miércoles, 13 de enero de 2010

Volumen II Capítulo II (1831) Páginas 17 a 40


Opinión del Servicio Hidrográfico - Continuación del levantamiento - Cadena de distancias meridianas - Preparativos eficientes - Reparar y subir la cubierta - Equipo - Botes - Pararrayos - Timón - Fragua - Molinetes - Cronómetros - El Sr. Darwin - Personas a bordo - Cambios - Lista de aquellos que regresaron - Abastecimiento - Instrucciones del Almirantazgo - Memorándum - Memorándum del Servicio Hidrográfico.

Cuando se decidió que un buque pequeño debería ser enviado a Tierra del Fuego, al Servicio Hidrográfico del Almirantazgo se le pidió su opinión, como qué podría añadir a los aún incompletos levantamientos de ese país, y otros lugares que podría visitar.
El capitán de navío Beaufort aprovechó la oportunidad de expresar su inquietud por la continuación de los levantamientos de América del Sur, y mencionando tales objetivos, realizables por el "Beagle", y sumamente deseables como él pensaba: y poco después se me insinuó que el viaje podría durar varios años. Deseoso de sumarme tanto como fuera posible a un trabajo en el que tenía gran interés, y abrigando la esperanza de que una cadena de distancias meridianas se podrían efectuar alrededor del mundo si regresábamos a Inglaterra a través del Pacífico, y por el cabo de Buena Esperanza; decidí no escatimar ni en costos ni en dificultades en hacer nuestra pequeña expedición tan completa, respecto al material y preparación, como mis medios y esfuerzos lo permitieran, apoyado por las órdenes consideradas y suficientes del Almirantazgo, que serían llevadas a efecto (en ese tiempo) por el Consejo Naval, la Junta de Abastecimiento y los oficiales del astillero de Devonport.
El "Beagle" fue comisionado el 4 de julio de 1831, y fue inmediatamente trasladado a un dique para ser examinado a fondo y prepararlo para un largo período de servicio en el extranjero. Como necesitaba una cubierta nueva, y una gran cantidad de reparación de su obra muerta, obtuve permiso para que la cubierta superior fuera levantada considerablemente, (ocho pulgadas a popa y doce pulgadas a proa), lo que después probó ser una gran ventaja para el como buque de alta mar, además de contribuir notablemente a la comodidad de todos a bordo. Mientras estuvimos en dique, un revestimiento de dos pulgadas de tablones de abeto fue clavado en el fondo del buque, sobre el cual estaba una capa de fieltro y luego el nuevo cobre. Este revestimiento añadió unas quince toneladas a su desplazamiento, y cerca de siete a su medida real. Por lo tanto, en vez de 235 toneladas, ella puede ser considerada de alrededor de 242 toneladas de arqueo. El timón fue ajustado de acuerdo al plano del comandante Lihou; un molinete de patente fue provisto en lugar de un cabrestante, una cocina Frazer, con un horno adjunto, fue puesta en lugar de una de las cocinas comunes con chimenea, y los pararrayos, inventados por el Sr. Harris, fueron fijados en todos los mástiles, el bauprés y aún en la botavara del foque. Los arreglos efectuados en los accesorios, tanto al interior como al exterior, por los oficiales del astillero, no dejaron nada más que desear. Nuestros cabos, velas y palos eran los mejores que se podían obtener; y para completar nuestro excelente equipamiento, seis botes de calidad superior (dos de ellos de propiedad privada) (además de un serení llevado a popa) fueron construidos expresamente para nosotros y se las ingeniaron para estibarlos de modo que todos podrían ser llevados en cualquier tiempo.
Teniendo en cuenta el limitado espacio disponible en un barco tan pequeño, nos las arreglamos para llevar más instrumentos y libros que lo que uno podía suponer que se guardarían fácilmente en lugares secos y seguros, y en una parte de mi propia cámara veintidós cronómetros fueron colocados cuidadosamente.
Preocupado de que ninguna oportunidad de recoger información útil, durante el viaje, se pudiera perder; propuse a Hidrografía que alguna persona bien educada y científico podría buscarse y con quien con gusto compartiría el alojamiento del que yo disponía, para beneficiarse de la oportunidad de visitar países lejanos aún poco conocidos. El comandante Beaufort aprobó la sugerencia, y le escribió al profesor Peacock, de Cambridge, quién lo consultó con un amigo, el profesor Henslow, y él mencionó al Sr. Charles Darwin, nieto del Dr. Darwin el poeta, como un joven de capacidad promisoria,muy aficionado a la geología y de hecho a todas las ramas de la historia natural. En consecuencia se le ofreció al Sr. Darwin que fuera mi huésped a bordo, lo cual el aceptó con condiciones; se obtuvo el permiso para su embarque, y una orden dada por el Almirantazgo de que debería ser considerado en los libros de aprovisionamiento del buque. Las condiciones pedidas por el Sr. Darwin eran, que debería estar en libertad de dejar el "Beagle" y retirarse de la Expedición cuando él lo estimara adecuado, y que él debería pagar una parte justa de los gastos de mi cámara.
Sabiendo bien que ninguno de los que estuviesen participando activamente en las tareas de levantamiento en las que íbamos estar dedicados, tendría tiempo - aunque tuviese la habilidad - de hacer mucho uso del lápiz, contraté a un artista, el Sr. Augustus Earle, para ir a título privado, aunque con el consentimiento del Almirantazgo, quien autorizó que él también fuera arranchado. Y con el fin de asegurar la constante, asistencia mecánica requerida en cierto grado por un gran número de cronómetros, y que estuviese capacitado para reparar nuestros instrumentos y mantenerlos en orden, contraté los servicios del Sr. George James Stebbing, hijo mayor del fabricante de instrumentos matemáticos de Portsmouth, como ayudante privado.
La dotación definitiva de oficiales y hombres (incluidos los infantes de marina y los niños) fue de sesenta y cinco, pero, con los supernumerarios que he mencionado, teníamos a bordo, cuando el "Beagle" zarpó de Inglaterra, setenta y cuatro personas, a saber:

Robert Fitz-Roy ..................... Comandante e Hidrógrafo
John Clements Wickham .......... Teniente.
Bartolomé James Sulivan ...... ...Teniente.
Edward Main Chaffers ..............Oficial de navegación
Robert Mac-Cormick ............... Cirujano.
George Rowlett ..................... Sobrecargo.
Alexander Derbishire ............... Oficial
Peter Benson Stewart .............Oficial
John Stokes Lort ................... Oficial y Ayudante hidrógrafo
Benjamin Bynoe .................... Ayudante del Médico Cirujano.
Arthur Mellersh ..................... Guardiamarina.
Philip Gidley King ................... Guardiamarina.
Alexander Burns Usborne .......... Ayudante del oficial de navegación.
Charles Musters ......................Voluntario 1 ª Clase.
Jonathan May ....................... Carpintero
Edward H. Hellyer .................. Escribiente

El contramaestre interino: el sargento de infantería de marina y siete soldados rasos: treinta y cuatro marineros y seis niños.

En la lista de supernumerarios estaban:
Charles Darwin .................... Naturalista.
Augustus Earle .................... Dibujante.
George James Stebbing .........Fabricante de instrumentos.
Richard Matthews y tres fueguinos: mi mayordomo, y el criado del señor Darwin.

Algunos cambios ocurrieron en el transcurso del viaje de cinco años, que bien se podrían mencionar ahora.
En abril de 1832, el Sr. Mac-Cormick y el Sr. Derbishire regresaron a Inglaterra. El Sr. Bynoe fue designado para desempeñarse como cirujano. El Sr. Mellersh recibió su ascenso a oficial, y el Sr. Johnson se unió el Beagle como guardiamarina. En mayo el Sr. Musters cayó víctima de la fiebre, contraída en el puerto de Río de Janeiro:- el Sr. Forsyth tomó su lugar.
El Sr. Earle sufrió mucho por su constante mala salud, por lo que no pudo permanecer a bordo del "Beagle", después de agosto de 1832, pero vivió varios meses en Montevideo antes de su regreso a Inglaterra. La desilusión causada por la pérdida de sus servicios fue disminuida por el encuentro con el Sr. Martens en Montevideo, entusiasmándolo para que se embarcara como mi dibujante.
En marzo de 1833, el Sr. Hellyer se ahogó en las islas Falkland, intentando recoger un pájaro al que le había disparado. En septiembre de 1833, el Sr. Kent se unió como ayudante de cirujano. En junio de 1834, el Sr. Rowlett murió, en la mar, de una dolencia contra la cual había luchado por años, y la vacante producida por este lamentable deceso fue ocupada por el Sr. Dring
El Sr. Martens me dejó, en Valparaíso, en 1834; y el Sr. King se quedó con su padre, en Sydney, en Australia, en febrero de 1836. Después de estos cambios, y a nuestro regreso en octubre de 1836, la lista era así:
Robert Fitz-Roy ............................ Comandante e Hidrógrafo
John Clements Wickham ................. Teniente.
Bartolomé James Sulivan .................Teniente.
Edward Main Chaffers .................... Oficial de navegación.
Benjamin Bynoe ............................ Cirujano (Interino.)
John Edward Dring .........................Sobrecargo (Interino.)
Peter Benson Stewart ................... Oficial
John Stokes Lort .......................... Oficial y Ayudante hidrógrafo
Arthur Mellersh .............................Oficial.
Charles Richardson Johnson ............Oficial
William Kent .................................Ayudante del Médico Cirujano.
Charles Forsyth ............................Guardiamarina.
Alexander Burns Usborne ................Ayudante del oficial de navegación
Thomas Sorrell ........................... .Contramaestre (Interino.)
Jonathan May ............................ .Carpintero

Y en la lista de supernumerarios estaban el Sr. Darwin: George J. Stebbing: mi mayordomo, y el criado del señor Darwin.
Nuestra dotación de marineros, infantes de marina, y niños estaba completa a nuestro regreso, y en general durante el viaje, porque, a pesar de muchos cambios ocurridos, tuvimos siempre una selección de voluntarios para cubrir las plazas vacantes.
Muchos de los tripulantes habían navegado conmigo en el viaje anterior del "Beagle", y hubo algunos oficiales, así como algunos infantes de marina y marineros, que habían servido en el "Beagle", o en el "Adventure", durante todo el viaje anterior. Estos decididos admiradores de Tierra del Fuego eran, el teniente Wickham, el Sr. Bynoe, el Sr. Stokes, el Sr. Mellersh, y el Sr. King, el contramaestre, el carpintero, y un sargento, cuatro infantes de marina, mi timonel, y algunos marineros.
No debo omitir mencionar que entre las provisiones había varias contra el escorbuto - tales como pepinos, manzanas secas, y jugo de limón - de la mejor calidad, y en tanta cantidad como la que podíamos almacenar; también había a bordo una cantidad muy grande de carne en conserva Moorsom y Kilner y sopa: y del Departamento de Sanidad recibimos una abundante cantidad de antisépticos, y artículos útiles para la conservación de las muestras de historia natural.
No sólo los jefes de los departamentos se esforzaron por asegurar nuestra salud y seguridad, pero los oficiales subordinados a ellos parecían tener un interés personal en el "Beagle"; por lo cual yo y los que estaban conmigo sentimos, y siempre sentiremos, sumamente agradecidos.
Tal vez nunca un buque dejó su país con un mejor o más amplio abastecimiento (en proporción a sus probables necesidades) de cada tipo de útiles provisiones y elementos que el pequeño buque de cuyas andanzas ahora estoy a punto de dar una breve y muy imperfecta narración; y, por lo tanto, si ella tiene éxito en realizar cualquiera de los objetivos de su misión, con relativa facilidad y rapidez, se debe por completo a la manera en que fue alistada para su viaje, por el astillero en Devonport, será siempre recordado.
El 15 de noviembre recibí mis instrucciones de los Lores Comisionados del Almirantazgo.

INSTRUCCIONES
Por los Comisionados de la oficina de operaciones del Lord Gran Almirante del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda
"Por la presente se requiere que usted se haga a la mar, en el buque bajo su mando, tan pronto como esté en todo sentido listo, y dirigirse con él, con la prisa conveniente, sucesivamente a Madeira, Tenerife, las islas de Cabo Verde, Fernado Noronha y la Estación Sudamericana, para realizar las operaciones y ejecutar los levantamientos, que se indican en el memorándum
que se adjunta, que ha sido elaborado bajo nuestra dirección por el Servicio de Hidrografía de esta oficina, observando y siguiendo, en la prosecución de tales estudios, y en las otras operaciones, las instrucciones y sugerencias que figuran en el citado memorándum.
"Usted se deberá considerar bajo el mando del contraalmirante Sir Thomas Baker, Comandante en Jefe de los buques de Su Majestad en la Estación Sudamericana, mientras esté dentro de los límites de esa estación, en la ejecución de los servicios antes mencionado, y además de las instrucciones dadas en el memorándum, sobre el tema de los suministros de víveres, le hemos hecho presente al Contraalmirante nuestro deseo que, cada vez que la ocasión se presente, usted reciba de él y de los oficiales de su escuadrón, cualquier ayuda, en artículos y provisiones, de los cuales usted pueda necesitar.
"Pero durante todo el tiempo que continúe con las tareas antes mencionadas, usted debe ( a pesar del artículo 16 de la sección 4 del capítulo 6, página 78, de las Instrucciones Generales Impresas) enviar informes, en cada oportunidad, a nuestra Secretaría, de sus expedientes, y del avance que usted haga.
"Después de haber completado los levantamientos que se le han indicado ejecutar en la estación Sud Americana, usted procederá a realizar las varias operaciones adicionales planificadas en el memorándum de Hidrografía, en el recorrido ahí señalado, y habiéndolo hecho, deberá regresar, en el buque que comanda, a Spithead, e informar de su llegada a nuestra Secretaría, para nuestra información e instrucciones posteriores.
"En el caso que algún desafortunado accidente le suceda a usted, el oficial en quién el comando del "Beagle" se transfiera en consecuencia, por el presente documento se le requiere y obliga completar, tanto como le sea posible, la parte del levantamiento que la nave estuviese efectuando en ese momento, pero no iniciará una nueva etapa del viaje; como, por ejemplo, si en ese momento está levantando la costa oeste de Sud América, no cruzará el Pacífico, sino que regresará a Inglaterra por Río de Janeiro y el Atlántico.
Dado en nuestras manos, el 11 de noviembre de 1831.
(Firmado) "T. M. HARDY,
"G. BARRINGTON"
"A Robert Fitz-Roy, Esq.,
Comandante del buque de levantamiento de su Majestad
"Beagle", en Plymouth"
"Por orden de sus Señorías,
(Firmado) "GEO. ELLIOT".

Señor, Oficina del Almirantazgo, 11 de noviembre 1831
"En referencia con la orden de los Lores Comisionados del Almirantazgo que en este día han dirigido a usted, sus señorías me han ordenado transmitirle un memorándum, para que sea mostrado por usted a cualquier oficial más antiguo con el que tome contacto, mientras esté cumpliendo las tareas señaladas en la orden anterior.
"Yo soy, Señor,
(Firmado) "GEO. ELLIOT"
"Al comandante Fitz-Roy,
"Buque Hidrográfico "Beagle", Plymouth"
"Oficina del Almirantazgo, 11 de noviembre 1831.

"Memorándum"
"Los Lores Comisionados del Almirantazgo habiéndole ordenado al comandante Fitz-Roy, del buque hidrográfico de su Majestad "Beagle", hacer levantamientos en diversas partas de la estación Sud Americana, sus señorías han ordenado que ningún oficial más antiguo que pueda encontrarse con el comandante Fitz-Roy, mientras esté cumpliendo las importantes obligaciones antes indicadas, podrá desviarlo de la misma, o interferirlo, o tomar de él, en ningún caso, alguno de sus instrumentos o cronómetros.
(Firmado) "GEO. Elliot"

"Memorándum"
"Todavía existe una diferencia considerable en la longitud de Río de Janeiro, determinadas por los comandantes King, Beechey y Foster, por un lado, y las de los comandantes W.F. Owen, Baron Roussin y los astrónomos portugueses, por el otro; y como todas nuestras distancias meridianas en América del Sur son medidas desde ahí, se convierte en un asunto de importancia decidir entre autoridades discrepantes. Pocas naves podrán alguna vez dejar este país con un mejor juego de cronómetros, tanto públicos como privados, que el Beagle, y si su viaje se hace en etapas cortas, para detectar los cambios que sufren todos lo cronómetros debido al continuo aumento de la temperatura, probablemente se podrá reducir esa diferencia dentro de límites tan pequeños que serán de mucha importancia para nuestras conclusiones futuras.
"Con esto en vista, el tránsito a Río de Janeiro sería conveniente dividirlo en cuatro partes:
"1°. Recalar en Madeira, cuya posición exacta ha sido reconocida por todas las partes. Habiendo obtenido ahí la comparación durante cuatro días, o si el tiempo y el desprotegido fondeadero no lo permiten, en Tenerife, el Beagle debería, 2°. continuar sin el menor atraso posible a Puerto Praia, en las islas de Cabo Verde, no solo para establecer una nueva comparación de cuatro días, sino porque ese lugar es donde las longitudes del comandante Owen cambian, no se debería ahorrar esfuerzos en verificar la posición que él consideró para ello. Desde allí, 3°, deberá hacer lo más conveniente para cruzar la Línea hacia Fernando Noronha. Esta isla, de hecho, se encuentra un tanto al oeste de su track, y puede retrasar un poco su avance; sin embargo una serie de observaciones cronométricas son esenciales para el objetivo en vista, ya que constituyen cerca de la tercera parte igual de todo el viaje, y porque fue el punto de unión de la doble linea de longitudes del comandante Foster. Si dos o tres días de atraso en cualquiera de estas dos últimas estaciones le permiten obtener ocultaciones satisfactorias, y observaciones de la culminación de la luna, que pueden observase en ese país, el aumento de la certeza de los resultados, bien valdrán la pena por esa pérdida de tiempo. El comandante, por supuesto, será cuidadoso en adoptar, en todas esa estaciones, el lugar exacto de las observaciones anteriores, con las cuales las suyas serán comparadas. El gobernador de Fernando Noronha fue particularmente atento con el comandante Foster, cediéndole parte de su propia casa para los experimentos con el péndulo. No será ahora la ocasión de corresponderle su bondad, pero la diferencia en longitud entre esa estación y la del comandante Fitz-Roy, deberá ser bien medida.
Sin embargo se desearía que el Beagle llegara a Río de Janeiro tan pronto como sea posible, aunque la gran importancia de conocer la verdadera posición de los bancos Abrolhos, y la certeza de que ellos se extienden mucho más lejos que los límites asignados por el barón Roussin justificarían el sacrificio de unos días, si otras circunstancias pudiesen permitirle cambiar el meridiano 36° O de la latitud de 16° S El escandallo para aguas profundas debe emplearse; y si se obtienen sondas, el banco debe recorrerse en ambos sentidos, hasta el borde, en la parte que ya se conoce.
"Su actual extensión hacia el este, y su conexión con los bajos están comprobados, su investigación adicional puede dejarse para oportunidades más convenientes.
"En Río de Janeiro, el tiempo necesario para aguada, etc, sin duda, será empleado por el comandante en cada tipo de observación que puedan ayudar en determinar la longitud de isla Villegagnon.
"Se sabe que una expedición francesa ahora se encuentra examinando la costa entre Santa Catalina y el Río de la Plata; por lo que sería una pérdida de medios interferir en ese tramo; y el comandante Fitz-Roy debería dirigirse a Montevideo, y comparar sus cronómetros en la misma ubicación ocupada por el comandante King.
"Al sur del Río de la Plata, comenzará el verdadero trabajo de levantamiento. De esa gran extensión de costa que va desde el cabo San Antonio hasta bahía San Jorge, sólo conocemos que está situada erróneamente, y que contiene algunos grandes ríos, que nacen al otro lado del continente, y algunos puertos, que indudablemente merecen un minucioso examen. Gran parte de ella, sin embargo, de los registros informales de los españoles, parecen ofrecer poco interés tanto para la navegación o el comercio, por lo que escasamente requerirán tener algo más que su posición establecida correctamente, y situados sus puntos destacados. No obstante debería tenerse en cuenta, que allí, y en otros lugares, puede ser que la más inútil e inhóspita larga linea de la costa, puede convertirse en el más precioso descubrimiento de un puerto que ofrezca un fondeadero seguro y alivio saludables.
"Las partes de la costa que parecen requerir un examen especial son:
"1°. De Monte Hermoso hasta el río Colorado, incluyendo la gran entrada de Bahía Blanca, de la cual hay tres manuscritos en esta oficina que difieren en todo menos en el nombre.
"2°. El golfo de Todos los Santos, que en las cartas españolas está sembrado con innumerables islas y bajos. Se dice que tiene un excelente puerto en su lado sur, que debería ser verificado, pero un levantamiento minucioso de ese archipiélago sería una pérdida de tiempo, por lo que será suficiente determinar la linea exterior de los peligros y conectar esa linea con los sondajes regulares exteriores.
"3°. Se dice que el río Negro es un río de gran caudal, con asentamientos a cincuenta millas de su boca, y debe ser reconocido parcialmente mientras sea navegable.
"4°. El golfo de San Matías deberá ser examinado, especialmente sus dos puertos, San Antonio y San José, una estrecha entrada en la parte oriental de la península, que, si es de fácil acceso, parece estar admirablemente situada; y
"5°. Desde bahía Nueva a cabo Blanco, incluyendo el golfo de San Jorge, la costa presenta varios grados de interés, y en consecuencia será necesario otorgarles más o menos tiempo a las diferentes partes. La posición del cabo Blanco deberá ser determinada, ya que parece que hay un error de varias millas en su latitud, así como muchas dudas de la ubicación de los dos bajos marcados cerca de él en las cartas españolas.
"Desde cabo Blanco hasta el estrecho de Magallanes, la costa ha sido parcialmente corregida por el comandante King; y puerto Deseado, tras haber sido cuidadosamente ubicado por él, será un buen lugar para la comparación de los cronómetros y una oportunidad para explorar el río.
"Puerto San Julián con su barra y ancho río, deberán ser levantados, así como cualquier otra parte de ese tramo que no fue visitada en la última expedición.
"Estos son los puntos principales de la investigación entre Río de la Plata y el Estrecho. Ellos han sido mencionados en forma consecutiva con el fin de traerlos a la vista, pero esa parte de
la comisión quizás sería conveniente aplazarla hasta después del primer regreso del Beagle desde el sur, y, en general, no sería prudente establecer aquí una ruta específica de la cual no haya desvío
estaría permitido. Donde tantas situaciones imprevistas pueden entorpecer los planes mejor preparados, y que tanto dependen de los climas y estaciones con las cuales aún no estamos íntimamente familiarizados, prudentemente lo mejor que puede hacerse es indicar los distintos objetivos del viaje, y dejar en el conocido celo y prudencia del comandante efectuarlos en el orden más conveniente.
"Aplicando este principio sobre lo que todavía debe hacerse en el Estrecho y en el intrincado grupo de islas que forman la Tierra del Fuego, la lista siguiente mostrará nuestros principales deseos.
"El comandante King, en sus instrucciones, alude a un arrecife de media milla de largo, a la altura del cabo Vírgenes, y en su carta indica un canal de siete brazas afuera del arrecife; y aún más, con escarceos a cinco brazas. Sarmiento coloca cincuenta brazas a diez millas al ESE de ese cabo; trece brazas a diecinueve millas; y a veintiún millas en la misma dirección, solo cuatro brazas, además de un banco muy extenso que se desprende de la Tierra del Fuego, sobre el cual Malaspina pasó por encima de trece brazas. En resumen, hay pruebas concluyentes de que debe haber más de un banco obstruyendo la entrada al Estrecho, e indudablemente su minucioso reconocimiento debe ser uno de los más importantes objetivos de la Expedición, puesto que, la aproximación segura tanto a los estrechos como a los puertos es de mayor importancia que determinar los detalles interiores.
"Ninguno de los autores arriba mencionados describe la naturaleza de estos bancos, ya sean roca o arena, será interesante observar con exactitud la pendiente, o la regularidad, de las profundidades, en sus diferentes caras, la calidad de sus diversos materiales, la disposición de las partes gruesas o finas, así como de qué tipo de roca de la vecindad parecen ser sus restos.porque es probable que el lugar de depósito esté relacionado con las mareas tan especiales que parecen circular en el extremo este del Estrecho.
"Comenzando en el cabo Orange, la costa noreste completa de Tierra del Fuego hasta tan lejos como el cabo San Diego debería ser levantada incluyendo el borde exterior de los extensos bancos que se proyectan de su extremo norte, y dejando para después la cuestión del canal Sebastián.
"En el lado sur de esta gran agrupación de islas, el canal Beagle y el seno Ballenero deben ser terminados, y cualquier otro lugar que el conocimiento local del comandante pueda indicar como necesario para completar el levantamiento anterior, y sean lo suficientemente interesantes por sí mismos para justificar el tiempo que ello tome, tales como algunos puertos aparentemente útiles al oeste del cabo Falso y el lado norte del canal Wakefield, todos los cuales se dice son frecuentados por los cazadores de focas.
"En la parte noroccidental es posible que otras entradas se puedan encontrar interrumpiendo la continuidad de la isla Santa Inés, y comuniquen el océano del sur con el Estrecho; esto debería ser completamente o someramente examinado, según su apariencia y lo que prometa; y pensando que sería una pérdida de tiempo muy inútil detallar el infinito número de bahías, pasos, y rutas, que abundan en el lado oeste de esta isla,  aunque no debería omitirse ningún buen puerto. No se puede dejar de repetir que mientras más inhóspita es una región, más valioso es conocer un puerto de refugio.
"En el sector occidental del Estrecho, desde el cabo Pilar hasta el cabo Froward hay algunas aberturas que tal vez requieran una exploración adicional, con la esperanza que se dirijan hacia el mar; algunos puntos de referencia pueden requerir una revisión; y algunos puertos que fueron mirados solo ligeramente en el laborioso y excelente levantamiento del comandante King, los cuales ahora podrían completarse, si parecen aumentar los recursos para las naves ocupadas en esas deprimentes regiones.
"En el sector oriental del Estrecho, parece que hay más trabajo que hacer, ya que la costa fueguina desde el seno Almirantazgo hasta cabo Orange no se ha tocado. Junto con esta parte del trabajo, las islas Santa Marta y Magdalena, y el canal hacia el este de la isla Elizabeth, deberán ser examinados, y no hay ninguna parte del Estrecho que requiera ser examinada y levantada con mayor precisión y descrita con claridad, desde la estrechez de los canales y el trans-dirección atravesada de las mareas. El promontorio Sweepstakes podría ser una isla, de ser así, podría encontrarse una salida útil a la larga costa de sotavento que se extiende desde el cabo Monmouth, y si no es así, tal vez podrían descubrirse algunos buenos puertos en ese espacio para buques atrapados allí por fuertes temporales del oeste
"No es probable que, para los efectos ya sea de una guerra o comerciales, que una más detallada descripción sea necesaria de esos dos especiales mares interiores, Otway y Skyring, a menos que se encuentre que se comunican con unos de los senos de la costa occidental, o con la parte occidental del Estrecho. La opinión general de la primera expedición fue sin duda en contra de dicha comunicación, y los fenómenos de las mareas también están en contra de ello; si todavía la cosa es posible, y se convierte en una cuestión geográfica interesante, enviar una bote con buen tiempo lo puede resolver fácilmente.
"Estas varias operaciones probablemente pueden estar cumplidas en el verano de 1833-34, incluyendo dos viajes a Montevideo para descanso, pero antes de que finalmente salga de la costa oriental de Sudamérica, es necesario referirse a nuestra completa ignorancia actual de las islas Falkland, aunque a menudo han sido visitadas. El tiempo que se ocuparía en el estudio riguroso de este grupo de islas sería muy desproporcionado en relación con valor, pero como son un lugar frecuentemente visitado por los balleneros, y como es de inmensa importancia para un buque que ha perdido sus mástiles, anclas o una gran parte de su tripulación, tener un conocimiento exacto del puerto al que está obligado a dirigirse, bien merece algún sacrificio de tiempo tener bien ubicados los puertos más útiles y sus aproximaciones, y conectarlos en un esquema general para efectuar su levantamiento. Claras instrucciones para su reconocimiento e ingreso a estos puertos acompañarán esta planificación; y como se han hecho los informes más contradictorios respecto a las provisiones que se obtiene en las grandes islas del este o oeste, un informe actualizado por el comandante será de verdadera utilidad.
"Hay motivos para creer que sondas de profundidad pueden registrarse entre estas islas y el continente, y si son continuas serían de gran ayuda para rectificar la posición de una nave.
"Habiendo establecido todo lo que es más urgente hacer en este lado del continente Sudamericano, así como en el circuito de la Tierra del Fuego, el siguiente paso de la expedición será Concepción o Valparaíso, a uno de los cuales el Beagle tendrá que dirigirse para aprovisionarse, y donde el comandante King determinó satisfactoriamente las distancias meridianas.
"El intervalo de la costa entre Valparaíso y la entrada occidental del Estrecho ha sido parcialmente levantado, así como la mayoría de los profundos y estrechos canales formados por las islas Hanover, Wellington, y Madre de Dios, pero el lado del mar de esa gran cadena de islas que se extiende desde el archipiélago Reina Adelaida hasta la isla Campana, poco se ha hecho aún. Ella presenta un aspecto sumamente poco atractivo, probablemente puede tener poco beneficio para el navegante, y el principal objeto de instar a su examen parcial, es eliminar un espacio en blanco de ese gran levantamiento, llevado a cabo por Gran Bretaña por motivos desinteresados, y que fue ejecutado por los comandantes Kink y Fitz-Roy con tanta habilidad y celo.
"La experiencia ganada por este último de ese clima le permitirá realizar todo lo que ahora se requiera en mucho menos tiempo de lo que habría ocupado al comienzo de la expedición anterior.
"En el golfo de Peñas terminó el levantamiento anterior. De la península Tres Montes, y de las islas entre esta y Chiloé, hemos obtenido de don Felipe Bauzá un manuscrito español, que en gran medida puede abreviar el examen de ese intervalo.
"De allí a Valdivia, Concepción, y Valparaíso, la costa es recta y casi en la dirección del meridiano, de modo que no se requerirán grandes gastos de tiempo para corregir el contorno, y establecer las posiciones de todos los puntos sobresalientes. Isla Mocha se supone que está situada erróneamente, y la profundidad, ancho y la seguridad de su canal no se conocen.
"Al sur de Valparaíso en el puerto de Topocalma y el gran banco en cuya salida se varó una nave Americana, requiere un examen especial, y de acuerdo con el comandante Burgess del Alert, la costa e islas cerca de Coquimbo están establecidos muy imperfectamente. De hecho de la totalidad de esta costa, el único conocimiento general que tenemos es de las cartas españolas, que parecen, con la excepción de algunos puertos, han sido simplemente el resultado de una inspección superficial de la costa. De este tipo de conocimiento a medias hemos tenido demasiado, el estado actual de la ciencia, que ofrece medios tan amplios, parece exigir que cualquier cosa que se haga ahora sea finalizada; y que esas costas, que son constantemente visitadas por naves inglesas, no deberían tener por más tiempo la mezcla alternada de error y precisión. Si, por consiguiente, los gobiernos locales no hacen objeción, los trabajos deben continuar hasta Coquimbo, e indefinidamente hacia el norte, hasta que llegue el momento cuando el comandante determine que debe dejar las costas de Sud América de una vez. Ese período dependerá del tiempo que ya se haya consumido y de la administración previa de sus recursos, reservando suficientes para asegurarle de obtener una serie de lugares bien seleccionados para calcular las distancias meridianas al atravesar el océano Pacífico.
"La ruta que debería seguir para ejecutar esta importante tarea no puede ser bien establecida aquí, sin prever qué parte de la costa él habrá levantado, y qué lugar él pueda haber encontrado conveniente para efectuar su último abastecimiento. Si llegara a Guayaquil o aún Callao, sería deseable que fuera a las Galápagos, y, si la estación lo permite, levantar ese nudo de islas. Isla Felix, el banco Londres visto por el bergantín Cannon, en 1827, en 27°06' S y 92° 16' O, aunque a ras del agua, y media milla de largo; algunas islas de coral, que se supone están 5° o 6° al sur de la isla Pitcairn, y otros lugares, que se han introducido en las cartas con dudosa autoridad, todos serían útiles de investigar si la ruta del Beagle pasa por su cercanía. Pero cualquiera sea la ruta adoptada, ella lo debe llevar a Tahiti, para verificar los cronómetros en Point Venus, un punto que debe ser considerado como indiscutiblemente establecido por el comandante Cook y por muchas otras observaciones. Salvo en este caso, se debe evitar en lo posible la tierra ya examinada por el capitán Beechey.
"Desde Tahiti el Beagle deberá dirigirse a Port Jackson tocando en algunas de las islas de la ruta, a fin de dividir la ejecución en juiciosas etapas para los cronómetros; como el observatorio de Paramatta (Port Jackson) está absolutamente determinado en longitud, todas esas islas de la ruta se convertirán en puntos de referencia a los cuales los viajeros ocasionales podrán referir sus descubrimientos o corregir sus cronómetros.
"A partir de Port Jackson su rumbo dependerá de la época del año. Si es hecha por el sur, podría tocar Hobart Town, el seno King George y río Swan, para determinar la diferencia de longitud desde allí a la isla Mauricio, evitando los meses de los huracanes; De Table o bahía Simon, de acuerdo con la estación, a Santa Helena, Ascensión, y a casa.
"Si tuviese que dejar Port Jackson  cerca de mediados de año, su ruta deberá ser a través del estrecho de Torres. En su camino hacia allá, si se adopta la ruta por dentro de la costa, hay varios lugares cuya situación será ventajosa determinar: bahía Moreton, puerto Bowen, cabo Flinders y una de las islas de Príncipe de Gales, y en la prosecución de su camino hacia el océano Índico, a no ser que el viento lo tire hacia el sur, cabo Valsche o el extremo suroeste de Nueva Guinea, uno de la cadena Serwatty, Coupang, o el extremo de Timor, isla Rotte, y uno de los extremos de las islas Sandal, pueden ser fácilmente determinados sin mucha pérdida de tiempo. Y, quizás, al cruzar el océano, y si las circunstancias son favorables, se podría ubicar las islas Keeling y establecer su ubicación.
"Habiendo enumerado los principales lugares a  los cuales el Beagle debería dirigirse para tocar en su circuito por el globo, y descritas las principales operaciones que sería deseable efectuar, queda por hacer algunos comentarios generales sobre el desarrollo de todo el levantamiento.
"En los múltiples trabajos que deberá efectuar cada oficial, no habrá tiempo que perder en dibujos muy elaborados. Claros, distintos esbozos, siempre acompañados de notas explicativas, y en una escala lo suficientemente grande para mostrar la los detalles de cualquier conocimiento que se haya adquirido, serán documentos de mucho valor para esta oficina, para ser reducidos o como referencia, en lugar de planos muy acabados, donde la exactitud se ha sacrificado por la belleza.
"Esto se aplica especialmente a los cerros, que en general significan mucho trabajo, y que tan a menudo son productos de la fantasía o de la memoria después del lapso de unos meses, si no de años, en lugar de ser trabajados mientras están frescos en la mente, o mientras cualquier incoherencia o error se puede corregir en el acto. Unos pocos trazos con el lápiz indicarán la magnitud y dirección de las diversas laderas mucho más claramente que el pincel, y si no se trabaja para hacer un cuadro, realmente costará poco o menos tiempo. Los lados de la costa de los cerros, que no pueden ser vistos desde ninguna estación, siempre deberán ser meras conjeturas, y no deberían mostrarse en absoluto.
"Debería considerarse como una parte esencial del levantamiento náutico, dar la altura perpendicular de todas las colinas y promontorios notable. Se requiere un solo ángulo en cada estación, ayuda mucho a nuestro conocimiento geográfico, materialmente ayuda al dibujante, y por las tablas que ahora se están imprimiendo proporcionarán al marino un medio fácil y exacto de conocer su distancia.
"Todas las cartas y planos deberían estar acompañados de vistas de la tierra, aquellas que serán adjuntadas a las primeras deberían ser tomadas a una distancia tal que le permitiera a un extraño reconocer la tierra, o dirigirse a un cierto punto; y aquellos mejor situados para el plano del puerto deberían mostrar las señales para evitar los peligros, tomar los rumbos de salida o escoger un fondeadero ventajoso. En todos los casos las distancias angulares y la altura angular de los objetos principales deberían ser insertados en grados y minutos en cada una de las vistas, por medio de lo cual podrán ser proyectados por una escala, a fin de corregir cualquier falta de precisión del dibujante. Estas vistas no pueden ser muy numerosas, solo toman unos pocos momentos, pero son extremadamente útiles para todos los navegantes.
"Puede parecer insignificante, la tendencia de dar una multitud de nuevos nombres, y nombres sin sentido tiende a confundir a nuestros geógrafos conocimiento. El nombre estampado sobre un lugar por el primero que lo descubrió debe considerarse sagrado por el común acuerdo de todas las naciones; y en los nuevos descubrimientos sería mucho más beneficioso hacer que el nombre transmita alguna idea de la naturaleza del lugar; o si está habitado, adoptar la denominación de origen nativo, que agotar el catálogo de personajes públicos o privados de los amigos en casa. Los oficiales y tripulantes, de hecho, tienen derecho a esa distinción, que por leve que sea, contribuye a despertar el interés en el viaje.
La constante observación de las mareas, incluyendo su establecimiento, fuerza y duración, la distancia que ellas llevan el agua salada hacia el interior de los ríos, su ascenso en diferentes períodos de la luna, y la medida en que son influenciados por los vientos periódicos, por las corrientes marinas, o por las crecidas de los ríos, forma una parte tan importante dentro de las tareas de un investigador, que no son necesarias instrucciones específicas sobre este tema. No hay ocasión para insistir sobre el tema igualmente importante de las corrientes; porque sólo con la gran acumulación de datos esperamos poder reducir a un sistema regular, o que podamos detectar la manera en que son afectados por los cambios de estaciones o influenciadas por los distinto vientos.
"Los períodos y límites de los monzones y de los vientos alisios por supuesto serán objeto permanente de estudio y observación por parte del comandante. Es cierto que él solo puede ver lo que ocurre durante su viaje; pero además de recopilar datos sobre este y el último tema, en los cuales otros pueden de ahora en adelante tener razón, será de gran ventaja que él trate de compararlos con los comentarios de viajeros anteriores cuando se pueda.
"En la costa occidental de Sud América, por ejemplo, se requiere cierta habilidad para navegar ciertos pasos en diferentes períodos; y mucha experiencia dispersa ha sido ganada por los hombres de mar que han estado largo tiempo ocupado de ello, pero esta información no ha sido aún presentada al público en forma inteligible; y parece ser la tarea exclusiva de un oficial expresamente empleado en una misión científica de este tipo, para combinar esa información con la propia, y hacerla accesible a todos los navegantes.
La atracción local del Beagle por supuesto ha sido comprobada antes de que deje Inglaterra, pero cuando se presenten oportunidades favorables, será necesario determinarla nuevamente en diferentes latitudes, y bajo grandes diferencias de variación.
"No debería pasar ningún día en la mar sin una serie de azimutes y ningún puerto debería abandonarse sin haber comprobado el ángulo magnético, sino también la inclinación, intensidad y variación diurna. Si esas observaciones han sido bien hechas antes en los mismos lugares, obtendremos de inmediato la variación anual; y multiplicándolos en nuevos lugares, tendremos los medios para deducir las curvas magnéticas.
"El comandante está tan acostumbrado a la administración de los cronómetros, que no hay duda, con las debidas precauciones y con las fórmulas adecuadas para determinar su marcha, que tendrá éxito en la obtención de buenos resultados en intervalos razonablemente cortos de tiempo y en los cambios graduales de la temperatura; pero después de largos períodos, y los cambios repentinos de calor y frío, será absolutamente necesario comprobarlos por medios astronómicos.
Eclipses, ocultaciones, distancias lunares, y estrellas que se ocultan tras la luna, proporcionarán estos medios en abundancia, el último puede ser obtenido con gran regularidad y certeza; se han convertido en parte de la actividad normal en lugares como Paramatta, en el cabo de Buena Esperanza, y Santa Helena, en el hemisferio sur, probablemente en Madras y en varios observatorios europeos y por lo tanto sería casi imposible que no hubiesen observaciones correspondientes de todos ellos como se habrán hecho.
Los eclipses de los satélites tercero y cuarto de Júpiter, también deberían ser cuidadosamente observados cada vez que se pueda ver su inmersión o emersión, ya que los distintos poderes de los telescopios de los observadores en este caso no afectarán los resultados.
"También hay algunos fenómenos importantes, que serán publicados en el Almanaque Náutico, que ocurrirán durante el viaje del Beagle. Algunos de estos serán de gran interés para los astrónomos, y si no trastornan mucho sus operaciones, lo podrían llevar a fondear en un lugar conveniente con el propósito de desembarcar los instrumentos.
"Si un cometa es descubierto mientras el Beagle está en puerto, su posición debe ser determinada cada noche observando su tránsito por sobre el meridiano, siempre acompañado por los tránsitos de la estrellas conocidas más cercanas, y por las alturas circunmeridianas, o midiendo su distancia angular con el sextante a tres estrellas bien situadas . Este último procedimiento puede efectuarse aún estando en el mar, y la media de varias observaciones pueden dar una buena aproximación de su posición real.
"Los Registros Meteorológicos pueden ser usados de varias maneras, pero entonces deben mantenerse constantes y con precisión. El barómetro debería leerse hasta el tercer lugar de decimales, y registrados en períodos regulares del día; las nueve y las cuatro pueden ser recomendadas como las mejores, por ser las horas habituales de la máxima y mínima. La temperatura debería marcarse al mismo tiempo, y las extremas del auto-termómetro deben ser registradas diariamente; debe tenerse cuidado de no reflejar el calor sobre cualquiera de estos instrumentos. La temperatura del mar en su superficie debe ser observada frecuentemente y comparada con la del aire.  Un oficial durante una travesía por la costa este de Sud América, entre los paralelos 20° y 35°, fue capaz, por estos medios de predecir con singular precisión la dirección y fuerza de la corriente.
En este registro, el estado del tiempo y del viento, por supuesto, deben ser colocados, pero debe suponerse una escala comprensible, para indicar la fuerza del primero, en lugar de los términos ambiguos: "fresco", "moderado", etc. que en su uso no están de acuerdo dos personas, y algún método conciso también debe ser empleado para expresar el estado de tiempo. Las sugerencias contenidas en el documento impreso que se adjunta se recomiendan para los fines anteriormente mencionados, y si se adoptan, una copia debe ser pegada en la primera página de cada volumen del bitácora, y el oficial de guardia debe ser instruido para que utilice los mismos términos en las columnas de su diario de a bordo.
"Las islas de coral de forma circular en el Pacífico ocasionalmente proporcionan excelente puertos sin tierra, con una entrada suficiente, y se deberían adaptar muy bien para observaciones astronómicas agradables que requieran llevarse a cabo en una tranquilidad imperturbable. Mientras estos procedimientos se desarrollan en silencio, y se determina la marcha de los cronómetros, una investigación muy interesante podría efectuarse sobre cómo se formaron estos arrecifes.
"Un mapa geológico exacto de toda la isla debería construirse, mostrando su forma, la mayor altura que se ha levantado de coral sólido, así como donde los fragmentos parecen haber sido forzados. La pendiente de sus lados deberían medirse cuidadosamente en diferentes lugares, y especialmente por su cara exterior, mediante una serie de sondeos, a muy cortas distancias entre sí, y llevadas hasta las profundidades más grandes que se pueda, en los momentos en que ni la marea o la corriente puedan afectar la perpendicularidad de la línea. Una teoría moderna y muy plausible ha propuesto que estas maravillosas formaciones, en lugar de subir desde el fondo del mar, se han levantado desde las cumbres de volcanes extintos; por lo tanto la naturaleza del fondo en cada uno de los sondeos debe ser registrado, y se deben buscar medios ingeniosos para descubrir a qué profundidad se inicia la formación de coral, y qué materiales del sustrato en que descansa lo componen. La forma, pendiente y altura de los montículos de coral en la laguna también ayudarían en la investigación; y no debería  desperdiciarse ninguna circunstancia que pueda ayudar en darnos cuenta en forma clara y lúcida de su estructura general.
"Una serie de observaciones relacionadas con la teoría de las mareas podrían asimismo llevarse a cabo en estas peculiares cuencas de coral, siempre que la abertura fuese lo suficientemente ancha y profunda para permitir el flujo y reflujo sin un impedimento material. La isla seleccionada con tal objetivo debería estar en el medio del océano, y no muy lejana del ecuador. Ahí la onda de la marea, no estaría influenciada por la interrupción de la barrera de un continente, e igualmente lejana de de la reacción del otro, por lo que se podría medir con beneficiosos resultados. Delicados medidores de marea deberían estar preparados de antemano, e inmediatamente fijados en algún rincón apropiado, donde la ondulación del mar no pueda llegar. El ascenso y descenso de la marea deberían ser registrados cada hora, durante la permanencia del Beagle, así como los momentos (establecido si son tiempo aparente o medio) de la plea y la baja, lo más cercano que se pueda obtener; y los períodos en los cuales brisas del mar o de tierra ocurrieron o no ocurrieron también deberían registrarse, con sus efectos sobre las mareas, si pueden ser detectados. Un bote debe ser enviado, en cada marea, a cierta distancia de la isla, con el fin de determinar la fuerza y dirección de la corriente; y todas estas operaciones se deberían efectuar, si es posible, durante toda una lunación.
"La recopilación de las instrucciones generales y particulares, para la navegación de todos los lugares que pueda visitar, serán por supuesto una parte esencial de las obligaciones del comandante, pero también tendrá innumerables oportunidades de obtener una variedad de información auxiliar, las que, juiciosamente combinadas con las instrucciones de arriba, de carácter puramente náutico, serán de mucha utilidad para toda clase de navío. Tales como los recursos generales que un buque puede encontrar en los diferentes lugares, los principales productos que se pueden obtener, y los objetos que más ansían obtener en cambio, el efecto de la estaciones, el clima y los artículos raros de comida en la salud de la tripulación, y muchos otros que fácilmente se le vendrán a la mente, los que serán de gran valor para un desconocido.
"De todos los temas abordados en estos memorandos, el comandante Fitz-Roy debería elaborar informes específicos, y transmitirlos de vez en cuando, a través de la Secretaría de los Lores, a la Oficina Hidrográfica, de modo que si al Beagle le ocurriera un desastre, los frutos de la expedición no se perdieran completamente. Además de esos informes, y con el mismo objeto, debería mantener una correspondencia detallada cada vez que tuvieses oportunidad con Hidrografía.
"Las narraciones de cada viaje en el océano Pacífico abundan de pruebas de la necesidad de estar incansablemente en guardia contra las traiciones de poca monta o los ataques más audaces por los nativos. Debe recordarse que ya no son las criaturas tímidas y sin armas de otros tiempos, pero que muchos de ellos ahora poseen armas de fuego y municiones, y son hábiles en el uso de ellas. Calma y vigilancia serán las mejores reacciones contra infracciones menores y malentendidos, los cuales muy a menudo terminan en peleas mortales; y verdadera firmeza para abandonar objetos de poca importancia, donde la perseverancia debe conllevar la necesidad de la violencia, porque sería un tema de profundo pesar que una expedición dedicada a la noble finalidad, de adquirir conocimientos, sea manchada por un solo acto de hostilidad.
(Firmado)
"F. BEAUFORT."
"Oficina Hidrográfica, 11 de noviembre 1831"


Luego viene una tabla con números para designar la fuerza del viento y otra con letras para designar el estado del tiempo.










viernes, 11 de diciembre de 2009

Alcance relacionado con expedición de Fitz-Roy al cabo de Hornos




Placa conmemorativa de Robert FitzRoy (1805-1865) en el Cabo de Hornos, donada con ocasión del bicentenario (2005) del ilustre hidrógrafo y meteorólogo británico por el Instituto de Conmemoración Histórica de Chile, con el co-patrocinio de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, la Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos de Chile y la Corporación del Patrimonio Marítimo de Chile. Recuerda el desembarco del comandante de la H.M.S Beagle en dicha isla el 19 de abril de 1830 y el ascenso que al día siguiente efectuara de su mítico peñón.

Crédito de la fotografía: Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos de Chile - Instituto de Conmemoración Histórica de Chile

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ALCANCE:

La traducción del Diario de Viaje del teniente Fitz-Roy al mando del HMS Beagle ha servido para constatar errores como los de Lucas Bridges en su libro “El último confín de la Tierra” y esta vez una imprecisión respecto al texto que figura en la placa conmemorativa que se colocó en la isla Hornos con ocasión de la conmemoración del bicentenario del señor Vicealmirante.

La placa indica que Fitz-Roy desembarcó en Hornos el 19 de abril de 1830 y que al día siguiente ascendió a su cumbre. Lo anterior es cierto, pero quizás habría sido más correcto indicar que Fitz-Roy desembarcó por primera vez en la isla Hornos el 18 de abril de 1830, la recorrió hasta su cima con el objeto de verificar su naturaleza y ver si podía llevar instrumentos hasta la cumbre y regresó a su nave que estaba fondeada en caleta Saint Martin. Al día siguiente, 19, volvió a cruzar la bahía San Francisco llevando un testimonio, instrumentos y víveres para cinco días. El 20 subió hasta la cima, donde observó y tomó demarcaciones, enterró el testimonio e hizo una ceremonia en honor a su majestad Jorge IV, recogió muestras de fragmentos de rocas y regresó a bordo el 21 de abril.

Para verificar lo anterior remitirse al Volumen I Capítulo XXII páginas 432 y 433 de su Diario de Viaje





domingo, 29 de noviembre de 2009

Libros en español.


Hace pocos días, un Investigador me proporcionó la dirección de un sitio en Internet en el que ofrecen a la venta dos de cuatro tomos de los “Viajes del Adventure y el Beagle” de Robert Fitz Roy, en español.
La dirección del sitio es ESTA .
Sería muy útil que si alguno de ustedes sabe donde encontrar estos libros en Chile, nos lo indique para difundirlo. Gracias.




sábado, 28 de noviembre de 2009

Errores del libro “El último confín de la Tierra” escrito por Lucas Bridges



Al iniciar la publicación de esta traducción, manifesté que lo hacía porque quería corregir varias confusiones relacionadas con los pueblos originarios a los que pertenecieron los cuatro fueguinos que Fitz-Roy llevó a Inglaterra y sobre el descubrimiento del canal Beagle.
Todo investigador o escritor que desee interiorizarse sobre los pueblos canoeros que habitaron nuestros canales patagónicos y fueguinos tiene que comenzar leyendo el libro de Lucas Bridges, “El último confín de la Tierra”, publicado en 1948 en la versión inglesa y en 1951 en castellano.
En ese libro autobiográfico, Bridges relata en forma amena su vida en Tierra del Fuego, pero aunque en el prólogo a la edición inglesa dice: “muchos de los detalles están tomados directamente del diario de mi padre”, y también hace referencia textual al Diario de Viaje del comandante George Anson (1741) nada dice respecto a los antecedentes que tuvo para escribir el primer capítulo del libro y que se refieren a: “El Beagle visita la Tierra del Fuego, Jimmy Button, York Minster y Fuegia Basket realizan un viaje a Inglaterra. Richard Matthews desembarca en Wulaia. Fracasa en su obra y regresa en el Beagle. Algunas observaciones sobre el canibalismo”.
Con toda seguridad ese primer capítulo del libro ha sido la fuente primaria de muchos de los que alguna vez se interesaron por los indígenas fueguinos que vivían en los canales australes, y en la historia de Jimmy Button en particular. Afortunadamente hace poco, gracias a Internet, hemos tenido acceso a los tres volúmenes editados por Fitz-Roy en 1839, autorizado por el comandante Parker King, que relatan los viajes de los buques de su Majestad Británica “Adventure” y “Beagle”, realizados entre los años 1826 y 1836, que narran las investigaciones y los trabajos hidrográficos efectuados en las costas meridionales de Sud América y la circunnavegación del globo por el “Beagle”. De la lectura de estos libros saltan a la vista de inmediato los errores que ese primer capítulo de “El último confín de la Tierra” contiene y que trataré de explicar:

BRIDGES escribió: En 1826, ochenta y cinco años después del viaje de Anson a la Tierra del Fuego, el barco de Su Majestad Británica “Beagle”, de 200 toneladas de carga, bajo el mando del capitán (más adelante vicealmirante) Roberto Fitzroy, fue enviado por el Almirantazgo junto con otros tres buques, a estudiar el mar del Sur y en particular a trazar un mapa hidrográfico de las intrincadas y poco conocidas costas meridionales de la América del Sur.
FITZ-ROY escribió: En 1825 el Almirantazgo británico ordenó que dos naves fueran preparadas para inspeccionar las costas meridionales de Sud América. En mayo de 1826 el “Adeventure” y el “Beagle” estuvieron listos para cumplir la comisión. El capitán de navío Phillip Parker King era el comandante del “Adventure” y comandante en jefe de la expedición y el comandante Pringles Stokes comandante del “Beagle”. En diciembre de 1827 el Almirantazgo autorizó al comandante Parker King que comprara una embarcación para los trabajos de la expedición. En Montevideo adquirió una goleta a la que bautizó como “Adelaide”.
COMENTARIO: Increible confusión por parte de Bridges del número de naves y del mando del “Beagle”. El teniente Robert Fitz-Roy tomó el mando del “Beagle” en diciembre de 1828 por fallecimiento del comandante Stokes.

BRIDGES escribió: En cierta ocasión durante esos años, el “Beagle” ancló en una bahía abierta... y enviaron cuatro botes en dirección Norte para explorar lo que aparentaba ser una bahía circundada por el Oeste por un grupo de motañas.
Pasaron varios días y el capitán Fitzroy aguardaba intranquilo el regreso de los botes cuando estos fueron avistados por el Sudoeste. Lo que ellos habían supuesto una bahía resultó ser un magnífico canal cuyo ancho variaba entre tres y seis kilómetros y que corría paralelo al estrecho de Magallanes entre una hilera de montañas orientadas de Este a Oeste. Habían navegado por este canal hacia el Oeste y después de haber recorrido alrededor de cuarenta millas, al observar la corriente, creyeron que el canal, que corría entre ventisqueros montañosos, estaba bloqueado completamente...
Se disponían ya a regresar, cuando divisaron un angosto y profundo desfiladero por donde se podía llegar al océano Sur, y así alcanzar el barco en Goree Roads atravesando la bahía Nassau. Dieron el nombre de Beagle al canal descubierto y llamaron desfiladero de Murray al pasaje en homenaje al teniente Murray, que estaba al mando de los botes de la expedición.
FITZ-ROY escribió: 5 y 6 (abril 1830) El oficial de navegación se dirigió hacia la parte superior de bahía Nassau, y el Sr. Stokes partió en dirección opuesta...
14 (abril) El oficial de navegación regresó y me sorprendió con la información que había pasado a través y mucho más allá de bahía Nassau. Había ido muy poco hacia el norte, pero una larga distancia hacia el este, habiendo pasado por un canalizo estrecho, de alrededor de un tercio de milla de ancho, que lo llevó a un canal recto, de aproximadamente dos millas o más de ancho y que se extendía casi de este a oeste, hasta donde alcanzaba la vista. Hacia el oeste del canalizo por el cual entró, había una abertura hacia el noroeste, pero como sus órdenes especificaban dirigirse al norte y al este, siguió la rama oriental del canal, buscando una abertura en cualquiera de los dos lados, sin encontrarla...
15 (abril) El Sr. Stokes regresó, después de haber recorrido un largo camino hacia el norte y el oeste, sin encontrar un paso hacia el seno Año Nuevo. Su reconocimiento, unido al del Sr. Murray, casi completaban la parte norte y oeste de bahía Nassau, y sólo nos quedaba la parte este por explorar. Nuestro fondeadero, llamado bahía Orange, es excelente, y uno de los pocos en esta costa apto para una escuadra de naves de línea...
COMENTARIO: Es increible cómo Bridges cambió totalmente la historia del descubrimiento del canal Beagle. ¿Por qué esta falta de acuciosidad? Solo él lo sabe.
El oficial de navegación, el Sr. Murray, salió en su embarcación estando el “Beagle” fondeado en bahía Orange, aún les faltaba un largo mes para arribar a isla Lennox. El canal lo recorrió inicialmente de oeste a este y regresó a su buque por la misma ruta.
El descubrimiento del paso Murray y del canal Beagle ocurrieron durante el primer viaje del “Beagle” a Tierra del Fuego. Bridges mezcla echos del primer viaje del “Beagle” a Tierra del Fuego (1830) con los del segundo viaje (1833).

BRIDGES escribió: El “Beagle” prosiguió su navegación hacia otros rumbos, pero antes de regresar a Inglaterra volvió a surcar aguas fueguinas, esta vez más hacia el Oeste.
Se decidió hacer otro corto viaje de exploración; algunos hombres de la tripulación fueron enviados en un bote ballenero, pero perdieron, no se sabe cómo, su embarcación y regresaron en una especie de balsa.
Culparon a los indígenas de aquella pérdida. Hay motivos para dudar de la veracidad de este relato, pero Fitz-Roy parece haber creído en él, quizá porque le agradara haber hallado, en favor de los tripulantes, una excusa para llevar a bordo como rehenes, a cuatro fueguinos que casualmente se encontraban allí...
Estos jóvenes yaganes que vivieron ...
FITZ-ROY escribió: En febrero pasado (1830), estando el "Beagle" fondeado en 'puerto Townshend', en la costa sur-oeste de Tierra del Fuego, envié al Sr. Matthew Murray (Oficial de navegación), con seis hombres, en una ballenera, al cabo Desolación, la parte saliente de una pequeña, pero alta y escarpada isla, separada del continente, y distante doce millas de puerto Townshend.
"El Sr. Murray llegó al lugar, y aseguró su grupo y su embarcación en una ensenada cercana al cabo, pero durante una noche muy oscura, algunos fueguinos, cuya vecindad no se había sospechado, se aproximaron con la hábil y peculiar astucia propia de estos salvajes y robaron el bote.
“Esto les privó del medio para regresar al "Beagle", e incapacitado de darnos a conocer su situación, el Sr. Murray y su gente construyeron una especie de canoa, o más bien canasto, con ramas de los árboles y parte de la lona de su carpa, y en este aparato tres hombres regresaron al "Beagle", por sus indicaciones, aunque, también favorecidos por el único buen día que ocurrió durante las tres semanas que pasó el "Beagle" en puerto Townshend, este canasto se demoró veinte horas en la travesía.
"Inmediatamente se le proporcionó ayuda al oficial de navegación y a los otros hombres, y comenzamos la persecución de nuestro bote perdido, la que duró muchos días, pero que no tuvo éxito en su objetivo, si bien muchas partes del aparejo del bote fueron encontradas, y las mujeres y niños de las familias de quienes estos fueron recuperados, fueron llevadas a bordo como rehenes. Los hombres, exceptuando a uno de ellos, escaparon de nosotros, o estaban ausentes en nuestra embarcación desaparecida.
"A fines de febrero, el "Beagle" fondeó en el seno Christmas, pero antes de ese momento todos nuestros prisioneros habían escapado, excepto tres niñas pequeñas, dos de las cuales devolvimos a su propia tribu, cerca del "seno Ballenero", y la otra está ahora a bordo.
De la primera canoa que vimos en seno Christmas, un hombre fue tomado como rehén para la recuperación de nuestro bote y para que se convirtiera en nuestro intérprete y guía. Él vino con nosotros con poca reticencia, y parecía indiferente.
"Pocos días después, huellas de nuestro bote fueron encontradas en algunas chozas en una isla en seno Christmas, y de las familias que habitaban esas chozas, tomé otro joven, con el mismo propósito mencionado anteriormente. Ninguna información útil respecto a nuestra perdida embarcación, sin embargo, obtuvimos de ellos, antes que fuéramos obligados a dejar esa costa, y ellos quedaron como presas de sus compañeros.
Después, estando en bahía Nassau, nuestros cautivos nos informaron que los nativos de esa parte de la costa, y todos los del este, eran sus enemigos, y que hablaban un idioma distinto. Esta información fue extremadamente decepcionante, y me hizo desear persuadir que uno de la tribu del este subiera a bordo y se quedara con nosotros; pero luego no tuve esperanzas de conseguirlo, por lo que renuncié a la idea; sin embargo, algún tiempo después, sin querer encontramos tres canoas, cuando estaba lejos en mi bote explorando el canal Beagle, convencí a sus ocupantes que uno del grupo, un muchacho robusto, pasara a mi bote, en cambio yo les dí cuentas, botones y otras naderías. Si ellos deseaban que se quedara con nosotros permanentemente, no lo sé; pero ellos parecieron satisfechos con el singular trato, y remaron de nuevo hacia la ensenada desde la cual se habían aproximado a mi embarcación. Proseguimos a lo largo de la costa, acompañados por otras canoas que habían estado tratando de trocar con nosotros cada vez que que nos deteníamos; pero al atardecer dejaron de seguirnos, y nosotros pudimos ir a tierra.
"Cuando íbamos a dejar la costa fueguina, decidí mantener a estos cuatro nativos a bordo, porque parecían estar muy alegres y contentos con su situación, y pensé que muchos buenos resultados podrían ser la consecuencia de vivir un corto período de tiempo en Inglaterra. Han vivido, y se han vestido como marineros, y están ahora, y han estado siempre, en excelente estado de salud y muy felices. Comprenden por qué fueron tomados, y miran hacia adelante con satisfacción poder ver nuestro país, así como también regresar al propio.
COMENTARIO: El “Beagle” venía efectuando el levantamiento de los canales fueguinos desde el cabo Pilar hacia bahía Nassau navegando de oeste a este. Comenzó en el cabo Pilar el 25 de noviembre de 1829 y llegó a bahía Nassau en abril de 1830. Durante este largo período de tiempo ocurrió el incidente del robo del bote, y nada hace presumir que no fuera como lo describe Fitz-Roy.
Los tres fueguinos embarcados inicialmente pertenecían a la tribu del oeste, los que después fueron llamados kawésqar y Jimmy Button pertenecía a la tribu del oeste, despúes llamados yaganes. Kawésqar y Yaganes hablaban distinto idioma y construían sus chozas de distinta manera.










domingo, 1 de noviembre de 2009

Volumen II Capítulo I (1831) Páginas 1 a 16



Viajes de levantamiento del "Beagle 1831 - 1836

Explicación - Nativos de Tierra del Fuego, o fueguinos - Paso a través del ecuador (Atlántico) - Cartas - Viruela - Hospital - Boat Memory - Fueguinos en Londres - En Walthamstow - En St. James - Reactivación del "Beagle" - Correspondencia con el Sr. Wilson - Reembarco de los fueguinos

Como el siguiente relato del segundo viaje del "Beagle" a Sud América es una continuación de los Viajes de levantamiento del "Adventure" y del "Beagle", los cuales fueron narrados en el volumen precedente, podría ser aconsejable que este capítulo incluyera un esbozo de unos pocos acontecimientos que están íntimamente relacionados con el origen y planificación de la segunda expedición.
El comandante King ya mencionó que las dos naves bajo su mando zarparon de Río de Janeiro, en su viaje de regreso, a comienzos de agosto de 1830.
Durante el tiempo que pasó antes que llegásemos a Inglaterra, tuve tiempo para ver mucho a mis compañeros fueguinos; y cada día me fui interesando más en ellos a medida que lograba un mayor conocimiento de sus habilidades e inclinaciones naturales. Lejos, muy lejos verdaderamente, estaban tres de ellos de ser llamados salvajes - aún en este primer período de su residencia entre gente civilizada - porque el otro, llamado York Minster era sin duda un desagradable espécimen de naturaleza humana incivilizada.
Los actos de canibalismos cometidos ocasionalmente por sus compatriotas, me los explicaron en tales términos , y con tales señas, que no podría caber la posibilidad de haberlos mal interpretado; y todavía me dieron un relato más repugnante, aunque de manera menos explícita, respecto al horrible destino de las mujeres mayores de sus propias tribus, cuando había una inusual escasez de alimentos.
A esta historia entendida a medias no le dí entonces mucha atención, porque no podía creerla, pero como, desde esa vez, la familiarización con nuestro idioma ha permitido a los fueguinos contarla a otras personas, tanto como a mí mismo, de esta extraña y horrible atrocidad; y como el Sr. Low (a quién mencionaremos frecuentemente en las páginas siguientes) estaba convencido del hecho, por el testimonio concurrente de otros fueguinos que habían, en diferentes momentos, pasado meses a bordo de su nave, no dudé más en manifestar mi firme creencia en el rasgo más degradante de su carácter que será encontrado en estas páginas.
En los puertos que el "Beagle" visitó en su viaje desde Tierra del Fuego hasta Inglaterra, los animales, naves, y botes parecían captar el interés de nuestros cobrizos amigos mucho más que los seres humanos o las casas. Cuando alguna cosa les llamaba especialmente la atención, parecían, en ese momento, como estúpidos y distraídos, pero que en realidad no lo estaban lo demostraba la charla entusiasta entre ellos en la primera oportunidad posterior, y por los sensatos comentarios hechos por ellos mucho tiempo después, cuando creíamos que habían olvidado por completo acontecimientos poco importantes que ocurrieron durante los primeros meses de su permanencia entre nosotros.
Un buey grande, con cuernos inusualmente largos, les llamó la atención notablemente, pero en ningún momento demostraban su emoción, en cualquier grado, excepto cuando vieron un buque a vapor que entraba en el puerto de Falmouth. Qué monstruo extraordinario era eso, no lo podían imaginar. Si era un pez enorme, un animal terrestre, o el diablo (de quién tienen una idea en su país) no lo podían decidir, ni podían entender las frustradas explicaciones de nuestros marineros, que trataban de hacerles comprender su naturaleza; pero, de verdad, creo que nadie que haya estado parado, por primera vez, cerca de las lineas del tren, y viendo el rápido acercamiento de una máquina a vapor, con su cortejo de carros unidos, corriendo a lo largo, echando humo y resoplando, se sorprenderá del efecto que un gran buque a vapor, pasando a gran velocidad cerca del "Beagle", en una noche oscura, debe haberles causado a estos ignorantes, aunque bastante inteligentes bárbaros.
Antes de relatar los sucesos posteriores a nuestra llegada a Inglaterra, debo pedir permiso para hacer el primero de unos cuantos comentarios náuticos que encontrarán en este volumen, algunos de los cuales, espero, puedan ser útiles para los marinos jóvenes.
La travesía del Atlántico, desde Río de Janeiro a Falmouth, fue inusitadamente larga. Con el fin de navegar a la vista de las islas de Cabo Verde, con un propósito concreto, gobernamos hacia el este desde la costa de Brasil y cruzamos el ecuador lejos hacia el este. Este rumbo, inevitable en nuestro caso, nos llevó a esa zona del océano, entre los vientos alisios, que en agosto y septiembre es afectada por vientos del oeste - a veces extremadamente fuertes - y nos encontramos con un temporal muy grande , aunque tan cerca del ecuador. Después, ya cerca de nuestras costas, fuimos suficientemente desafortunados al ser retrasados por los que los hombres de mar llaman viento de corazón duro del este, por lo que no estuvimos atracados en un puerto británico hasta mediados de octubre.
Como contraste notable, un paquete de Falmouth, que zarpó de Río de Janeiro algún tiempo después de nuestra partida, gobernó hacia el norte, tan pronto como estuvo claro de la costa de Brasil, cruzó la linea bastante al oeste, y llegó a Inglaterra quince días antes que nosotros.
Mi humilde opinión, respecto al cruce de la linea del ecuador, es, que una nave en su viaje de ida debe cruzarla cerca de los veinticinco - y que uno en su viaje de regreso puede ir incluso más allá de los treinta grados de longitud oeste - pero no debe tratar de pasar al este de los veinticinco. Las naves que cruzan la linea entre los veinticinco y treinta grados oeste, son, creo, lejos menos sujetos de detención - tomando el año completo - que aquellos que adoptan rumbos hacia el este.
El cabo San Roque, las rocas San Pablo, Fernando Noronha y las Rocas, no deben tomarse muy a la ligera, por evitarlos, y la corriente de reflujo cercana a San Roque, muchas naves han encontrado las tediosas calmas, tiempo extremadamente caluroso, frecuentes lluvias torrenciales, y violentas ráfagas, que son más o menos frecuentes entre las longitudes veinte y diez grados oeste
Volviendo a los fueguinos. Durante nuestro viaje de regreso envié la siguiente carta a mi comandante en jefe y buen amigo, el comandante King.

"Señor, Beagle, en la mar, septiembre 12, 1830
"Tengo el honor de informar a usted que hay a bordo del velero de su Majestad, bajo mi mando, cuatro nativos de Tierra del Fuego.
"Sus nombres y edades estimadas son,
York Minster 26
Boat Memory 20
James Button 14
Fuegia Basket (una niña) 9
"Los he mantenido completamente a mis expensas, y me he hecho responsable de su comodidad mientras estén fuera, y de su regreso seguro a su propio país; y tengo ahora que solicitarle que, como oficial más antiguo de la expedición, considere la posibilidad de obtener algún beneficio público derivado de esta circunstancia; y con el decoro de ofrecerlos, en esa consideración, al gobierno de Su Majestad.
"Si usted piensa que es adecuado hacer la oferta, los mantendré listos para que sean trasladados de acuerdo a sus instrucciones.
"Ahora justificaré por qué tengo a estos fueguinos a bordo, y explicaré mis puntos de vista respecto al futuro de ellos.
"En febrero pasado, estando el "Beagle" fondeado en 'puerto Townshend', en la costa sur-oeste de Tierra del Fuego, envié al Sr. Matthew Murray (Oficial de navegación), con seis hombres, en una ballenera, al cabo Desolación, la parte saliente de una pequeña, pero alta y escarpada isla, separada del continente, y distante doce millas de puerto Townshend.
"El Sr. Murray llegó al lugar, y aseguró su grupo y su embarcación en una ensenada cercana al cabo, pero durante una noche muy oscura, algunos fueguinos, cuya vecindad no se había sospechado, se aproximaron con la hábil y peculiar astucia propia de estos salvajes y robaron el bote.
“Esto les privó del medio para regresar al "Beagle", e incapacitado de darnos a conocer su situación, el Sr. Murray y su gente construyeron una especie de canoa, o más bien canasto, con ramas de los árboles y parte de la lona de su carpa, y en este aparato tres hombres regresaron al "Beagle", por sus indicaciones, aunque, también favorecidos por el único buen día que ocurrió durante las tres semanas que pasó el "Beagle" en puerto Townshend, este canasto se demoró veinte horas en la travesía.
"Inmediatamente se le proporcionó ayuda al oficial de navegación y a los otros hombres, y comenzamos la persecución de nuestro bote perdido, la que duró muchos días, pero que no tuvo éxito en su objetivo, si bien muchas partes del aparejo del bote fueron encontradas, y las mujeres y niños de las familias de quienes estos fueron recuperados, fueron llevadas a bordo como rehenes. Los hombres, exceptuando a uno de ellos, escaparon de nosotros, o estaban ausentes en nuestra embarcación desaparecida.
"A fines de febrero, el "Beagle" fondeó en el seno Christmas, pero antes de ese momento todos nuestros prisioneros habían escapado, excepto tres niñas pequeñas, dos de las cuales devolvimos a su propia tribu, cerca del "seno Ballenero", y la otra está ahora a bordo.
De la primera canoa que vimos en seno Christmas, un hombre fue tomado como rehén para la recuperación de nuestro bote y para que se convirtiera en nuestro intérprete y guía. Él vino con nosotros con poca reticencia, y parecía indiferente.
"Pocos días después, huellas de nuestro bote fueron encontradas en algunas chozas en una isla en seno Christmas, y de las familias que habitaban esas chozas, tomé otro joven, con el mismo propósito mencionado anteriormente. Ninguna información útil respecto a nuestra perdida embarcación, sin embargo, obtuvimos de ellos, antes que fuéramos obligados a dejar esa costa, y ellos quedaron como presas de sus compañeros.
Después, estando en bahía Nassau, nuestros cautivos nos informaron que los nativos de esa parte de la costa, y todos los del este, eran sus enemigos, y que hablaban un idioma distinto. Esta información fue extremadamente decepcionante, y me hizo desear persuadir que uno de la tribu del este subiera a bordo y se quedara con nosotros; pero luego no tuve esperanzas de conseguirlo, por lo que renuncié a la idea; sin embargo, algún tiempo después, sin querer encontramos tres canoas, cuando estaba lejos en mi bote explorando en canal Beagle, convencí a sus ocupantes que uno del grupo, un muchacho robusto, pasara a mi bote, en cambio yo les dí cuentas, botones y otras naderías. Si ellos deseaban que se quedara con nosotros permanentemente, no lo sé; pero ellos parecieron satisfechos con el singular trato, y remaron de nuevo hacia la ensenada desde la cual se habían aproximado a mi embarcación. Proseguimos a lo largo de la costa, acompañados por otras canoas que habían estado tratando de trocar con nosotros cada vez que que nos deteníamos; pero al atardecer dejaron de seguirnos, y nosotros pudimos ir a tierra.
"Cuando íbamos a dejar la costa fueguina, decidí mantener a estos cuatro nativos a bordo, porque parecían estar muy alegres y contentos con su situación, y pensé que muchos buenos resultados podrían ser la consecuencia de vivir un corto período de tiempo en Inglaterra. Han vivido, y se han vestido como marineros, y están ahora, y han estado siempre, en excelente estado de salud y muy felices. Comprenden por qué fueron tomados, y miran hacia adelante con satisfacción poder ver nuestro país, así como también regresar al propio.
"Si el gobierno de Su Majestad no instruye lo contrario, conseguiré para estas personas la educación adecuada, y, después de dos o tres años, los enviaré o los llevaré de regreso a su país, con la mayor cantidad que pueda reunir de esos artículos más útiles para ellos, y más apropiados para mejorar las condiciones de sus compatriotas, que ahora son apenas superiores a las bestias de la creación.
"Soy
ROBERT FITZ-ROY
Comandante"
"Phillip Parker King, Esq.
Comandante del HMS "Adventure"
Oficial Superior de la Expedición"
Esta carta fue enviada al Almirantazgo por el comandante King, tan pronto como él llegó a Inglaterra; y pocos días después recibió la siguiente respuesta:

"Señor, Oficina del Almirantazgo, 19 de octubre 1830
"Habiendo puesto en consideración de los Lores Comisionados del Almirantazgo su carta y la adjunta del comandante Fitz-Roy, del "Beagle", relacionada con los cuatro indios que él ha traído desde Tierra del Fuego bajo las circunstancia en ella explicada; se me ha ordenado informarle que sus Señorías no interferirán con la supervisión personal del comandante Fitz-Roy, o sus buenas intenciones hacia estas cuatro personas, pero le proporcionarán algunas instalaciones para el mantenimiento y educación de ellos en Inglaterra, y les darán un pasaje para que regresen a su hogar nuevamente.
"Soy,
"(Firmado) JOHN BARROW
"Para el comandante King
H.M.S.V. "Adventure"

Yo estaba, por supuesto, preocupado de proteger a los fueguinos, tanto como fuera posible, del contagio de cualquiera de esas dolencias, a veces frecuentes, y que por desgracia tan a menudo resultan fatales para los nativos aborígenes de países distantes cuando son traídos a Europa, e, inmediatamente después de nuestra llegada a Inglaterra, ellos desembarcaron conmigo, después de anochecer, y fueron llevados a confortables y amplios alojamientos, donde, al día siguiente, fueron vacunados, por segunda vez.
Dos días después fueron llevados unas pocas millas al interior del país, a una tranquila finca, donde esperaba que ellos gozarían de más libertad y aire fresco, y, al mismo tiempo, tendrían menos riesgo de contagio que en una populosa ciudad costera, donde la curiosidad sería excitada.
Mientras tanto, el "Beagle" fue desmantelado y despejado; y el "Adventure" fue a Woolwich con un propósito similar, en preparación de saldar las cuentas. El 27 de octubre, el gallardete de mando del "Beagle" fue arriado; y el 15 de noviembre, el "Adventure" fue puesto fuera de servicio.

Ambas tripulaciones fueron dispersadas, como era habitual, desgraciadamente, y de aquellos que habíamos pasado tantas horas difíciles juntos, pocos probablemente nos volveríamos a reunir de nuevo. Mucho me pesó la separación de mis probados y estimados compañeros y de nuestra excelente pequeña embarcación.
Poco después, el comandante King y el teniente Skyring fueron ascendidos; una grata prueba de la buena opinión de sus esfuerzos y conducta, que los Lores Comisionados del Almirantazgo habían considerado.
A principios de noviembre recibí la triste noticia de que el joven, llamado Boat Memory, había enfermado, y que los síntomas de su dolencia eran como los de la viruela. El Dr. Armstrong, del Royal Hospital de Plymouth, cuyo consejo solicité, sugirió que él y los otros tres fueguinos fueran recibidos inmediatamente por el hospital, con el fin de prevenir una infección adicional, y garantizar el mejor tratamiento para el pobre enfermo. El Dr. Armstrong se dirigió al médico, Dr. Dickson (ahora Sir David Dickson), como también a Sir James Gordon, el superintendente, y con su consentimiento y permiso los fueguinos fueron enviados al hospital sin demora, y se hizo una solicitud al Almirantazgo, de la cual lo siguiente es una copia.

"Señor, Devonport, 7 de noviembre 1830
"Tengo el honor de dirigirme a usted para solicitarle que los cuatro fueguinos, a quienes traje a Inglaterra en el "Beagle", puedan ser recibidos en el Royal Naval Hospital.
"Los Lores Comisionados del Almirantazgo han declarado en una carta al comandante King, de fecha 19 de octubre 1830 que "sus Señorías no interferirán con la supervisión personal del comandante Fitz-Roy, o sus buenas intenciones hacia estas cuatro personas, pero le proporcionarán algunas instalaciones para el mantenimiento y educación de ellos en Inglaterra, y les darán un pasaje para que regresen a su hogar nuevamente``.
"Como consecuencia de esta promesa, ahora ruego a sus Señorías que presten su atención a la circunstancia de que ha estallado un brote en uno de los fueguinos, dado que fue vacunado, que se supone, por los oficiales médicos del hospital, es de viruela.
"Como los otros tres individuos han estado siempre en compañía de él, es de temer que también estén afectados; y como la vacunación no ha producido aún los efectos adecuados, es la opinión de los oficiales médicos que sería más seguro recibirlos en el hospital, hasta que el presente período crítico haya pasado, lo que les permitiría permanecer bajo cuidado médico.
Tengo además que solicitar, que mi último timonel, James Bennett, pueda ser autorizado para acompañarlos, y que permanezca con los fueguinos, con el propósito de ayudarlos, en caso que sus Señorías les permitan ser hospitalizados; y espero, señor, que la peculiar naturaleza del caso pueda ser considerada como justificación de esta solicitud.
"Yo soy,
ROBERT FITZ-ROY, Comandante"

"El Secretario
del Almirantazgo
"Señor, Oficina del Almirantazgo, 10 de noviembre 1830
"Los Lores Comisionados del Almirantazgo me han ordenado informarle, en repuesta a su carta de fecha de este día, que han sido dadas las instrucciones para la admisión de los cuatro fueguinos en ella aludidos, al Naval Hospital de Plymouth, y que se permitirá que James Bennett los asista, de acuerdo con su solicitud.
"Yo soy, Señor,
"Comandante Fitz-Roy. (Firmado) "JOHN BARROW".

El Almirantazgo así aprobó la admisión de los fueguinos en uno de los mejores hospitales, y aseguró que no podrían estar bajo un tratamiento mejor que el de los bien conocidos caballeros que ya he mencionado. Me sentí menos preocupado por dejarlos por un tiempo, como me vi obligado a hacerlo, para acudir a mis obligaciones relacionadas con el levantamiento; pero apenas había llegado a Londres, una carta del Dr. Dickson me informó el prematuro destino de Boat Memory. Había sido vacunado en cuatro ocasiones diferentes; pero las tres primeras operaciones habían fracasado, y la última recién se le había efectuado, cuando la enfermedad se manifestó. Se pensó que el contagio mortal lo debió haber atacado anteriormente.
Este pobre hombre era muy querido por todos los que lo conocieron, así como por mí mismo. Tenía buena disposición, muy buenas aptitudes y aunque nació salvaje, tenía una agradable e inteligente apariencia. Era casi una excepción del carácter general de los fueguinos, tenía buenos rasgos y un cuerpo bien proporcionado. Es fácil suponer que este fue un duro golpe para mí, porque yo estaba profundamente consciente de la responsabilidad en que había incurrido; y, aunque sin querer, no podía sino que pensar cuanto estaba implicado en la reducción de su existencia. Ninguno de los otros fue atacado, la última vacunación les había hecho pleno efecto, pero se les permitió permanecer en el hospital por un tiempo más prolongado, hasta que pudiera hacer preparativos satisfactorios para ellos. Mientras estaban bajo el cuidado del Dr. Dickson, en el hospital, su propio niño tuvo sarampión; y pensando que era una buena oportunidad para que la pequeña niña fueguina se contagiara de esta enfermedad, la preparó, y luego la llevó a su casa, entre su propio hijo, donde tuvo un contagio muy favorable, y se recuperó completamente.
Por supuesto, yo estaba preocupado de que no se perdiera tiempo en organizar un plan para su educación y mantenimiento, y estimando que la Sociedad de la Iglesia Misionera estaba un tanto interesada sobre el proyecto que yo tenía en vista, me acerqué a su secretaría, y a través de su amabilidad, llegué a familiarizarme con el reverendo Joseph Wigram; de quién estoy grandemente comprometido por el amistoso interés que demostró en ese momento con respecto a los fueguinos, y por presentarlos a ellos y a mí mismo ante el reverendo William Wilson, de Walthamstow. El Sr. Wilson de inmediato alivió de mi mente la carga de incertidumbre y preocupación que tenía, diciendo que ellos deberían ser recibidos en su parroquia, y que él hablaría con el director de la Escuela Infantil que los alojaría en su casa, como internos y alumnos. En poco tiempo, se acordó que el director de la escuela los recibiría, y se haría cargo por completo de ellos, mientras permanecieran en Inglaterra, y que yo pagaría por la manutención y alojamiento, por su propia molestia, y por todos los gastos imprevistos.
El Sr. Wilson sugirió que mantendría un ojo vigilante sobre ellos, y daría su consejo de vez en cuando a su tutor e instructor. El Sr. Wigram también vivía en Walthamstow, por lo que tendría frecuentes oportunidades de ofrecer una útil advertencia, en caso que numerosos reclamos llamaran la atención del Sr. Wilson que en cualquier momento le podrían significar peocupaciones adicionales por los fueguinos debido a una injusta o desagradable molestis - Yo verdaderamente pensaba que no se podía haber ideado un mejor plan que ofreciera mejores perspectivas, y de inmediato hice los preparativos para trasladarlos a Londres.
Dentro de una diligencia arrendada, y bajo la dirección del Sr. Murray (el último oficial de navegación del "Beagle"), ayudado por James Bennett, llegaron a Picadilly, y fueron inmediatamente llevados a Walthamstow, sin llamar la atención. El Sr. Murray me contó que parecieron disfrutar el viaje en coche, y que les llamó mucho la atención los repetidos cambios de caballos.
Yo mismo los llevé desde la oficina de la diligencia hasta Walthamstow, se alegraron de verme, pero parecían desconcertados por la multitud de nuevas cosas. Cuando pasábamos Charing Cross, hubo un sobresalto y una exclamación de asombro por parte de York. "¡Miren!" dijo, fijando sus ojos en el león que está sobre Northumberland House, que sin duda él pensaba que estaba vivo, y que caminaba por allí. Nunca le había visto mostrar tan repentina emoción en cualquier otro momento. Estuvieron muy contentos con las habitaciones preparadas para ellos en Walthamstow; y el director y su esposa estuvieron igualmente satisfechos al encontrar que los futuros huéspedes de su casa tenían buena disposición, eran tranquilos y gente limpia, en lugar de feroces y sucios salvajes.
En Walthamstow permanecieron desde diciembre de 1830 hasta octubre de 1831, y durante todo ese tiempo fueron tratados con suma amabilidad por los benevolentes hombres cuyos nombres he mencionado, por sus familias, y por muchos otros de la vecindad, así como por visitantes ocasionales, que llegaron a estar muy interesados por su bienestar, y que de vez en cuando les dieron varios regalos valiosos.
La atención de su profesor se centró en enseñarles inglés, y las verdades evidentes del cristianismo, como primer objetivo y el uso de herramientas comunes, con un ligero conocimiento de agricultura, jardinería y macánica, como el segundo. Se avanzó considerablemente con el niño y la niña, pero el hombre era difícil de enseñar, excepto mecánicamente. Se interesó en los trabajos de herrería o carpintería y prestaba atención a lo que veía y oía acerca de los animales, pero a regañadientes asistía a los trabajos de jardín y tenía una gran aversión a aprender a leer. Poco a poco se recogieron muchas palabras de sus propios idiomas (la del niño era distinto a la del hombre y la niña), y alguna información interesante fue adquirida, respecto a sus hábitos e ideas nativas. No ocasionaron ningún problema, fueron muy sanos, y los dos más jóvenes se convertían en grandes favoritos donde quiera que fueran conocidos. A veces los llevé conmigo a ver a un amigo o a un pariente mío, quienes estaban ansiosos por interrogarlos, y contribuir con algo en el creciente stock de artículos utilizables que yo estaba reuniendo para su uso, cuando ellos volvieran a Tierra del Fuego. Mi hermana era una benefactora frecuente; y ellos muchas veces hablaban, tanto antes como después, de ir a ver a la "Cappen Sisser".
Durante el verano de 1831, su Majestad le manifestó al coronel Wood el deseo de ver a los fueguinos, y ellos fueron llevados a St. James. Su Majestad preguntó mucho sobre su país, así como de ellos mismos, y espero que se me permita señalar que, durante un espacio igual de tiempo, nadie nunca me hizo preguntas tan sensatas y minuciosamente pertinentes respecto a los fueguinos y su país como también sobre el levantamiento en el cual yo había estado ocupado, como lo hizo su Majestad. Su Majestad la reina Adelaide también honró a los fueguinos con su presencia y con actos de genuina bondad los cuales ellos pudieron apreciar y que nunca olvidarían. Ella salió de la habitación, en la cual ellos estaban, por un minuto, y regresó con uno de sus propios sombreros, que colocó sobre la cabeza de la niña. Su Majestad luego puso uno de sus anillos en el dedo de la niña, y le dio una suma de dinero para que comprara un conjunto de ropa cuando ella debiera dejar Inglaterra para regresar a su país.
Ahora debo volver a asuntos más inmediatos que están relacionados con el segundo viaje del "Beagle".
Las tareas oficiales propias, relacionadas con el levantamiento, estuvieron terminadas en marzo de 1831, cuando mi último comandante, el comandante King, dirigió una carta a los Lores Comisionados del Almirantazgo expresando su aprobación de la parte que yo había hecho, bajo su dirección, y recomendándome ante los Lores. (Apéndice).
A partir de varias conversaciones que tuve con el comandante King, durante el primer período de mi servicio bajo sus órdenes, me habían llevado a suponer que el levantamiento de las costas meridionales de Sur América continuaría, y que a algún buque, se le ordenaría este servicio, había buscado una oportunidad de devolver a los fueguinos a su tierra natal.
Encontrando, sin embargo, muy a mi pesar, que había ocurrido un cambio completo en las opiniones de los Lores del Almirantazgo, y que no había la intención de continuar el levantamiento, naturalmente me preocupé por los fueguinos, y, en junio, como no había esperanzas que un buque de guerra fuera enviado a Tierra del Fuego, y sintiéndome muy ligado a estos nativos como para confiarlos en otro tipo de buque, a menos que fueran conmigo mismo - por el riesgo de que podrían ser desembarcados en cualquier lugar, excepto en los territorios de sus propias tribus - Hice un acuerdo con el propietario de un pequeño buque mercante, el "John of London", para que me llevara a mí y cinco otras personas a esos lugares de Sur América que yo quería visitar, y eventualmente desembarcarme en Valparaíso.
Se hicieron todos mis preparativos, y James Benntt, que me iba acompañar, ya había comprado unas cuantas cabras, con las cuales yo pretendía poblar alguna de las islas de Tierra del Fuego - cuando un amble tío, al que mencioné mi plan, fue al Almirantazgo, y poco después me dijo que sería nombrado comandante del "Chanticleer", para ir a Tierra del Fuego.
Mi acuerdo con el dueño del "John" estaba, sin embargo, plenamente vigente, y yo no podía alterarlo sin pagar una gran proporción de la suma total acordada para el viaje.
El "Chanticleer" no fue encontrado, después de ser examinado, apto para el servicio; y, en su lugar, fui nuevamente designado a mi bien probada pequeña nave, el "Beagle". Mi comisión tenía fecha 27 de junio, y el mismo día dos de mis más estimados amigos, los tenientes Wickham y Sulivan, también fueron nombrados.
Mientras el "Beagle" estaba siendo alistado en Devonport, recibí la siguiente carta del Sr. Wilson.

"Señor, Walthamstow, 5 de agosto 1831
"Estoy informado que los fueguinos que han estado últimamente residiendo en este lugar pronto regresarán a su país de origen bajo su cuidado. Me permite preguntarle si, dos individuos podrían voluntariamente acompañarlos y permanecer con ellos, con el propósito de intentar enseñarles aquellas artes útiles como pueden considerarse para sus gradual civilización, ¿les daría pasaje en el "Beagle? y si a su llegada a la costa de Tierra del Fuego ¿usted podría darles algún tipo de asistencia para que establecieran una amistosa relación con, y se establecieran entre los nativos de esa país? ¿estas personas deberían pagar su pasaje y mantenimiento a bordo? o ¿podría el gobierno de su Majestad permitir que ellos fueran mantenidos a bordo a expensas del erario público? ¿Cree usted que podría visitarlos, después de su primer asentamiento, suponiendo que ese objetivo tan deseado se hubiese logrado , con el fin de darles un poco de ánimo, y quizás de ayuda, o quitarlos si ellos encuentran impracticable continuar su residencia entre los nativos?
Una suscripción se ha levantado por caballeros que están extremadamente deseosos que esta oportunidad de extender los beneficios de la civilización no se pierdan; y, en consecuencia de sus deseos unidos, ahora tomo la libertad de hacerle estas preguntas..
"Yo soy,
(Firmado) "WILLIAM WILSON"
"Al comandante Fitz-Roy, R.N.

Después de leer esta comunicación, le escribí a la Secretaría del Almirantazgo, adjuntándole una copia de la carta del Sr. Wilson. La respuesta es la que se adjunta

"Señor, Oficina del Almirantazgo, 10 de agosto 1831
"Habiendo presentado a mis Lores Comisionados del Almirantazgo su carta del día de ayer, con la carta que la acompañaba, del reverendo William Wilson, respecto a los nativos de Tierra del Fuego que fueron traídos a Inglaterra en el buque de su Majestad "Beagle"; Se me ordenó informarle que sus señorías darán las órdenes necesarias para que el pasaje de esos individuos, y el de las dos personas que los acompañen; y que su solicitud de que se le permita visitar a esas personas, después de su llegada, serán tomadas en consideración cuando se preparen sus instrucciones.
"Yo soy,
(Firmado) "JOHN BARROW"
"Al comandante Fitz-Roy
"H.M.S. "Beagle"

En consecuencia de esta respuesta, se buscó a dos personas que deberían acompañar a los fueguinos, y tratarían pasar un tiempo en sus país; pero no fue fácil encontrar individuos suficientemente calificados, y en los cuales podría colocarse la confianza, que voluntariamente se comprometieran con tal iniciativa. Un joven fue seleccionado por el Sr. Wilson, pero un compañero para él, no se pudo encontrar a tiempo para que se embarcara a bordo del "Beagle".
En octubre, el grupo de Walthamstow llegó, en un buque a vapor, a Plymouth, y no pocos botes fueron necesarios para transportar a nuestro buque el gran cargamento de ropas, herramientas, vajilla, libros, y diversas cosas que las familias de Walthamstow y otros personas de buen corazón habían dado. En la pequeña bodega del "Beagle", no fue fácil encontrar lugares para la estiba de tantas cosas extras, y cuando se dividió el contenido de los grandes baúles, para empacarlos de forma diferenciada, algunos chistes muy buenos fueron celebrados por los marineros, a expensas de aquellos que habían regalado juegos completos de vajilla sin posibilitar que alguna selección por artículos pudiera hacerse.
Se le dieron instrucciones, por la Secretaría de la Sociedad de la Iglesia Misionera, al joven que quiso acompañar a los fueguinos, las cuales encontrarán en el Apéndice; y si bien era bastante joven, y con menos experiencia de la que se hubiese deseado, su carácter y conducta habían sido tales como para darnos muy claros motivos para anticiparnos que él pondría, al menos, todo su mejor esfuerzo en hacer lo posible en una situación tan difícil y dura para la cual se había ofrecido voluntariamente.









jueves, 1 de octubre de 2009

Volumen I Capítulo XXIII (Mayo a junio 1830) Páginas 438 - 462




Partimos en los botes - Encontramos guanacos - Angostura Murray - Hongos de abedul - Marea - Canal - Glaciares - Vista - Montañas - Cadena ininterrumpida - Canalizos - Buques a vapor - Jemmy Button - Puma - Nido - Accidente - Nativos - Diario de Murray - Cabo Graham - Cabo Kinnaird - Puerto Español - Bahía Valentín - Cabo Buen Suceso - Nativos - Isla Lennox - Estrecho de Le Maire - Bahía Buen Suceso - Accidente - Corrientes de marea - San Vicente - San Diego - Mareas - Sondajes - Costa noreste - San Sebastián - Reflecciones - Puerto Deseado - Monte Video - Santa Catalina - Río de Janeiro

"4.- El Sr. Stokes y yo cada uno comenzamos otro viaje en los botes, llevando cronómetros y los instrumentos necesarios. Él se dirigió hacia el norte, para llegar hasta al continente; yo me dirigí hacia el suroeste, para tomar el rumbo más directo hacia la comunicación entre la bahía Nassau y el paso o canal recién descubierto. Me sorprendió encontrar que la costa este de bahía Nassau se parece mucho a la costa de la patagonia (son capas de tierra sin roca), y que difieren completamente del carácter general de las costas e islas de Tierra del Fuego. Al atardecer, desembarcamos, y varamos nuestro bote en una playa de guijarros que se extendía varias millas, y al caminar unas pocas yardas tierra adentro vi las huellas de grandes pezuñas partidas, casi del tamaño de una vaca. Este descubrimiento dio respuesta a la pregunta sobre las pieles de guanaco y huesos encontrados entre los fueguinos, pero me hizo menos optimista de encontrar un paso hacia el norte hacia el interior del país. Encontramos mucha leña cerca de este lugar; y abundante pasto cubría una extensa llanura.
"5.- Desvaramos el bote y continuamos nuestro viaje a lo largo de la costa, encontrando bastantes bancos (tres a seis brazas por casi media milla), con una gruesa capa de sargazos, a través de los cuales era difícil forzar el bote. No habíamos avanzado mucho, cuando, rodeando una punta de tierra baja, vimos cuatro hermosos guanacos pastando cerca del agua. No parecían estar muy alarmados; pero se alejaron de nosotros detrás de una parte saliente de la costa, lo que impidió que les disparáramos. Parecían ser muchos más grandes que los que había visto cerca de puerto Deseado, en la costa patagónica, sus cuerpos eran mucho más corpulentos, y sus colas más largas y muy tupidas. Estas diferencias podrían ser el resultado natural de un clima diferente, porque el clima frío, con abundante comida y agua, probablemente habría aumentado su tamaño. No quise atrasarme, por ellos, esperando encontrarme con otros, continuamos adelante a lo largo de la costa. Estos animales estaban cerca de lo que en la carta aparece como bahía Windhond. En la tarde, estábamos de nuevo entre montañas rocosas y costas de aguas profundas, y fuimos tan afortunados que tuvimos un viento regular del SE, que nos hizo avanzar mucho antes de la noche. Vimos varias canoas, llenas de nativos, pero no nos colocamos a su lado para hablar con ellos, porque el tiempo era demasiado valioso.
"6.- Una mañana muy fría y con mucho viento, el que sopla contra nosotros, pero habíamos avanzado mucho más de lo que había esperado, con lo que nuestro bote demostró ser tan excelente, ya fuera a la vela o bogando, era tal como lo habíamos deseado. Esta noche acampamos cerca de la angostura Murray, pero nos cuidamos de no desembarcar hasta después que obscureciera, y cuidadosamente ocultar el fuego, de manera que nuestro descanso no fuera perturbado por las visitas de los fueguinos. Una buena vigilancia, por supuesto, fue mantenida por la guardia, y por mis dos perros, los que eran muy útiles en este sentido.
"7.- Poco después que zarpamos, vimos muchas canoas que nos perseguían, pero aunque ellos bogaban muy rápido en las aguas tranquilas, nuestra embarcación avanzaba demasiado rápido para que ellos tuvieran éxito en sus esfuerzos de hacer trueque con nostros o de satisfacer su curiosidad. La angostura Murray es el único paso hacia el canal largo que corre casi de este a oeste. Una fuerte corriente de marea se forma en él, el flujo viene del canal. En ambos lados la tierrra es más bien baja, subiendo rápidamente a colinas, detrás de las cuales hay montañas, las del lado oeste son más altas y cubiertas de nieve. Cuando nos detuvimos para cocinar y cenar, llegaron canoas de todas partes, trayendo abundante pescado para cambiar. Ninguno de los nativos tenía arma alguna, parecían ser de menor tamaño, y menos dispuestos a ser maliciosos, que los de la raza occidental. Su lenguaje parecía similar al de los indígenas que vimos en bahía Orange. Encontramos una choza muy grande, construida de manera sólida y un lugar mucho mejor para vivir que muchas de las cabañas que son llamadas casas en Chiloé. Creo que veinte hombres podrían estar de pie en ella, en un círculo; pero, probablemente, podría albergar unos treinta o cuarenta de estos fueguinos en el tiempo frío.
"Mientras nuestros hombres estaban haciendo una fogata y cocinando, entré en el bosque, pero encontré que era muy poco parecido a lo que nuestros ojos habían estado acostumbrados últimamente. Los árboles eran en su mayoría abedules, pero crecían altos y rectos. El suelo estaba seco y cubierto con hojas marchitas, que crujían cuando uno caminaba, mientras que, en otras partes por las que habíamos pasado últimamente, sonaba un chapoteo húmedo pues nuestras pisadas siempre habían encontrado tierra pantanosa, cuando no era roca. Estos fueguinos parecía que pensaban que las excrecencias que crecían en los árboles de abedul, como las bellotas de los robles, eran apetecidas y sabrosas. Nos ofrecieron varias, algunas tan grandes como una manzana y se mostraban sorprendidos de nuestro rechazo. La mayoría de ellos tenían una pequeña pieza de guanaco, o piel de foca sobre sus hombros o sus cuerpos, pero no lo suficiente para calentarlos; quizás no querían acercarse a desconocidos con su indumentaria de piel habitual, su primer impulso, al vernos, era ocultarla. Varios, a los que sorprendí en sus chozas, tenían grandes pieles alrededor de sus cuerpos, que ocultaron en cuanto me vieron. El pescado y el hongo del abedul deben ser su principal alimento, porque los mariscos son escasos y pequeños; pero ellos pescan una gran cantidad de un excelente pez de roca, que huele y que podría llamarse róbalo. La carne de guanaco la obtienen de vez en cuando, pero no en suficiente cantidad como para depender de ella como un artículo de subsistencia diaria.
"Dejando a los indígenas, navegamos hacia el brazo occidental del canal largo, y continuamos avanzando hacia el oeste, remando y a la vela, hasta el anochecer, cuando desembarcamos, sin ser vistos, pensábamos, y establecimos nuestro campamento para pasar la noche. Justo cuando habíamos atracado el bote, encendido un fuego y levantado nuestra carpa, una canoa entró en la ensenada, y otra, y otra a continuación, hasta que estuvimos rodeados de nativos. Sabiendo que teníamos que echarlos por la fuerza, o bien ser molestados por ellos toda la noche, de inmediato recogimos nuestras cosas, y les deseamos buenas noches. Más o menos unas tres millas hacia el oeste volvimos a desembarcar, y levantamos nuestra carpa en una ensenada, que nos dio un buen refugio durante la noche, sin ninguna interrupción. Tuvimos alta marea esta tarde a las cuatro (siendo el día de la luna llena), y la marea subió tres pies. El canal aquí, frente a la angostura, tiene unas tres millas de ancho; por su lado norte hay una ininterrumpida línea de altas montañas cubiertas de nieve hasta unos mil pies del agua. El lado sur es muy parecido, con montañas cubiertas de nieve, de manera que el canal está formado por el valle que se extiende entre dos cadenas paralelas de altas montañas.
"8.- Esta mañana heló muy fuertemente. Zarpamos a la salida del sol, con una buena brisa del este, por lo que recorrimos un largo trecho. El canal mantiene el mismo aspecto, y casi el mismo ancho; en el norte, las montañas continúan sin ningún tipo de abertura; pero unas pocas millas más lejos, vimos lo que parecía ser una. Pronto me di cuenta que había un canalizo que se dirigía hacia el oeste, y otro bastante al sur del oeste, el cual parecía abrirse hacia el mar. La brisa del este cesó, y le sucedió chubascos del NO , lo que no nos permitió avanzar mucho en la tarde; sin embargo antes del anochecer habíamos llegado al lugar en el que comenzaban los dos canales, nos detuvimos en una pequeña isla para pasar la noche. Poco después del anochecer, uno de los tripulantes del bote fue sobresaltado por dos grandes ojos que lo miraban fijamente, desde la espesa maleza, corrió hacia sus compañeros, diciendo que ¡había visto al ¡diablo! Una gran carcajada le contestó, seguida de un disparo hacia los arbustos, el que derribó un magnífico buho de orejas como cuerno.
"Al día siguiente, continuamos nuestra ruta hacia el oeste. No vimos nativos, aunque si algunas chozas, del tipo de techo redondeado. La choza más hacia el occidente del tipo en punta, o choza yapoo, estaba en el continente, cerca de la isla del Diablo, hecha con árboles pequeños, apilados en un círculo (las ramas y las raíces habían sido quitadas) con las puntas más pequeñas hacia arriba. La dotación del bote dijo que había sido una "casa de reunión" y quizás no estaban muy equivocados; para ser tan grande, y justo en lo que que se podría llamar un terreno neutral entre las dos tribus, no era improbable que hubiesen habido muchas reuniones allí, quizás muchas luchas. En la separación, o encuentro de los dos canales, hubo marea alta un cuarto para las cinco de la mañana, y el flujo venía desde el oeste, aproximadamente a un nudo; el reflujo tiraba hacia el oeste aproximadamente con la mitad de esa fuerza. Mucha madera a la deriva y grandes fragmentos de hielo eran transportados por ella. Entre algunas de las montañas, el hielo se extendía tan ampliamente que formaba inmensos glaciares, que miraban hacia el agua desde altos acantilados. Durante una maravillosa bonita y tranquila noche, la vista desde el lado de la fojata, en este estrecho canal, era deslumbrante, aunque limitada. Montañas muy empinadas con densos bosques nos rodeaban por tres lados, y enfrente, distante sólo unas pocas millas, se levantaba una inmensa barrera de montañas nevadas, sobre la cual la luna brillaba intensamente. El agua entre medio era tan cristalina, que su contorno podía ser trazado claramente en ella; pero el silencio sepulcral era a veces roto por masas de hielo que caían de los glaciares de enfrente, cuyo estruendo, y eco parecían las erupciones de un volcán lejano.
"10.-Esta mañana antes del amanecer, estábamos remando y cuando el sol estuvo lo suficientemente alto para observar, estábamos muchas millas hacia el oeste de nuestro lugar de descanso. Después de observar, mientras los hombres cocinaban, obtuve unas pocas demarcaciones y nos preparamos para regresar pues no pretendía ir más lejos hacia el oeste. Vi agua desde ese punto, más de veinte millas hacia el oeste (por el compás) y entonces mi vista era limitada por el giro del canal hacia el sur. En esas veinte millas no vimos la más mínima señal de que hubiese una abertura hacia el norte, una montaña seguía a otra montaña, en sucesión ininterrumpida. Tres cadenas de montañas, o cordilleras, se podían localizar, corriendo paralelas unas con otras; y las más cercanas cumbres en la tercera, o más lejana cordillera, que se extendía al norte y al este de mí, continuando, tan lejos como alcanzaba la vista, hacia el norte y el oeste, distante por lo menos unas cinco leguas. Su altura la supuse más o menos en unos cuatro mil pies, y aquella más cercana a mí, en unos dos mil; y aquellos en la cordillera del medio, mencionada justo ahora, cerca de tres mil. A la distancia, el canal parecía que tendía hacia el sur del oeste, y allí los costados de las montañas parecían estar muy descubiertos, y azotados por el viento, mientras que cerca de mí estaban cubiertos de bosques. Esto me llevó a la conclusión que más lejos hacia el oeste estaban abiertos a los vientos del mar y que allí el canal terminaba. Por las observaciones, encontré que estábamos (en la longitud 69,20° O) casi en la longitud del seno Christmas, y en la latitud 54° 54' S., estando por lo tanto veinte millas al sur del fin del seno Almirantazgo, pero considerablemente hacia el oeste del mismo. Esta posición, las demarcaciones, y las distancias estimadas, me mostraron que el otro brazo de este largo canal se abría cerca del lugar donde el Sr. Murray dijo (cerca de la cabeza del seno Christmas) que un "canal, corría hace el este, más allá del alcance de la vista", y que la rama en la que me encontraba debería dirigirse hacia la bahía o seno al NO del seno Christmas, en la base de una tierra muy alta, que el Sr. Murray estableció como "una cordillera continua de montañas cubiertas de nieve". La hora de la alta marea en este canal corresponde exactamente con la de la costa adyacente, pero no está ni siquiera cerca con la del estrecho de Magallanes. Estos hechos, y el aspecto de la tierra, eliminaron de mi mente cualquier duda de la existencia de una cadena continua de montañas, que llegan desde el canal Bárbara hasta el monte Bell, y por lo tanto decidí no gastar más tiempo en la búsqueda posible de un canalizo hacia el norte, pero me apresuraría en examinar las costas exteriores.
"Aquí el canal tenía aproximadamente una milla de ancho, pero las montañas a cada lado que se elevaban tan abruptamente, lo hacían aparecer mucho más estrecho. Podría ser un buen paso para una nave que lo navegue desde el oeste, si no fuera por los problemas y ansiedad de reconocer correctamente la tierra, y que una nave podría navegarlo, hacia el mar abierto, tanto de noche como de día, pero debería evitarlo de noche porque hay algunos islotes bajos, cercanos al centro del canal, en algunas partes. Para un bote, en caso de un naufragio, u otro motivo urgente, puede ser conveniente, pero navegando hacia el oeste podría ser muy difícil, porque podría ser necesario navegar hacia barlovento todo el día, y cada día, haciendo bordadas de media milla desafiando los chubascos suficientemente fuertes como para hacer zozobrar a un buque. Un buque a vapor podría ser la solución en esta región, ya que hay abundancia de madera en todas partes. En cuanto terminaron las observaciones del mediodía, y con los instrumentos a buen recaudo, comenzamos nuestro regreso, y como se levantó una brisa regular del oeste, corrimos con la marea favorable a gran velocidad.
"11.- Al día siguiente desembarcamos, para cenar y descansar, cerca de la angostura Murray, y cerca de una choza, cuyos ocupantes escaparon; pero pronto regresaron, al vernos sentados tranquilamente al lado de su fuego. Les compramos pescados con cuentas, botones, etc., y les dí un cuchillo por un excelente perro, del cual ellos estaban sumamente reacios de separarse, pero el cuchillo era una tentación demasiado grande para ser resistida, aunque los perros parecían muy escasos y proporcionalmente valiosos. Después continuamos nuestra ruta, pero cuando estaba a la vista la angostura fuimos detenidos por tres canoas llenas de nativos ansiosos de cambiar. Les dimos unas pocas cuentas y botones, por unos pocos pescados, y. sin ninguna intención previa, le dije a uno de los muchachos de la canoa que viniera a nuestro bote, y le dí al hombre que estaba con él un botón nacarado grande y brillante. El niño pasó a mi bote prontamente, y se sentó. Viendo que él y sus amigos parecían bastante contentos, dí avante, y, un brisa primaveral, nos hizo navegar. Pensando que este acontecimiento accidental podría resultar útil para los nativos, asi como para nosotros mismos, decidí aprovecharlo. La canoa, de la cual vino el niño, remaba hacia la orilla, pero las otras seguían remando detrás de nosotros, levantando pescados y pieles para tentarnos a comerciar con ellos. La brisa refrescaba a nuestro favor, y una fuerte corriente de marea, pronto nos llevó a través de la angostura, y media hora después de anochecer paramos en una ensenada, donde habíamos pasado la segunda noche de esta excursión. "Jemmy Button", como la dotación del bote lo llamó, debido a su precio, parecía estar contento de su transbordo, e imaginaba que estaba yendo a matar guanacos, wanakaye, como él los llamaba, ya que debían encontrarse cerca de ese lugar.
"12.- Continuamos nuestra navegación con un fresca y favorable brisa del NE; pasamos bahía Windhond, y a la puesta del sol varamos el bote, aunque el oleaje en la playa pedregosa hizo que fuese una tarea difícil. Varios guanacos fueron vistos cerca de la orilla mientras navegábamos.
"Con la luz del día de esta mañana (13.-) fuimos en la búsqueda de los guanacos, pero, como no vimos ni uno, pronto regresamos al bote y lo echamos al agua. Perdí mi perro nuevo entre los arbustos, sin embargo no podíamos detenernos para recuperarlo. Durante nuestra caminata esta mañana, observé huellas de un animal grande, que supuse sería un puma; y dos de los hombres vieron un lugar, como un gran nido, hecho en los árboles por los nativos, en el cual no tengo dudas ellos observaban a los guanacos para tirarles sus lanzas cuando pasaran debajo. Llegamos al "Beagle" en la noche, encontré todo bien a bordo salvo un hombre, quién, llevando un guanaco cazado por la tripulación del cúter, resbaló y se quebró una pierna (la piel del guanaco está ahora en el Museo Británico). El Sr. Stokes, con quién él estaba, planificó inmovilizársela, pero de la forma más adecuada para regresar con el hombre hasta el buque, donde se le encontró que su pierna había sido tan bien recompuesta, y vendada con tablillas, por los del bote, que el cirujano no tuvo nada que cambiar. El Sr. Stokes volvió a partir inmediatamente; y ambos, él y el Sr. Murray estaban ausentes a mi regreso; pero el teniente Kempe, con los pocos hombres que quedaron a bordo, habían hecho lo que era necesario, y dieron un buen informe del puerto, con respecto a la seguridad como también a su protección del viento. Diez canoas habían venido hasta la nave, en distintas oportunidades, pero los nativos fueron sumamente tranquilos e inofensivos, y le vendieron a nuestra gente una gran cantidad de pescado. Debido al éxito de la caza, el teniente Kempe había podido detener la entrega de raciones saladas por dos días. Nuestros fueguinos estaban de buen humor, y el encuentro entre ellos y Jemmy Button fue bastante divertido: se rieron de él, lo llamaron yapoo, y nos pidieron que le pusiéramos más ropas ahora mismo.
"17.- El Sr. Murray regresó de su excursión al cabo Buen Suceso, habiendo hecho todo lo que se esperaba, pero no sin haber pasado considerable peligro en esas costas tan expuestas. Su bote no había sido de los mejores, su tripulación buena, y él mismo el más hábil conductor, no creo que podría haber ido tan lejos a lo largo de una costa desprotegida, a través de corrientes de marea, y aún así haber regresado a salvo.
Lo siguiente es un extracto de su Diario:

"Cerca del cabo Graham, vimos un grupo grande de indios, con varias canoas, una de las cuales, en la que remaban dos hombres y una mujer, llegó al costado de nuestro bote, y nos vendieron algunos excelentes pescados, por el gran precio de dos botones de metal y una pequeña cadena de cuentas. Al no encontrar un lugar en el cual desembarcar, a causa de las rocas y el fuerte oleaje, navegamos a lo largo de la costa unas quince millas hacia el norte. Nos acercamos a un arrecife de cima plana y cubierta de pasto, vi un guanaco grande, y justo después un manada completa pastando, por lo que parecía que hacía la tarea de centinela. La orilla nos invitaba, y el suelo parecía abundante; pero muchas rocas nos mostraban sus afiladas puntas al borde del agua como para permitir nuestro desembarco. Por fin encontramos un manchón con guijarros entre dos arrecifes de rocas, y ahí tuvimos éxito en varar el bote, pasando a través de un fuerte oleaje. Subí un cerro empinado y boscoso para obtener una vista de la vecindad, encontrando que por algunas millas el campo era plano, y aparentemente cubierto de hierba gruesa. Huellas de, y sendas hechas por, guanacos, eran muy numerosos en todas direcciones. Al día siguiente bogamos hacia el este contra un mar agitado por la corriente de marea, y al ocaso tratamos de desembarcar; pero fuimos decepcionados, al encontrar que la orilla estaba llena de rocas, por lo que no pudimos aproximarnos. Por lo tanto nos apresuramos hacia un largo arrecife rodeado de rocas, en el cual podríamos encontrar algún refugio, como rompeolas, durante la noche, pero encontramos tales turbulencias en sus cercanías, que fuimos obligados nuevamente a continuar nuestra ruta a lo largo de la costa en la obscuridad. Por fin escuché el ruido de una gran caída de agua, entre las rompientes de las grandes olas sobre las rocas, por lo que imaginé que podría haber una ensenada, hacia la cual avanzamos con prudencia, sondando con el escandallo y con un palo largo, y tuvimos éxito en la obtención de un lugar seguro temporalmente.
"Al pasar por la playa al día siguiente, vimos muchas manadas de guanacos pastando. Por la noche otra vez tuvimos muchas dificultades en obtener un lugar para el bote. El 7.- hubo mucha marejada y viento para permitirnos proseguir nuestro avance, asi que fui a varios puntos para tomar ángulos y demarcaciones. Una de estas estaciones fue en una gran roca, que parecía una torre, levantada sola en medio de una llanura.
"El tiempo fue menos desfavorable, y el mar mas calmado el 8.- , echamos nuestro bote al agua y navegamos hacia el este. Al pasar el cabo Kinnaird, observamos un gran número de focas, tantas en verdad que ellas cubrían completamente varias de las grandes rocas.
"Puerto Español resultó ser una bahía poco profunda, llena de rocas, y peligrosos arrecifes recubrían su orilla, sin refugio, aunque había fondeadero para un navío.
"En una gran cueva en una roca, que formaba la parte sur de una pequeña ensenada en la que nuestro bote fue amarrado, encontré huellas recientes de indios, que habían dejado huesos de guanacos y pájaros cerca de las cenizas de una gran hoguera. Entré en la cueva una distancia considerable, hasta que se hizo demasiado oscuro para proseguir mi camino más lejos, pero no llegué a su término. Después navegamos hacia el este otra vez, con poca vela, arribando antes de anochecer a un ricón entre rocas salientes. Muchos guanacos estaban por los alrededores alimentándose; pero, después de nuestros disparos a uno de ellos, todos se fueron. En cada lugar en que desembarcábamos, encontrábamos huellas de indios, aunque hasta el momento habíamos visto sólo un grupo durante este viaje. El terreno cercano a nosotros, en el lado este de puerto Español, o más bien bahía, parecía llano, aunque aquí y allá había colinas bajas, cuyos lados orientales estaban densamente cubiertas por bosques: algunos de los árboles (haya) crecían bastante altos y rectos como para hacer mástiles y vergas para un buque pequeño, aunque probablemente su calidad sería inadecuada.
"10 de mayo. Durante un fuerte temporal, subí a la colina más alta, cerca del mar, y vi muchas rocas, en las que el mar estaba rompiendo, como no lo había visto antes. El 11.- pasamos a través de un corriente de marea muy peligrosa en cabo Bell. Había poco o nada de viento, pero era casi imposible utilizar nuestros remos, porque el agua estaba muy revuelta: estaba subiendo y bajando y rompiendo en todas direcciones, como agua hirviendo en una inmensa caldera. Cuando pasamos, y estuvimos a salvo nuevamente, estaba asombrado de nuestro afortunado escape. Mirando hacia atrás, sólo se podía ver una masa de rompientes, que pasaban rápidamente hacia el oeste, por lo tanto me hizo suponer que la "corriente" era causada por el encuentro de las mareas, no por una fuerte corriente de marea pasando por sobre una saliente rocosa.
"La tierra cercana al cabo Bell es escarpada, alta y tan rocosa, que no pudimos encontrar ningún lugar donde fondear. Fuimos a todas las pequeñas ensenadas, pero estaban tan protegidas por rocas que fue imposible entrar en ellas. Navegando hacia el este, por fin encontré una pequeña ensenada, cerca de bahía Valentín, en la que pudimos varar nuestro bote. Un pequeño arroyo llegaba a ella, cerca del cual había muchas chozas, pero no pudimos ver ningún nativo.
"12.- Cruzamos bahía Valentín y llegamos cerca del cabo Buen Suceso. Caminé hasta la cumbre, y desde allí obtuve una buena vista de la isla De Los Estados, hacia el este; y de toda la costa hacia el oeste, tan lejos como hasta isla Nueva. En la esquina noreste de bahía Valentín, encontramos algunos indios, que vivían en una gran choza, sin ningún tipo de canoas. Eran ocho hombres, cada uno tenía un arco y unas cuantas flechas en la mano, y todos, excepto uno, estaban vestidos con pieles de guanaco que les colgaban hasta sus talones, el lado lanudo hacia el exterior. Obtuvimos varios arcos de ellos, por trueque, pero fueron reacios en entregar muchas flechas. A uno que vestía una piel grande de foca, se la compré por un cuchillo, que, para mi sorpresa, él llamó claramente "cuchillo". Tenían algunos perros excelentes, uno era muy parecido a un cachorro de león, pero nada que le pudimos ofrecer, a sus ojos, fue considerado equivalente a su valor. Luego examinamos bahía Valentín encontrándola que no es apta para buques, pues es abierta al fuerte oleaje, lo que ofrece un mal fondeadero.
"El 13 y 14.-, un fuerte temporal nos limitó a permanecer en nuestra ensenada, a la que llegó un gran número de aves silvestres, supuse que para refugiarse, de las que cazamos cuantas quisimos.
"El 15, 16 y 17.- regresamos al "Beagle" no sin encontrar dificultades y riesgos similares a los ya mencionados, pero que sería tan tedioso como innecesario relatar".


"Poco después que el oficial de navegación llegó, el Sr. Stokes también regresó, tras haber recorrido un largo camino dentro del primer canal descubierto por el Sr. Murray, habiendo examinado todas las orillas orientales que se comunican con el mar. Encontró muchos grupos de indios, pero se las arregló para no toparse o tener problemas con ellos.
"18.- Las excavaciones en distintos lugares de isla Lennox, me mostraron que la tierra es distinta a la donde vimos los guanacos en isla Navarino, la cual es apta para el cultivo, comparada con esta que es muy húmeda, llena de tussac y otras raíces para ser útil bajo el punto de vista agrícola.
"19.- Nativos habían llegado a nuestro costado en varias ocasiones, durante los últimos días, a vendernos pescados por botones y otras naderías. Fue divertido ser testigos como York y Boat trataban a estas personas. Los mismos hombres quienes, dos meses atrás, ellos mismos habrían vendido pescados por un pedazo de vidrio, eran vistos ahora en la cubierta recogiendo vajilla rota o cualquier otra basura, para cambiarla por los peces traídos hasta nuestro costado por estos "yapoos", como ellos los llamaban; y de cuyo idioma parecía que no entendían ni una sola palabra. El teniente Kempe regresó de una excusión sin éxito a la isla Navarino en búsqueda de guanacos. Vio muchos, pero no pudo tenerlos a tiro. Vio las huellas de un puma en varios lugares.
"23.- Después de efectuar varias observaciones del sol, para la marcha de los cronómetros, navegamos desde puerto Lennox, un lugar muy seguro para naves pequeñas, pero, como es mas bien poco profundo, los buques que calan más de catorce pies deberían fondear fuera de la entrada, donde estarían seguros y en aguas tranquilas, excepto cuando cuando sopla un temporal del sureste, con el cual, con toda probabilidad, no desearía permanecer fondeado. La sonda es pareja en la salida y hay sitio donde fondear en toda la zona. Leña y agua puede ser obtenida, en cualquier cantidad; también hay aves silvestres y peces, pero no en abundancia. La manera más fácil de conseguir pescado es darle pedazos de vidrio roto o botones a los nativos, que los atrapan en los sargazos, mediante una lienza con una carnada, sin gancho, atraen los peces hasta la superficie del agua y luego los cogen con la mano, o, si el pez se ha tragado la carnada, tirándolo fuera del agua antes que pueda soltarse, como he mencionado antes.
"Con la luz del día (24.-), estando a la altura de cabo Buen Suceso, nos abrimos camino y nos dirigimos hacia al estrecho de Le Maire, con un temporal del sur, y espesos chubascos de nieve. El estrecho parecía despejado de todo obstáculo, no había rocas, ni siquiera se veían sargazos. La costa desde el cabo Suceso hasta el extremo norte de bahía Suceso es alta y escarpada, con profundidades para un buque tan cercanas a lo que podría desear, o debería ser. Ceñimos durante el fuerte temporal de nieve, con el temor de que podríamos sobrepasar el puerto, y después de virar, entramos a la bahía Buen Suceso, y fondeamos a sotavento de su punta sur como un fondeadero temporal. Tan pronto como el buque estuvo seguro, fui a mirar si había un mejor fondeadero, y cuando moderó, viramos y nos cambiamos a un lugar en que suponía sería seguro cuando estuviésemos fondeados en aguas tranquilas, con sesenta brazas en nuestra ancla de proa, y cincuenta en la otra, las anclas estaban en ocho y siete brazas respectivamente, en un despejado fondo de arena. El temporal continuó durante el día, y aumentó hacia la noche, rolando más hacia el este, y enviando marejada dentro de la bahía. El viento era muy frío, y la nieve y los granizos se congelaban rápidamente cuando caían en cualquier parte expuesta de la nave. Entre las ocho y las nueve sopló muy fuerte; después estuvo mucho más moderado; y a la medianoche había sólo un viento regular del ESE. Una marejada larga entonces comenzó a entrar a la bahía desde el mismo cuadrante, pero el buque estaba fondeado tan seguro, y la noche parecía que estaba mejorando tan rápido, con los barómetros subiendo constantemente, que me fui a la cama sin ningún pensamiento de temor respecto a su seguridad: sin embargo, estaba apenas dormido cuando me avisaron que el ancla de babor, nuestro cable del lado del mar, se había cortado. Subí al instante a cubierta, encontrándome con una excelente noche y sin que hubiese aumentado el oleaje, por lo que al principio pensé que era un error, pero rápidamente me dí cuenta que el buque estaba presentando su costado a las olas, sobre su ancla de sotavento. La naturaleza crítica de nuestra situación me golpeó de inmediato; era evidente, que la escarcha le había pasado la cuenta a nuestras cadenas, tantas veces probadas, una seguridad dudosa contra las estrepadas producidas por las grandes olas que ocasionalmente entraban en la bahía, una o dos, quizás, en media hora, aunque el oleaje el resto del tiempo fuese insignificante. Arriamos el cable completo del ancla del lado de la costa (una pequeña, obtenida en San Carlos), una vez despejada fondeamos el ancla de respeto, engrilletamos lo que quedaba de la cadena de babor a la cadena de estribor y quedamos fondeados con dos tercios de cable en el ancla de respeto y un cable y medio en el ancla de estribor, cerca de la orilla, en unas seis brazas de agua, manteniendo los cables constantemente mojados en los escobenes, con agua de mar, para evitar su congelamiento; la temperatura del agua era de 44°, aunque la nieve y el granizo se congelaban en el lado del viento de los mástiles. El grillete que se rompió, de la cadena, estaba en la proa expuesto a una corriente de aire frío a través del escobén. Apareció claramente defectuoso, cuando fue examinado el día siguiente; pero como había soportado muchas grandes tensiones, atribuí su rotura a la acción del hielo y tomé la precaución de poner un hombre de guardia cuando empleáramos cables cadenas en tiempos similares. El viento moderó, y la marejada disminuyó en la mañana, así que estuvimos nuevamente tranquilos con respecto a la seguridad del buque, después de unas pocas horas de angustioso suspenso, porque no teníamos amarras de cáñamo y estuvimos cerca de las rompientes de la orilla.
"25.- El cambio del viento hacia el sur, hizo que la nave presentara el costado al oleaje, lo que nos impidió por algún tiempo arriar nuestros botes, pues se balanceaba mucho, y no quise arriesgarme a que alguien saliera herido sin que fuese de absoluta necesidad. En la noche rastreamos la cadena, la izamos, y la unimos a un grueso calabrote, y al día siguiente viramos el ancla de respeto y fondeamos nuevamente, a mayor distancia de la costa.
"27 y 28.- Soplando un furioso temporal de viento.
"29 de mayo.- El primer día aceptable en este lugar fue empleado por los oficiales en tomar demarcaciones y sondar la bahía, y por la tripulación en hacer leña y aguada. Algunas chozas y huellas de pezuñas de guanacos fueron vistas, pero la tierra es alta y el bosque tupido nos mantuvieron fuera del país del mejor guanaco. No estaba seguro cual fue el cerro al que el Sr, Banks subió; pero el amplio camino mencionado por Cook todavía es una buena señal de la bahía, si el contorno de la tierra no es suficiente. El tiempo aquí era más frío que el que habíamos encontrado hasta ahora, el viento era principalmente del cuadrante del sur, había demasiada escarcha en la noche, y nevaba copiosamente, aún cerca de la orilla del mar.
"30 de mayo. Tenía la esperanza de encontrar un puerto entre cabo San Diego y cabo San Vicente, o un poco más lejos a lo largo de la costa, desde donde podríamos establecer la posición del cabo San Diego y la tierra adyacente, porque no quería enviar una embarcación a lo largo de esta costa, con mareas tan intensas y costa muy rocosa, sin algunas entradas, donde pudiese pasar la noche segura. (Durante el último viaje del Sr. Murray, él fue extremadamente afortunado al tener un intervalo de buen tiempo, pues la costa que recorrió en bote habría sido imposible hacerla con mal tiempo. Si el último temporal de sur que tuvimos, hubiese comenzado antes que regresara, su situación habría sido extremadamente crítica). Por lo tanto nos mantuvimos en el estrecho, sentíamos un viento variable y débil, aunque soplaba fuerte por sobre las cimas de los cerros, y golpeaba el agua más cerca de ellos con fuertes chubascos. A media milla de la costa había poco viento, pero desde esta distancia hasta la costa era desgarrada por los williwaws. Esta extraña situación debe haber sido causada por el aire frío que bajaba de los cerros cubiertos de nieve que desplazaba al aire más caliente cercano a la superficie del agua.
"Con el reflujo y con las ráfagas de viento que podíamos obtener nos mantuvimos hacia el sur, para tomar ángulos y demarcaciones, y ver más de la costa del cabo Buen Suceso y la bahía. Por la tarde tuvimos un viento constante del NNO, y habiendo hecho todo lo necesario, hacia el sur, regresamos, y fondeamos en la obscuridad en el medio de la bahía.
"31 de mayo. Con la luz del día de esta mañana, levamos y nos hicimos a la vela con un viento regular del norte. Confiaba que el tiempo mejoraría, ya que los barómetros estaban subiendo, pero, efectivamente, nuestro tiempo era muy corto como para permitirnos escoger los días. Navegamos hacia el norte a favor de la marea, tomando los ángulos y demarcaciones necesarios, y al mediodía estábamos cerca del cabo San Diego, donde la corriente de marea se oponía muy fuertemente al viento norte, y además del fuerte oleaje del norte, producían una irregular ola muy grande, que casi causó la pérdida de nuestro bote nuevo, y que podría haber dañado mucho a una nave. El tiempo empeoró y como el oleaje continuaba aumentando desde el norte, me vi obligado a hacerme a la mar, desplegando las velas para mantenerme alejado de la costa, la cual en ese momento estaba muy tapada por la bruma y las nubes para reconocerla a nuestro regreso.
"1 de junio. Mal tiempo, con lluvia casi todo el día. A unas doce millas al norte del cabo San Vicente, por estima, nos detuvimos de vez en cuando hasta que en la última parte del día tuvimos una brisa del sur, con la cual navegamos acercándonos a la costa del cabo San Vicente.
"Al mediodía del 2.- , estábamos bien cerca de la costa, y nos detuvimos, para ubicar algún puerto. Vimos un lugar prometedor, fondeamos fuera de él, en veintidós brazas de agua, y, como la noche se presentaba muy buena, permanecimos tranquilos en aguas en calma, con el viento desde tierra y una marea normal pasando por el buque.
"Con la luz del día de la mañana siguiente, fui a mirar una abertura, la cual, desde la cofa, me pareció un puerto espacioso, pero encontré que era una ensenada muy poca profunda, que en su acceso, justo entre sus puntas, no había más que una braza de agua. No obstante esta ensenada debe ser el lugar al cual los españoles le dieron el digno nombre de puerto San Policarpo.
"Viramos y navegamos a lo largo de la costa, pero el viento era escaso, y la marea estaba contra nosotros, era tarde antes que pudiésemos llegar a la bahía San Vicente, donde fondeamos en una linea entre ese cabo y el cabo San Diego, pero más cerca del primero. En una ensenada al norte de esta bahía, el Sr. Banks desembarcó cuando Cook estuvo aquí. Durante la noche fuimos sacudidos por un oleaje muy fuerte, que se oponía a una fuerte corriente de marea; el viento era moderado, pero no lo suficiente para estabilizar la nave.
"Esta mañana (4 de junio) encontré que el oleaje era demasiado grande para permitirnos arriar un bote con seguridad, por lo que renuncié a mi intención de examinar la ensenada, y nos apresuramos a regresar a la bahía Buen Suceso, para completar la leña y el agua, y obtener la marcha de los cronómetros, antes de dejar la costa. El viento y la marea nos favorecieron, y al mediodía estábamos fondeados en bahía Buen Suceso. Poco después salí del "Beagle", en mi bote, con provisiones para una semana, con la intención de desembarcar cerca del cabo San Diego, y dirigirme a pie hasta el cabo llevando los instrumentos, pero encontré la mar atravesada en el estrecho y una costa rocosa sin un lugar en el que un bote pudiese desembarcar; aunque me arriesgué de que fuese golpeada y hecha pedazos por tratar de desembarcar en el único lugar que me pareció que había una posibilidad. Después de esta escapada, traté más lejos, pero sin éxito; nos llegó la oscuridad y si no regresaba de inmediato, durante el reflujo, la corriente de flujo habría comenzado y me habría obligado a fondear con un rezón, durante una noche glacial, con fuertes corrientes de marea y con la tripulación del bote totalmente mojada. Por lo tanto, me devolví, y bogamos hacia la bahía Buen Suceso., ayudados por la marea, pero el mar revuelto hizo que la embarcación se llenara de agua hasta la mitad más de una vez, por lo que dimos gracias cuando estuvimos nuevamente a salvo a bordo del "Beagle".
Habiendo fracasado este plan para establecer la latitud del cabo San Diego, pensé efectuarlo fondeando el "Beagle" en el estrecho, unas dos o tres millas al este de la bahía Buen Suceso, y entonces unir el cabo mediante triangulación con puntos conocidos, los extremos de esta bahía y el cabo Buen Suceso , estaban correctamente determinados, servirían de base.
"Junio 5.- Obtuve algunas observaciones del sol esta mañana y al mediodía, además de demarcaciones y ángulos para verificar otros anteriores. Toda la tripulación estuvo ocupada en hacer leña y aguada, preparándonos para volver a Monte Video. Un gran albatros fue derribado por mi timonel, medía aproximadamente catorce pies de un lado a otro de sus alas.
"6.- La nieve que cubría el suelo cuando estuvimos aquí por primera vez se había ido, y el tiempo era relativamente suave. La escarcha de la noche no fue más que la de una noche de invierno en Inglaterra, los termómetros registraban entre 27° y 32°. La marea fue cuidadosamente registrada este día, porque había luna llena. La plea fue a las cuatro y cuarto, y la marea subió siete pies.
"7.- Desatracamos, viramos y zarpamos hacia el este para fondear con el ancla de respeto, con un gran calabrote, en cincuenta brazas de agua, a unas tres millas de bahía Buen Suceso. Después de tomar las demarcaciones y ángulos necesarios viramos a las once, y nos dirigimos hacia cabo San Diego con el comienzo del flujo. La corriente de marea era fuerte, por lo que avanzamos rápidamente, y pronto estuvimos fuera del estrecho, pero como deseábamos ver el máximo posible de la costa NE, mientras avanzábamos hacia el norte, viramos hacia el viento y nos mantuvimos cerca de la costa durante la noche, ya que el tiempo estaba bueno y estable.
"Antes de dejar bahía Buen Suceso y el estrecho de Le Maire, me sentía satisfecho del conocimiento que habíamos obtenido de las mareas, que son tan regulares y poco temibles como en cualquier parte del mundo donde tiran con fuerza. Ellas materialmente ayudarán a cualquier buque en su paso por el estrecho, el que es muy ancho, completamente libre de obstáculos de cualquier tipo y tiene a la mano la bahía Buen Suceso, en caso que el viento o la marea pudiesen fallar. Cuando la marea se opone al viento y al oleaje, siempre hay unos fuertes, y, para buques pequeños, peligrosos escarceos a la altura de cabo San Diego, donde el agua es menos profunda que en cualquier otro lugar (Escarceos solo fueron encontrados en un lugar durante el último viaje del "Beagle"), nos encontramos así en una marea muerta, pero eso me hizo recordar que en otro día, en plena primavera, el día después de la luna llena, pasamos por el mismo lugar, con media marea, con el agua perfectamente en calma, y vimos fuertes remolinos en todas direcciones, y el gobierno del buque fue un poco afectado por estos. Se produce la pleamar en bahía Buen Suceso poco después de las cuatro de la tarde, en los días de luna llena o nueva, y la bajamar exactamente a las diez de la mañana. La corriente de marea llenante comienza a tirar hacia el norte aproximadamente una hora después de la bajamar, y el reflujo, hacia el sur, más o menos al mismo tiempo después de la pleamar. El aumento perpendicular de la marea es de seis a ocho pies. En cabo Pilar el cambio de la marea, en la marea alta es al mediodía; pero a lo largo de la costa SO y SE la hora aumenta gradualmente hacia esta costa. Desde el cabo San Diego el flujo de la marea corre hacia el norte y el oeste a lo largo de la costa, y es de uno a tres nudos, tan lejos como veinte millas a lo largo de la costa; y el reflujo en la dirección contraria, pero no tan fuerte, excepto en la bahía San Vicente. El flujo en el estrecho de Le Maire corre aproximadamente a unos dos nudos por el centro del canal, más o menos de acuerdo al viento, y el reflujo es de cerca un nudo. Quizás, a veces, cuando una fuerte marea de sizigia es retrasada por el viento norte, se producen peligrosos escarceos a la altura de cabo San Diego, como las olas estacionarias de otras partes del mundo.
Las profundidades son bastante regulares, y pueden advertir que uno se está acercando a la isla de Los Estados o a la costa NE, y pueden guiar a un buque hacia el canalizo del estrecho, pero no debe confiarse mucho en ello, cercanos a la costa rocosa de la isla de Los Estados.
"Bahía Buen Suceso es un excelente fondeadero para naves de cualquier tamaño que deseen hacer leña o agua, pero no sería apropiado para una nave que requiriera estar estable para reparaciones, ya que el oleaje frecuentemente ingresa en ella. Es bastante segura, aún, en la temporada de invierno, cuando los temporales del este son comunes, ninguna nave debería fondear muy cerca del centro de la bahía, como lo podría hacer durante el verano, porque la mar gruesa (aunque raras veces) ingresa en ella. No tratamos de obtener pescados, porque no teníamos tiempo de sobra, y solamente le disparamos a unas pocas aves.
"El 8.- un día muy bueno, con muy poco viento, estábamos frente al cerro plano llamado la Mesa de Orozco, y, desde la cofa, tuve un amplio panorama de la tierra adyacente. Cerca de bahía Suceso y el monte Campana el terreno es alto, pero al norte de bahía Suceso desciende hacia cabo San Diego, el cual es una punta larga y baja que se proyecta. Desde allí, tan lejos como pude ver, la costa NE se extiende, baja, con excepción de unas pocas colinas aquí y allá, no interrumpida por estuarios; la tierra cercana a ella son colinas de aspecto agradable y valles, con bosques y totalmente libre de nieve. Pude distinguir una cadena de montañas cubiertas de nieve la cual debería estar cercana al seno Almirantazgo, el terreno a este lado de ellas parecía ser una sucesión continua de colinas y valles, con solo unos pocos cerros cubiertos de nieve, aunque estábamos en la mitad del invierno. Vimos humo en un solo lugar, a unas dos millas tierra adentro. En la tarde tuvimos una brisa desde la orilla, la que nos mantuvo navegando a lo largo de costa, la luna brillaba intensamente y el tiempo estaba bueno. Me quedé bastante cerca de la tierra, durante la noche, con el fin de estar cerca de la entrada del supuesto canal San Sebastián en la mañana.
"A la medianoche el cabo Santa Inés estaba a una distancia de tres a cuatro millas de nosotros, pero desde allí se veía muy poco de la tierra, hasta las tres, cerca del cabo Peñas, en que el tiempo se puso brumoso y el viento roló hacia el NE, lo que hizo que me mantuviera más lejos de la costa hasta que amaneció (9.-), cuando avanzamos en dirección a tierra. Habiendo encontrado que el cabo Santa Inés y el cabo Peñas estaban correctamente situados en la carta que usábamos, pensé que el cabo San Sebastián no tendría por que estar mal, y habíamos efectuado varias observaciones durante la primera parte de la noche para corregir nuestra estima. Nos dirigimos hacia la costa, rápidamente la profundidad del agua disminuyó, y encontramos que el oleaje en la orilla aumentaba. Habiendo llegado a lo que yo suponía era el cabo San Sebastián, y viendo desde la cofa una gran abertura hacia el norte, similar a la que figuraba en la carta, con tierras bajas aún más hacia el norte correspondiente a las orillas de la bahía "Nombre de Jesús", me dirigí hacia allá confiadamente, pensando en lo bien que las cartas habían sido levantadas, y a pesar que la sonda disminuía a medida que avanzábamos. Viendo, sin embargo, desde la cofa, los que parecían ser unos escarceos, a una distancia de dos a tres millas, llamé al contramaestre, quién había estado muchas veces entre las corrientes de marea de esta costa, para pedirle su opinión, pero antes que él pudiera subir, vi que había una costa muy baja, casi al nivel del mar, y que lo que yo había creído que eran escarceos, eran las olas en la playa. Nos detuvimos un poco más lejos donde teníamos siete brazas de agua sobre un fondo arenoso de barro negro, con trozos de pizarra negra. En ese momento, el tiempo había despejado lo suficiente como para ver la tierra quince o veinte millas a cada lado, pero nada que pareciera como una abertura, por el contrario, una planicie se extendía hacia el oeste, tan horizontal como el mar, viramos hacia el viento y nos dirigimos a lo largo de la costa SE, buscando una entrada, creyendo que me había sobrepasado del lugar verdadero, especialmente porque la tierra continuaba plana y sin interrupciones, por muchas millas hacia el NO, mientras que hacia el SE parecía montañosa e irregular.
"Habiendo recorrido a lo largo de la costa varias millas, mirando todavía desde la cofa que continuaba el mismo tipo de costa, tan lejos como alcanzaba ver las olas en la playa, sin ninguna abertura, viramos y nos dirigimos hacia el norte, seguros que el canal San Sebastián no existía dentro de muchas millas de la posición que figura en la carta.
"En la tarde el tiempo se puso muy brumosos, con lluvia, un viento regular soplando directamente hacia la costa y los barómetros bajando, por lo que izamos velas para alejarnos de tierra y de las aguas bajas, en las que se producían grandes olas por la forma del fondo. A medianoche estábamos a una buena distancia.
"El día 10.- viento regular del NE, barómetro bajo, tiempo brumoso, con lluvia constante, me habrían impedido acercarme nuevamente a tierra si hubiese estado dispuesto a hacerlo. Aunque estaba renuente a dejar alguna parte de la costa de la Tierra del Fuego inexplorada, mientras tuviera el buque tan operativo, y a todos conmigo con buena salud, pero también tenía que recordar nuestra distancia del punto de randezvous designado, el estado de nuestras provisiones, de las cuales quedaban a bordo solo para tres semanas, y que se me ordenó estar en Río de Janeiro el 20 de este mes. Por lo tanto decidí acelerar hacia puerto Deseado, en beneficio de las medidas de los cronómetros, y de allí dirigirnos a Monte Video y Río de Janeiro. Previamente había considerado llevar a los fueguinos, que teníamos con nosotros, a Inglaterra, confiando que el beneficio final que obtendrían de haber conocido nuestros hábitos y lenguaje, compensarían el alejamiento temporal de su país. Pero esta decisión no había sido considerada cuando los traje por primera vez a bordo, yo entonces pensaba detenerlos sólo mientras estuviéramos en sus costas, aunque después viendo que eran felices y estaban con buena salud, comencé a pensar en las diversas ventajas que podrían resultar para ellos y para sus compatriotas, como también para nosotros, llevarlos a Inglaterra, educarlos tanto como fuera posible, y entonces traerlos de regreso a Tierra del Fuego. Estas ideas fueron confirmadas al encontrar que las tribus fueguinas, al este del seno Christmas, eran hostiles con la tribu de York Minster, y por lo tanto no podíamos, por un sentido de humanidad, desembarcarlos en bahía Nassau o cerca del estrecho de Le Maire. Tampoco pude desembarcar al niño de nuevo, cuando estuvimos en la parte este de bahía Nassau, sin arriesgar su vida, por lo tanto sólo tenía la alternativa de regresar al oeste, a la tierra de su propia zona, lo que en las circunstancias actuales era imposible o bien llevarlos a Inglaterra. Al adoptar este último curso de acción tomaba una gran responsabilidad, pero estaba plenamente consciente de lo que estaba haciendo.
"Los fueguinos resultaron mucho más lentos en el aprendizaje del inglés de lo que yo esperaba por su rapidez como bufones, pero ellos comprendieron claramente cuando dejamos la costa que volverían a su país en un tiempo futuro, con hierro, herramientas, ropa y conocimientos que podrían difundir entre sus compatriotas. Ellos ayudaban a la tripulación cada vez que era necesario, eran extremadamente dóciles y de buen humor, aún teniendo dolores por caminar correctamente, y superar la posición en cuclillas de sus compatriotas.
"Cuando estuvimos fondeados en bahía Buen Suceso, ellos desembarcaron conmigo más de una vez, y en ocasiones tomaron un remo en la embarcación, sin que parecieran albergar un pensamiento de querer escapar.
"Durante la noche del 13, estuvimos cerca de tierra a la altura de bahía Oso Marino, el viento, sin embargo, soplaba hacia el norte y una fuerte corriente tiraba hacia el SE, lo que nos llevó nuevamente hacia afuera.
"El 14.- estuvo oscuro, las nubes impidieron que efectuáramos cualquiera observación, pero a las tres de la tarde, llegamos a tierra, un poco al norte de puerto Deseado, cerca de un lugar llamado en la carta "Rivers Peak". El viento había rolado hacia el sur y la corriente tiraba hacia el norte, impidiendo que llegáramos más cerca del puerto ese día.
"Al amanecer del día 15.- estábamos de nuevo a la altura de "Rivers Peak", no obstante haber desplegado todo nuestro velamen para llegar más al sur durante la noche. Estábamos veinte millas al norte en ese momento; pero un cambio en el viento y el cambio de la marea en nuestro favor nos llevaron hacia la entrada del puerto, en el que maniobramos, cuando la bajamar justo había terminado, y fondeamos en frente de las ruinas. Mi primera preocupación fue buscar huellas del "Adventure" y del "Adelaide", pero no encontré ninguna. Una botella que había dejado como señal para el "Adelaide", en nuestra última visita, por instrucciones del comandante King, estaba exactamente donde la había dejado, y los papeles que contenía estaban intactos. Mientras estuvimos en el puerto, obtuve buenas observaciones, el tiempo estuvo despejado, aunque muy frío. No le disparamos a ningún guanaco, aunque vimos muchos, pero bastantes aves marinas fueron traídas a bordo (La pólvora y las balas gastados aquí nos proporcionaron provisiones frescas para cuatro comidas de toda la tripulación). Me regalaron un membrillo que fue encontrado en el lugar donde la colonia española había hecho un jardín. Nos dimos cuenta que las huellas de los guanacos en la costa de aquí no eran tan grandes, casi la mitad, de las que últimamente habíamos visto en Tierra del Fuego. Me fijé especialmente en las corrientes, a fin de compararlas con lo observado anteriormente y con las mareas del puerto; ahora puedo afirmar, decididamente, que el flujo de la marea viene del sur, y que el reflujo tira hacia el sureste. Al norte de puerto Deseado, o desde puerto Deseado hasta cabo Blanco, el flujo es más fuerte, pero a la altura de la isla Pingüinos lo es el reflujo, creo, el más fuerte, tira unos dos a tres nudos. La plea y la estoa en puerto Deseado, son a las doce y media, en los días de luna llena o nueva. Las mareas, si no son tomadas en consideración, podrían complicar mucho la entrada de un buque a este puerto.
"El 21.- zarpamos, con un viento regular del SO; y a las nueve A.M. del 25.- estando aproximadamente una milla al sur de la posición denunciada de las rocas Ariel, y cerca de la longitud nominal, viramos hacia el viento y recorrimos una cierta distancia por el paralelo, buscando rompientes en el agua. Había un oleaje muy irregular y grueso, tanto como si hubiese sido levantado por un temporal, pero causado aparentemente por una corriente, y mientras esperábamos para tomar la altura meridiana, antes de demarcarlo, habíamos recorrido veinte millas sobre el mismo paralelo, se levantó una mar gruesa por la aleta, que golpeó a nuestro bote de la aleta de barlovento, y lo lanzó sobre la cubierta, rompiendo ambos pescantes de hierro. Uno de los pescantes del bote de sotavento también fue dañado por el tirón, y la parte de popa del buque fue bien bañada por el agua. Trincamos los dos botes nuevamente, pero el de barlovento quedó mal trincado. Por un momento, pensé que de verdad habíamos encontrado las rocas, pues el fondo negro de una inmensa ballena muerta justo en ese momento apareció muy cerca del buque, lo que aumentó mucho la sensación. Creo que estábamos donde se encuentran dos mareas o corrientes, donde árboles viejos, ballenas muertas, etc. se encuentran a menudo, y que han causado con frecuencia los informes de rocas, porque el agua no era más baja que la que habíamos encontrado durante el día, la profundidad había variado entre cuarenta y cincuenta brazas; por lo que una vez obtenida la altura meridiana, viramos y gobernamos a nuestro rumbo de nuevo.
"El día 26.- entramos en la Plata, y a la una A.M. del 27.- vimos la isla de Lobos, y poco después la tierra alta cercana al Pan de Azúcar. Continuamos navegando hacia el oeste y al amanecer estábamos a la altura de punta Ballena, pero el viento era débil y la corriente contra nosotros, por lo que perdimos durante el día lo que habíamos ganado durante la noche. A las siete P.M. la corriente corría tan fuerte hacia fuera del río que nos vimos obligados a fondear un anclote con un calabrote resistente para mantenernos, si bien teníamos todas nuestras velas desplegadas yendo entre cuatro y cinco nudos a través del agua. Cuando el calabrote trabajó, tiramos la corredera, la que marcó que la corriente era de más de cinco nudos. Esto era a la altura de Maldonado, Lobos estaba en la demarción NNE, a cuatro millas de distancia. Poco después de las nueve la corriente disminuyó, viramos el anclote y navegamos río arriba, el viento era aún del oeste, pero la corriente ahora se había vuelto en nuestro favor. La fragata US "Hudson" pasó, gobernando hacia el este, ellos fueron las primera velas que habíamos visto desde que zarpáramos de San Carlos de Chiloé. Al amanecer de la mañana del (28.-) avistamos el faro Flores, el que fue informado como que era un buque navegando. Poco después otra nave fue informada como que navegaba con todo sus velas; este era el Monte mismo, tan curiosamente eran distorsionados los objetos por la neblina. Poco después del mediodía fondeamos en Monte Video, y por el comandante Talbot, del HMS "Algerine", supe del arribo y posterior zarpe del "Adventure" y del "Adelaide". El 9 de julio zarpamos de Monte Video, el 18 avistamos las tierras altas sobre la isla Santa Catalina, y después de anochecer fondeamos en la bahía. El objetivo de mi recalada allí fue continuar la cadena cronométrica, entre Tierra del Fuego y Río de Janeiro, con intervalos tan cortos como fuese posible, y los resultados así obtenidos resultaron ser muy satisfactorios.
"Mientras estuvimos en Monte Video traté de vacunar a los fueguinos, pero el virus no tuvo ningún efecto en ellos. La pequeña Fuegia estuvo viviendo varios días con una familia inglesa, quienes fueron sumamente amables con ella, y los otros bajaron a tierra conmigo diferentes veces. Nadie se fijó en ellos, siendo muy parecidos a los indios de la vecindad.
"El asombro y curiosidad evidente debido a lo que veían, extraordinario para ellos tanto como el lugar completo, fue mucho menor de lo que yo había esperado, sin embargo su conducta era interesante y cada día estaban más comunicativos. Aquí fue donde primero escuché de la costumbre que tenían de comerse a los enemigos capturados en la guerra. Las mujeres, ellos me explicaron, se comían los brazos, y los hombres las piernas; el tronco y la cabeza eran arrojados al mar.
"El 23 zarpamos de Santa Catalina, y el 2 de agosto fondeamos en el puerto de Río de Janeiro".

Aquí terminan los extractos del Diario del comandante Fitz Roy.

El "Adventure" y el "Beagle" zarparon juntos de Río de Janeiro el 6 de agosto, habiendo dejado al "Adelaide" como tender del buque insignia, pero reembarcando a sus oficiales y tripulación, y después de una tediosa travesía, fondearon en el seno Plymouth el 14 de octubre. Ambos buques fueron poco después desactivados; el "Beagle" en Plymouth y el "Adventure" en Woolwich.