estos islotes, ceñimos y acortamos nuestras velas, preparándonos para la noche: porque teníamos un temporal, con todas las apariencias de aumentar tirando hacia el sur. Quería llegar a las islas Diego Ramírez la mañana siguiente y luego dirigirnos en dirección noreste y como el viento había moderado, podría haberlo hecho sin dificultad, pero después de haber navegado durante la noche a toda vela, hacia el sur, con tan poco como fuera posible hacia el este, me encontré, al amanecer de la mañana siguiente, cinco millas a sotavento de las islas mencionadas, con un temporal fuerte del NO y demasiado mar para permitirme siquiera tener la esperanza de ver más de ellas sin permanecer navegando hasta que el tiempo moderara. Esto no convenía a los cronómetros, o a nuestro tiempo limitado, por lo que viramos y gobernamos (por la carta de Weddell) en dirección a la parte occidental de las islas Hermite, con la intención de recorrerla desde el cabo West. El viento estuvo más moderado hacia el mediodía, pero el tiempo estaba tan brumoso que no se podía ver claramente ninguna parte de la tierra, y suponiendo que una punta de tierra que vi era el cabo Spencer, nos dirigimos directamente a él, como el día estaba llegando a su fin me obligó a renunciar a mi intención de navegar cerca de la costa. Acercándonos a tierra, me di cuenta que se parecía al lugar que había visto desde la isla Henderson, y que se suponía era el extremo SO de bahía Nassau, pero no correspondía a ninguna parte de las islas Hermite como lo mostraba el plano del capitán King. Se acercaba la noche, nubes cargadas de neblina nos impidieron ver más tierra, pero estando amparados por la costa, confiaba encontrar un fondeadero, y detenernos ahí.<br />
"El viento aumentó y sopló con muy fuertes ráfagas desde tierra, que nos obligaron a navegar con pocas velas por varias millas a lo largo de la costa en aguas tranquilas, hasta que fondeamos en la entrada de una bahía, en trece brazas de agua, con un fondo de arena gruesa. Una punta baja sobresaliente nos protegió de la fuerza del viento que entonces soplaba, y la tierra de cada lado de todos los otros vientos del oeste, pero las ráfagas aumentaron tan violentamente en la primera parte de la noche, que aunque estábamos en aguas tranquilas, con ochenta brazas de cadena, los mastelerillos arriados y las gavias braceadas, el buque garreó, por lo que nos vimos obligados a fondear otra ancla, arriando bastante cable, lo cual nos mantuvo firme durante la noche.<br />
"2.- Con la luz del día viramos el ancla de estribor, pero encontramos que una de sus uñas se había roto. Después de traer el ancla de respeto a proa, y la rota sobre la cubierta, viramos y zarpamos ciñendo en busca de un buen fondeadero. Cuando el tiempo mejoró por la mañana, había descubierto que estábamos en bahía Nassau, cerca de bahía Orange y que ese curioso promontorio puntiagudo que habíamos pasado era el Falso cabo de Hornos, el mismo que había visto desde la isla Henderson. Encontrando esto como un caso de investigar, decidí corregir el error y de inmediato nos pusimos a trabajar en esta zona, aplazando nuestra visita a las islas Hermite. Navegaciones cortas eran esenciales, debido a los cronómetros, y esta última había sido muy larga para ellos, con mucho movimiento, por lo tanto era necesario que pudiera obtener observaciones. <br />
"Hacia el mediodía el tiempo mejoró y se presentó excelente, con una brisa del norte. Nos dirigimos hasta cerca del extremo norte de las islas Hermite, efectuando sondajes durante la travesía; pero la vista que obtuvimos de la parte superior de bahía Nassau, no nos dio esperanzas de encontrar aguas interiores o un canal, pues las montañas parecían continuar en una cadena ininterrumpida en dirección a isla Nueva, y desde la cofa vi otras altas montañas lejos hacia el este. En la tarde nos quedamos en una amplia bahía que tenía muy buen aspecto, bien protegida, con un fondo parejo entre doce y veinte brazas, de arena fina. Después encontré que esta era bahía Orange, y que la bahía en cuya punta sur habíamos fondeado la última noche era la que los holandeses llamaron, bahía Schapenham. Este era un lugar grande y espacioso, de fondo parejo, fondeamos con un ancla; pero el barómetro había estado cayendo mucho, y ahora estaba extremadamente bajo, que estimé prudente prepararnos para lo peor, y arriamos los masteleros<br />
"Durante la última parte de nuestra estadía en seno Christmas, y hasta ahora, nuestra lista de enfermos había sido considerable, por lo tanto no lamenté estar en un fondeadero seguro y en un lugar que parecía apropiado para proporcionarnos los medios para recuperar a nuestros enfermos, devolviéndoles la salud. Resfríos y reumatismos, debidos a los inhóspitos vientos y la excesiva humedad, eran las principales enfermedades. Esta fue la única vez desde que el "Beagle" zarpó de Río de Janeiro que la lista de enfermos había sido digna de mencionar.<br />
"A pesar de la caída inusual del barómetro y del simpiesómetro los que aún continuaban bajando, este día fue tan excelente y parecía probable que continuara así, como ningún otro día que hubiese visto, por lo que lo aprovechamos, obteniendo observaciones para la hora, la latitud y demarcaciones verdaderas, aireando las camas y haciendo una buena limpieza de todo el buque. Este parece ser un excelente lugar para los buques. La tierra alrededor es más bien baja, y parecía mucho más alegre que las altas y sombrías montañas bajo las cuales habíamos fondeado últimamente. Leña y agua eran abundantes y fáciles de obtener. Las aves salvajes eran numerosas, y nuestra gente trajo a bordo un abastecimiento utilizable, suficiente para todos los enfermos, y para la mayoría de los que estaban sanos.<br />
"3.- y 4.- Todavía muy buen tiempo, aunque el barómetro y el simpiesómetro estaban más bajos de lo que nunca había visto en este país. Nuestros fueguinos estaban alegres, y al parecer contentos. Les dábamos el máximo de alimentos frescos (aves y peces) que podíamos obtener cazando y pescando, y hasta ahora les había ido muy bien. Todo lo cazado iba a un stock, que se repartía en forma rotatoria entre los distintos ranchos, a los enfermos se les daba primero, y luego a los fueguinos.<br />
"5.- y 6.- Dos días más de buen tiempo, con un barómetro muy bajo, que hizo tambalear mi fé en la certeza del barómetro y del simpiesómetro (el mercurio del barómetro cayó a 28,94 y el aceite en el simpiesómetro a 28,52, el termómetro marcaba entre 40° y 48° Farenheit). Durante estos días, el viento había sido una leve brisa del NNO, y sólo dos veces antes había visto a estos instrumentos ser afectados del mismo modo y con exactamente similares condiciones de viento y tiempo: una vez en puerto Deseado, en la costa de la patagonia y una vez en puerto Gallant, mientras estuve en el seno Otway.<br />
El oficial de navegación se dirigió hacia la parte superior de bahía Nassau, y el Sr. Stokes partió en dirección opuesta. El Sr. Murray tenía uno de nuestros mejores cronómetros, guardado en una caja, bien protegido en lana, pero expuesto a la temperatura del aire. Antes de partir y después de regresar, se mantuvo y controló en la misma caja sobre la cubierta, porque las variaciones de temperatura al aire libre en este clima son pequeñas, mucho menos que las que un cronómetro experimentaría si lo cambiaran de una camarote tibio a un bote frío. Lamenté constatar que unos fueguinos que llegaron no eran de la misma tribu que la de nuestros prisioneros, ni siquiera hablaban el mismo idioma. Por el contrario, parecía que existía mucha enemistad entre ellos, aunque su color, características y hábitos eran similares. Al principio York y Boat no quisieron acercarse a ellos, pero después se complacían en tratar de engañarlos con las cosas que les ofrecían como trueque, y se burlaban de su forma de hablar y reir, señalándolos, y llamándolos "yapoo, yapoo". Fuegia subió a cubierta, pero en cuanto los vio, gritó y salió corriendo. Alguien le dijo, en broma, que fuera a sus canoas a vivir con ellos, lo que la asustó mucho, se deshizo en lágrimas y corrió a esconderse abajo. Después que se fueron, Boat y York, nos dieron a entender que habían tenido peleas con esa tribu, y nos mostraron las cicatrices de las heridas recibidas de ellos. Con la ayuda de signos pudimos entender gran parte de su significado, porque muy pocas palabras se habían aprendido por cada lado. Después supimos que estos yapoos construían sus chozas de una manera diferente a las de las tribus del oeste, las hacen con varios palos, o pedazos de madera, colocados alrededor de un espacio pequeño, y unidos en su tope.<br />
"Nuestros conocidos yapoos se instalaron en la bahía cerca de nuestra fragua, pero sin tratar de robar ninguna cosa. Frecuentemente venían hasta el costado del buque con pescado, que ellos atrapaban en las algas. Cogen estos peces mediante una cuerda sin anzuelo, que tiene sólo un pequeño cebo en su extremo, con el cual los tientan a que suban a la superficie del agua, cerca del costado de la canoa. El pez muerde y antes que pueda desprender de sus pequeños dientes la suave, dura carnada. La mano que sostiene la cuerda con tirones mantiene la carnada sobre el agua y con la otra lo atrapa. El pescador muerde un pedazo grande del vientre, le saca los interiores, y cuelga el pescado en un palo que está cerca del fuego en la canoa.<br />
"10.- Todavía tiempo bueno y estable, a pesar de la caída inusualmente baja del barómetro ya mencionada.<br />
"12.- Con la ayuda del Sr. May, en la forja, hicimos una buena ancla con las dos rotas, y colocamos nuevas planchas en los escobenes donde se habían gastado, por el constante trabajo de las cadenas. Afortunadamente, habíamos traído de San Carlos una buena cantidad de hierro y carbón y dejado este último sólo para el uso del armero y las cocinas pequeñas, lo que nos permitió usar la fragua muy a menudo, porque entre las necesidades del buque y de los botes, siempre había mucho trabajo para el más útil de los accesorios.<br />
"Los barómetros habían por fin comenzado a subir; y durante la noche pasada y el día de hoy, el viento era muy fuerte con mucha lluvia. El viento cambió de la cuarta del norte a la del sur, rolando por el SE, lo que, por supuesto, haría que el mercurio subiera mucho después de haber estado tan bajo, por lo que pensé que el tiempo podría ser extremadamente malo.<br />
"14.- El oficial de navegación regresó y me sorprendió con la información que había pasado a través y mucho más allá de bahía Nassau. Había ido muy poco hacia el norte, pero una larga distancia hacia el este, habiendo pasado por un canalizo estrecho, de alrededor de un tercio de milla de ancho, que lo llevó a un canal recto, de aproximadamente dos millas o más de ancho y que se extendía casi de este a oeste, hasta donde alcanzaba la vista. Hacia el oeste del canalizo por el cual entró, había una abertura hacia el noroeste, pero como sus órdenes especificaban dirigirse al norte y al este, siguió la rama oriental del canal, buscando una abertura en cualquiera de los dos lados, sin encontrarla. En el lado norte había una cadena de montañas, cuyas cumbres estaban cubiertas de nieve, que se extendía unas cuarenta millas, que después se convertían en cerros comunes que, cerca del lugar al que llegó, terminaban en unos acantilados de tierra o arcilla hacia el agua. Desde los acantilados de arcilla su vista no fue interrumpida por ninguna tierra en dirección ESE, por lo tanto él debió haber estado mirando el comienzo del mar exterior. Como sus provisiones estaban casi agotadas, se apresuró en regresar.<br />
"En el lado sur del canal también habían montañas, de altura considerable; pero, hablando generalmente, esta costa era más baja que la opuesta. El Sr. Murray vio gran número de nativos cerca del canalizo estrecho y más de un centenar de canoas fueron vistas en un día, cada una transportando dos a seis personas. Estos fueguinos tenían muchas pieles de guanacos y los huesos de este animal los convertían en puntas de lanza, había muy pocas pieles de focas. Las chozas eran grandes y cómodas, en comparación con las de las tribus occidentales, eran construidas de pequeños árboles amontonados con sus extremos hacia arriba y amarrados por su parte superior, por su parte exterior estaban cubiertas con arbustos, pasto, etc. para mantener el frío fuera, y la tierra en el interior era excavada hasta muy por debajo de la superficie del terreno. Algunas podían contener cerca de dos veces más personas que las chozas occidentales, pero no todas eran tan grandes. Cada canoa que le dio alcance a nuestro bote, estaban ansiosos de ver los extranjeros y cambiar pescados pequeños, puntas de lanza o flechas, por botones, cuentas y otras chucherías. No vimos entre ellos armas de fuego ni ofensivas, excepto las lanzas para pescar, arcos, flechas y hondas, no tenían ni siquiera cachiporras, ni esas lanzas que usaban las tribus occidentales. Parecían ser más tratables y menos dispuestos a pelear como los del oeste. A donde fuera el bote, éramos seguidos por un tren de canoas, cada una llena de gente, siempre con una fogata en el medio. De dónde obtenían las pieles de guanaco era una pregunta difícil de responder. ¿Había un paso hacia el norte, por el cual ellos podían comerciar con las personas que vivían allí? ¿O había guanacos en la parte sur de Tierra del Fuego? Tanto los huesos como las pieles parecían abundantes, pero la gente le indicó por señas al Sr. Murray que estos venían del este, ninguno apuntó hacia el norte. Un nativo les mostró como corrían, su forma y como los mataban, también el tipo de ruido que hacían.<br />
"15.- El Sr. Stokes regresó, después de haber recorrido un largo camino hacia el norte y el oeste, sin encontrar un paso hacia el seno Año Nuevo. Su reconocimiento, unido al del Sr. Murray, casi completaban la parte norte y oeste de bahía Nassau, y sólo nos quedaba la parte este por explorar. Nuestro fondeadero, llamado bahía Orange, es excelente, y uno de los pocos en esta costa apto para una escuadra de naves de línea. Su aproximación desde el mar es tan fácil como espacioso es el puerto. Hay tres brazas cerca de la orilla, sin embargo en ninguna parte hay más de veinte, y en todas partes su fondo es de arena. El agua es abundante, los bosques crecen cerca del mar, las aves silvestres son numerosas y aunque los mariscos son escasos, muchos peces pequeños pueden ser capturados con azuelo y una cuerda entre los sargazos y en el verano una red de cerco los proporcionará en abundancia.<br />
"El día 16.- dejamos bahía Orange, pero el débil viento no nos permitió llegar al mar abierto ese día, o durante la noche siguiente. Como estaba igualmente dispuesto a navegar nuevamente a Diego Ramírez, mirar la costa del Falso cabo de Hornos por cerca de diez millas, o ir a la bahía San Francisco; pero el viento falló completamente. Durante la noche tuvimos una brisa que nos podría haber llevado al último lugar, pero como deseaba ver y tomar demarcaciones de la tierra cuando pasara, no continué hacia allá; y en la mañana estábamos detenidos por vientos suaves y una corriente que nos empujaba hacia el norte.<br />
"17.- Durante la primera parte del día tuvimos brisas leves variables, apenas suficientes para ayudarnos en contra de la corriente que parecía tirar constantemente hacia dentro de la bahía, desde el mar, a razón de más o menos un nudo. La forma en que nuestros compases fueron afectados en esta bahía fue notable, todos extremadamente lentos, y a menos que se les sacudiera permanentemente, no mostraban la demarcación magnética correcta, o coincidir en conjunto, lo más cerca en dos puntos. Les afilé los centros con mucho cuidado, y examiné sus tapas de ágata, sin que mejoraran sus resultados. Estos compases considerados los mejores en otros lugares, aquí eran tan malos como los peores; uno excelente, basado en el principio de Alejandro, con suspensión central, era casi inútil. Al emplear los compases en tierra, los de rosas pesadas con grandes agujas habían sido menos afectados por la influencia local que los con livianas y delicadas rosas de Kater: los pesados tenían una variación promedio de 24° a lo largo de toda la costa, y los Kater diferían en algunos lugares tanto como 19° a 28°, casi coincidiendo unos con otros, pero no con los compases Gilbert o Alexander, ambos con rosas relativamente pesadas.<br />
"Pasamos demasiado cerca del cabo West, pero afortunadamente una vez sobrepasado, navegamos a lo largo de la costa con una brisa suave, y rodeamos el cabo Spencer al atardecer. El tiempo estaba tan brumoso que no pudimos ver el cabo de Hornos, y confundimos al primero con el famoso cabo, especialmente, porque la vista, de la parte inferior del cabo Spencer parecía la cabeza de un rinoceronte de dos cuernos, pero al continuar acercándonos apareció el cabo de Hornos. El viento falló cuando entramos a la bahía San Francisco, lo que nos dio la alternativa de fondear en aguas profundas, o dejarnos arrastrar por la corriente: por lo tanto fondeamos afuera de la ensenada San Joaquín, cerca de la roca Seal. Pasamos una buena noche, así que nos quedamos tranquilos hasta la mañana siguiente, en que navegamos con una brisa del norte para fondear en caleta Saint Martin. Después fui en bote a la isla Hornos, para determinar la naturaleza del terreno, y ver si era posible llevar algunos instrumentos a la cumbre del cabo. Encontré muchos lugares en los que una embarcación podía acercarse y más de uno en el que podría vararse; por lo que llevar instrumentos hasta la cumbre no pareció ser una tarea muy difícil. Como el tiempo seguía siendo favorable volví a bordo esa noche, y a la mañana siguiente (19.-) organicé una visita al cabo de Hornos, habíamos preparado previamente un testimonio, el que envolvimos firmemente dentro de un recipiente de piedra. Después de haber tomado observaciones al mediodía para la latitud, partimos, llevando provisiones para cinco días, un buen cronómetro y otros instrumentos. Llegamos antes del anochecer, varamos nuestro bote en un lugar seguro en el lado noreste, y nos acomodamos para la noche en la isla Hornos.<br />
"20.- Al amanecer, comenzamos nuestra caminata a través de la isla, cada uno con su carga, y cuando el sol estuvo lo suficientemente alto como para observar, ya estábamos cerca de la cima, y exactamente en su meridiano; así que nos detuvimos y tomé dos series de observaciones y una ronda de ángulos. Poco después llegamos al punto más alto del cabo, y de inmediato comenzamos nuestro trabajo, yo y mi timonel, con los instrumentos, y el teniente Kempe con la tripulación del bote levantando un montón de piedras sobre el testimonio.<br />
"Al principio las islas Diego Ramírez fueron vistas, pero antes que pudiera instalar y ajustar el teodolito, el horizonte se obscureció. Al mediodía tomé una satisfactoria serie de alturas circummeriadianas con dos buenos sextantes. Una serie de ángulos, demarcaciones del compás para la variación y en la tarde buenas observaciones para la hora completaron nuestros éxitos. El montón hecho sobre el testimonio era de ocho pies de alto, y en el había piedras que requirieron el esfuerzo conjunto de los siete hombres para llevarlas hasta la cumbre. Brindamos a la salud de su majestad el rey Jorge Cuarto, y lanzamos tres fuertes saludos, de pie alrededor del Union Jack. Cuando todo hubo terminado nos dirigimos al bote lo más rápido posible, pero la obscuridad nos rodeó antes que estuviéramos a más de la mitad del camino. Los que llevaban carga que no se dañarían si caían sobre los matorrales, continuaron, pero, como tenía que cuidar el cronómetro y un sextante, esperé hasta que uno de los hombres regresó con una linterna. Todos llegamos a la embarcación antes de las nueve de la noche, sin perder o dañar ninguna cosa; pero el cargamento de piedras, para muestras, que cada uno había traído, retrasó nuestro regreso significativamente.<br />
"A la luz del día (21.-) desvaramos y estibamos nuestro bote, y emprendimos el regreso. Llegamos al buque esa tarde, bien cargados con fragmentos del cabo de Hornos.<br />
"22.- Desde fines de marzo, el tiempo había estado más estable y mucho más agradable de lo que habíamos tenido en cualquier parte de la costa; pero nuestra visita a la isla Hornos había sido justo a tiempo, ya que pronto cambió otra vez y comenzó a soplar y a llover. Estando cerca de la cabeza de la ensenada, no sentíamos los williwaws, aunque parecían soplar lo suficientemente fuerte cerca del medio de ella. No me asombraba que el americano, a quien conocimos en el estrecho de Magallanes, dijera que había visto 'señales de un establecimiento muy grande' en la cabeza de esta caleta pues parecía que había sido colonizada por los Chanticleer, ya que muchos restos de caminos de madera y casas de madera eran visibles por todas partes.<br />
"23.- y 24.- Mal tiempo. Yo estaba esperando ansiosamente la oportunidad de tener una demarcación verdadera de Diego Ramírez, desde la cima del pico Kater o del cabo Spencer, para cruzarlas con las demarcaciones obtenidas desde la isla Henderson.<br />
"25.- Subí a la cima del pico, pero encontré una neblina tan densa, que no se podía ver ningun objeto distante. Dejé los instrumentos en la parte superior, después de tomar unos pocos ángulos, y observar el sol para las demarcaciones verdaderas, bajé e inspeccioné la ensenada San Bernardo, pues parecía ser un buen puerto. Comparando las antiguas cartas de este lugar y bahía Nassau, me convencí que había habido un gran error, y que la bahía Nassau es, o mas bien era, la bahía de San Francisco y que el plano que figura en las cartas del almirantazgo es un dibujo muy bueno de su lado oeste, desde el Falso cabo hasta la isla Packsaddle, pero la parte inferior y el lado este de la bahía están colocados al azar, por lo que habría sido mejor dejarlos fuera para dar lugar a las palabras, 'Se ha visto tierra en esta dirección', sin forma, demarcaciones, distancias, o sondas, ya que el plano corresponde al lugar que ahora se llama bahía San Francisco; pero está bastante cerca, considerando la fecha en que fue hecho, con la parte que he mencionado. Las palabras cabo de Hornos deben haber inducido a error al compilador, como que el plano no muestra ninguna latitud o longitud y aquellos que desde entonces han visitado el lugar, anteriormente al arribo del "Beagle", no habían estado en bahía Nassau.<br />
"26.- Otro buen día. Subí al pico de nuevo y obtuve los ángulos que deseaba, pero Diego Ramírez parecía casi tan lejano como cuando lo vi desde la parte superior de la isla Henderson. Mientras tanto el "Beagle" había largado amarras y se había puesto a navegar. Lo alcancé a la salida de la ensenada y se mantuvo hacia la mar; pero el día estaba demasiado excelente, hubo poco o casi nada de viento hasta el anochecer, cuando una brisa nos llevó fuera de la bahía. Goberné hacia las islas Diego Ramírez, ansioso de aprovechar el buen tiempo y examinarlas más de cerca.<br />
"27.- La mar estaba tranquila, tuvimos una buena oportunidad de tomar ángulos para situar la costa entre el cabo West y el cabo Spencer, lo que completó lo que quería en esta parte; después, nuevamente gobernamos hacia Diego Ramírez.<br />
"28.- Una buena mañana con una brisa, tal como deseábamos. Habiendo navegado ciñendo durante toda la noche, cambiamos rumbo, y , con la luz del día navegamos a lo largo del lado este de esta rocosa agrupación, el viento era del NE. Nos poníamos al pairo frecuentemente para tomar ángulos y sondar, y navegamos rodeando las islas a una distancia promedio de media milla, luego nos dirigimos hacia el norte. Son muy similares a las Ildefonsos, la parte superior de una cadena de cerros que se ven sobre el agua, rotas por la acción del mar. Las dos más grandes son de aproximadamente doscientos pies de altura, y están cubiertas con tussac: En una hay una playa de guijarros ( la segunda en tamaño), donde un bote podría vararse con seguridad, hay suficiente agua de buena calidad en el lado este de la misma isla para proveer a treinta hombres. Olas furiosas rompen contra la costa oeste, las que rocían toda la isla. No hay fondeadero abrigado para buques; por lo tanto estos tendrían que hacerlo en aguas profundas, en el lado oriental del grupo, por un corto tiempo, arriesgando aún asi la pérdida de su ancla. La menor profundidad encontrada fue de cincuenta brazas, aunque la carta de Weddell muestra que hay menos de cuarenta frente al extremo SE. El fuerte oleaje impidió mi desembarque, pero la apariencia de las rocas me inducen a suponer que son de jade. Si no son de esa naturaleza, y similares a la roca del cabo de Hornos, podrían ser de arenisca muy dura.<br />
"29.- En este clima, durante los pocos intervalos de buen tiempo estable, el cielo frecuentemente se nubla pronto después de la puesta del sol, y cae una ligera lluvia. Esto lo noté frecuentemente aquí, así como anteriormente en los meses de abril, mayo y junio, en el estrecho.<br />
"Nos dirigimos hacia la bahía que está entre el Falso cabo y seno Año Nuevo, pero no ofrecía nada tentador para un buque, había un caleta hacia sotavento, con rocas e islotes desparramados a lo largo de ella cercanos a la costa. Quizás hay refugio entre ellos para una nave; pero yo no escogería este vecindario, si lo pudiera evitar, porque la bahía está abierta a los vientos del SO, los que en estas costas son los peores. La brisa refrescó, y roló hacia el norte, permitiéndonos llegar al cabo Spencer en la noche, cuando, el tiempo prometía desmejorar, alegrándome de fondear en dieciocho brazas, en fondo de arena, frente a la entrada de la bahía San Joaquín.<br />
"Esperando viento, arriamos los mastelerillos, amarramos las vergas y arriamos hasta ochenta brazas. Después de las ocho, el tiempo despejó y parecía probable que se mantuviera bueno, pero los barómetros continuaban cayendo. A las diez un repentino y fuerte chubasco vino sobre la tierra, y las cimas de los cerros se cubrieron con densas nubes. Siguieron sucesivas ráfagas furiosas; fondeamos una segunda ancla, y arriamos todo el cable en cada una. Los chubascos venían más violentos del SO y en media hora el banco de nubes desapareció, pero un temporal fuerte del SO continuó hasta el amanecer, cuando moderó. El cabo Spencer nos protegió muy bien, tanto del viento como del mar, si una nave quisiera entrar a caleta Saint Martin y el viento o la luz le fallan, encontraría este lugar muy conveniente para esperar.<br />
"30.- El "Beagle" viró, comenzó a navegar, y se dirigió hacia el cabo de Hornos; al mediodía estaba cerca del famoso cabo, con un precioso y excelente tiempo, más parecido al clima de Madeira que el de latitud cincuenta y seis sur. Durante este día tuve excelentes oportunidades para tomar ángulos, demarcaciones, y sondar, los que espero sean suficientes para el lado sur y este de las islas Hermites. La noche siguiente continuamos hacia el norte, cerca de las islas Barnevelt, el tiempo era excelente y la luna brillaba intensamente.<br />
"Mayo 1.- Un hermoso día - un primero de mayo verdadero -. Desembarqué en las islas Barnevelt, y tomé observaciones para la hora, la latitud, y demarcaciones verdaderas, además de una serie de ángulos, mientras el "Beagle" continuaba navegando lentamente hacia el norte, el viento era muy débil y variable. No hay lugares buenos para desembarcar en estas islas, pero como el agua estaba muy llana, pudimos desembarcar sobre una roca escarpada, en la que las olas no rompían mucho. Son dos islotes bajos, orientados norte a sur, cubiertos de pasto, tussac y malezas. La más grande tiene una longitud de aproximadamente media milla y un tercio de milla de ancho; la otra cerca de dos cables cuadrados de superficie. Varias rocas se encuentran frente al extremo sur, hacia los dos lados el este y el oeste; y una aflorada hacia las islas Hermite, casi en la mitad del canal, y ningun otro peligro era visible. Los ángulos tomados aquí, cruzados con los de bahía Orange, ubicaron a las islas Hermite más hacia el norte, aunque el detalle de su linea costera, norte, todavía tiene que ser determinado.<br />
"2.- Tan buen día como el anterior. Estuvimos cerca de las Evout, un islote similar a las Barnevelt, pero bastante más alto. El tiempo permitió al Sr. Wilson continuar con sus croquis de la costa: pero en verdad, ninguna parte por la que habíamos navegado había sido omitido. En la tarde nos acercamos a la costa de isla Nueva, estuvimos mirando cuidadosamente las orillas y los bancos de arena, imaginándolos, porque la tierra parecía más baja, y el fondo de Nassau tenía sondas bajas, por lo que podíamos encontrar bancos separados de la costa. Aguas poco profundas encontramos ciertamente, comparadas con las que habíamos estado acostumbrados últimamente, es decir, de quince a veinte brazas, disminuyendo gradualmente a medida que nos acercábamos a la costa, pero nunca tuvimos menos de diez hasta que llegamos a un puerto por la noche. Aquí no pude encontrar parecido en absoluto a cualquier carta publicada, pero viendo un lugar detrás de algunos islotes bajos, que parecía proporcionar fondeadero protegido, nos dirigimos allí y a la puesta del sol fondeamos en un puerto bien protegido en el lado este de una isla grande, al oeste de isla Nueva. El mar disminuía gradualmente, sobre un fondo de arena fina; pero entramos muy adentro quedando con solo tres brazas después de haber fondeado, por lo que nos vimos obligados a cambiar de fondeadero.<br />
"3.- El Sr. Murray se preparó para ir a lo largo de la costa hacia el cabo Buen Suceso, llevando uno de los cronómetros y otros instrumentos necesarios y provisiones para tres semanas. Partió en una ballenera con seis hombres, bien armados y equipados en todo sentido. Habiendo despachado al oficial de navegación, me preparé para una excursión hacia los canales interiores de esta parte de la Tierra del Fuego; mientras el Sr. Stokes, en otra embarcación, continuaría el levantamiento de la costa desde el lado oriental de la parte norte de bahía Nassau hasta las cercanías de isla Nueva; y el teniente Kempe cuidaría el buque, y dirigiría su reparación, además de hacer leña y aguada.<br />
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</p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-1939393596622509572009-08-20T15:00:00.000-04:002009-10-26T09:30:18.371-03:00¿Por qué esta traducción?<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTFg_MPHp491I5UvIUUOT0ox_WIK4dGGgODAIvV6NSdhJxv6iG4I3-M4gsYa8CcWfIB0-dHhFnKwBgKSBgd_C5Qxv164FaYgg-Ee3hUEv2CgipztZKlFCu_wh6j1UlkhK1Bccp_v91nA/s1600-h/fitzroy.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 159px; height: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTFg_MPHp491I5UvIUUOT0ox_WIK4dGGgODAIvV6NSdhJxv6iG4I3-M4gsYa8CcWfIB0-dHhFnKwBgKSBgd_C5Qxv164FaYgg-Ee3hUEv2CgipztZKlFCu_wh6j1UlkhK1Bccp_v91nA/s200/fitzroy.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5372492124687925874" /></a><br /><p align="justify"><br /><br />Hola amigo:<br /><br />Si eres de los que te gusta recordar o soñar con nuestros canales patagónicos o fueguinos; si cuando oyes palabras como: Estrecho de Magallanes, Cabo de Hornos, fueguinos, Beagle, yámana, kawésqar, Mar de Drake, te vienen recuerdos nostálgicos de esos bellos y lejanos lugares, entonces este blog es para ti<br />Mi idea es traducir los tres volúmenes editados por Fitz-Roy en 1839, autorizado por el comandante Parker King, que relatan los viajes de los buques de su Majestad Británica “Adventure” y “Beagle”, realizados entre los años 1826 y 1836, que narran las investigaciones y los trabajos hidrográficos efectuados en las costas meridionales de Sud América y la circunnavegación del globo por el “Beagle”.<br />Comencé este trabajo por el capítulo XX del volumen I porque a partir de ahí, Fitz-Roy nos va detallando día a día, su exploración de los archipiélagos que están al sur del Estrecho de Magallanes y nos cuenta por qué embarcó a cuatro fueguinos en su buque y los llevó hasta Inglaterra, asunto muy importante para mí, porque quiero corregir varias confusiones relacionadas con los pueblos originarios a los que pertenecieron estos indígenas y sobre el descubrimiento del canal Beagle.<br />Al reflexionar sobre esta lectura, qué distinta habría sido mi actuación y visión de esos lugares cuando navegué en ellos, si hubiese leído estos libros, seguro que mi desempeño habría sido más productivo tanto en el aspecto profesional como personal, esto lo expongo porque ahora que su lectura está al alcance de cualquier persona, estimo que todos los oficiales que son destinados a esa zona deberían leer estos libros antes de llegar a ella. Ojalá que algún lector de este blog, que aún tiene contacto con nuestra Armada, se lo sugiriera al organismo apropiado.<br />Te recomiendo que lo leas teniendo al lado las cartas de navegación de la zona de los canales fueguinos, las puedes adquirir en el Instituto Hidrográfico de la Armada o bien un buen atlas de Chile, editado por el Instituto Geográfico Militar. Ahora, si deseas ahorrarte unos pesos, emplea el Gloogle Earth y el Google Maps e imprime los excelentes mapas que ahí puedes obtener. Bueno, todo es cuestión de gustos.<br />Finalmente una aclaración, la traducción la estoy tratando de hacer lo más apegada al texto de Fitz-Roy, hay que tener presente que es un Diario y no un texto literario. Si alguno de ustedes tiene algo que corregir a la traducción le ruego que me lo ponga en los comentarios, igualmente cualquier otra observación será muy bien recibida y esperada. <br />No les quito más tiempo y que disfruten de la compañía de Fitz-Roy.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /></p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8174417766115774527.post-56019047965509455762009-08-20T14:00:00.001-04:002011-11-18T15:26:58.273-03:00Antecedentes previos<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK25Je1ED_3pUVSf1h2eSZDZjTmV4oBJpb4eere-n0zA2YbaptPYtc5s-zcYCdCWIZMembcuQBbF6oS1l3HSclQdRiEyKuK-_M5n4AgWU_APKjCXzgPkHW_yERmzfydZdj6nMgU44Iuw/s1600-h/ADVENTURE.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 150px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhK25Je1ED_3pUVSf1h2eSZDZjTmV4oBJpb4eere-n0zA2YbaptPYtc5s-zcYCdCWIZMembcuQBbF6oS1l3HSclQdRiEyKuK-_M5n4AgWU_APKjCXzgPkHW_yERmzfydZdj6nMgU44Iuw/s200/ADVENTURE.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5372492886929834946" /></a><br />
<p align="justify"><br />
En 1825 el Almirantazgo británico ordenó que dos naves fueran preparadas para inspeccionar las costas meridionales de Sud América. En mayo de 1826 el HMS “Adventure” y el HMS “Beagle” estuvieron listos para cumplir la comisión.<br />
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El HMS “Adventure” era un velero de 330 toneladas, 32,2 metros de eslora, 7,9 metros de manga, no tenía cañones, excepto uno de saludo y una dotación de 76 hombres. Fue puesto bajo el mando del Comandante Phillip Parker King quién además tenía el cargo de Comandante en Jefe de la expedición.<br />
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El HMS “Beagle” era un velero pequeño de 235 toneladas, 27,5 metros de eslora, 7,5 metros de manga, aparejado como una barca, poseía seis cañones y una dotación de 63 hombres. Su comandante era Pringle Stokes.<br />
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Las naves zarparon de Plymouth el 22 de mayo de 1826 rumbo a Río de Janeiro puerto en el que fondearon el 10 de agosto del mismo año, luego de hacer escala en Madeira, Tenerife y Saint Jago. El 2 de octubre prosiguieron hacia el Río de la Plata. El 19 de noviembre continuaron hacia el sur arribando a la entrada del Estrecho de Magallanes el 20 de diciembre de 1826. En los primeros días de enero de 1827 fondearon en Puerto del Hambre, lugar que Parker King escogió como puerto base de la expedición.<br />
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En diciembre de 1827 el Almirantazgo autorizó al comandante Parker King que comprara una embarcación para los trabajos de la expedición. En Montevideo adquirió una goleta a la que bautizó como “Adelaide”.<br />
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El 12 de agosto de 1828 el comandante Pringle Stokes falleció luego de haberse disparado un tiro en su camarote doce días antes con el propósito de suicidarse. Parker King nombró en su reemplazo al teniente W.G. Skyring, segundo comandante del “Beagle”, pero en noviembre de 1828 el Comandante en Jefe de la Estación Naval Sudamericana de Río de Janeiro, nombró como comandante en propiedad del “Beagle” al teniente Robert Fitz-Roy, que se desempeñaba hasta ese momento como su Ayudante de Órdenes. Fitz-Roy tenía 23 años.<br />
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</p>Jorvalhttp://www.blogger.com/profile/11399386480217233101noreply@blogger.com2