martes, 1 de septiembre de 2009

Volumen I Capítulo XX (Noviembre 1829 - Enero 1830) Páginas 360 a 385




El “Beagle” zarpa de San Carlos – Entra al estrecho – Puerto Misericordia – Cabo Pilar – Apóstoles – Jueces – Isla Recalada – Cabo Gloucester – Bahía Dislocación – Islas Week – Fueguinos – Bahía Latitud – Dotación del bote en peligro – Petreles – Canalizos – Bahía Otway – Cabo Tate – Islas Fincham – Seno Profundo – Bahía Breaker – Islas Grafton – Comentarios geológicos – Canal Bárbara – Monte Skyring - Compases afectados – Croquis – Provisiones – Oportunidad perdida.


El comandante Fitz-Roy recibió sus órdenes el 18 de noviembre (véase el Apéndice), zarpó de San Carlos a la mañana siguiente, navegó en dirección sur, se acercó a la entrada del estrecho de Magallanes en la noche del 24. Lo siguiente son extractos de su Diario:
"Con la luz del día del 25, y el viento del SO, avistamos el cabo Pilar directamente por la proa (ENE del compás), distante siete u ocho leguas. El viento se debilitó, y fuimos arrastrados por una corriente hacia el SO, lo que nos obligó, estando cerca del cabo, alterar el rumbo del ENE al NNE, a fin de evitar que llegásemos demasiado cerca de las rocas Apóstoles. Una peligrosa roca, sumergida, en la que rompe el mar, se encuentra a media milla más hacia el norte que cualquiera de los Apóstoles. El cabo Pilar es un promontorio separado, y tan notable que ninguna persona puede fallar en reconocerlo fácilmente.
"Una muy buen latitud obtuvimos al mediodía, a partir de la cual, y la demarcación astronómica del cabo, determinamos su latitud dentro de media milla de la que figura en la carta del comandante Stokes y el teniente Skyring; y como el tiempo estaba despejado y claro, se hicieron bocetos de todas las tierras circundantes. A la una, pasamos el cabo, y a las tres, fondeamos en puerto Misericordia. Por la distancia que habíamos recorrido, registrada por la corredera y comparada con la de la carta, habíamos tenido una corriente en contra de más de un nudo.
“Maniobrando para entrar a puerto pasamos sobre varios manchones de sargazos, bajo los cuales el fondo era claramente visible, pero la sonda nunca marcó menos de cinco brazas hasta que estuvimos a punto de fondear, porque pasamos por un lugar lleno de malezas en el que tuvimos tres brazas. Esto fue aproximadamente a un cable más cerca de la costa (hacia la montaña más alta) que el punto recomendado por el teniente Skyring como buen tenedero, hacia el cual nos movimos con espías y fondeamos. Probó ser un muy buen tenedero, de arcilla muy dura.
“27.- Una prometedora mañana me tentó en tratar de obtener observaciones y una serie de ángulos en o cerca del cabo Pilar. Por eso dejé el buque a cargo del oficial de navegación y fui en un bote al cabo. Desembarcar cerca de él con mucho oleaje no fue fácil por aquellas rocas empinadas y resbaladizas; finalmente llegamos a tierra en una ensenada y subimos los instrumentos mediante cuerdas, pero no pudimos continuar más allá debido a los precipicios. Por lo tanto renuncié de este intento y fui por fuera del cabo, a buscar un lugar mejor, pero todos parecieron ser igualmente malos y debido a que el tiempo comenzó a obscurecer, era inútil perseverar. Cuando íbamos hacia el cabo y en el regreso, medí la distancia mediante la corredera, encontrando que la media de las dos lecturas coincidía con la de la carta. La corriente que había, tiraba hacia el oeste.
“Un pequeño buey, que habíamos traído desde Chiloé, fue sentenciado a terminar su viaje en este lugar, y probablemente fuimos las primeras personas en comer carne de vacuno fresca en el estrecho de Magallanes.
“28 y 29.- Días sombríos, con mucho viento y lluvia; y las ráfagas muy violentas que venían por sobre las montañas nos impidieron hacer cualquier trabajo, fuera del buque.
“30.- Todavía continúa soplando y lloviendo.
“Diciembre 1 y 2.- Días nublados, con viento fuerte, pero en un corto intervalo en que brilló el sol con gusto lo empleamos en comparar nuestros cronómetros.
“3.- Esta mañana levamos y maniobramos para zarpar. A la una p.m. estábamos tres millas al oeste del cabo Pilar, con la presencia de un temporal del NO. Poco después, el tiempo estaba tan brumoso, que no podía ver ninguna parte de la costa, por lo que me mantuve distante de la orilla, con poco velamen, esperando tener una mala noche. Contrariamente a lo esperado, el viento no aumentó mucho, pero el tiempo cerrado y el fuerte oleaje me indujeron a mantenerme más alejado de lo que primero había deseado. A las once p.m. Nos empopamos y nos mantuvimos ahí hasta el amanecer del 4, cuando nos dimos cuenta que nos encontrábamos mucho más al sur y que la costa del cabo Pilar estaba en dirección N al O, el cabo mismo estaba cerrado. Navegamos hacia tierra, con la esperanza de poder sacarle algún provecho al día, pero estos deseos pronto terminaron, porque antes de que hubiésemos navegado una distancia suficiente para trazar una línea de base, el tiempo se puso tan brumoso que nos obligó ceñir. Vimos justo lo suficiente para descubrir una serie de rocas y rompientes situadas a considerable distancia de la costa. Después del mediodía despejó, por lo que nuevamente nos dirigimos hacia tierra, pero encontramos que la corriente nos tiraba con fuerza hacia el sur, por lo que fue necesario desplegar todas nuestras velas y ceñir para evitar perder de vista la tierra. Con el viento fuerte y un barco marinero bueno para ceñir no podíamos mantener nuestro rumbo y a las siete de la tarde estábamos cerca de un islote que se desprende del cabo Sunday. Habíamos visto muy poco de la costa hasta ahora: la corriente había vuelto la corredera de patente inútil para medir bases y el tiempo era muy desfavorable para efectuar observaciones astronómicas. La tierra parecía ser alta y montañosa hasta tan lejos como el cabo Deseado, desde donde parecía más baja y más quebrada, formando una gran bahía entre este cabo y el cabo Sunday. Varias rocas en las cuales la mar rompía violentamente se esparcían a cierta distancia de la costa, además de esos dos grupos llamados los Apóstoles y los Jueces, este último cercano al cabo Deseado y el primero un poco al sur del cabo Pilar.
“5.- Para nuestra verguenza, nos encontrábamos a gran distancia de la costa; la isla Recalada que estaba ocho millas a sotavento en la tarde anterior, ahora estaba de cara al viento y a unas seis leguas. Un viento fuerte, con mucho oleaje, nos impidió recuperar la tierra perdida que se encontraba en dirección norte, por lo que preferí mantenerme hacia el SE llevado por el viento buscando un puerto, pues parecía inútil tratar de levantar esta costa mientras navegáramos, teniendo que lidiar contra obstáculos como una corriente de una milla por hora y un cielo generalmente cubierto de nubes. Nuestra única posibilidad pareció ser ir de puerto en puerto manteniéndonos cerca de la costa.
“Detrás de la isla Recalada la costa forma una bahía profunda, aparentemente llena de islas y se dice que hay en esta parte una comunicación con el estrecho de Magallanes. Mirando desde el mar parece que hay una abertura.
“Desde el punto más al sur de esta bahía la costa presenta una línea alta y regular por unas pocas millas, y luego hay una sucesión de islotes, rocas y tierra quebrada. Estuvimos cerca de las rompientes, pero ya era muy avanzada la tarde como para encontrar un fondeadero. Vi sargazos en la superficie del agua, que crecían desde el fondo, en los que la sonda marcaba una profundidad de cuarenta y cinco brazas. Era una caleta abierta, de aspecto salvaje, llena de rocas y rompientes, y muy expuesta.
“Nos mantuvimos fuera, aproados al viento, con la esperanza de abatir hacia el norte y al oeste durante la noche, pero a medianoche calmó y cuando amaneció el día 6, para nuestra sorpresa nos encontrábamos al sur del cabo Gloucester, un alto y notable promontorio, que se ve separado de la tierra como si fuese una isla, con una cumbre puntiaguda, la cual, desde el sur, aparecía dentada. El día se presentaba excelente con una brisa proveniente del SE la que gradualmente fue aumentando, por lo que tuve la esperanza de ver más de la costa, a lo largo de la cual habíamos sido empujados tan rápido y tan en contra de nuestros deseos.
“Mientras recorríamos la costa, observé varios estuarios que probablemente proporcionaban buenos puertos. Esta costa no tiene, de ninguna manera, la apariencia escabrosa y áspera que yo esperaba, pero la cantidad de islotes y rompientes son suficientes para darle un aspecto de lo más peligroso. La tierra no es muy alta cerca del mar y parece ser boscosa en los lugares en que el viento predominante permite a los árboles crecer. Efectuamos sondajes a varias distancias dentro de las cuatro millas de la costa y la profundidad generalmente fue entre las veinte y las cien brazas. Se puede formar una buena idea de la corriente que nos tiró hacia el SE cuando digo que incluso con un viento fresco y favorable, nos tomó el día 6 completo regresar al lugar que habíamos dejado la tarde anterior.
“7.- Al amanecer soplaba un temporal, pero nos mantuvimos ahí, un poco al sur del grupo de rocas llamadas los Jueces, hacia una parte de la costa que podría proporcionarnos un puerto. Al acercarnos vimos un estuario, aparentemente grande; pero con su boca obstruida por rocas y rompientes, por lo que no quise entrar sin antes enviar un bote, pero el viento soplaba demasiado fuerte y también había demasiada marejada como para arriar uno; por lo que nos mantuvimos afuera esperando que amainara, pues el lugar cumplía plenamente con mis deseos de estar lo suficientemente cerca de los Apóstoles y de los Jueces para fijar su posición. Esta mañana el señor Murray resbaló en la cubierta del castillo y se dislocó un hombro: un accidente que nos privó de sus servicios por algún tiempo, y en recuerdo de ello, llamamos al lugar en que fondeamos más adelante, bahía Dislocación. Tantas rocas se desprenden de esta costa que una embarcación no debería aproximarse a ella a no ser que tuviese luz de día y tiempo despejado. El escandallo servirá de advertencia si el tiempo estuviese brumoso ya que las sondas se extienden a lo menos hasta cuatro millas de la costa, a cuya distancia hay desde treinta hasta cien brazas, y en términos generales, hay menos agua a medida que uno se acerca a la costa.
“El 8, 9, 10.- estuvimos atareados en el levantamiento del puerto y la costa adyacente. En este lugar se puede obtener fácilmente agua, ya que las chalupas pueden vararse en un arroyo de agua dulce que desciende de las montañas. También hay madera en abundancia. El puerto es lo suficientemente grande para cuatro embarcaciones pequeñas y el fondo es muy parejo, entre las quince y veinticinco brazas, de fina arena blanca. La entrada es angosta, pero todos los peligros son visibles y ahora están señalizados en la carta. Está muy expuesta a los vientos y al oleaje del oeste los que juntos podrían impedir por semanas a una embarcación hacerse a la mar.
“11.- Un viento fuerte y mucha oscuridad impidieron el zarpe hasta cerca del mediodía, en que amainó, aunque el tiempo estaba aún muy cerrado. Entonces maniobramos con una pequeña y variable brisa, que nos complicó cerca de la entrada, pero al fin tuvimos un buen zarpe. Me alegró estar fuera porque nuestros trabajos en el puerto estaban terminados y había temido que el viento oeste nos detuviera. El promontorio, justo al sur de bahía Dislocación me pareció que era el cabo Deseado y al que estaba hacia el norte lo llamé punta Chancery. El señor Wilson subió algunos cerros de la parte trasera del puerto, desde los cuales vio muchos lagos, entre colinas escarpadas y estériles, pero una vista más lejana estaba obstruida por otras montañas.
“Un remo fue recogido cerca del lugar de la aguada y reconocido por uno de los hombres como el mismo que había sido dejado en una roca cercana al cabo Pilar (En ensenada Observación) por el comandante Stokes en enero de 1827. No cabía duda del hecho, porque las iniciales del hombre estaban grabadas en el remo; y es una curiosa prueba de la existencia de una salida hacia el lado sur del estrecho (cerca del cabo Pilar) y de cómo continuó a lo largo de la costa. Encontramos vestigios de fuego, lo que demuestra que los nativos visitan esta expuesta parte de la costa. El terreno aquí es alto, escarpado y muy árido, excepto en los valles, donde crecen muchos árboles. Algunas aves silvestres fueron vistas y se les disparó.
“Desde cabo Deseado, la costa es alta y pareja por tres millas; (un islote rocoso se encuentra a casi una milla de la costa) entonces hay un abra la cual probablemente conduce a un buen puerto detrás de varias islas. Siguen varias islas, por un espacio de dos millas, después de las cuales está bahía Barrister; un lugar muy expuesto, lleno de islotes, rocas y rompientes que se extiende hasta cerca del canalizo Murray. Navegando a lo largo de esta costa pasamos por dentro de varias rompientes; y espero haber registrado todas las que estaban a la vista, pero no podemos estar seguros, porque las rompientes en las rocas que están bajo la superficie del mar no siempre se dejan ver. Como estaba oscureciendo, viramos hacia el viento, cerca del cabo Sunday y cuando hacíamos esto, fuimos alarmados por una gran rompiente cuya espuma, de repente saltó, a la distancia del largo de un buque pequeño de nosotros. Aunque habíamos mirado en todas direcciones no habíamos visto previamente ninguna rompiente cerca de ese lugar. Durante la noche desplegamos todo el velamen para evitar derivar hacia el SE y con la luz del día me alegró ver que no habíamos perdido terreno así es que gobernamos hacia tierra rodeando la isla Graves. Vimos varias abras, ceñí hasta cerca de un punto y traté de entrar en uno de ellas, sin embargo, el viento lo impidió, por lo que fondeamos en un sitio expuesto, pero con un buen tenedero. Encontramos un grupo de islas con tantos fondeaderos entre ellas, que pensé que estos debían ser levantados. Regresé abordo, viramos y maniobramos hacia la abertura más cercana. Entramos y mediante las espías llegamos a un fondeadero que está a cuatro cables de un canalizo estrecho y fondeamos en veinticuatro brazas con fondo de arena y barro arcilloso.
"13.- Encontramos muchas chozas en la vecindad, lo que demuestra que nuestros conocidos fueguinos eran visitantes ocasionales. El puerto interior parecía ser una excelente cuenca, pero su fondo lo encontramos de inferior calidad del que había en donde el "Beagle" estuvo fondeado.
"15.- El viento fuerte y la lluvia frecuente impidió que pudiésemos trabajar fuera del buque este día. Fui a la cima de una montaña cercana a la nave, pero no puede tomar muchos ángulos por las violentas ráfagas de viento y la lluvia. En la noche tuvimos un duro temporal: las ráfagas soplaban furiosas en las alturas, lo que nos obligó fondear una tercera ancla y afirmar los masteleros. Estábamos muy protegidos del viento verdadero, pero nos alcanzaban con más efecto los williwaws, que bajaban con gran fuerza. Aunque enfadado por no haber podido ir muy lejos de la nave, fuimos ciertamente muy afortunados de soportar este temporal en un fondeadero seguro. Parecía que en el mar soplaba muy fuerte.
"16.- El fuerte viento durante todo el día, con mucha lluvia, impidió nuestra salida de la nave. En mi salida del día 15, al bajar encontré algunas rocas de pórfido rojo, iguales a las cercanas a puerto Deseado y las primeras que había visto en estos lugares. Otra novedad fue un tramo de cerca de dos acres de pura arena blanca finamente cubierto con hierba.
"Aunque estábamos en la mitad del verano, el tiempo no era mucho más cálido que en el invierno. El promedio de temperatura del termómetro era unos diez grados mayor siendo casi la misma, que durante los meses de agosto y septiembre, en Chiloé.
"17.- Continuó el mal tiempo. Este día no hubo trabajo con los botes. Por la tarde intenté subir a la montaña que había subido el martes, para bajar un teodolito que había dejado allí, pero el viento me obligó a regresar sin éxito.
"18.- Tiempo similar continuó hasta el mediodía: frecuentes ráfagas y fuerte lluvia: estando el cielo permanentemente nublado no hemos visto ni el sol ni las estrellas. Aunque no hemos avanzado con este tiempo, fue una satisfacción pensar que hemos perdido sólo tiempo; y que evitamos mucho desgaste de la nave al estar fondeados en lugar de estar en la mar. En la tarde moderó el viento, nuestros botes salieron y el buque fue alistado para navegar. Tratamos de cazar algunas focas, que fueron vistas en una roca cerca del puerto, pero eran demasiado precavidas..
"Mi bote casi zozobró por una rompiente enceguecedora, que se levantó de repente bajo él y que en un instante lo rodeó y lo dejó flotando sobre una ola de espuma blanca, que rompió a su alrededor, pero sin volcarlo o inundarlo.
"19.- Viramos y nos dirigimos a un fondeadero en la isla Recalada que yo había visto desde las alturas. Fondeamos en una bahía protegida situada en la parte norte de la isla más grande, en el paso este que la separa de la más pequeña. Estas islas son altas y, hacia el mar, estériles; pero los lados de las colinas, hacia el este, están densamente arbolados.
"Una gran humareda cercana a la bahía nos mostró, que los fueguinos estaban en posesión del lugar donde pretendíamos acomodarnos; y poco después que fondeamos, apareció una canoa que se dirigió hacia nosotros llena de hombres, mujeres y niños, dieciséis en total. Eran en todos los aspectos similares a los que frecuentemente habíamos encontrado antes; y por su poco interés en cambiar pieles o pellejos, a menos que fuera por artículos útiles, tales como cuchillos, etc., parecía que habían tenido relaciones con europeos: collares y baratijas no los valorizaban. Tenían, en la canoa, muchos huevos y aves muertas, las cuales ellos comían crudas: las aves eran celestes, o palomas de color, petreles, aproximadamente de ocho pulgadas de largo, que van a tierra una parte del año para poner sus huevos en agujeros en el terreno. Durante éste y el día siguiente, tuvimos la suerte de obtener observaciones, y casi todas las demarcaciones y ángulos necesarios.
"Hasta ahora estaba satisfecho con el fondeadero; el fondo era un banco que disminuía gradualmente desde veinte a cinco brazas (arena fina), y que estaba protegido de los vientos del oeste, además de otros, excepto del norte. Habiendo obtenido especialmente buenas observaciones para la latitud a este lugar; lo llamé bahía Latitud. Es de muy fácil acceso, y también de fácil salida: cualidades mas bien raras en los puertos fueguinos. El cabo Inman situado en forma destacada, es una buena guía hacia el fondeadero.
"Domingo 20.- Un buen día, y, sabiendo su valor, lo aprovechamos. Desde una altura vi el cabo Gloucester y la punta de la tierra de este lado (el norte) de él; y hacia el norte pude distinguir la tierra cercana a la entrada del estrecho. Las islas Recalada parecen ser la parte más alta de una cadena de montañas que se extiende (en parte bajo el mar) en la misma dirección que la mayoría de las cordilleras vecinas. Muchas rocas peligrosas se desprenden de la costa del lado SO; y no hay pasada para un buque entre las islas, la abertura es reducida y en algunos lugares solo tiene dos brazas.
"21.- Esta mañana envié al oficial de navegación y al señor Wilson (Oficial del "Adventure" embarcado en el "Beagle") en una ballenera al este de la isla, para hacer un plano de esa parte, y obtener algunos ángulos y demarcaciones necesarios para la continuación del levantamiento.
"22.- Un mal día, soplando fuerte y lloviendo. El viento era del norte y NNO, levantó oleaje; y como todavía no estábamos seguros de la calidad del fondo, aunque pensábamos que aparentemente era buena, afirmamos los masteleros y arriamos cerca de un cable.
"24.- El viento roló al SO y se convirtió en algo más moderado, aunque aún arrachado, con mucha lluvia. Refrescó nuevamente en la noche, y volvió al norte.
"Navidad.- Soplando fuerte del NNO con un cielo brumoso y nublado y fuerte lluvia. Yo estaba muy ansioso por ver regresar al oficial de navegación, pero él no lo podría hacer con tal tiempo. Temía que sus provisiones se hubiesen agotado, ya que llevaba lo suficiente sólo para cuatro días, pero tenían una buena carpa, armas de fuego y municiones.
"26.- Un fuerte viento con tiempo brumoso y mucha lluvia durante todo el día. No hubo posibilidad de enviar un bote al oficial de navegación, o que ellos regresaran por el agua. La isla que era muy estrecha pudo haber sido atravesada a pie por él o alguien de su equipo si se encontraban faltos de provisiones, como no sabíamos nada de ellos confiaba que habrían encontrado suficientes aves silvestres, y no que estuvieran en peligro.
"27.- Bastante más moderada esta mañana con tiempo despejado. Mirábamos ansiosamente por la ballenera, pues, con este tiempo, podría volver a la nave sin mucha dificultad. Antes del mediodía el Sr. Wilson y el patrón de la embarcación fueron avistados en tierra haciendo señales al buque; un bote fue enviado de inmediato para traerlos a bordo. Estaban muy débiles y cansados, después de haber caminado toda la isla durante la tarde y la noche anterior, y no haber tenido alimento durante los dos últimos días. Nos dijeron que el oficial de navegación y los otro cuatro hombres estaban en una ensenada en la parte de atrás de la isla, y habían estado sin provisiones desde el 24, no habían podido encontrar mariscos o aves silvestres.
"En el momento que el Sr. Wilson llegó a bordo, yo estaba ausente tomando ángulos y demarcaciones, pero pronto fui informado de su regreso. Al mediodía dejé el barco con provisiones para una semana para los hombres del oficial de navegación y mi propia tripulación. No había perdido de vista el "Beagle" cuando me encontré con ellos regresando. Después de haberles dado algunos alimentos y dos hombres para que les ayudaran a bogar hasta el buque (estaba entonces bastante moderado y claro) continué rumbo al lugar en que ellos habían estado, con el fin de hacer lo que el mal tiempo había impedido que hiciera el oficial de navegación. Fuimos favorecidos con una excelente tarde por lo que logré obtener los ángulos y demarcaciones necesarios, regresando a nuestro barco a la mañana siguiente.
"28.- A mi regreso encontré al oficial de navegación y su dotación casi recuperados. Habían intentado todos los días regresar a la nave, pero habían sido obligados a desistir en repetidas ocasiones porque corrían el riesgo de ser arrastrados hacia el mar abierto. Las ráfagas de viento que venían de las tierras altas eran tan fuertes como para dar vuelta la embarcación, aunque ni siquiera habían levantado el mástil. La continua lluvia había humedecido la munición y la yesca quedando sin fuego o vituallas: por lo que el Sr. Wilson y el patrón fueron enviados, el sábado por la tarde, para darnos a conocer su situación.
"Cuando llegaron a la orilla del mar los fueguinos tomaron ventaja del débil estado en que se encontraban para pegarle al patrón de la embarcación y quitarle algunas de sus ropas, por lo que después de mi regreso fui en su búsqueda. Ellos sin embargo se alarmaron, y se habían ido. Esta partida consistía en alrededor de veinte personas, ocho de los cuales eran hombres, y el resto mujeres y niños. Cuando algunos de nuestros oficiales fueron a sus chozas ellos aparecieron armados con garrotes, lanzas y espadas, que parecían haber sido hechas de aros de fierro o como de antiguas cimitarras desgastados por la limpieza frecuente. Ellos debieron obtener estas, y muchas otras bagatelas que vimos, de los barcos loberos. Las visitas de esos buques, supongo, les ha enseñado a ocultar sus pieles y otros cueros, y han aprendido los efectos de las armas de fuego. La principal parte de su subsistencia en esta isla parecían ser pingüinos, focas y pájaros jóvenes, y petreles que ellos cazan de una curiosa manera. Después de haber capturado un pájaro pequeño le amarran una cuerda a su pata y lo meten en el agujero en que los petreles azules ponen sus huevos. Varias aves mayores inmediatamente agarran al intruso, y son sacadas con él mediante la cuerda.
"Viramos y maniobramos para salir de la bahía, aumentado la profundidad del agua gradualmente a medida que nos alejábamos de la costa, pero teniendo siempre el mismo fondo, arena fina. Puedo con seguridad recomendar esta bahía como un buen fondeadero para las naves y el mejor lugar a dos cables de distancia hacia el NNO del sitio en que estuvo fondeado el "Beagle". Madera y agua no se encuentran muy cerca del fondeadero como en otros puertos fueguinos, pero se pueden obtener con muy poco esfuerzo, y en cualquier cantidad, subiendo por el canalizo (entre las islas) hasta uno de los muchos arroyos que bajan de las tierras altas. Hay mucha agua muy cerca del mejor fondeadero, en el lado sur, pero con frecuencia las olas rompen sobre esa playa. Hay dos ventajas que este fondeadero posee (un buque pequeño puede atracarse entre las dos islas en lugar de fondear en el puerto exterior) y consisten en la facilidad con que un buque puede entrar o salir de él, con cualquier viento, y que su situación está bien señalizada por una punta notable, llamada cabo Inman (en homenaje al profesor), que es alta, con acantilados perpendiculares, y casi separada de las otras tierras, de modo que un buque, sabiendo su latitud dentro de las cinco millas de la verdadera, no puede dejar de reconocerlo, si el tiempo está lo suficientemente claro. Aves silvestres y mariscos son muy escasos allí, probablemente porque los fueguinos los han espantado o consumido. Desde la cima de una montaña, en el extremo este de la isla grande, vi a gran distancia dos canales o aberturas, los que parecían continuar lejos hacia el este, entre muchas islas y tierra muy desmembrada. Esta sucesión de islotes, rocas, y rompientes, tal como se presentaba la costa, fue sorprendente: conté muchos cientos, mientras miraba hacia el este desde una sola estación.
"Deseaba mucho saber a donde llevaban esas aberturas, y si existía una comunicación directa a través de ellas con el estrecho, lo que parecía casi seguro, pero teniendo en cuenta el tiempo ya pasado, la extensión de la costa a ser levantada, y la pequeña ventaja de esta información, excepto satisfacer mi curiosidad, decidí continuar al siguiente promontorio, una montaña en el extremo SE de la bahía Otway, cuya posición ya había establecido con respecto a las estaciones en isla Recalada.
"Si hay un paso a través de esas aberturas de la bahía Otway, no debe ser apto para buques, pues debe estar obstaculizado por rocas y rompientes en las que no podría encontrar refugio en caso de tiempo lluvioso antes de salir de el, y las nubes y la lluvia son frecuentes. Hasta ahora habíamos sido muy afortunados, al navegar en los intervalos de buen tiempo y fondeados en los temporales, pero esto se debía en gran parte a una muy cuidadosa atención al barómetro y al simpiesómetro.
"Después de haber dejado bahía Latitud, nos empopamos hasta la medianoche en que viramos hacia tierra nuevamente, con todo el velamen desplegado, con el fin de "mantener nuestro rumbo" en contra de nuestro antiguo enemigo, la corriente.
"Con la luz del día (29), no habíamos abatido hacia sotavento por la corriente, estábamos en una buena posición para continuar el levantamiento desde el lugar que habíamos dejado la noche anterior. Viramos tan pronto como la tierra pudo verse claramente, rodeamos la isla Recalada muy cerca de las rocas más alejadas y entonces gobernamos hacia el cabo Tate (el extremo de la montaña que mencioné ayer). Esas aisladas rocas no son muy peligrosas, pues el mar siempre rompe violentamente sobre ellas. En el cruce de la bahía Otway, la mañana estuvo clara, yo estaba preparado para agregar mucho a lo que habíamos aprendido respecto a sus costas y los peligros que hay a su alrededor. (En la bahía Otway, no lejos de la isla Recalada, hay una roca en la cual el Sr. Low encontró a fueguinos viviendo entre una serie de [aparentemente] focas domesticadas. Ver el Volumen II).
"Fuera del cabo Tate, al norte y al oeste, se encuentran las rocas College. Aquellas más cercanas al cabo, son también las más cercanas al track de un buque que navegue a lo largo de la costa, y a media milla al oeste de ellas se encuentra una roca peligrosa, bajo el agua. La mar generalmente rompe sobre ella.
"Tuvimos un tiempo muy brumoso cuando estuvimos cerca de esas rocas, lo cual nos obligó a ceñir por media hora; cuando aclaró, gobernamos hacia el cabo Tate, a una milla de distancia de la costa. Esperaba encontrar un fondeadero entre él y la islas Fincham, por lo que me mantuve lo más cercano a tierra que pude, pero al ver numerosas rompientes por la proa y hacia afuera, cambié nuestro rumbo y goberné para pasar por fuera de todas las rocas. Después que había pasado algunas de ellas, una gran bahía de boca ancha se abrió hacia el noreste lo que me tentó dirigirme a ella. Entramos al seno al mediodía, nos adentramos por casi cuatro millas sin encontrar un lugar donde fondear, no encontramos fondo aun arriando un linea de cincuenta brazas, aunque en la entrada tuvimos entre veinte y diez brazas. Como se aproximaba un tiempo brumoso, me urgía fondear en algún lugar, pues ahora estábamos impedidos de salir nuevamente. Parecíamos estar entre una multitud de islas, muy cerca unas de otras, aunque sin ningún fondeadero entre ellas; por lo que, no teniendo otro recurso, arriamos ambas anclas al final de un islote de lados muy empinados., una cayó en siete, y la otra en diez brazas de agua, y quedamos agarrados a las rocas. Arrieando medio cable en cada una, encontramos cuarenta brazas en la popa, con un fondo rocoso similar; de modo que tuvimos la agradable perspectiva de estar respaldados por ambas anclas, y derivar hacia aguas profundas a la primera tormenta fuerte. Durante el resto de ese día, nuestros botes estuvieron buscando un mejor fondeadero, pero sin éxito; encontraron manchones de fondo rocoso con diez a veinte brazas aquí y allá, pero ninguno que pudiera preferirse a nuestro islote.
"30.- Aquí encontramos una familia fueguina, compuesta por un hombre y una mujer, con sus hijos. Durante este día llovió muy fuerte por lo que no pudimos hacer nada fuera de la nave; el viento era moderado; aunque no me gustaba nuestro rocoso fondeadero, no lo pudimos cambiar.
"31.- Viento moderado, con tiempo despejado. El Sr. Murray y el Sr. Stokes fueron a diferentes partes del seno, mientras yo estuve ocupado cerca de la nave. Se hicieron observaciones de la latitud, la longitud y la variación magnética.
"1 de enero.- Durante parte de la última noche y esta mañana, el viento sopló con ráfagas muy fuertes, lo que me preocupó mucho; pero el tiempo hacía imposible que voluntariamente nos moviéramos, ya que llovía tan fuerte como soplaba. Aproximadamente a las ocho aclaró, y el viento roló al sur, por lo que viramos y maniobramos dentro del seno; pero sólo después del mediodía pasamos por su entrada, y a las siete de la tarde estuvimos fuera de todas las rompientes, el viento había sido ligero y en contra durante todo el tiempo.
"2.- A las cinco de esta mañana, estando cerca de las islas Fincham, con tiempo despejado y una brisa fresca del NO, gobernamos hacia bahía Breaker, sobre un punto sobresaliente de aspecto irregular. Habiéndonos aproximado lo más que pudimos, y tomado ángulos, gobernamos para pasar por fuera de algunas rocas muy alejadas, cercanas al medio de la bahía, porque en la costa de ellas, vi desde la cofa numerosas rompientes, rocas e islotes, en todas direcciones. No podría encontrarse un peor lugar para un buque; pues, suponiendo que viniera un mal tiempo estando en el fondo de la bahía, lo acecharían rocas e islotes aflorados, por todos lados, y sin poder guiarse por algo para evitarlos, las sondas serían inútiles; y con ese tiempo, la carta mejor construida no lo ayudaría. Con esta idea del lugar, y por razones similares a las que me indujeron a pasar rápidamente a través de bahía Otway, goberné sobre el cabo Gloucester, después de haber pasado las rocas Midbay, a una distancia de un cuarto de milla. La tierra del fondo de la bahía parecía estar distante y muy resquebrajada, En efecto, desde las islas Week hasta el cabo Gloucester ( y desde ahí hasta el estrecho de Le Maire) hay una innumerable sucesión de islas y rocas, sin ninguna vía terrestre continua, de manera que canales se pueden encontrar en todas direcciones.; valiosos, sin duda, para los fueguinos en sus canoas, pero no tanto para los marinos en las naves, ni aún para los loberos; porque por donde los nativos pasan con sus canoas, no se encuentran más focas.
"En el cruce de bahía Breaker, incluso con un viento moderado, había mar de través y violenta, debido, sin duda, al oleaje del océano que entra en esta amplia bahía. Ese oleaje podría añadir más dificultades a los buques en su salida de la bahía: por eso que yo especialmente recomiendo evitarla. El cabo Gloucester es un promontorio notable, que nunca podrá ser confundido, aunque sólo hayas visto un boceto regular de él. A la distancia se ve como una montaña que se levanta del mar, pero, a medida que uno se acerca, aparece una estrecha franja de tierra.
"Encontramos desde veinte a treinta brazas de fondo, a una milla de distancia del cabo; y vimos varias rompientes cerca de media milla de la costa. Dada la naturaleza empinada y rocosa de estas costas uno podría esperar no encontrar sondas hasta no estar muy cerca de tierra; pero en cada parte saliente de su costa, que hemos visitado, se pudo encontrar fondo con el escandallo. Algunos nativos fueron vistos en el cabo, haciendo una gran fogata. Estuvimos en dos caletas, buscando fondeadero, pero encontramos sólo rocas y rompientes, navegando a lo largo de la costa, rodeamos la isla Ipswich, y llegamos a una amplia bahía, en la parte norte de la cual parecía haber varias aberturas como puertos. Maniobrando a través de ella, fuimos agradablemente sorprendidos el encontrar que esta es la prolongación de una rada, abierta sólo al SE y con un fondo parejo de veinte a catorce brazas. Fondeamos cerca de una milla de la entrada de lo que parecía un puerto, en la esquina NO, tuvimos que maniobrar contra un viento fresco del NO. Fondeamos en dieciséis brazas, agarrando bien el ancla. Fui directamente a mirar la abertura, y encontré un canalizo, que tenía buenas sondas y que llevaba a una excelente dársena, perfectamente protegida del viento y el mar, cuyo fondo era arena y arcilla y una profundidad del agua de cinco a quince brazas. Tan pronto como regresé a bordo, levamos y maniobramos hacia la entrada de la laguna; luego fondeamos, nos movimos con espías y quedamos fondeados con medio cable en cada extremo.
"Esta es la ensenada más segura y protegida vista hasta ahora. La llamé dársena Laura y a la bahía que habíamos cruzado le puse bahía Euston. Estaba muy contento de haber descubierto un lugar tan seguro, porque esto me permitiría determinar la posición del cabo Gloucester y la tierra adyacente, con la exactitud que un lugar tan importante requiere, y porque esperaba que resultara un puerto útil para los buques. Desde la cima de una alta montaña que rodea la cuenca, pensé que el cabo Gloucester parecía estar a unas siete millas y al ver que un valle se extendía cierta distancia en esa dirección, decidí ir hasta allá por la vía terrestre. Estaba tan contento con la bahía y la dársena, que no dudé en tomar un tiempo en la investigación de su entorno. Las montañas hasta ahora examinadas entre el cabo Pilar y estas islas (las Grafton), consisten en jade, esquisto o arenisca (excepto aquellas que están cerca de los senos de aguas profundas, que son de granito blanquecino de grano muy grueso) que por la continua acción de la mar gruesa que rompe sobre sus costas, el esquisto y la arenisca fueron esparcidos y sus detritus cubren no solo los fondos de las bahías, sino que forman bancos que se extienden mar adentro. Profundidades moderadas de agua y buenos tenederos se encuentran cerca de los cerros de esquistos o arenisca, y exactamente lo contrario en las cercanías de los de granito.
"4.- Temprano esta mañana envié al Sr. Murray en una ballenera para que inspeccionara e hiciera planos de algunas aberturas que había visto en el lado norte de la bahía Euston, y al Sr. Stokes a hacer un plano de la bahía y dársena en la que estábamos. El oficial de navegación llevó provisiones para seis días, por si fuese demorado, por mal tiempo, como en la ocasión anterior. No podría haber un lugar más conveniente que este para hacer agua o leña; y lo aprovechamos al máximo llenando el buque completamente. Los toneles del barco los llenamos de agua pura, y la madera fue cortada cerca de la aguada.
"6.- Un grupo de doce, compuesto por el contador, el Sr. W. Wilson, el Sr. Megget, ocho marineros y yo, salimos del buque con la intención de caminar hasta el Cabo Gloucester. Llegamos a un valle en el extremo NO del puerto y empezamos nuestra marcha, dos hombres llevaban la carpa, y los otros los instrumentos y las provisiones: teníamos armas también por si nos encontrábamos con los indios. Lo difícil de caminar con esa carga, nos obligó muy pronto a detenernos y descansar, pero debido a los continuos cambios en el transporte de la carga más pesada y al gran esfuerzo por parte de los que la transportaban, pudimos cubrir más de dos tercios de nuestro viaje en el transcurso del día, y en la noche armamos nuestra carpa y desafiamos a la lluvia que caía incesantemente hasta las siete de la mañana siguiente: cuando todas las alturas estaban cubiertas de nieve, como si estuviéramos en pleno invierno.
"7.- Tan pronto como desayunamos, nos pusimos nuevamente en camino, y al mediodía habíamos llegado al pie de la montaña que forma el cabo. Dejé a los otros en el lugar en que habíamos armado nuestra carpa para que cocinaran algunos víveres, y el Sr. Wilson, el Sr. Megget y dos marineros ascendieron la montaña conmigo. Tuvimos una tarea muy difícil, pero al fin ganamos la cumbre más alta, donde sólo había espacio para colocar el teodolito y arrodillarme junto a su lado, con el riesgo que un soplo de viento nos lanzara por cualquier lado. Una piedra movida de su lugar, habría alcanzado el agua muy pronto, por uno u otro lado. No era un día muy claro, pero lo suficiente para permitirme tomar los deseados ángulos y demarcaciones. Desde esta cumbre tuve una visión muy clara de lo peligrosa que era la bahía Breaker lo que me confirmó más la idea que me había formado de ella y me alegré de no haber entrado con el "Beagle". Habiendo logrado nuestro objetivo y enterrado dos memoriales, uno embalado en estaño y el otro en una botella, nos llenamos los bolsillos con pedazos de rocas del lugar y regresamos, más bien demasiado rápido, pues la pendiente de la colina nos ayudaba más de lo que queríamos. Durante nuestra ausencia habían aparecido algunos fueguinos, los que estuvieron tranquilos e inofensivos, pero parecían desconfiar mucho de nosotros, y a la mañana siguiente, antes de la salida del sol se habían ido, excepto un hombre. Estos nativos parecían ser muy activos y subieron la montaña en la mitad del tiempo empleado por nuestra grupo . Tenían dos canoas, pero cómo habían llegado hasta este lugar por el agua nos desconcertaba, si consideramos la bahía expuesta que ellos debieron cruzar y el tiempo imperante. Tal vez habían llevado sus canoas por tierra, de una manera similar a como las piraguas chilotes, hechas de tablas cosidas.
"8.- Escuchamos la voz de los fueguinos cuando amaneció esta mañana; pero a las cuatro solo un hombre de edad quedaba, que probablemente fue dejado para vigilarnos. Comenzamos nuestro regreso, más bien rígidos debido al esfuerzo de los días anteriores, y mirando tristemente las altas y escarpadas colinas que había entre el "Beagle" y nosotros. La primera ascensión en el camino de regreso fue la peor de todas: cómo los hombres llevaban su carga tan bien me sorprendió, ya que yo, con una carga liviana, me alegraba de nuestros frecuentes descansos. El desayuno nos revivió y luego tomamos un camino mejor evitando las cuestas más empinadas y encontramos el camino más fácil. Mientras descansábamos nuestra comida el tiempo estaba tan claro que tomé demarcaciones al cabo Inman y a otros puntos que estaban a más de cincuenta millas de distancia. Hubo poca variedad o novedades en esta caminata a través de la isla fueguina. Encontramos el mismo tipo de paisaje y las mismas especies de plantas y arbustos que habíamos visto en todas las otras partes de la Tierra del Fuego. Ser más o menos rocosa era el único cambio. De cuadrúpedos, excepto las nutrias y los perros, no vi ninguna huella y no creo que se encuentren en ninguna parte. Un tipo grande de agachadiza común, llamado por algunos becada, y codornices de una enorme y creo, peculiar especie, fueron vistas a menudo y se les disparó. Estas últimas no tienen de ningún modo el buen sabor de la codorniz europea, y su carne es más oscura y gruesa. A las siete de la tarde estuvimos de nuevo a bordo del "Beagle", un poco cansados.
"Si algún futuro viajero se siente inclinado a hacer una excursión similar hacia el cabo Gloucester, mejor que no tome muy a la ligera esa tarea.
"9.- El Sr. Murray regresó, después de haber estado en el interior de muchas aberturas de las islas del este y de haber recogido la mayor cantidad de información. Esta tarde, sopló un fuerte temporal, pero en este lugar tan protegido sólo sentimos unos pocos williwaws. Del relato del Sr. Murray se deduce que esta isla y las vecinas que están hacia el este forman un grupo, bastante separado de la tierra firme, o más bien del cuerpo principal de islas, por un canal que se abre en dirección norte hacia bahía Breaker, y en dirección sur hasta la bahía Stokes. Les pusimos las islas Grafton.
"10.-Tuvimos un temporal con mucha lluvia durante todo el día . Mal tiempo, pero en un buen fondeadero, esta vez no me lamenté del tiempo, porque el material para nuestras cartas se acumulaba rápido, lo que no nos permitía tener tiempo libre cuando debíamos permanecer a bordo.
"11.- Un día favorable que nos permitió examinar y sondar la parte exterior, y obtener una serie de ángulos desde el extremo occidental de las islas Ipswich, con lo que terminé mi triangulación. Desembarcar ahí fue peligroso, y subir la colina extremadamente difícil, a causa de la espesa masa de maleza que alcanza unos tres o cuatro pies de altura en todas las partes del lado este, y es tan enmarañada que es casi impenetrable. Por lo general, se camina por encima de esta selva, pero a veces hay que deslizarse por debajo de ella.
"12.- Un día medianamente bueno. El sol fue visible tanto en la mañana como en la tarde, y desde diferentes cumbres el señor Stokes y yo tomamos ángulos. El cielo estaba claro cerca del horizonte lo que nos dio un amplio rango. Mientras tanto el buque fue preparado para navegar en la búsqueda de un nuevo lugar en el que utilizar nuestros instrumentos. Espero que esta cuenca, el puerto, y la rada, sean de utilidad y por lo tanto no escatimamos esfuerzos en su levantamiento. Obtuvimos ocho latitudes mediante grupos de alturas circunmeridianas; con cuatro distintos sextantes: dos por el Sr. Stokes, el resto por mí, y como todas coincidieron, dentro de los quince segundos, supuse que su media será casi correcta. Las observaciones para el tiempo fueron buenas, y los cronómetros eran tan constantes que debimos preocuparnos principalmente de la exactitud de sus resultados. Para un buque que rodea el Cabo de Hornos y sufre un accidente, o necesita leña o agua, este lugar podría serle útil. Es muy fácil de encontrar y fácil de entrar o salir de el con los vientos predominantes del oeste.
"13.- Viramos y dejamos el puerto, pero la mañana estaba demasiado obscura como para permitirnos navegar a lo largo de la costa, por lo tanto hasta las ocho nos mantuvimos navegando con muy poco velamen en la rada. Después de esa hora el tiempo despejó, pasamos la isla Leading y nos pairamos , para detectar una rompiente cercana a ella. Rompió solo dos veces durante la hora que esperamos, por lo tanto probablemente hay suficiente agua para el paso seguro de cualquier buque. A las diez viramos y navegamos hacia la isla Isabella; mi primer objetivo era buscar un lugar llamado "hope harbour" por los loberos, y que por lo leído debería estar por ahí. Su ubicación no fue reconocida por nuestro contramaestre (Sr. Sorrell, primero con el Sr. Weddell y luego con el Sr. Brisbane) quien había estado allí cuando cazaba en estas costas, así que pasamos cerca de la isla Isabella, ceñimos por el lado de sotavento de la isla y llegamos a un fondeadero en quince brazas, abrigado desde el norte al SSO. Una colina con un pico alto, por encima de la ensenada en la que efectué mis observaciones, hizo de este un lugar apropiado para los trabajos del levantamiento. El Sr. Murray fue a lo alto del cerro, mientras el Sr. Stokes y yo trabajamos cerca del agua, hasta que la lluvia nos obligó a meternos dentro del buque. Esta es la más oriental de las islas Grafton. Más allá del canal que las separa del cuerpo principal de las islas, aparece una sucesión de tierra quebrada, no muy alta pero que alcanza aparentemente hasta las montañas nevadas. La parte más cercana a nosotros era un laberinto de islotes y rocas. Hacia la noche aumentó mucho la fuerza del viento, y roló al SO y SSO. Tenía dudas sobre mi fondeadero, y el viento había girado un punto más hacia el sur, debería haber una mar muy mala para navegar, y pudimos haber garreado.
"14.- Moderó de nuevo, y el sol se mostró lo suficiente para poder obtener observaciones, y estar a bordo a tiempo para zarpar a las nueve. Teníamos razón para pensar que un buque lobero había estado a lo largo de esta costa no mucho antes que nosotros, por las huellas que nuestros botes encontraron en varios lugares. Indígenas también habían frecuentado estas islas, porque sus chozas se encontraban en todas partes. Las observaciones hechas en tierra hicieron que nuestra permanencia aquí fuera de alguna importancia, aunque como fondeadero seguro para otras naves, ni hablar, pues es una rada expuesta, con muchas rocas, tanto hacia el mar como hacia tierra. Un barco lobero podría usarlo, pero pienso que no de buena gana. Mientras corríamos empopados hacia las islas Agnes, con un fuerte viento del ONO, vimos muchas rocas y rompientes, y cuando nos acercábamos a las islas, eran numerosas por ambas bandas. Habría sido más prudente habernos mantenido por fuera de todas ellas; pero yo estaba ansioso por encontrar la bahía Hope, o navegar hasta la entrada del canal Bárbara y fondear en la ensenada norte de la isla Furia. Tras haber superado las tres islas Agnes y estando casi al frente del cabo Kempe ( Los tres picos, en la costa de Cabo Kempe, son muy notables), nuestra visión estuvo lejos de ser agradable, el mar, por todos lados, parecía estar cubierto de rompientes; y cómo gobernar para pasar entre ellos confuso. En esos momentos navegábamos empopados, con las gavias aferradas a un tercio y las vergas de juanete en cubierta; el viento era fuerte del ONO, pero el tiempo bastante claro. De repente el contramaestre exclamó "Todo a babor, una roca bajo la proa". La pequeña nave comenzó a caer, casi tan rápido como fue dada la orden; pero la emoción que nos recorrió, afortunadamente no fue la precursora de nuestra destrucción, porque la supuesta roca resultó ser una enorme ballena que había aflorado cerca de la proa, y fue confundida con la cima de una roca por el contramaestre, que estaba mirando hacia proa desde el castillo, mientras yo estaba en la cofa del palo mayor y la marinería en cubierta. Esta parte de la costa, desde las islas Agnes hasta el cabo Schomberg, es la peor que he visto, es muy accidentada y tiene muchas rocas y rompientes peligrosas que se extienden a gran distancia de la costa.
"Al mediodía estábamos cerca de la isla Furia; pero el viento amainó lo que no nos permitió avanzar mucho. La bahía Furia, donde se perdió el "Saxe Cobourg", es un lugar expuesto, y como su fondo es malo, debería ser evitado por todas las naves, solo hay un pedazo de fondo bueno, pero es muy pequeño.
"Pasamos alrededor de la isla Furia, entramos al canal Bárbara, en cuya entrada se encuentra el monte Skyring, una alta, puntiaguda y estéril montaña, visible a gran distancia. Todos sentimos un interés adicional en lo que estábamos viendo, teniendo en cuenta el último levantamiento en el "Adelaide". El cabo Schomberg y la roca Astrea fueron fácilmente reconocidos por los dibujos hechos por el teniente Graves. A una alta montaña, que en algunos aspectos se parecía mucho a la cúpula de San Pablo, le dí ese nombre (Se encuentra fuera del límite del levantamiento del teniente Skyring): Está a poca distancia hacia el este del cabo Schomberg. Un canal parece ir en dirección este, pasando por el canal Bárbara, al norte del cabo Schomberg y San Pablo. Incomprensibles vientos débiles y una marea de reflujo, de alrededor de un nudo, nos detuvieron hasta las seis de la tarde, entre las islas Magill y Furia; pero poco después de esa hora fondeamos en caleta Norte, un lugar pequeño pero perfectamente seguro. Alcanzado este fondeadero, tuve la satisfacción de haber sido capaz de conectar mi trabajo con el del teniente Skyring, y tener un nuevo comienzo para la siguiente porción de costa. Hasta ahora habíamos sido muy afortunados tanto con la nave como con los botes; pero esta fortuna no podía esperarse siempre.
"15.- Temprano esta mañana el Sr. Murray fue en una ballenera a las islas, cercanas al cabo Kempe, para determinar la situación de algunos arrecifes e islotes y hacer un boceto de la costa exterior. El Sr. Stokes fue en otro bote a buscar bahía Hope, y examinar parte de la costa. El contramaestre lo acompañó, pues el creía que sabía un camino entre los canalizos de las islas, aunque había fallado en reconocer el lugar desde la salida.
"16.- Mal tiempo, soplando un temporal de viento y lluvia casi todo el día.
"17.- Ráfagas de viento y desagradable día; pero nuestros botes hicieron algunos avances.
"18.- Algunos nativos vinieron hasta nuestro costado por un corto tiempo. Como de costumbre, no les permitimos subir a bordo, porque eran diestros ladrones. Un hombre a quién parecía que le pertenecía la canoa era lejos el de mejor figura, y mejor constitución, que cualquiera de los fueguinos que habíamos visto. Después de intercambiar algunos de sus bienes más valiosos nos dejó.
"19.- Temprano esta mañana regresó el Sr. Stokes; había estado lo suficientemente cerca de puerto Hope, para ver que estaba en las islas Grafton, y era una de las ensenadas examinadas por el Sr. Murray. Entonces él regresó como había sido convenido, pero hizo un muy buen uso de su tiempo durante sus desplazamientos, mediante la recopilación de datos para las cartas. Se encontró con una canoa navegando a vela (la vela era un cuero de foca); primera vez que tuve conocimiento de una canoa fueguina navegando a vela. Tan lejos como el Sr. Stokes pudo ver hacia el norte, la tierra era muy accidentada, o más bien era una masa de islas que llegaban hasta la base de una cadena de montañas cubiertas de nieve.
"Caleta Norte es lo suficientemente grande para albergar cualquier nave estando fondeada, pero el canalizo, de entrada y salida, es demasiado estrecho y dificultoso para un buque de más de trescientas a cuatrocientas toneladas, a menos que emplee espías para moverse. Estando en la parte abierta de una tierra alta, pero protegida por islas bajas, los williwaws no molestan durante los vientos del oeste, pero con los temporales del sur creo que deben sentirse con furia.
"Mi tarea siguiente fue subir al monte Skyring. Como había poca nieve y el terreno bastante despejado de árboles, el ascenso fue fácil, pero cuando estuve en la cumbre no pude ver muy lejos, por unas nubes bajas brumosas. Había llevado sólo un compás, con la intención de mirar alrededor, y ascender una segunda vez con mi compañero habitual, el teodolito. Después de tomar una cuentas demarcaciones, saqué el compás de su bitácora y lo coloqué en una roca, cuando, con sorpresa, me fijé que la demarcación a un punto, al cual acababa de mirar, había variado en veinte grados. Sospechando la causa, lo puse en otra piedra, distante unos cuantos pies, encontrando que la demarcación nuevamente había variado muchos grados. Entonces examiné las piedras encontrando que había mucha pirita en ellas (Muestras de las rocas de la cumbre están en la colección de Sociedad Geológica, con los números 184 y 188) y que cuando se rompían o chocan entre ellas, olían fuertemente a azufre. El compás fue colocado nuevamente en su base, y demarcaciones de los mismos puntos fueron tomadas desde varios lugares, separados sólo unos pocos pies, y el punto distante a muchas millas, y en cada observación el compás dio diferente demarcación y era lento y perezoso aunque era un buen compás Kater con una rosa liviana. Estando satisfecho de haber comprobado la fuerte atracción local existente, regresé a bordo, con la intención de no hacer más uso del compás en este lugar, y como el teniente Skyring pudo haber sido engañado en sus demarcaciones por un motivo similar, esperé obtener una serie de ángulos, con el teodolito puesto para obtener demarcaciones verdaderas, las que podrían ser útiles para su trabajo, tanto como con el mío. Muchos pedazos de piedra, desde diferentes alturas, fueron derribados y en la mayoría de ellos había rastros de metal.
"La cima del pico de esta montaña es un montón de piedras sueltas de todos los tamaños. Si la roca se ha roto de este modo por el hielo, por el fuego volcánico o por un rayo, no lo sé, pero creo que por su apariencia, por los tres. Muchas de las piedras están vitrificadas, y muchas son porosas, como la piedra pómez, aunque no tan livianas.
"20.- Nuevamente subí al monte Skyring, llevando un teodolito conmigo, y como el día estaba muy claro y libre de nubes, cada punto de la tierra era visible, y en cualquier momento podía ser visto desde la cumbre. El monte Sarmiento se mostró en toda su grandeza, sobrepasando a las otras montañas por lo menos en el doble su altura, y completamente cubierto de nieve. Habiendo establecido por un poste pintado el punto en que estuvo el teodolito, enterrado en la costa cerca del "Beagle" (a cinco millas de distancia), del cual previamente había establecido la demarcación astronómica exacta del lugar del punto en que el teodolito fue instalado; obtuve una serie de buenos ángulos, incluyendo la mayoría de los más notables, picos, islas y cabos, dentro de un rango de cuarenta millas de la montaña. El día estuvo tan bueno, que no hizo frío en la altura, ni hubo viento que perturbara el ajuste del instrumento. Habiendo terminado este trabajo, regresé a bordo con el Sr. Wilson, quién, durante el tiempo que estuve en la cima, hizo algunos bocetos muy buenos. Incluso en esta primera etapa sus dibujos se estaban convirtiendo en un valioso complemento de los trabajos de nuestro crucero, y su número aumentaba rápidamente, porque se esforzaba mucho en ellos, y produjo no sólo buenos dibujos, sino que las más precisas vistas de la costa.
"21.- Buen tiempo para este clima. El Sr. Murray regresó con la ballenera, luego de haber tenido un viaje exitoso.
"Disparando y pescando obtuvimos el cambio frecuente de la dieta, le disparamos a muchas aves silvestres ( gansos, cormoranes y patos) y pescamos en los sargazos, las que fueron excelentes comidas. Todo lo que podíamos obtener era regularmente e igualitariamente distribuido entre los distintos ranchos, y llevábamos una cuenta en el "libro de juegos" (Ver Apéndice).
"22.- El Sr. Stokes fue a examinar la bahía Furia y regresó tarde en la noche. Como resultado de su informe sobre los restos del schooner “Saxe Cobourg”, perdido en esa bahía, envié un bote con el carpintero para recoger la madera y tornillos que podrían ser útiles para nuestro barco, por lo que permanecimos fondeados un día más de lo considerado.
"Este día toda la tripulación fue puesta a una ración de dos tercios, pero como esta era una medida que afectaría más al personal que a mí mismo, fui reacio en dar la orden sin antes explicar abiertamente la medida y dando las siguientes razones:
"Habiendo tenido éxito más allá de lo esperado en el levantamiento de la costa y esperando ser capaces de continuar su estudio de la misma manera, mientras duren nuestras provisiones, creo que sería mejor reducir nuestra ración, mientras toda la tripulación está bien y sana, y pueden recibir un suministro de peces y aves silvestres, en lugar que en un período posterior, en que podríamos tener otra situación. Una extensa costa se extiende delante de nosotros, especialmente las partes que el comandante King nos señaló, aun no han sido examinadas.
"24.- Un día bastante bueno, verifiqué todos los compases en la costa, en tres lugares diferente, colocándolos en linea con un marca distante, porque en la toma de demarcaciones, debido a la variación del compás, en los días anteriores, había encontrado grandes diferencias entre los resultados del mismo así como con diferentes compases; y también eran muy lentos y las rosas livianas lo eran más que las pesadas. Me fue imposible conciliar sus resultados cambiando de lugar o de posición, por lo tanto es probable que toda la roca afecte a la aguja, y sospecho que no sólo en esta isla y la del monte Skyring, sino que la mayoría de las islas cercanas son magnéticas: particularmente un grupo que se encuentra como una milla mar adentro de las islas Magill, en las que, creo, el teniente Skyring o alguno de su grupo tomó demarcaciones. Un bote fue enviado a observar la marea, el día de luna nueva, a la entrada del canal, y trajo un trozo de roca del grupo de islotes mencionado últimamente: Es similar a los de la isla Furia y del monte Skyring, al parecer metálico, con un olor sulfuroso, cuando son golpeados o partidos. (Sociedad de Geología, Coll N° 197). Piezas pequeñas puestas cerca de los compases parece que no los afectan sensiblemente; pero no ocupé mucho tiempo en tratar de experimentar con precisión, quedando satisfecho con el resultado general. Puede haber metal en muchas de las montañas fueguinas, y lamenté mucho que ninguna persona de la dotación fuera experta en mineralogía, o por lo menos familiarizado con la geología. Es una lástima que tan buena oportunidad de conocer la naturaleza de las rocas y del terreno de estas regiones se hayan casi perdido.
"No pude evitar pensar a menudo en el talento y la experiencia requerida para tales investigaciones científicas, de las cuales nosotros carecíamos completamente, por lo que íntimamente resolví que si alguna vez tuviera que dejar Inglaterra en una expedición similar, trataría de llevar una persona calificada para examinar la tierra, mientras los oficiales y yo mismo, nos dedicaríamos a la hidrografía.



















Volumen I Capítulo XXI (Enero a Marzo 1830) Páginas 386 a 416



La carta de Skyring - Isla Noir - Pingüinos - Fueguinos - Sarmiento - Bahía Townshend - Monte Horacio - Cabo Desolación - Pérdida del bote - Basket - Búsqueda en bahía Desolada - Nativos - Fuerte temporal - Sorpresa - Ataque - Consecuencias - Regreso al Beagle - Navegación a puerto Stewart - Nueva salida - Escape de los nativos - Búsqueda infructuosa - Molestias - Mareas - Naturaleza de la costa - Puerto Doris - Seno Christmas - Cook - Catedral de York - Puerto March - Construcción de un bote - Rocas traicioneras - Escaramuza con los nativos - Cautivos - Boat Memory - Petrel.

"25.- Levamos y nos dirigimos a bahía Furia, por el carpintero y su carga, y lo encontramos con un palo y una balsa hecha de tablas, sacados de los restos del naufragio. Habiendo izado la embarcación y con la balsa a bordo, nos dirigimos hacia las Furias del Weste navegando a favor del viento; mi intención era rodear isla Noir o bien fondear en ella, antes de navegar hacia el este, para que ninguna parte del mar o de la costa quedase sin examinar. Pasamos muy cerca de algunas rocas, pero como el día estaba despejado y el tiempo claro, podíamos confiar en un buen vigía apostado en la cofa.
"Antes de dejar las inmediaciones del monte Skyring, debería comentar que la demarcación verdadera de la cumbre del monte Sarmiento, que obtuve desde la cima del monte Skyring, trazada en la carta del teniente Skyring, pasó exactamente a través de su cima, como si hubiese sido simplemente una linea trazada entre ellas. Esto es muy meritorio para su trabajo, porque sé que él no vio el monte Sarmiento cuando estuvo en el monte Skyring.
"El viento regular se acercó más hacia el oeste al atardecer, por lo que no tuve esperanzas de acercarme a isla Noir. Vimos claramente las rocas Tower antes del anochecer y navegamos hacia ellas hasta las diez, acercándonos a Scylla para evitar las Charybdis, ya que por nuestra banda hacia la costa estaban esparcidas todas estas rocas, entre las cuales habíamos navegado cuando transitamos las islas Agnes y el cabo Kempe.
"Pasamos la noche haciendo cortas bordadas, con las gavias aferradas, en las mismas dos millas de tierra, lo más cerca posible, con el escandallo arriado y una minuciosa buena vigilancia. Con la luz del día de la mañana siguiente el viento aumentó a temporal con tiempo brumoso, con lluvia, desplegamos tantas velas como podíamos llevar, barloventeando todo el día. En la tarde moderó y antes del anochecer fondeamos en un muy buen fondeadero protegido, en el extremo este de isla Noir, abrigado de todos los vientos desde N al S (por el oeste); sobre un transparente fondo de arena, y con una ensenada protegida cercana a nosotros donde los botes podían varar fácilmente y obtener leña y agua en abundancia. En el trayecto hacia la isla, pasamos muy cerca de una roca peligrosa, sumergida, a cuatro millas de la costa, y otra, cercana al fondeadero. La mar no rompe sobre ninguna de ellas cuando no hay mucho oleaje.
"27.- Un excelente día nos favoreció; el oficial de navegación fue a una parte de la isla, y el Sr. Stokes a otra, mientras yo fui a una tercera. Habiendo tomado ángulos en el extremo occidental (que termina en un grupo de rocas como agujas), navegué completamente alrededor de la isla y regresé al fondeadero después del atardecer, desembarcando, en mi camino, aquí y allá para tomar demarcaciones.
"Hay una ensenada en la parte sur de la isla, donde las embarcaciones podrían estar perfectamente seguras con cualquier tiempo, pero la entrada es demasiada angosta para naves con cubierta. La isla misma es angosta y larga, parece ser la parte superior de una cadena de montañas, formada de piedra arenisca (Sociedad Geológica, N° 238 a 240 - quizás pizarra arcillosa), lo que explica que el fondo cercano a ella sea tan bueno, y por la apariencia en forma de agujas de las rocas en el extremo oeste; como la piedra arenisca, que es muy suave, desgastada continuamente por la acción del agua.
"Multitud de pingüinos pululaban juntos en algunas partes de la isla, entre los arbustos y matas de pasto alto "tussack" (nombre dado por los loberos a una matas de juncos, que crecen junto al mar en estas latitudes) cercanos a la costa, que van allí con el propósito de pelechar y cuidar las crías. Son muy valientes en defensa propia, corrían con la boca abierta, por docenas, hacia cualquiera que invadiera su territorio, sin importarles qué tan pronto un palo podría dejarlos en el suelo. Las crías eran buenas para comerlas, pero los otros resultaron ser negros y duros cuando se cocinaban. La forma en que alimentan a las crías es curiosa, y bastante divertida. El pájaro adulto se sube a una pequeña altura del terreno, y hace un gran ruido (entre graznido y rebuzno), manteniendo su cabeza erguida en el aire, como si fuera a arengar a la pingüinera, mientras el joven se para cerca de él, pero un poco más abajo. El pájaro adulto continúa con su ruido alrededor de un minuto, pone su cabeza hacia abajo y abre su boca ampliamente, dentro de la cual la cría introduce su cabeza y parece que chupa de la garganta de su madre por un minuto o dos, después de lo cual se repite el ruido y el joven es alimentado nuevamente; esto continúa durante unos diez minutos. Observé que algunos que estaban pelechando hacían el mismo ruido y luego aparentemente tragaban lo que ellos mismos se proporcionaban, de esta manera creo que ellos procuran su subsistencia durante el tiempo en que no pueden buscarla en el agua. Muchos leones marinos fueron vistos en la isla, y tres fueron muertos. Las aves salvajes eran numerosas. Por extraño que parezca, encontramos huellas de los fueguinos (una choza), lo que demuestra cuan lejos ellos se aventuran en sus canoas.
"No hay peligros cerca de isla Noir, excepto las rocas Tower, que están afloradas y "empinadas", pero muchos peligros existen hacia el sur-este. En realidad, un lugar peor que las cercanías del cabo Kempe y las islas Agnes no puede encontrarse muy a menudo, creo: su carta, con todas las estrellas marcando las rocas, parece el mapa de una parte del cielo, en lugar de una parte de la tierra.
"28.- Con la luz del día, navegamos estas rutas, pasando cerca de las rocas Tower (a medio cable de distancia): son sólo dos en número, separadas una y media milla, sus costados muy empinados. Desde allí gobernamos en dirección a San Pablo, mi intención era buscar un fondeadero en esa dirección. Este día fue muy bueno y tan claro que cuando tuvimos calma, cerca de San Pablo, vimos desde la cubierta claramente el monte Sarmiento. Una brisa nos llevó a través del paso Pratt, que separa la isla London de la isla Sydney, a un fondeadero en un buen puerto, debajo de una colina alta y puntiaguda (Monte Horacio), el que es una buena referencia. Cuando nos acercábamos no obtuvimos sondas en el paso, lo que nos inquietó, pero en el puerto, el fondo resultó ser excelente y el agua solo de una profundidad moderada. Tan pronto como fondeamos, traté de subir al monte Horacio, pero regresé antes del anochecer sin haber alcanzado su cima, sin embargo, vi lo suficiente para formarme una idea general de la distribución de la tierra y el agua cercana a nosotros. Pensé que este fondeadero sería favorable para determinar la latitud del cabo Schomberg (Una alta montaña en el extremo NO de la isla London) con exactitud; porque había encontrado una diferencia considerable entre nuestra carta y la del teniente Skyring, respecto a la latitud de ese promontorio.
"Entre tanto pensaba enviar al oficial de navegación a una punta llamada por Cook, cabo Desolación, y que bien merecía ese nombre, porque era un alto, escarpado, estéril pedazo de tierra. No me lamentaba de encontrarme en un fondeadero seguro, porque el tiempo parecía empeorar, y después de haber sido favorecidos con días moderados, no podíamos sino que esperar un cambio del viento y lluvia.
"29,- Esta mañana el tiempo parecía como que deberíamos devolverle los pocos excelentes días que habíamos disfrutado, pero como creíamos que era necesario trabajar con mal tiempo igual que cuando estaba bueno, esto no impidió que el oficial de navegación saliera en camino a cabo Desolación; acerca del cual, por ser un promontorio visible, su posición sería de gran importancia, él iba en la búsqueda de un puerto, y obtener observaciones para conectar los levantamientos. No podía haber tenido una mejor embarcación (una ballenera construida por el Sr. May , en San Carlos); y como él bien sabía que hacer con ella, no me sentí inquieto por su seguridad, aunque después de su zarpe el viento aumentó rápidamente y hacia la noche soplaba un temporal. El barómetro como de costumbre no nos había dado mucho aviso, pero había estado bajando progresivamente desde nuestra llegada a este puerto, y continuaba cayendo. El simpiesómetro había estado más alerta, y había caído más rápidamente.
"30.- Un temporal continuo, con lluvia y tiempo brumoso durante todo el día. En la noche el tiempo se convirtió en algo más moderado, pero en la mañana del 31, el viento aumentó de nuevo a temporal, y hacia el mediodía, los williwaws eran tan violentos, que nuestro pequeño cúter, que se encontraba en la popa del buque, fue volcado, aunque no tenía ni siquiera el mástil colocado. La nave se escoraba, como si estuviera navegando con su velamen desplegado, todas las cosas sueltas eran lanzadas hacia sotavento con un estrépito general (no habíamos trincado para la mar, pues estábamos fondeados en esa pequeña ensenada), pero estas explosiones de las montañas pasaban tan rápidamente, que con una buena cantidad de cadena arriada, era forzada a trabajar al máximo antes que la ráfaga hubiese pasado. Como el temporal aumentaba, en la tarde, los masteleros fueron afirmados; y aún así, en las ráfagas, sus bases levantaban muchas hiladas cuando eran cogidos por la cuadra. En la noche continuaron en tan rápida sucesión, que si la calidad del fondo no hubiese sido tan buena y nuestras amarras a tierra tan fuertes, habríamos sido lanzados sobre las rocas.
"Estar a sotavento de tierras altas no es el mejor fondeadero en estas regiones. Cuando se encuentre un buen tenedero a barlovento de una altura, y tierras bajas a barlovento del fondeadero, suficientes para que la mar rompa, ese lugar es mucho más preferible, porque el viento es constante y no es devuelto por las alturas. El lado de sotavento de esas alturas es mucho peor que el lado oeste del peñón de Gibraltar cuando sopla el fortísimo Levante.
"Teniendo en cuenta que este mes corresponde a agosto en nuestro clima, es natural compararlos, y pensar cómo el heno y el maíz crecerían en el verano fueguino. Hasta ahora no he encontrado en Tierra del Fuego ninguna diferencia entre el verano y el invierno, excepto que en el primero los días son más largos y la temperatura media es quizás unos diez grados más alta, pero también hay entonces más viento y lluvia.
"El temporal todavía continuaba y había impedido que hiciésemos cualquier cosa fuera de la nave. Sin embargo el Sr. Murray debería haber encontrado ya una ensenada segura, lo sabía, habría pasado momentos de riesgo, pues no se habría podido mover por todos lados desde el día que nos dejó. Tenía provisiones para una semana, pero con un clima moderado podría haber regresado en tres días.
"Feb. 2.- Todavía muchos chubascos e inestable. Este temporal comenzó del NNO y roló al SSO. Mucha lluvia viene generalmente de la cuarta NO y como el viento cambió al sur, el clima se volvió más despejado. Los chubascos de la cuarta del sur traen una gran cantidad de granizos con ellos.
"3.- Pude tomar una serie de ángulos desde el monte Horacio, sobre la nave, el cielo estaba despejado cerca del horizonte. El teodolito había sido dejado cerca de la cima desde el 28, todos los días habían estado demasiado malos para usarlo. Estas colinas puntiagudas requieren tiempo y esfuerzo para su ascenso; pero la amplia gama de vistas que se obtiene desde sus cumbres en un día despejado nos recompensa ampliamente. Si la altura es suficiente, da una visión panorámica de muchas leguas y muestra de un vistazo donde están los canales, donde las islas, y cual es la naturaleza de la tierra y agua circundantes. El estado destrozado de todos estos picos es notable: las heladas, creo, deben ser la causa principal.
"Después de haber sido engañados por el magnetismo del monte Skyring y otros lugares, nunca más confié en los compases en las alturas, pero siempre establecí una señal cerca del agua, a cierta distancia y desde ella obtenía la demarción astronómica de mi estación en la cumbre. Esta tarde preparamos el buque para zarpar tan pronto como llegase el oficial de navegación.
"4.- Tiempo moderado. Me sorprendió que el oficial de navegación no hubiese aparecido, aún, pero tenía plena confianza en la prudencia de su actuar y sabiendo que había estado todo el tiempo entre las islas, y que en cualquiera de ellas pudo detener su embarcación y permanecer a salvo durante los temporales, no sentía mucha ansiedad, porque supuse que se habría quedado tomando los ángulos necesarios y observando, en los cual se había retrasado por el mal tiempo que últimamente habíamos experimentado.
"A las tres de la mañana (5.-), me despertaron para contarme que la ballenera se había perdido - robada por los nativos; y que su patrón y dos hombres recién habían llegado al buque en una tosca canoa, hecha como una gran canasta, de mimbre cubiertos con pedazos de lonas y calafateados con arcilla, hacía mucha agua, y difícil de bogar en ella. Habían sido enviados por el oficial de navegación, quien, con las otras personas, se encontraban en la ensenada del cabo Desolación, donde se detuvieron el primer día. Sus provisiones estaban todas consumidas, dos tercios habían sido robadas con el bote, y el regreso de los nativos, para saquearlos, y quizás matarlos, era esperado diariamente.
"La canasta, no la puedo llamar una canoa, dejó el cabo (ahora doblemente merecedor de su nombre) temprano en la mañana del 4, y avanzó lenta y pesadamente entre las islas, los hombres tenían solo una galleta cada uno con ellos. Bogaron todo el día, y la noche siguiente, hasta las dos de esta mañana (5.-), cuando pasaban por la ensenada en que estaba el barco, oyeron los ladridos de uno de nuestros perros, encontrando el camino hacia nosotros estando completamente rendidos por la fatiga y el hambre. Ni un momento se perdió, mi bote fue preparado inmediatamente y partí aceleradamente con provisiones para quince días para once hombres, con la intención de socorrer al oficial de navegación, y luego ir a buscar la embarcación robada. El tiempo estaba lluvioso, y el viento regular y con chubascos, pero a las once llegué a la ensenada, habiendo pasado por el lado del mar del cabo, y ahí encontré al Sr. Murray preocupado, pero dubitativo, esperando mi llegada. Mi primer objetivo, después de preguntar como estaba el asunto, fue escudriñar minuciosamente el lugar donde el bote había sido amarrado ( porque no podía creer que había sido robado) pero pronto me convencí que había estado bien amarrado en un lugar totalmente seguro, y que debía, en efecto, haber sido llevado, justo antes del amanecer, por los nativos. Su mástil y velas y parte de las provisiones estaban en él, pero las ropas de los hombres y los instrumentos afortunadamente habían sido desembarcados. Era costumbre normal con nuestras embarcaciones, que cuando estuvieran fuera del buque, mantener una guardia durante la noche; pero este lugar parecía tan aislado y desolado, que tal precaución no pareció necesaria. Si yo hubiese estado con el bote, lo habría probablemente perdido de la misma manera; porque yo solamente colocaba guardia cuando pensaba que era necesario, pues no deseaba hostigar a la tripulación del bote innecesariamente, y en esta isla expuesta y azotada por la mar, no habría sospechado que se podían encontrar indios. Parecía que un grupo de ellos estaban viviendo en dos chozas, en una pequeña ensenada cerca de una milla de donde se encontraba el bote, y debieron ver su llegada; mientras que sus chozas estaban tan escondidas que no fueron vistas por la tripulación de la ballenera. A las dos de la mañana de la primera mañana, el Sr. Murray envió a uno de los hombres de la carpa a ver si las amarras del bote estaban bien en la ensenada, y este las encontró seguras. A las cuatro otro hombre fue a inspeccionarlo, pero ya había desaparecido. La tripulación, dudosa de cual había sido su destino, inmediatamente se desplegó por la costa de la isla en búsqueda de huellas de ella, y en el registro encontraron las chozas, obviamente recién abandonados: el fuego aún no se había apagado. Esto inmediatamente explicó el misterio, algunos continuaron por la orilla, otros subieron a las colinas para mirar las cercanías, pero todo fue en vano. A la mañana siguiente, el Sr. Murray comenzó la canasta, la que fue hecha principalmente por dos de sus hombres con ramas pequeñas, y algunas partes de la carpa, con un revestimiento de tierra arcillosa en el fondo. Estando en una isla, a unas quince millas del "Beagle", su plan fue tan necesario como ingenioso; aunque sin duda en algo más parecido a una canoa que a un barquilla podrían haber remado más rápido.
"Como el cronómetro, teodolito y otros instrumentos se habían salvado, el Sr. Murray había efectuado observaciones para establecer la posición del lugar, y había hecho todo lo que se requería antes de mi llegada, cuando ellos se embarcaron, con sus cosas, en mi embarcación, que ahora albergaba en total a once hombres, provisiones para una quincena, dos carpas (Llevé dos carpas del "Beagle", la de ellos había sido cortada para el canasto) y ropa; sin embargo con esta carga ella navegó muchas largas millas, durante la siguiente semana, una prueba de la calidad de esta ballenera de cinco bogas, la cual también fue construida por el Sr. Jonathan May, nuestro carpintero, mientras estuvimos en San Carlos.
"Al primer lugar que fuimos, una pequeña isla distante unas dos millas, nos convenció aún más decididamente del destino de nuestra embarcación perdida, y nos dio esperanzas de recuperarla, porque cerca de un choza utilizada recientemente, encontramos su mástil, parte del cual había sido cortado con un hacha que estaba en el bote. Nuestro siguiente objetivo fue entonces considerado, para la persecución de los ladrones que había decidido. Al norte y al este de nosotros, tan lejos como alcanzaba nuestra vista, había una amplia bahía en la que habían muchas islas, grandes y pequeñas; y hacia el oeste era un conjunto de isla más grandes que llegaban, aparentemente, al pie de esa gran cadena de montañas cubiertas de nieve, que corre hacia el este desde el canal Bárbara, y en medio de la cual surgen orgullosas las torres del Sarmiento. Decidí rastrear los confines de la bahía, desde el oeste, hacia el norte y este, pensando que era probable que los ladrones se apresuraran en llegar a una ensenada segura, distante, en lugar de permanecer en una isla cercana, desde la cual su retirada podría ser cortada. En la noche nos encontramos con una canoa con dos fueguinos, un hombre y una mujer, que nos hicieron comprender, por señas, que varias canoas se habían ido hacia el norte. Esto aumentó nuestras esperanzas, y seguimos adelante. La mujer, recién mencionada, era la de mejor aspecto que había visto entre los fueguinos, y realmente de buena figura: su voz era agradable, y sus maneras ni sospechosas ni tímidas como los demás. Aunque joven era extremadamente gorda, haciendo honor a su dieta de lapas y choros. Tanto ella como su esposo estaban completamente desnudos. Buscamos en las ensenadas cercanas hasta que llegó llegó la noche, y nos detuvimos en un lugar protegido.
"Al día siguiente (6.-) encontramos algunos indicios más bien dudosos de los ladrones. Hacia la noche soplaba un temporal fuerte, con ráfagas de granizo y lluvia.
"El día 7.- , en un lugar a más de treinta millas al ENE del cabo Desolación, nos encontramos con una familia nativa, y buscando en sus dos canoas encontramos la linea del escandallo de nuestro bote. Esto fue un verdadero premio, inmediatamente llevamos al hombre que la tenía hasta nuestra embarcación, haciéndole comprender que debería mostrarnos donde estaba la gente de quien la había conseguido. Entendió bastante bien el sentido de nuestra pregunta, y siguiendo sus orientaciones llegamos esa tarde a una ensenada, en la que había dos canoas llenas de mujeres y niños, pero sólo un hombre ya de edad, y un muchacho de diecisiete o dieciocho años. Como de costumbre con los fueguinos, en cuanto nos percibieron todos huyeron a los matorrales, llevándose la mayor cantidad posible de sus bienes - volviendo otra vez desnudos, y amontonándose en un rincón. Después de una búsqueda minuciosa, encontramos algunos aparejos de la embarcación, parte de su vela, y un remo, la caña del cual se había convertido en una cachiporra para focas, y la hoja en un remo. El hacha y la bolsa para las herramientas de la embarcación también fueron encontradas, lo que nos convenció que este era el lugar de los que nos habían robado el bote, y que las mujeres, en número de seis, eran sus esposas. Los hombres estaban ausentes, probablemente, en nuestra embarcación, en una expedición de caza de focas; ya que una canoa bonita y grande, hecha de madera de teca, quizás con los restos del naufragio del "Saxe Cobourg", estaba tumbada en la playa sin remos ni lanzas. Ella no había llegado hasta allí sin remos; y ¿dónde estaban las lanzas de las cuales toda familia fueguina tiene un montón? Era evidente que los hombres de la partida las habían llevado en nuestro bote, y habían cortado nuestros remos como el que accidentalmente ellos habían dejado. Las mujeres comprendieron lo que nosotros queríamos, y nos hacían entusiastas señas para explicarnos donde había ido nuestro bote. No quería dañarlas, por lo que sólo nos llevamos nuestros aparejos, y al hombre joven, quien llegó de buena gana, para mostrarnos donde estaba nuestra embarcación, y, con el hombre que nos había traído hasta este lugar, se sentó en cuclillas en la embarcación, al parecer muy contento con unas ropas y gorros rojos, que les habíamos dado. Siempre nos habíamos comportado amablemente con los fueguinos dondequiera que nos encontráramos, y aún no sabía como tratarlos como lo merecían, aunque ellos nos habían robado un tesoro tan grande, de cuya recuperación o pérdida dependía en gran parte el éxito de nuestro viaje. Siguiendo las indicaciones de estos dos nativos, bogamos en contra del viento y la lluvia hasta el anochecer, cuando se hizo absolutamente necesario asegurar nuestro bote para la noche, muy cargado como estaba con trece personas. Como entonces estábamos a gran distancia del lugar, de donde trajimos a los indígenas, habiendo bogado por cuatro horas a lo largo de la costa, y como parecían estar bastante a gusto y contentos, no quise amarrar a nuestros guías como prisioneros, y les permití echarse al lado del fuego a cargo del hombre de guardia. Alrededor de una hora antes del amanecer, aunque el vigía estaba a sólo unas pocas yardas de distancia del fuego, se deslizaron en los arbustos, y como era casi de noche inmediatamente quedaron fuera de su vista. Su huida fue descubierta en seguida, pero buscarlos en la obscuridad, en un bosque espeso, habría sido inútil y además nuestros hombres estaban cansados con el trabajo del día, y querían descansar, así que no los interrumpí hasta que amaneció (8.-), cuando continuamos nuestra búsqueda en la dirección que los nativos habían indicado; pero después de examinar varias ensenadas sin encontrar ningún rastro de los fueguinos, nos apresuramos en regresar hacia las chozas que habíamos visitado el día anterior. Navegando cerca de la costa, una humareda se levantó de pronto desde una pequeña ensenada cercana a nosotros, en la que desembarcamos de inmediato, miramos todo el alrededor, pero sólo encontramos huellas de dos fueguinos, probablemente los fugitivos, que acababan de lograr encender fuego cuando nosotros pasábamos por allí. Esto demuestra lo rápido que encuentran los materiales para ese propósito, porque cuando nos dejaron, no tenían ni hierro, ni piedras de fuego (pirita), ni ningún tipo de yesca. Se habían llevado dos chaquetas impermeables que el Sr. Murray amablemente les había puesto encima para mantenerlos abrigados; aunque, tratado de la manera en que lo había sido últimamente, uno podría haber pensado que él no habría sido el primero en preocuparse por su comodidad. Menciono estos hechos para mostrar cual fue nuestra conducta con estos salvajes, y que no se ejerció crueldad sin motivo hacia ellos.
"Después de buscar a estos dos indígenas y las chaquetas del Sr, Murray, las cuales en ese momento los pudo proteger de enfermarse, regresamos a nuestra embarcación, y nos dirigimos camino a las chozas. En cuanto los presidiarios nos vieron, echaron a correr, y nosotros los perseguimos, tratando, en vano, de detenerlos. Decepcionados de la esperanza de obtener un guía, decidimos impedir que esta gente escapara lejos, y difundieran cualquiera información que pudiera obstaculizar la recuperación de nuestro bote, lo que esperábamos diariamente: por lo tanto destruimos dos canoas y parte de una tercera, que los nativos estaban construyendo, y quemamos todos los materiales que podrían serles útiles para construir otra canoa.
"9.- Al día siguiente, fuimos directamente hasta el cabo Desolación cruzando la bahía, contra un viento regular: bogando por turnos, la embarcación avanzó rápido sobre el agua, y entrada la noche llegamos a la ensenada de la que los ladrones habían partido la primera vez, cuando robaron el bote; pero ningún rastro de que hubiesen estado allí de nuevo, fueron encontrados. Pensé que era probable que ellos volvieran para ver qué había sido de nuestro grupo, y si nuestra gente estaba lo suficientemente débil para saquearla de nuevo, o tal vez atacarlos.
"Esta idea resultó ser errada, desanduvimos (10.-) gran parte de nuestro rumbo anterior, porque la dirección señalada por los fueguinos que se nos escaparon parecía conducir al lugar que ahora nos dirigíamos, seno Courtney, y era una probable linea de acción a tomar por los ladrones. Durante la noche sopló un temporal desde el sur, el que aumentó al día siguiente (11.-) y se hizo más y más violento hasta la mañana del 12.-, cuando disminuyó.
"Continuamos nuestra búsqueda, sin embargo, a veces con la vela aferrada, a veces con los remos, y otras veces corriendo el temporal a palo seco. Aunque el viento era muy violento, demasiado fuerte para una vela aferrada (con cuatro rizos), el agua estaba demasiada limitada por las islas para levantarse como un mar, pero era soplada, como rociada, en todas direcciones. Este día el "Beagle"tuvo sus mastelerillos y las vergas más bajas arriadas, porque el temporal fue extremadamente fuerte donde ella estaba. El barómetro lo predijo muy bien, cayendo más de lo que yo había visto anteriormente, aunque el viento era del sur. En un fondeadero expuesto, no creo que ningún buque lo podría haber soportado, aunque el fondo hubiese sido bueno.
"12.- Esta mañana el tiempo estuvo mejor y mejorando rápidamente. Avanzamos mucho sin el menor éxito, y en la tarde gobernamos hacia el este nuevamente, para una tercera visita a la familia de los ladrones de la embarcación. Como ya era tarde cuando nos acercamos al lugar, desembarqué a la mitad del grupo y con el resto fuimos a reconocer el lugar. Después de una larga búsqueda descubrimos a los indios en una ensenada, a cierta distancia de la que habían estado el día anterior; habiendo comprobado este punto, echada una buena mirada al terreno y formados nuestros planes, regresamos donde nuestros compañeros y nos preparamos para sorprender a los nativos y hacerlos prisioneros. Mi deseo era rodearlos de improviso, y tomar tantos como fuera posible, mantenerlos como rehenes por la devolución del bote, o bien para hacerles que nos mostraran dónde estaba; y, mientras tanto era un objetivo evitar que alguno de ellos escapara para dar la alarma.
"13.- Si los hombres pertenecientes a la tribu habían regresado durante nuestra ausencia, era incierto, ya que no podíamos sin riesgo de ser descubiertos, acercarnos lo suficiente para averiguarlo; pero, para el caso que los encontráramos, íbamos armados, cada uno con una pistola o un fusil, un machete y un trozo de cuerda para amarrar a un prisionero. Desembarcamos a cierta distancia de la ensenada, y, dejando dos hombres con nuestra embarcación, nos deslizamos silenciosamente por entre los arbustos para rodearlos desde larga distancia, hasta que llegamos a la parte trasera de sus nuevas chozas; entonces cerramos gradualmente el círculo, llegamos sin ser descubiertos hasta casi el lugar, pero sus perros nos dejaron sin aliento, y todos a la vez corrieron hacia nosotros ladrando fuertemente. Continuar ocultándonos era imposible, por lo que nos precipitamos lo más rápido que pudimos a través de los arbustos. Al principio los indios comenzaron a huir, pero al escuchar nuestros gritos por ambos lados, algunos trataron de esconderse, poniéndose en cuclillas en la orilla de un arroyo. El primero de nuestro grupo, de apellido Elsmore, al saltar por sobre esta corriente, resbaló y cayó justo donde se ocultaban dos hombres y una mujer, que de inmediato lo atacaron, tratando de sujetarlo y golpearle su cerebro con piedras; y antes que nadie lo pudiese ayudar, había recibido varios fuertes golpes, y uno de sus ojos casi le fue destruido, por un peligroso golpe cerca de la sien. El Sr. Murray, al ver a este hombre en peligro, le disparó a uno de los fueguinos, que se tambaleó hacia atrás y dejó a Elsmore escapar, pero él mismo inmediatamente se recuperó, recogió piedras del lecho del arroyo, o le fueron proporcionadas por los otros que estaban cerca de él, y las lanzó con cada mano con asombrosa fuerza y precisión. La primera piedra golpeó al oficial de navegación con mucha fuerza, rompió el cuerno con pólvora que llevaba colgado del cuello, y casi lo tiró hacia atrás: y otras dos fueron lanzadas con tal precisión a las cabezas de los más cercanos a él, que apenas se salvaron de ser derribados. Todo esto pasó en pocos segundos, tan rápido fue él con cada mano, pero, pobre hombre, esa fue su última lucha; lamentablemente estaba herido de muerte, y, lanzando una piedra más, cayó contra la orilla y expiró. Después de alguna lucha, y unos cuantos golpes duros, aquellos que trataron de esconderse fueron capturados, pero varios que huyeron por la playa escaparon: las mujeres eran tan fuertes y robustas, que yo, con una, sin tener idea de que era una mujer, cuyos brazos yo y mi timonel tratábamos de sujetar, hasta que escuché a alguno decirlo así. La mujer más vieja de la tribu era tan fuerte, que dos de los hombres más fornidos de nuestro grupo apenas pudieron sacarla de debajo de la orilla del arroyo. El hombre al que se le disparó era uno de aquellos que había tomado como guía del bote, y el otro estaba entre los prisioneros. Las chaquetas del Sr. Murray fueron encontradas en las chozas divididas en pedazos para colocarlos encima de los hombros. Embarcamos los indios (dos hombres, tres mujeres y seis niños) y regresamos al lugar donde habíamos pasado la noche anterior. Uno de los hombres que escapó era un tuerto que habíamos visto anteriormente, era el más activo de todos y pronto estuvo fuera de nuestro alcance. Dos o tres escaparon con él, a los que no vi con claridad.
"Que se hubiese perdido una vida en la lucha, lo lamenté profundamente, pero si el fueguino no hubiese recibido el disparo en ese momento, su próximo golpe podría haber matado a Elsmore, que estaba casi bajo el agua, y medio aturdido, y ya apenas podía luchar, cuando sintió que el agarre del hombre se relajaba. Cuando estuvieron bien embarcados y antes que nosotros les hiciéramos ninguna pregunta, los nativos parecían estar muy ansiosos por decirnos donde estaba nuestra embarcación; pero apuntaban en una dirección totalmente opuesta a la que nos habían indicado previamente. Los vigilamos cuidadosamente toda la noche, y a la mañana siguiente (14.-) comenzamos nuestro regreso hacia el "Beagle", con veintidós almas en la embarcación. Mi objetivo era, ponerlos en condiciones de seguridad a bordo, recorrer la costa con la nave hasta un puerto más hacia el este, y entonces iniciar una nueva búsqueda, llevando algunos de mis prisioneros como guías, y dejando al resto a bordo para garantizar que los primeros permanecieran, y no nos engañaran. Hicimos un avance aceptable, considerando que el bote estaba tan sobrecargado, y el día 15.- llegamos al "Beagle" con nuestra carga viviente. En el camino nos encontramos con una familia de nativos, cuya choza y canoa revisamos, no encontrando nada de nuestra propiedad, los dejamos no solo sin molestarlos, sino que les dimos unas pocas cosas, las cuales a sus ojos eran valiosas.
"Esta conducta pareció sorprender a nuestros prisioneros, que, por lo que pudimos ver, recibieron una sana lección, de ayuda, de los extranjeros. En todo caso, cuando se separaron, nuestros pasajeros estaban tan descontentos como alegres los otros. Cuando llegamos a bordo, alimentamos a nuestros prisioneros con manteca de cerdo y mariscos, lo que les gustaba más que cualquier otra cosa, y los vestimos con mantas viejas (Después nos pareció que habíamos tomado las familias de los mismísimos hombres que le robaron el bote al Sr. Murray).
"A la mañana siguiente (16.-) levamos y navegamos a lo largo de la costa hacia el cabo Castlereagh, en el lado este de bahía Desolación. Muchas rocas dispersas e islotes rocosos vimos cercanos al cabo Desolación y en la bahía. En la tarde llegamos a una abertura estrecha, la que parecía la salida de un puerto cercano al cabo Castlereagh, y encontramos un muy buen fondeadero, muy apropiado para ambos propósitos de continuar el levantamiento y buscar el bote perdido.
"17.- El oficial de navegación y yo, con el cúter y una ballenera, partimos en una segunda persecución, llevando provisiones para una semana. En la primera ensenada en que busqué, a no más de dos millas del "Beagle", encontré un pedazo de la linea del escandallo del bote, la que había sido dejada en una choza abandonada recientemente. Esto aumentó nuestras esperanzas; y, además de las señas hechas por nuestros prisioneros, nos convencieron que estábamos en el camino correcto.
"Me llevé un joven como guía, y en el cúter el oficial de navegación llevó a las dos mujeres más corpulentas, dejando al resto de los prisioneros a bordo. Por lo que pudimos apreciar, ellos parecían entender perfectamente de que su seguridad y futura libertad dependía de que nos mostraran donde encontrar la embarcación.
"Deseando rodear las islas Stewart; y después de inspeccionar numerosas ensenadas, y encontrar señales que un grupo de nativos había pasado por la misma ruta dentro de los últimos dos días, nos detuvimos en un lugar protegido para pasar la noche. Después de haberle dado a nuestros prisioneros todos los alimentos que podían comer, choros, lapas y carne de cerdo, los dejamos descansar cerca del fuego, a los tres juntos. No los amarré, y tampoco creí necesario mantener una vigilancia especial, suponiendo que sus niños dejados en nuestro buque eran una garantía para las madres mucho más fuerte que una cuerda o cadena de hierro. Yo mismo tomé la guardia de vigilancia durante la primera parte de la noche, ya que los hombres estaban cansados por bogar todo el día, e incautamente permití que los fueguinos se tendieran entre la fogata y los arbustos, habiéndolos tapado confortablemente con mantas viejas y mi propio poncho, de manera que sus cuerpos estaban completamente ocultos. Cerca de la medianoche, mientras estaba en el lado opuesto del fuego, mirando los botes, de espaldas a los fueguinos, oí un murmullo, me volví, pero al ver el montón de mantas inmóviles, quedé tranquilo, y me incliné hacia el fuego para mirar el reloj. En ese momento, otro rumor, y los saltos y ladridos de mi perro, me dijeron que los nativos habían escapado. Sin embargo las mantas tenían el mismo aspecto, pues habían sido hábilmente apuntaladas con arbustos. Todo nuestro grupo comenzó inmediatamente su búsqueda, pero como la noche estaba muy obscura, y el bosque cercano a nosotros era muy tupido, nuestros esfuerzos fueron en vano.
"Convencidos de que no podíamos estar lejos del lugar donde los nativos suponían que estaba nuestro bote, pensé que ellos irían directamente a avisar a su gente de nuestra presencia, y como la isla era angosta, pero larga, una corta caminata los llevaría hacia la parte que nos habían señalado, mientras que a una embarcación le tomaría un tiempo considerable ir hasta allí; por lo tanto decidí inmediatamente continuar la búsqueda en esa dirección, dejando al oficial de navegación para que examinara cada lugar cercano a nuestras carpas.
"En la tarde del mismo día regresé, habiendo recorrido una larga extensión de la costa sin encontrar una salida hacia el mar, o cualquier rastro del bote perdido. Mientras tanto el Sr. Murray había buscado en cada lugar cercano a nuestro campamento sin éxito, pero encontró el lugar en que los fueguinos se habían escondido durante la noche, en la base de un árbol grande, a sólo una docena de yardas de nuestra fogata.
"Como era posible que los ladrones hubiesen regresado al lugar de donde habíamos capturado a los nativos, decidí que el oficial de navegación cruzara el seno y fuera hasta allí y luego regresara a reunirse conmigo, mientras yo continuaría buscando hacia el este. Con un viento regular hice un buen avance esa noche, encontré un canalizo que se abría hacia el mar (Canal Adventure), y una choza recién abandonada. Esto fue motivo de esperanza, y viendo, más allá del canalizo, algunas islas grandes que se extendían hacia el mar más allá de lo que habíamos recorrido, me pareció probable que nuestro bote podría haber sido llevado hacia allá para cazar focas. Nuestros prisioneros nos habían dado a entender con suficiente claridad que ese era el objetivo de los que nos habían robado, y esas remotas islas eran las más probables de ser visitadas, puesto que en ellas se encuentran la mayoría de las focas.
"Al día siguiente (19.-) pasando por la islas Gilbert, en una ensenada encontramos señas recientes de los nativos, por lo que estaba seguro de su captura en el transcurso del día. Cuando los fueguinos paran en cualquier parte, por lo general cortan algunos árboles, para reparar sus canoas o cubrir sus chozas, pero aquellos cuyas huellas seguíamos, habían hecho largos viajes sin parar; y, en aquellos en que estuvieron, no cortaron árboles, lo cual fue una de las razones para suponer que ellos eran el grupo de nuestro bote. En el transcurso del día bogamos hasta casi las islas (Islas Gilbert), buscando en cada ensenada.
"El día 20, descubrimos tres pequeñas canoas con sus dueños en una ensenada (Ensenada Doris), todos los hombres huyeron, excepto dos. Como vimos que no había más personas que las necesarias para las canoas, no tratamos de capturarlos, sabiendo que estos no podían ser del grupo que estábamos buscando. Ahora habíamos examinado todos los rincones y esquinas de estas islas, y empecé a abandonar toda esperanza de encontrar nuestro bote en esta dirección. No teniendo una pista que me guiara más lejos, y el mucho tiempo perdido, muy a mi pesar decidí regresar al "Beagle". Nuestra única esperanza restante era que el oficial de navegación hubiese encontrado la embarcación, pero era muy débil.
"21.- Todo este día estuvimos bogando hacia el oeste, para llegar al "Beagle". Al anochecer me reuní con el Sr. Murray, con el cúter, en la ensenada que habíamos programado un randezvous. No había encontrado ningún signo del bote en la orilla opuesta, y por lo tanto había regresado; pero el vio a la gente que había escapado de nosotros cuando sorprendimos a toda la familia. Huyeron tan pronto como vieron su embarcación. Dejó, por lo tanto, tres hombres para buscar entre los arbustos, y él se hizo a la mar en el bote; y la estratagema funcionó lo suficiente para permitir que nuestros hombres estuvieran muy cerca de los nativos, pero no pudieron coger a ninguno de ellos. Un anciano con mucho estrabismo, y que en otros aspectos respondía exactamente a la descripción de uno de los fueguinos que maltrató a algunos de los tripulantes del "Saxe Cobourg", cuando fueron arrojados en puerto Furia. Me habría gustado capturarlo, pero estuvo siempre alerta, y fue demasiado ágil para nuestros hombres. En su canoa, que fue tomada, se encontró una manga de la chaqueta impermeable del Sr. Murray, una prueba que estas personas pertenecían a la tribu de los que habían robado la embarcación. La canoa era una cosa terriblemente parchada, evidentemente hechos con mucha prisa.
"A la mañana siguiente (22.-) el oficial de navegación y yo iniciamos nuestro regreso al "Beagle", pero al ver una gran humareda en la orilla opuesta, en seno Ladones, pensé que debería haber sido hecha por los delincuentes, quienes, habiendo regresado encontraron su hogar deshabitado y estaban haciendo señales para descubrir donde se había ido su familia; envié al cúter a bordo y yo bogué a través del seno hacia el humo. Como la distancia era larga, y el viento regular contra nosotros, llegamos atrasados; todavía el humo se elevaba densamente como siempre, lo que aumentó nuestras expectativas al máximo: -pero, para nuestra decepción, ninguna criatura viviente se veía cerca del fuego, ni encontramos ningún rastro de los nativos. El fuego debe haber sido encendido en la mañana, y como el tiempo estuvo seco, había continuado quemándose todo día.
"Estábamos entonces exactamente como siempre respecto a la pérdida, porque probablemente (si este era el grupo) nos habían visto, y estarían, en el futuro, doblemente vigilantes. En un primer momento tuvimos la oportunidad de encontrarlos por sorpresa, pero el tiempo para ello había pasado; cada canoa en el seno había sido inspeccionada, y todos sus habitantes sabían bien lo que estábamos buscando.
"Sopló muy fuerte, y ya era demasiado tarde, para volver a cruzar el seno Balleneros esa noche, así que subí a una altura para mirar alrededor. A la mañana siguiente (23.-) registramos de nuevo muchas millas de la costa del seno Ladrones sin éxito alguno, y después navegamos hacia puerto Stewart. Llegamos al "Beagle" en la noche, pero encontramos que todos los demás presos, excepto tres niños, habían escapado nadando hacia la playa durante la noche anterior. Así, después de mucho trabajo y ansiedad, un tiempo muy valioso perdido y una hermosa embarcación de su clase como nunca se había visto nos había sido robada por estos salvajes, me encontré con tres jóvenes niños que cuidar, y sin posibilidad alguna de recuperar el bote. Fue un trabajo muy duro para las tripulaciones de las embarcaciones, ya que durante los primeros diez días tuvimos un tiempo de lluvia incesante, con temporales de viento, y aunque los últimos días habían sido extraordinariamente buenos, el esfuerzo de los hombres bogando entre las ensenadas, y subiendo colinas, había sido extremadamente fatigoso.
"Mientras duró el mal tiempo, la ropa de los hombres rara vez estuvo seca, tanto de día como de noche. Frecuentemente estaban empapados por la lluvia durante la mayor parte del día, y en la noche no estaban en mejores condiciones, pues aunque una fogata (cuando se hacían) podía secar un lado, el otro rápidamente se mojaba. Obligados, como estábamos, en armar nuestras pequeñas carpas junto al agua para estar cerca de nuestra embarcación, y porque cualquier otro lugar era rocoso o cubierto por un bosque; fuimos en más de una oportunidad despertados de un sueño profundo al encontrarnos que estábamos tendidos parcialmente en el agua, la marea nocturna había subido muy por encima de la del día anterior; a pesar que las mareas deberían haber disminuido en este tiempo.
"A veces encontramos una dificultad extrema en encender fuego, porque todo estaba saturado de humedad, y pasábamos horas tratando en vano de hacerlo, mientras todos temblábamos de frío, sin un refugio contra la lluvia que caía, y después de haber estado hacinados en un pequeño bote durante todo el día.
"En seno Courtenay vi muchos nidos de cormoranes entre las ramas de los árboles cercanos al agua; hasta entonces, tenía entendido que estas aves generalmente, si no siempre, construían sus nidos en el suelo o en los acantilados.
"Ciertamente habíamos gastado mucho tiempo en esta búsqueda, sin embargo, no debe considerarse como completamente perdido. El Sr. Stokes había estado trabajando muy duro durante mi ausencia, elaborando planos de los puertos y haciendo observaciones, y estoy feliz de decir, que tenía motivos para depositar gran confianza en su trabajo, porque él siempre lo había tomado con el mayor esmero y había sido lo más cuidadoso. Mis andanzas me habían mostrado que desde la aparente línea de la costa hasta la base de las montañas nevadas, que corren hacia el este desde el canal Bárbara, hay mucho más agua que tierra y que un gran número de islas, situadas muy juntas, forman la aparente costa continua; dentro de la cual un canalizo como un aparente amplio seno se extiende, formando bahías y golfos, en los cuales islas, islotes, rocas y rompientes, son muy numerosos. Estas aguas lavan los pies de una cadena nevada que forma una barrera continua desde el canal Bárbara hasta el estrecho Le Maire. Este crucero también me dio una visión más clara del carácter real de los fueguinos, que el que había adquirido por otros medios, y nos dio a todos una severa advertencia que podría sernos muy útil en un día futuro, cuando tribus más numerosas no se contentasen con sólo una embarcación. Considerando la extensión de la costa que ya habíamos examinado, deberíamos estar agradecidos de no haber experimentado otro desastre de cualquier tipo, y por haber tenido los medios para reemplazar esta pérdida.
"Me convencí de que mientras fuésemos ignorantes del lenguaje fueguino, y los nativos fuesen igualmente ignorantes del nuestro, no sabríamos nunca mucho acerca de ellos, o del interior de su país, no habría la menor posibilidad de elevar un solo paso el bajo nivel de estima en que nosotros los tenemos. Sus palabras parecían ser cortas, pero tenían muchos significados, y su pronunciación era dura y gutural.
"Puerto Stewart, en el cual el "Beagle" permaneció durante el último crucero de las embarcaciones, probó ser bueno, y, teniendo tres salidas, se podía entrar o salir con cualquier viento, y sin emplear las espías. La madera y el agua son tan abundantes como en los otros puertos fueguinos, y puede ser reconocido fácilmente por la notable apariencia del cabo Castlereagh, el cual está en la isla que protege el fondeadero de los vientos y mar del SO. Las salidas son estrechas, y sólo pueden navegarse con viento favorable, pero si una no sirve, la otra sí lo será. Debería tenerse en cuenta, que hay dos rocas casi en el centro del puerto, que son cubiertas por la alta marea. Una mar gruesa se encuentra generalmente fuera, debido a las aguas relativamente poco profundas, de las que hay sondajes hasta unas tres millas del cabo. En las entradas hay desde diez a veinte brazas, por lo tanto, si el viento impidiera moverse o fallara, podría fondearse en cualquier momento.
"En mi última búsqueda entre las islas Gilbert, encontré un buen puerto para las naves, convenientemente situado para continuar el levantamiento, en un lugar que de otra manera lo habría pasado por alto: a ese puerto decidí dirigirnos.
"Por dos millas hacia el este de puerto Stewart, la costa se proyecta, y es rocosa y quebrada, luego se retira formando una gran bahía, en la cual están las islas Gilbert, y muchos islotes rocosos. Pasamos entre las islas Gilbert y Stewart, fondeando al mediodía en un punto situado en la entrada oeste del canal, y por la tarde movimos el "Beagle" a caleta Doris donde lo amarramos.
"Había decidido construir otra embarcación lo más rápidamente posible, por lo que encontré que lo mejor era fondear la nave en un lugar seguro y después trabajar con los botes en cada lado, por eso que era tan necesario otro de calidad. Nuestro cúter requiere demasiados hombres, y no es ni muy maniobrable, ni tan bueno para navegar de barlovento como la ballenera; y nuestro serení era solo apto para el servicio de puerto. El clima en esta costa era generalmente tan brumoso y ventoso, que no permitía observaciones exactas mientras la nave estaba navegando; el solo oleaje era demasiado grande como para permitir tomar una demarcación dentro de seis u ocho grados; y el sol rara vez lo veíamos. Si hubiésemos sido atrapados por uno de los frecuentes temporales, podríamos haber sido arrastrados tan lejos hacia el este que no sé cuanto tiempo habríamos perdido en el intento de recuperar nuestra posición. Estas costas, que se componen de islas, permiten a los botes ir a grandes distancias con seguridad, y, desde las alturas cerca del mar se pueden ver los islotes y rompientes, y sus lugares determinados, posiblemente mucho mejor que hacerlo desde el mar. Para la construcción de un nuevo bote, teníamos todos los materiales a bordo, excepto tablones preparados.y para ello cortamos un palo de repuesto, destinado a reemplazar un mástil inferior defectuoso o dañado o el bauprés. De mala gana este excelente palo, que había sido el mástil de la "Doris", fue condenado a los dientes de la sierra, pero estaba seguro que la embarcación que el Sr. May produciría de el, sería muy útil en cualquiera parte del mundo, y que para nuestro viaje era indispensable.
"Aprovechando un día despejado, fui a una altura en la vecindad, desde donde pude ver a gran distancia costa adentro, así como a lo largo del litoral y tuve una vista del monte Sarmiento. Mientras estuve ausente del "Beagle", en la búsqueda del bote perdido, habíamos disfrutado de cuatro días seguidos de buen tiempo, durante los cuales esta noble montaña había sido vista a menudo por nuestro grupo. La demarcación astronómica de su cumbre fue muy útil para la conexión del levantamiento de este litoral con la del estrecho de Magallanes.
"25.- y 26.- El Sr. Murray fue a la parte SO de la isla, llevando provisiones para tres días. El Sr. Stokes y yo nos ocupamos cerca del barco, mientras que todo hombre que podía utilizar una herramienta de carpintero estaba ocupado en la preparación de materiales para nuestra nueva embarcación. La roca cercana aquí es jade,la que tiene muchas vetas de pirita. Muestras fueron depositadas en el museo de la Sociedad Geológica.
"28.- Viramos, nos movimos con espías a barlovento, y navegamos el paso Adventure. Estaba muy deseoso por llegar al seno Christmas, porque me parecía una buena ubicación para el "Beagle" mientras los botes podían ir al este y al oeste de él y se podría construir la nueva embarcación. Navegando a lo largo de la costa, con un viento regular, pronto vimos el Monasterio de York y en la noche entramos al seno Christmas y fondeamos en el mismo lugar en que lo hizo el "Adventure" cuando Cook estuvo aquí. Su croquis del seno y la descripción del Monasterio de York, son muy buenas, y suficientes para guiar a un buque hasta el punto de fondeo. Imagino que la parte alta del Monasterio se debe haber desmoronado desde que él la vio, pues ahora no se parecía a "dos torres", pero tenía una irregular cumbre partida. Fue una satisfacción encontrarnos fondeados en este lugar en febrero, no obstante los irritantes retrasos que tantas veces habíamos experimentado.
"Como no habíamos examinado suficientemente la costa entre este seno y las islas Gilbert, me propuse enviar allí al Sr.Murray en el cúter, mientras yo iría hacia el este, durante este tiempo nuestro nuevo bote estaría terminado.
"1 de marzo.- Esta mañana fui a buscar un mejor fondeadero para nuestra nave, porque en el que estábamos era más bien expuesto y muy pequeño. Ni ensenada Pickersgill, ni puerto Clerke eran adecuados, así es que busqué más lejos y encontré otro puerto, más cerca del Monasterio de York, de más fácil acceso para una nave que recale desde el mar y con una ensenada en una esquina en la cual una nave podía permanecer segura, cercano a un lugar boscoso. Habiendo sondado el puerto, regresé a mover nuestra nave. Cook dice, hablando de puerto Clerke: "al sur de esta entrada hay otra, que no inspeccioné", y dentro de esa entrada, de nombre puerto March, el "Beagle" se preparaba para ir, pero antes de que pudiéramos virar y maniobrar a barlovento, el tiempo se descompuso, lo que hizo nuestra travesía por el extremo NO de la isla Shag bastante difícil, ya que tuvimos que lidiar con chubascos, lluvia y un paso estrecho entre rocas. El paso entre la isla Waterman y el extremo sur de la isla Shag es más amplio, pero hay una roca cerca del medio que aún no había sido examinado. Nos movimos hasta la parte mas interior del puerto, y nos amarramos cerca de un lugar boscoso, en la ensenada más protegida. Encontrando que este era un lugar muy conveniente para construir nuestro bote, y bajo todo punto de vista un buen lugar para pasar parte del mes de marzo, por lo que decidí mantener el "Beagle" aquí con ese propósito. Este puerto podría ser útil para otras naves, su ubicación estaba bien señalizada por el Monasterio de York (uno de los promontorios más notables de la costa) y proporcionaba madera y agua con tan pocos problemas como en cualquier lugar en que el "Beagle" había fondeado.
"2 de marzo.- El oficial de navegación partió en el cúter grande, con provisiones para quince días, a examinar la costa entre la parte norte del seno Christmas y la punta Alikhoolip, cerca de donde pasamos el día 28, sin ver mucho de ella. Con el clima moderado y un poco de sol, podría esperarse que regresase en una semana o diez días. Llevaba un cronómetro y otros instrumentos necesarios. Dos de los tres niños, abandonados por su madre en puerto Stewart, los envié con el Sr. Murray, para ser dejados con cualquier fueguino que encontrara más hacia el oeste, desde donde pronto encontrarían a sus amigos. El tercero, que tendría unos ocho años, estaba aún con nosotros; ella parecía estar feliz y saludable, por lo que decidí mantenerla como rehén por el bote robado, y tratar de enseñarle inglés. El teniente Kempe construyó una casa temporal para los carpinteros, y otros trabajadores, cerca del buque y del lugar elegido para las observaciones, de manera que todo nuestro establecimiento quedara junto. La mayor parte de los materiales para la embarcación ya estaban preparados, por lo que no esperábamos que su construcción fuera muy larga, bajo la capaz dirección y asistencia del Sr. May.
"3.- Algunos fueguinos en una canoa se acercaron a nosotros esta mañana, parecían deseosos de subir a bordo. No tenía ningún deseo de su compañía, y lamenté que nos hubiesen encontrado, porque era de esperar que ahora nos visitaran diariamente tanto de día como de noche, y nos robaran todo lo que dejáramos a su alcance. Habiéndoles hecho señas de que nos dejaran, sin resultado, envié al Sr. Wilson a ahuyentarlos y disparar su pistola por sobre sus cabezas para asustarlos. Entonces se fueron, pero sólo hasta alrededor de un punto cercano al buque; así que envié un bote nuevamente para sacarlos del puerto y disuadirlos de que nos hicieran otra visita. Refleccionando, mientras el Sr. Wilson los seguía, que si uno de esos nativos estuviese a bordo, habría una posibilidad de que aprendiera suficiente inglés para que fuera un intérprete, y por este medio pudiésemos recuperar nuestro bote perdido, por lo que decidí embarcar al hombre más joven, porque él, con toda probabilidad, tendría lazos menos fuertes que lo unieran a su pueblo que otros más mayores, y que podrían tener familias. Con estas ideas fui hasta ellos y colocando su canoa al costado de mi bote, le dije a un joven que entrara en ella, así lo hizo, muy despreocupadamente, y se sentó, al parecer contento y satisfecho. Los otros no dijeron nada, ni a mí ni a él, y se fueron remando fuera del puerto tan rápido como podían. Ellos parecían pertenecer a la misma tribu de los que habíamos visto la última vez.
"4.- Esta tarde, se puso la quilla de nuestro bote, y sus cuadernas fueron colocadas. Fuegia Basket (así llamada en recuerdo de la canasta parecida a una canoa por la que nos enteramos de la pérdida de nuestro bote) le contó a "York Minster" (el hombre que saqué de su canoa) toda su historia, en algunas partes él se rió a carcajadas. Fuegia, limpia y vestida, había mejorado mucho su aspecto. Ya era la favorita del entrepuente, y parecía estar muy contenta. York Minster al principio estuvo hosco, aunque su apetito no decayó; y todo lo que recibía mas que lo que podía comer, lo guardaba en un rincón, pero tan pronto como estuvo bien limpio y vestido, y se le permitió ir donde quisiera dentro del buque, se volvió mucho más alegre.
"En cabo Castlereagh y en los cerros de caleta Doris en la isla Gilbert, la roca parecía contener mucho metal, como que pasé la mayor parte de un día en cansadores experimentos con fragmentos de ella, con un soplete y mercurio. Golpeando y lavando separé aproximadamente una cucharada de té llena de metal desde un fragmento de roca (tomada al azar) del tamaño de una taza pequeña. Con cuidado puse el polvo, con otras muestras de roca - pensando que algunas de estas estériles montañas podrían ser ricas en metales. Lo que no estaría de acuerdo con la mayoría de otras partes del mundo donde la región de islas montañosas que componen el archipiélago de la Tierra del Fuego están condenadas a una inutilidad tanto interna como externa. Por la naturaleza del clima, la agricultura rara vez podría tener éxito; y tal vez tampoco cuadrúpedos aptos para el uso del hombre, excepto cabras y perros, que podrían prosperar; en lo externo, la tierra no es apta para el uso del hombre civilizado. En unos pocos años, sus costas no tendrán focas, y entonces, ¿qué beneficio se podrá obtener de ellas? - a no ser que comprueben ser ricas internamente, no en oro o plata, pero tal vez en cobre, hierro u otros metales.
"5.- Este día todo el personal se puso con ración completa, nuestros ahorros desde el zarpe de San Carlos aseguraban que el stock de provisiones duraría más que el tiempo asignado para el resto de nuestra solitaria travesía.
"Mediante el uso de sustitutos de los zapatos de los hombres, hechos de cuero de focas, conseguimos lo suficiente para que duraran tanto como queríamos. Nunca he mencionado la situación de nuestra lista de enfermos, porque era siempre muy insignificante Ha habido muy poco trabajo para el departamento de cirujano, nada verdaderamente importante, desde que el Sr. Murray se dislocó el hombro.
"El promontorio del Monasterio de York es un acantilado rocoso negro de forma irregular, de ochocientos pies de alto, que sale del mar casi perpendicularmente. Es casi el más alto así como la parte más saliente de la tierra del seno Christmas, la cual, en general, no es tan alta como la que está más al oeste, pero es más estéril. Prevalece el granito, y no pude encontrar piedra arenisca. Viniendo desde el oeste, pensamos que los cerros de esta parte eran insignificantes, pero Cook, viniendo del Mar del Sur, los llamó "alto y salvaje". Si hubiera venido de la tierra cercana al Canal Bárbara, donde las montañas son mucho más altas, habría hablado más fuerte de la apariencia salvaje y desagradable de la costa.
"6.- Durante la pasada noche sopló muy fuerte, haciendo que nuestra nave tirara sus cables con inusual violencia, aunque teníamos un buen ambiente exterior, y el agua estaba perfectamente llana. Vimos que nuestra ancla de estribor había garreado alguna distancia, por lo que la viramos y descubrimos que su cepo había sido roto, por una roca, que estaba en medio del buen fondeadero, y donde había agarrado el ancla. La habíamos obtenido en San Carlos de un bergantín mercante, pero como era muy liviana para nuestro buque, había sido rodeada con cadenas para darle peso: su lugar lo tomó el ancla de respeto obtenida de una fragata, bien hecha y bien tratada, que habíamos adquirido en Valparaíso (anteriormente había pertenecido al HMS "Doris" que fue desmantelado en Valparaíso, por inservible). Durante el cambio de fondeadero, la pequeña cadena de proa se había enredado tan firme alrededor de otra roca que por varias horas no pudimos zafarla. Estas rocas son muy traicioneras y difíciles de detectar, salvo que se barra el fondo con un cabo y pesos. Unos chubascos muy fuertes, con relámpagos y truenos, pasaron sobre el buque esta tarde, haciendo bajar el simpiesómetro más de lo que jamás había presenciado. Siguieron lluvias muy intensas.
"8.- En la mañana estaba en un cerro tomando ángulos, cuando una humareda grande fue hecha por los nativos en un punto situado a la entrada del puerto; y a mi regreso a bordo de la nave, me enteré que habían visto dos canoas, las que parecían estar llenas de gentes. Suponiendo que eran extraños, fui en un pequeño bote con dos hombres a verlos, y averiguar si poseían alguna cosa obtenida de nuestra perdida ballenera, porque pensé que era probable que ella hubiese sido llevada a lo largo de la costa hacia el este, para eludir nuestra búsqueda. Los encontré en una ensenada muy cerca de donde nuestros carpinteros estaban trabajando. Acababan de desembarcar y estaban cortando ramas de los árboles. Me sorprendió ver un grupo tan grande, cerca de catorce en total, todos los cuales parecían ser hombres, excepto dos mujeres que estaban cuidando las canoas. Querían que fuera hacia ellos, pero permanecí a cierta distancia, levantando unos trozos de hierro y cuchillos, para inducirlos a que ellos vinieran hacia mí, porque en el agua éramos menos desiguales. Se fueron poniendo más audaces y amenazantes a su manera, y creo que habrían tratado de apoderarse de mí y del bote, si no hubiese llegado a la ensenada el teniente Kempe con seis hombre en el cúter, sus maneras cambiaron radicalmente y comenzaron a consultarse entre ellos. Estaban en ese momento en una roca que se eleva abruptamente del agua, y las canoas que yo quería revisar, estaban al pie de la roca. Bajo estas desventajas locales, no podía proseguir sin armas, porque ellos tenían piedras, hondas y lanzas, listas en sus manos. El teniente Kempe y yo regresamos a bordo en búsqueda de más hombres, porque decidí sacarlos del puerto, pues me pareció absolutamente necesario. Ya que ellos o sus compatriotas, nos habían robado una embarcación, y habían puesto en peligro la vida de varias personas y si hubiesen sido autorizados a permanecer cerca de nosotros, la pérdida de parte del otro bote que estaba ya construido podría haber seguido, además de muchas cosas que pertenecían a los carpinteros y al armero, que ellos utilizaban a diario en tierra.
"Otro motivo para inspeccionar las canoas, surgió al ver tantos hombres sin mujeres, por lo que concluí que algunos de los ladrones de la ballenera estaban entre ellos, quienes, habiendo visto que nuestro cúter iba hacia el oeste lleno de gente, pudieron suponer que no quedaban muchos a bordo; la tripulación de un bote, quizás imaginaron había quedado en una isla, y otra en búsqueda de ellos. Habían visto hasta entonces en sus costas sólo buques mercantes y juzgaron el número de tripulantes por estos, por lo que pudieron pensar que no podían haber muchas personas a bordo, y que el buque sería fácil de tomar. En todo caso, venían preparados para la guerra, estaban muy pintados, usaban bandas blancas en sus cabezas, llevaban sus hondas y lanzas y habían dejado todos sus niños y perros con la mayoría de las mujeres, en otro lugar.
"Dos botes fueron tripulados y armados, fui con el teniente Kempe y el Sr. Wilson a perseguir a los fueguinos, que estaban bogando hacia otra parte del puerto. Al ver acercarse nuestros botes, desembarcaron y subieron a la cima de una roca, dejando las canoas debajo con las dos mujeres. Por su actitud vi que estaban dispuestos a ser hostiles, y por lo tanto, nos acercamos lentamente. Estando sus canoas a nuestro alcance, le dije al proel que trajera una a nuestro costado para registrarla, pero tan pronto como su bichero la tocó, una lluvia de piedras de todos los tamaños se nos vino encima y un hombre fue derribado, aparentemente muerto, por el golpe en la sien de una gran piedra. Contestamos sus lanzamientos con nuestras armas de fuego, pero creo que sin darle a ninguno de ellos. Continuó el intercambio de piedras y balas hasta que el cúter vino en ayuda. Los fueguinos entonces se pusieron detrás de una roca, donde no los podíamos ver y se mantenían cerca. Tomamos sus canoas y encontramos en ellas algunas botellas (El Sr. Murray tenía algunas botellas de cerveza en su bote - además de aquellas de la ración de la tripulación) y parte del aparejo de nuestro perdido bote, los destruimos. El hombre de mi tripulación que fue derribado por una piedra estaba solo aturdido, y pronto se recuperó, pero el golpe fue muy grave y peligroso. No queriendo arriesgar con otro herido entre nuestros hombres, y no viendo ninguna ganancia, no desembarqué, aunque nuestro número era muy superior, y teníamos armas de fuego. Al parecer los salvajes sabían que tenían sólo dos alternativas escapar o morir, y que al tratar de capturarlos ellos con seguridad herirían a algunos de nuestro grupo con sus lanzas, piedras o sus largos cuchillos hechos de piezas de aros de hierro. Por lo tanto me quedé con el teniente Kempe, en el cúter, para observar sus movimientos, y envié a bordo mi bote con el hombre que había sido herido. Los fueguinos pudieron escapar separadamente a través de los arbustos y estuvieron rápidamente fuera de nuestra vista y alcance. Disparamos unos cuantos tiros para asustarlos, miramos su retirada por la parte superior de las áridas colinas y luego fuimos a ver sus chozas, que no deberían estar muy lejos, como yo pensaba, pero después de buscar sin éxito en todas las ensenadas, vimos una humareda en el lado opuesto del seno, en una de las islas Whittlebury, de modo que concluí que había sido encendido por el resto de la tribu, y siendo tarde, regresé a bordo.
"9.- Con la luz del día, la mañana siguiente, fui a buscar las chozas, en las islas Whittlebury, en el lado norte del seno; vimos su humo cuando estábamos a mitad del camino, pero no por mucho tiempo más. Los nativos probablemente nos vieron, y apagaron inmediatamente el fuego, conociendo bien la diferencia entre nuestro bote y sus propias canoas, y darse cuenta que veníamos de una parte del seno distante del punto en el cual ellos esperaban que apareciera su propia gente, y navegando con un viento regular que una canoa no podía intentar enfrentar. Las chozas estaban totalmente desiertas, y se habían llevado casi todas sus cosas, pero cerca de sus cabañas encontramos un trozo de "línea blanca del rey" muy nueva, por lo tanto nuestra embarcación había estado ahí (en el bote perdido había varias piezas de repuesto "línea blanca del rey", nuevas) o estas eran algunas de las personas que la robaron. Buscamos en vano a los últimos ocupantes de las cabañas, sólo encontramos sus perros, que también se habían escondido. Mirando alrededor en el otro lado de este islote, vimos dos canoas bogando alejándose de las islas, aunque soplaba un viento regular, y había una mar con oleaje considerable. Sabiendo, por el lugar en que estaban, y su rumbo, que eran los fugitivos de las chozas, los perseguimos y regresamos con ellos antes de que pudieran desembarcar, pero estando cerca de la playa, mientras amarrábamos una de las canoas, la otra escapó. De la que capturamos un hombre joven y una niña saltaron por la borda, abandonando a una anciana y a un niño, los que dejamos con el propósito de perseguir al muchacho; pero él nadaba tan rápido que pasó un cuarto de hora completo antes de que pudiésemos subirlo a nuestro bote. Habiéndolo capturado finalmente, perseguimos a los otros, pero todos habían desembarcado y escondido, por lo que regresamos cruzando el seno con nuestro cautivo. En nuestro camino vimos un humo en una ensenada de la isla Waterman, y sabiendo que había sido encendida por aquellos que se nos escaparon ayer, ya que no habían otros nativos allí, nos dirigimos a vela hacia ellos; pero los bribones nos vieron y apagaron el fuego. Cuando llegamos al lugar, sin embargo, encontramos dos chozas recién construidas, cubiertas con cortezas, de modo que habían pasado la noche después de la escaramuza. No dejé que nadie desembarcara, porque los fueguinos podrían estar acechándonos desde los arbustos, y podían ser demasiados para dos o tres de nosotros en la playa, por lo que dejé el lugar. Ellos podrían pensar que nos fuimos a buscar más botes, como en el encuentro anterior, y podrían regresar de inmediato a sus cuarteles, así acosándolos, esperaba liberarme de sus visitas mientras permaneciéramos en esta vecindad.
"La fortaleza física de estos salvajes es muy grande (York Minster es tan fuerte como dos de nuestros más fornidos hombres), la que sumada a su agilidad, tanto en tierra como en el agua y su rapidez en el ataque y defensa con piedras y palos, los hace difícil de enfrentar cuando están fuera de sus canoas. Son una raza fuerte y valiente, y luchan hasta el final, aunque en la forma de animales salvajes, hay que admitirlo, de otro modo no habría, cuando están excitados, desafiado a la tripulación entera de un bote un solo hombre tratando de matarlos, como yo lo he presenciado. La bondad hacia estos seres y el buen trato, es aún inútil, casi pienso, tanto por mi propia experiencia como por lo que he oído de su conducta con los barcos balleneros. Hasta que se pueda establecer un entendimiento mutuo, el miedo moral es el único medio por el cual se pueden mantener pacíficos. Como ven sólo naves cuando sus botes están lejos con pocas personas a bordo, su idea del poder de los europeos es muy pobre, y su temor a las armas de fuego no tan grande como podría imaginarse.
"Desde esta ensenada volvimos al "Beagle". Mi fueguino cautivo, a quien llamé "Boat Memory", parecía asustado, pero no abatido, comió enormemente y pronto se quedó dormido. La reunión entre él y York Minster fue muy tranquila, porque, al principio, parecieron no reconocerse o hablar entre ellos. Boat era el fueguino de mejor figura que había visto, y siendo joven y bien hecho, era una muestra muy favorable de su raza; York era uno de los hombres más fuertes que había observado entre ellos; pero la pequeña Fuegia era tan gruesa como alta: parecía tan alegre y feliz, que no pienso que hubiese querido abandonarnos. Tres nativos de Tierra del Fuego, los más adecuados para el propósito de instruirlos y para dar, como para recibir información, no podían, en mi opinión, haber sido encontrados.
"10.- Esta mañana, después de haber sido aseado y bien vestido, Boat parecía contento y tranquilo, y el estar juntos, mantuvo a York y a él más animados de lo que probablemente habrían estado de otra manera, porque rieron y trataron de hablar, imitando lo que se les decía. Fuegia pronto comenzó a aprender inglés, y decir varias cosas muy bien. Ella se reía y hablaba con sus compatriotas sin cesar. "12.- Algunas tardes, al anochecer, observé grandes vuelos de aves, del tipo petrel, rozando el mar (como las golondrinas), como si estuvieran cazando insectos. Estas aves eran negras, como del tamaño de la paloma del Cabo. Tratamos de cazar uno, pero sin éxito.