martes, 1 de septiembre de 2009

Volumen I Capítulo XX (Noviembre 1829 - Enero 1830) Páginas 360 a 385




El “Beagle” zarpa de San Carlos – Entra al estrecho – Puerto Misericordia – Cabo Pilar – Apóstoles – Jueces – Isla Recalada – Cabo Gloucester – Bahía Dislocación – Islas Week – Fueguinos – Bahía Latitud – Dotación del bote en peligro – Petreles – Canalizos – Bahía Otway – Cabo Tate – Islas Fincham – Seno Profundo – Bahía Breaker – Islas Grafton – Comentarios geológicos – Canal Bárbara – Monte Skyring - Compases afectados – Croquis – Provisiones – Oportunidad perdida.


El comandante Fitz-Roy recibió sus órdenes el 18 de noviembre (véase el Apéndice), zarpó de San Carlos a la mañana siguiente, navegó en dirección sur, se acercó a la entrada del estrecho de Magallanes en la noche del 24. Lo siguiente son extractos de su Diario:
"Con la luz del día del 25, y el viento del SO, avistamos el cabo Pilar directamente por la proa (ENE del compás), distante siete u ocho leguas. El viento se debilitó, y fuimos arrastrados por una corriente hacia el SO, lo que nos obligó, estando cerca del cabo, alterar el rumbo del ENE al NNE, a fin de evitar que llegásemos demasiado cerca de las rocas Apóstoles. Una peligrosa roca, sumergida, en la que rompe el mar, se encuentra a media milla más hacia el norte que cualquiera de los Apóstoles. El cabo Pilar es un promontorio separado, y tan notable que ninguna persona puede fallar en reconocerlo fácilmente.
"Una muy buen latitud obtuvimos al mediodía, a partir de la cual, y la demarcación astronómica del cabo, determinamos su latitud dentro de media milla de la que figura en la carta del comandante Stokes y el teniente Skyring; y como el tiempo estaba despejado y claro, se hicieron bocetos de todas las tierras circundantes. A la una, pasamos el cabo, y a las tres, fondeamos en puerto Misericordia. Por la distancia que habíamos recorrido, registrada por la corredera y comparada con la de la carta, habíamos tenido una corriente en contra de más de un nudo.
“Maniobrando para entrar a puerto pasamos sobre varios manchones de sargazos, bajo los cuales el fondo era claramente visible, pero la sonda nunca marcó menos de cinco brazas hasta que estuvimos a punto de fondear, porque pasamos por un lugar lleno de malezas en el que tuvimos tres brazas. Esto fue aproximadamente a un cable más cerca de la costa (hacia la montaña más alta) que el punto recomendado por el teniente Skyring como buen tenedero, hacia el cual nos movimos con espías y fondeamos. Probó ser un muy buen tenedero, de arcilla muy dura.
“27.- Una prometedora mañana me tentó en tratar de obtener observaciones y una serie de ángulos en o cerca del cabo Pilar. Por eso dejé el buque a cargo del oficial de navegación y fui en un bote al cabo. Desembarcar cerca de él con mucho oleaje no fue fácil por aquellas rocas empinadas y resbaladizas; finalmente llegamos a tierra en una ensenada y subimos los instrumentos mediante cuerdas, pero no pudimos continuar más allá debido a los precipicios. Por lo tanto renuncié de este intento y fui por fuera del cabo, a buscar un lugar mejor, pero todos parecieron ser igualmente malos y debido a que el tiempo comenzó a obscurecer, era inútil perseverar. Cuando íbamos hacia el cabo y en el regreso, medí la distancia mediante la corredera, encontrando que la media de las dos lecturas coincidía con la de la carta. La corriente que había, tiraba hacia el oeste.
“Un pequeño buey, que habíamos traído desde Chiloé, fue sentenciado a terminar su viaje en este lugar, y probablemente fuimos las primeras personas en comer carne de vacuno fresca en el estrecho de Magallanes.
“28 y 29.- Días sombríos, con mucho viento y lluvia; y las ráfagas muy violentas que venían por sobre las montañas nos impidieron hacer cualquier trabajo, fuera del buque.
“30.- Todavía continúa soplando y lloviendo.
“Diciembre 1 y 2.- Días nublados, con viento fuerte, pero en un corto intervalo en que brilló el sol con gusto lo empleamos en comparar nuestros cronómetros.
“3.- Esta mañana levamos y maniobramos para zarpar. A la una p.m. estábamos tres millas al oeste del cabo Pilar, con la presencia de un temporal del NO. Poco después, el tiempo estaba tan brumoso, que no podía ver ninguna parte de la costa, por lo que me mantuve distante de la orilla, con poco velamen, esperando tener una mala noche. Contrariamente a lo esperado, el viento no aumentó mucho, pero el tiempo cerrado y el fuerte oleaje me indujeron a mantenerme más alejado de lo que primero había deseado. A las once p.m. Nos empopamos y nos mantuvimos ahí hasta el amanecer del 4, cuando nos dimos cuenta que nos encontrábamos mucho más al sur y que la costa del cabo Pilar estaba en dirección N al O, el cabo mismo estaba cerrado. Navegamos hacia tierra, con la esperanza de poder sacarle algún provecho al día, pero estos deseos pronto terminaron, porque antes de que hubiésemos navegado una distancia suficiente para trazar una línea de base, el tiempo se puso tan brumoso que nos obligó ceñir. Vimos justo lo suficiente para descubrir una serie de rocas y rompientes situadas a considerable distancia de la costa. Después del mediodía despejó, por lo que nuevamente nos dirigimos hacia tierra, pero encontramos que la corriente nos tiraba con fuerza hacia el sur, por lo que fue necesario desplegar todas nuestras velas y ceñir para evitar perder de vista la tierra. Con el viento fuerte y un barco marinero bueno para ceñir no podíamos mantener nuestro rumbo y a las siete de la tarde estábamos cerca de un islote que se desprende del cabo Sunday. Habíamos visto muy poco de la costa hasta ahora: la corriente había vuelto la corredera de patente inútil para medir bases y el tiempo era muy desfavorable para efectuar observaciones astronómicas. La tierra parecía ser alta y montañosa hasta tan lejos como el cabo Deseado, desde donde parecía más baja y más quebrada, formando una gran bahía entre este cabo y el cabo Sunday. Varias rocas en las cuales la mar rompía violentamente se esparcían a cierta distancia de la costa, además de esos dos grupos llamados los Apóstoles y los Jueces, este último cercano al cabo Deseado y el primero un poco al sur del cabo Pilar.
“5.- Para nuestra verguenza, nos encontrábamos a gran distancia de la costa; la isla Recalada que estaba ocho millas a sotavento en la tarde anterior, ahora estaba de cara al viento y a unas seis leguas. Un viento fuerte, con mucho oleaje, nos impidió recuperar la tierra perdida que se encontraba en dirección norte, por lo que preferí mantenerme hacia el SE llevado por el viento buscando un puerto, pues parecía inútil tratar de levantar esta costa mientras navegáramos, teniendo que lidiar contra obstáculos como una corriente de una milla por hora y un cielo generalmente cubierto de nubes. Nuestra única posibilidad pareció ser ir de puerto en puerto manteniéndonos cerca de la costa.
“Detrás de la isla Recalada la costa forma una bahía profunda, aparentemente llena de islas y se dice que hay en esta parte una comunicación con el estrecho de Magallanes. Mirando desde el mar parece que hay una abertura.
“Desde el punto más al sur de esta bahía la costa presenta una línea alta y regular por unas pocas millas, y luego hay una sucesión de islotes, rocas y tierra quebrada. Estuvimos cerca de las rompientes, pero ya era muy avanzada la tarde como para encontrar un fondeadero. Vi sargazos en la superficie del agua, que crecían desde el fondo, en los que la sonda marcaba una profundidad de cuarenta y cinco brazas. Era una caleta abierta, de aspecto salvaje, llena de rocas y rompientes, y muy expuesta.
“Nos mantuvimos fuera, aproados al viento, con la esperanza de abatir hacia el norte y al oeste durante la noche, pero a medianoche calmó y cuando amaneció el día 6, para nuestra sorpresa nos encontrábamos al sur del cabo Gloucester, un alto y notable promontorio, que se ve separado de la tierra como si fuese una isla, con una cumbre puntiaguda, la cual, desde el sur, aparecía dentada. El día se presentaba excelente con una brisa proveniente del SE la que gradualmente fue aumentando, por lo que tuve la esperanza de ver más de la costa, a lo largo de la cual habíamos sido empujados tan rápido y tan en contra de nuestros deseos.
“Mientras recorríamos la costa, observé varios estuarios que probablemente proporcionaban buenos puertos. Esta costa no tiene, de ninguna manera, la apariencia escabrosa y áspera que yo esperaba, pero la cantidad de islotes y rompientes son suficientes para darle un aspecto de lo más peligroso. La tierra no es muy alta cerca del mar y parece ser boscosa en los lugares en que el viento predominante permite a los árboles crecer. Efectuamos sondajes a varias distancias dentro de las cuatro millas de la costa y la profundidad generalmente fue entre las veinte y las cien brazas. Se puede formar una buena idea de la corriente que nos tiró hacia el SE cuando digo que incluso con un viento fresco y favorable, nos tomó el día 6 completo regresar al lugar que habíamos dejado la tarde anterior.
“7.- Al amanecer soplaba un temporal, pero nos mantuvimos ahí, un poco al sur del grupo de rocas llamadas los Jueces, hacia una parte de la costa que podría proporcionarnos un puerto. Al acercarnos vimos un estuario, aparentemente grande; pero con su boca obstruida por rocas y rompientes, por lo que no quise entrar sin antes enviar un bote, pero el viento soplaba demasiado fuerte y también había demasiada marejada como para arriar uno; por lo que nos mantuvimos afuera esperando que amainara, pues el lugar cumplía plenamente con mis deseos de estar lo suficientemente cerca de los Apóstoles y de los Jueces para fijar su posición. Esta mañana el señor Murray resbaló en la cubierta del castillo y se dislocó un hombro: un accidente que nos privó de sus servicios por algún tiempo, y en recuerdo de ello, llamamos al lugar en que fondeamos más adelante, bahía Dislocación. Tantas rocas se desprenden de esta costa que una embarcación no debería aproximarse a ella a no ser que tuviese luz de día y tiempo despejado. El escandallo servirá de advertencia si el tiempo estuviese brumoso ya que las sondas se extienden a lo menos hasta cuatro millas de la costa, a cuya distancia hay desde treinta hasta cien brazas, y en términos generales, hay menos agua a medida que uno se acerca a la costa.
“El 8, 9, 10.- estuvimos atareados en el levantamiento del puerto y la costa adyacente. En este lugar se puede obtener fácilmente agua, ya que las chalupas pueden vararse en un arroyo de agua dulce que desciende de las montañas. También hay madera en abundancia. El puerto es lo suficientemente grande para cuatro embarcaciones pequeñas y el fondo es muy parejo, entre las quince y veinticinco brazas, de fina arena blanca. La entrada es angosta, pero todos los peligros son visibles y ahora están señalizados en la carta. Está muy expuesta a los vientos y al oleaje del oeste los que juntos podrían impedir por semanas a una embarcación hacerse a la mar.
“11.- Un viento fuerte y mucha oscuridad impidieron el zarpe hasta cerca del mediodía, en que amainó, aunque el tiempo estaba aún muy cerrado. Entonces maniobramos con una pequeña y variable brisa, que nos complicó cerca de la entrada, pero al fin tuvimos un buen zarpe. Me alegró estar fuera porque nuestros trabajos en el puerto estaban terminados y había temido que el viento oeste nos detuviera. El promontorio, justo al sur de bahía Dislocación me pareció que era el cabo Deseado y al que estaba hacia el norte lo llamé punta Chancery. El señor Wilson subió algunos cerros de la parte trasera del puerto, desde los cuales vio muchos lagos, entre colinas escarpadas y estériles, pero una vista más lejana estaba obstruida por otras montañas.
“Un remo fue recogido cerca del lugar de la aguada y reconocido por uno de los hombres como el mismo que había sido dejado en una roca cercana al cabo Pilar (En ensenada Observación) por el comandante Stokes en enero de 1827. No cabía duda del hecho, porque las iniciales del hombre estaban grabadas en el remo; y es una curiosa prueba de la existencia de una salida hacia el lado sur del estrecho (cerca del cabo Pilar) y de cómo continuó a lo largo de la costa. Encontramos vestigios de fuego, lo que demuestra que los nativos visitan esta expuesta parte de la costa. El terreno aquí es alto, escarpado y muy árido, excepto en los valles, donde crecen muchos árboles. Algunas aves silvestres fueron vistas y se les disparó.
“Desde cabo Deseado, la costa es alta y pareja por tres millas; (un islote rocoso se encuentra a casi una milla de la costa) entonces hay un abra la cual probablemente conduce a un buen puerto detrás de varias islas. Siguen varias islas, por un espacio de dos millas, después de las cuales está bahía Barrister; un lugar muy expuesto, lleno de islotes, rocas y rompientes que se extiende hasta cerca del canalizo Murray. Navegando a lo largo de esta costa pasamos por dentro de varias rompientes; y espero haber registrado todas las que estaban a la vista, pero no podemos estar seguros, porque las rompientes en las rocas que están bajo la superficie del mar no siempre se dejan ver. Como estaba oscureciendo, viramos hacia el viento, cerca del cabo Sunday y cuando hacíamos esto, fuimos alarmados por una gran rompiente cuya espuma, de repente saltó, a la distancia del largo de un buque pequeño de nosotros. Aunque habíamos mirado en todas direcciones no habíamos visto previamente ninguna rompiente cerca de ese lugar. Durante la noche desplegamos todo el velamen para evitar derivar hacia el SE y con la luz del día me alegró ver que no habíamos perdido terreno así es que gobernamos hacia tierra rodeando la isla Graves. Vimos varias abras, ceñí hasta cerca de un punto y traté de entrar en uno de ellas, sin embargo, el viento lo impidió, por lo que fondeamos en un sitio expuesto, pero con un buen tenedero. Encontramos un grupo de islas con tantos fondeaderos entre ellas, que pensé que estos debían ser levantados. Regresé abordo, viramos y maniobramos hacia la abertura más cercana. Entramos y mediante las espías llegamos a un fondeadero que está a cuatro cables de un canalizo estrecho y fondeamos en veinticuatro brazas con fondo de arena y barro arcilloso.
"13.- Encontramos muchas chozas en la vecindad, lo que demuestra que nuestros conocidos fueguinos eran visitantes ocasionales. El puerto interior parecía ser una excelente cuenca, pero su fondo lo encontramos de inferior calidad del que había en donde el "Beagle" estuvo fondeado.
"15.- El viento fuerte y la lluvia frecuente impidió que pudiésemos trabajar fuera del buque este día. Fui a la cima de una montaña cercana a la nave, pero no puede tomar muchos ángulos por las violentas ráfagas de viento y la lluvia. En la noche tuvimos un duro temporal: las ráfagas soplaban furiosas en las alturas, lo que nos obligó fondear una tercera ancla y afirmar los masteleros. Estábamos muy protegidos del viento verdadero, pero nos alcanzaban con más efecto los williwaws, que bajaban con gran fuerza. Aunque enfadado por no haber podido ir muy lejos de la nave, fuimos ciertamente muy afortunados de soportar este temporal en un fondeadero seguro. Parecía que en el mar soplaba muy fuerte.
"16.- El fuerte viento durante todo el día, con mucha lluvia, impidió nuestra salida de la nave. En mi salida del día 15, al bajar encontré algunas rocas de pórfido rojo, iguales a las cercanas a puerto Deseado y las primeras que había visto en estos lugares. Otra novedad fue un tramo de cerca de dos acres de pura arena blanca finamente cubierto con hierba.
"Aunque estábamos en la mitad del verano, el tiempo no era mucho más cálido que en el invierno. El promedio de temperatura del termómetro era unos diez grados mayor siendo casi la misma, que durante los meses de agosto y septiembre, en Chiloé.
"17.- Continuó el mal tiempo. Este día no hubo trabajo con los botes. Por la tarde intenté subir a la montaña que había subido el martes, para bajar un teodolito que había dejado allí, pero el viento me obligó a regresar sin éxito.
"18.- Tiempo similar continuó hasta el mediodía: frecuentes ráfagas y fuerte lluvia: estando el cielo permanentemente nublado no hemos visto ni el sol ni las estrellas. Aunque no hemos avanzado con este tiempo, fue una satisfacción pensar que hemos perdido sólo tiempo; y que evitamos mucho desgaste de la nave al estar fondeados en lugar de estar en la mar. En la tarde moderó el viento, nuestros botes salieron y el buque fue alistado para navegar. Tratamos de cazar algunas focas, que fueron vistas en una roca cerca del puerto, pero eran demasiado precavidas..
"Mi bote casi zozobró por una rompiente enceguecedora, que se levantó de repente bajo él y que en un instante lo rodeó y lo dejó flotando sobre una ola de espuma blanca, que rompió a su alrededor, pero sin volcarlo o inundarlo.
"19.- Viramos y nos dirigimos a un fondeadero en la isla Recalada que yo había visto desde las alturas. Fondeamos en una bahía protegida situada en la parte norte de la isla más grande, en el paso este que la separa de la más pequeña. Estas islas son altas y, hacia el mar, estériles; pero los lados de las colinas, hacia el este, están densamente arbolados.
"Una gran humareda cercana a la bahía nos mostró, que los fueguinos estaban en posesión del lugar donde pretendíamos acomodarnos; y poco después que fondeamos, apareció una canoa que se dirigió hacia nosotros llena de hombres, mujeres y niños, dieciséis en total. Eran en todos los aspectos similares a los que frecuentemente habíamos encontrado antes; y por su poco interés en cambiar pieles o pellejos, a menos que fuera por artículos útiles, tales como cuchillos, etc., parecía que habían tenido relaciones con europeos: collares y baratijas no los valorizaban. Tenían, en la canoa, muchos huevos y aves muertas, las cuales ellos comían crudas: las aves eran celestes, o palomas de color, petreles, aproximadamente de ocho pulgadas de largo, que van a tierra una parte del año para poner sus huevos en agujeros en el terreno. Durante éste y el día siguiente, tuvimos la suerte de obtener observaciones, y casi todas las demarcaciones y ángulos necesarios.
"Hasta ahora estaba satisfecho con el fondeadero; el fondo era un banco que disminuía gradualmente desde veinte a cinco brazas (arena fina), y que estaba protegido de los vientos del oeste, además de otros, excepto del norte. Habiendo obtenido especialmente buenas observaciones para la latitud a este lugar; lo llamé bahía Latitud. Es de muy fácil acceso, y también de fácil salida: cualidades mas bien raras en los puertos fueguinos. El cabo Inman situado en forma destacada, es una buena guía hacia el fondeadero.
"Domingo 20.- Un buen día, y, sabiendo su valor, lo aprovechamos. Desde una altura vi el cabo Gloucester y la punta de la tierra de este lado (el norte) de él; y hacia el norte pude distinguir la tierra cercana a la entrada del estrecho. Las islas Recalada parecen ser la parte más alta de una cadena de montañas que se extiende (en parte bajo el mar) en la misma dirección que la mayoría de las cordilleras vecinas. Muchas rocas peligrosas se desprenden de la costa del lado SO; y no hay pasada para un buque entre las islas, la abertura es reducida y en algunos lugares solo tiene dos brazas.
"21.- Esta mañana envié al oficial de navegación y al señor Wilson (Oficial del "Adventure" embarcado en el "Beagle") en una ballenera al este de la isla, para hacer un plano de esa parte, y obtener algunos ángulos y demarcaciones necesarios para la continuación del levantamiento.
"22.- Un mal día, soplando fuerte y lloviendo. El viento era del norte y NNO, levantó oleaje; y como todavía no estábamos seguros de la calidad del fondo, aunque pensábamos que aparentemente era buena, afirmamos los masteleros y arriamos cerca de un cable.
"24.- El viento roló al SO y se convirtió en algo más moderado, aunque aún arrachado, con mucha lluvia. Refrescó nuevamente en la noche, y volvió al norte.
"Navidad.- Soplando fuerte del NNO con un cielo brumoso y nublado y fuerte lluvia. Yo estaba muy ansioso por ver regresar al oficial de navegación, pero él no lo podría hacer con tal tiempo. Temía que sus provisiones se hubiesen agotado, ya que llevaba lo suficiente sólo para cuatro días, pero tenían una buena carpa, armas de fuego y municiones.
"26.- Un fuerte viento con tiempo brumoso y mucha lluvia durante todo el día. No hubo posibilidad de enviar un bote al oficial de navegación, o que ellos regresaran por el agua. La isla que era muy estrecha pudo haber sido atravesada a pie por él o alguien de su equipo si se encontraban faltos de provisiones, como no sabíamos nada de ellos confiaba que habrían encontrado suficientes aves silvestres, y no que estuvieran en peligro.
"27.- Bastante más moderada esta mañana con tiempo despejado. Mirábamos ansiosamente por la ballenera, pues, con este tiempo, podría volver a la nave sin mucha dificultad. Antes del mediodía el Sr. Wilson y el patrón de la embarcación fueron avistados en tierra haciendo señales al buque; un bote fue enviado de inmediato para traerlos a bordo. Estaban muy débiles y cansados, después de haber caminado toda la isla durante la tarde y la noche anterior, y no haber tenido alimento durante los dos últimos días. Nos dijeron que el oficial de navegación y los otro cuatro hombres estaban en una ensenada en la parte de atrás de la isla, y habían estado sin provisiones desde el 24, no habían podido encontrar mariscos o aves silvestres.
"En el momento que el Sr. Wilson llegó a bordo, yo estaba ausente tomando ángulos y demarcaciones, pero pronto fui informado de su regreso. Al mediodía dejé el barco con provisiones para una semana para los hombres del oficial de navegación y mi propia tripulación. No había perdido de vista el "Beagle" cuando me encontré con ellos regresando. Después de haberles dado algunos alimentos y dos hombres para que les ayudaran a bogar hasta el buque (estaba entonces bastante moderado y claro) continué rumbo al lugar en que ellos habían estado, con el fin de hacer lo que el mal tiempo había impedido que hiciera el oficial de navegación. Fuimos favorecidos con una excelente tarde por lo que logré obtener los ángulos y demarcaciones necesarios, regresando a nuestro barco a la mañana siguiente.
"28.- A mi regreso encontré al oficial de navegación y su dotación casi recuperados. Habían intentado todos los días regresar a la nave, pero habían sido obligados a desistir en repetidas ocasiones porque corrían el riesgo de ser arrastrados hacia el mar abierto. Las ráfagas de viento que venían de las tierras altas eran tan fuertes como para dar vuelta la embarcación, aunque ni siquiera habían levantado el mástil. La continua lluvia había humedecido la munición y la yesca quedando sin fuego o vituallas: por lo que el Sr. Wilson y el patrón fueron enviados, el sábado por la tarde, para darnos a conocer su situación.
"Cuando llegaron a la orilla del mar los fueguinos tomaron ventaja del débil estado en que se encontraban para pegarle al patrón de la embarcación y quitarle algunas de sus ropas, por lo que después de mi regreso fui en su búsqueda. Ellos sin embargo se alarmaron, y se habían ido. Esta partida consistía en alrededor de veinte personas, ocho de los cuales eran hombres, y el resto mujeres y niños. Cuando algunos de nuestros oficiales fueron a sus chozas ellos aparecieron armados con garrotes, lanzas y espadas, que parecían haber sido hechas de aros de fierro o como de antiguas cimitarras desgastados por la limpieza frecuente. Ellos debieron obtener estas, y muchas otras bagatelas que vimos, de los barcos loberos. Las visitas de esos buques, supongo, les ha enseñado a ocultar sus pieles y otros cueros, y han aprendido los efectos de las armas de fuego. La principal parte de su subsistencia en esta isla parecían ser pingüinos, focas y pájaros jóvenes, y petreles que ellos cazan de una curiosa manera. Después de haber capturado un pájaro pequeño le amarran una cuerda a su pata y lo meten en el agujero en que los petreles azules ponen sus huevos. Varias aves mayores inmediatamente agarran al intruso, y son sacadas con él mediante la cuerda.
"Viramos y maniobramos para salir de la bahía, aumentado la profundidad del agua gradualmente a medida que nos alejábamos de la costa, pero teniendo siempre el mismo fondo, arena fina. Puedo con seguridad recomendar esta bahía como un buen fondeadero para las naves y el mejor lugar a dos cables de distancia hacia el NNO del sitio en que estuvo fondeado el "Beagle". Madera y agua no se encuentran muy cerca del fondeadero como en otros puertos fueguinos, pero se pueden obtener con muy poco esfuerzo, y en cualquier cantidad, subiendo por el canalizo (entre las islas) hasta uno de los muchos arroyos que bajan de las tierras altas. Hay mucha agua muy cerca del mejor fondeadero, en el lado sur, pero con frecuencia las olas rompen sobre esa playa. Hay dos ventajas que este fondeadero posee (un buque pequeño puede atracarse entre las dos islas en lugar de fondear en el puerto exterior) y consisten en la facilidad con que un buque puede entrar o salir de él, con cualquier viento, y que su situación está bien señalizada por una punta notable, llamada cabo Inman (en homenaje al profesor), que es alta, con acantilados perpendiculares, y casi separada de las otras tierras, de modo que un buque, sabiendo su latitud dentro de las cinco millas de la verdadera, no puede dejar de reconocerlo, si el tiempo está lo suficientemente claro. Aves silvestres y mariscos son muy escasos allí, probablemente porque los fueguinos los han espantado o consumido. Desde la cima de una montaña, en el extremo este de la isla grande, vi a gran distancia dos canales o aberturas, los que parecían continuar lejos hacia el este, entre muchas islas y tierra muy desmembrada. Esta sucesión de islotes, rocas, y rompientes, tal como se presentaba la costa, fue sorprendente: conté muchos cientos, mientras miraba hacia el este desde una sola estación.
"Deseaba mucho saber a donde llevaban esas aberturas, y si existía una comunicación directa a través de ellas con el estrecho, lo que parecía casi seguro, pero teniendo en cuenta el tiempo ya pasado, la extensión de la costa a ser levantada, y la pequeña ventaja de esta información, excepto satisfacer mi curiosidad, decidí continuar al siguiente promontorio, una montaña en el extremo SE de la bahía Otway, cuya posición ya había establecido con respecto a las estaciones en isla Recalada.
"Si hay un paso a través de esas aberturas de la bahía Otway, no debe ser apto para buques, pues debe estar obstaculizado por rocas y rompientes en las que no podría encontrar refugio en caso de tiempo lluvioso antes de salir de el, y las nubes y la lluvia son frecuentes. Hasta ahora habíamos sido muy afortunados, al navegar en los intervalos de buen tiempo y fondeados en los temporales, pero esto se debía en gran parte a una muy cuidadosa atención al barómetro y al simpiesómetro.
"Después de haber dejado bahía Latitud, nos empopamos hasta la medianoche en que viramos hacia tierra nuevamente, con todo el velamen desplegado, con el fin de "mantener nuestro rumbo" en contra de nuestro antiguo enemigo, la corriente.
"Con la luz del día (29), no habíamos abatido hacia sotavento por la corriente, estábamos en una buena posición para continuar el levantamiento desde el lugar que habíamos dejado la noche anterior. Viramos tan pronto como la tierra pudo verse claramente, rodeamos la isla Recalada muy cerca de las rocas más alejadas y entonces gobernamos hacia el cabo Tate (el extremo de la montaña que mencioné ayer). Esas aisladas rocas no son muy peligrosas, pues el mar siempre rompe violentamente sobre ellas. En el cruce de la bahía Otway, la mañana estuvo clara, yo estaba preparado para agregar mucho a lo que habíamos aprendido respecto a sus costas y los peligros que hay a su alrededor. (En la bahía Otway, no lejos de la isla Recalada, hay una roca en la cual el Sr. Low encontró a fueguinos viviendo entre una serie de [aparentemente] focas domesticadas. Ver el Volumen II).
"Fuera del cabo Tate, al norte y al oeste, se encuentran las rocas College. Aquellas más cercanas al cabo, son también las más cercanas al track de un buque que navegue a lo largo de la costa, y a media milla al oeste de ellas se encuentra una roca peligrosa, bajo el agua. La mar generalmente rompe sobre ella.
"Tuvimos un tiempo muy brumoso cuando estuvimos cerca de esas rocas, lo cual nos obligó a ceñir por media hora; cuando aclaró, gobernamos hacia el cabo Tate, a una milla de distancia de la costa. Esperaba encontrar un fondeadero entre él y la islas Fincham, por lo que me mantuve lo más cercano a tierra que pude, pero al ver numerosas rompientes por la proa y hacia afuera, cambié nuestro rumbo y goberné para pasar por fuera de todas las rocas. Después que había pasado algunas de ellas, una gran bahía de boca ancha se abrió hacia el noreste lo que me tentó dirigirme a ella. Entramos al seno al mediodía, nos adentramos por casi cuatro millas sin encontrar un lugar donde fondear, no encontramos fondo aun arriando un linea de cincuenta brazas, aunque en la entrada tuvimos entre veinte y diez brazas. Como se aproximaba un tiempo brumoso, me urgía fondear en algún lugar, pues ahora estábamos impedidos de salir nuevamente. Parecíamos estar entre una multitud de islas, muy cerca unas de otras, aunque sin ningún fondeadero entre ellas; por lo que, no teniendo otro recurso, arriamos ambas anclas al final de un islote de lados muy empinados., una cayó en siete, y la otra en diez brazas de agua, y quedamos agarrados a las rocas. Arrieando medio cable en cada una, encontramos cuarenta brazas en la popa, con un fondo rocoso similar; de modo que tuvimos la agradable perspectiva de estar respaldados por ambas anclas, y derivar hacia aguas profundas a la primera tormenta fuerte. Durante el resto de ese día, nuestros botes estuvieron buscando un mejor fondeadero, pero sin éxito; encontraron manchones de fondo rocoso con diez a veinte brazas aquí y allá, pero ninguno que pudiera preferirse a nuestro islote.
"30.- Aquí encontramos una familia fueguina, compuesta por un hombre y una mujer, con sus hijos. Durante este día llovió muy fuerte por lo que no pudimos hacer nada fuera de la nave; el viento era moderado; aunque no me gustaba nuestro rocoso fondeadero, no lo pudimos cambiar.
"31.- Viento moderado, con tiempo despejado. El Sr. Murray y el Sr. Stokes fueron a diferentes partes del seno, mientras yo estuve ocupado cerca de la nave. Se hicieron observaciones de la latitud, la longitud y la variación magnética.
"1 de enero.- Durante parte de la última noche y esta mañana, el viento sopló con ráfagas muy fuertes, lo que me preocupó mucho; pero el tiempo hacía imposible que voluntariamente nos moviéramos, ya que llovía tan fuerte como soplaba. Aproximadamente a las ocho aclaró, y el viento roló al sur, por lo que viramos y maniobramos dentro del seno; pero sólo después del mediodía pasamos por su entrada, y a las siete de la tarde estuvimos fuera de todas las rompientes, el viento había sido ligero y en contra durante todo el tiempo.
"2.- A las cinco de esta mañana, estando cerca de las islas Fincham, con tiempo despejado y una brisa fresca del NO, gobernamos hacia bahía Breaker, sobre un punto sobresaliente de aspecto irregular. Habiéndonos aproximado lo más que pudimos, y tomado ángulos, gobernamos para pasar por fuera de algunas rocas muy alejadas, cercanas al medio de la bahía, porque en la costa de ellas, vi desde la cofa numerosas rompientes, rocas e islotes, en todas direcciones. No podría encontrarse un peor lugar para un buque; pues, suponiendo que viniera un mal tiempo estando en el fondo de la bahía, lo acecharían rocas e islotes aflorados, por todos lados, y sin poder guiarse por algo para evitarlos, las sondas serían inútiles; y con ese tiempo, la carta mejor construida no lo ayudaría. Con esta idea del lugar, y por razones similares a las que me indujeron a pasar rápidamente a través de bahía Otway, goberné sobre el cabo Gloucester, después de haber pasado las rocas Midbay, a una distancia de un cuarto de milla. La tierra del fondo de la bahía parecía estar distante y muy resquebrajada, En efecto, desde las islas Week hasta el cabo Gloucester ( y desde ahí hasta el estrecho de Le Maire) hay una innumerable sucesión de islas y rocas, sin ninguna vía terrestre continua, de manera que canales se pueden encontrar en todas direcciones.; valiosos, sin duda, para los fueguinos en sus canoas, pero no tanto para los marinos en las naves, ni aún para los loberos; porque por donde los nativos pasan con sus canoas, no se encuentran más focas.
"En el cruce de bahía Breaker, incluso con un viento moderado, había mar de través y violenta, debido, sin duda, al oleaje del océano que entra en esta amplia bahía. Ese oleaje podría añadir más dificultades a los buques en su salida de la bahía: por eso que yo especialmente recomiendo evitarla. El cabo Gloucester es un promontorio notable, que nunca podrá ser confundido, aunque sólo hayas visto un boceto regular de él. A la distancia se ve como una montaña que se levanta del mar, pero, a medida que uno se acerca, aparece una estrecha franja de tierra.
"Encontramos desde veinte a treinta brazas de fondo, a una milla de distancia del cabo; y vimos varias rompientes cerca de media milla de la costa. Dada la naturaleza empinada y rocosa de estas costas uno podría esperar no encontrar sondas hasta no estar muy cerca de tierra; pero en cada parte saliente de su costa, que hemos visitado, se pudo encontrar fondo con el escandallo. Algunos nativos fueron vistos en el cabo, haciendo una gran fogata. Estuvimos en dos caletas, buscando fondeadero, pero encontramos sólo rocas y rompientes, navegando a lo largo de la costa, rodeamos la isla Ipswich, y llegamos a una amplia bahía, en la parte norte de la cual parecía haber varias aberturas como puertos. Maniobrando a través de ella, fuimos agradablemente sorprendidos el encontrar que esta es la prolongación de una rada, abierta sólo al SE y con un fondo parejo de veinte a catorce brazas. Fondeamos cerca de una milla de la entrada de lo que parecía un puerto, en la esquina NO, tuvimos que maniobrar contra un viento fresco del NO. Fondeamos en dieciséis brazas, agarrando bien el ancla. Fui directamente a mirar la abertura, y encontré un canalizo, que tenía buenas sondas y que llevaba a una excelente dársena, perfectamente protegida del viento y el mar, cuyo fondo era arena y arcilla y una profundidad del agua de cinco a quince brazas. Tan pronto como regresé a bordo, levamos y maniobramos hacia la entrada de la laguna; luego fondeamos, nos movimos con espías y quedamos fondeados con medio cable en cada extremo.
"Esta es la ensenada más segura y protegida vista hasta ahora. La llamé dársena Laura y a la bahía que habíamos cruzado le puse bahía Euston. Estaba muy contento de haber descubierto un lugar tan seguro, porque esto me permitiría determinar la posición del cabo Gloucester y la tierra adyacente, con la exactitud que un lugar tan importante requiere, y porque esperaba que resultara un puerto útil para los buques. Desde la cima de una alta montaña que rodea la cuenca, pensé que el cabo Gloucester parecía estar a unas siete millas y al ver que un valle se extendía cierta distancia en esa dirección, decidí ir hasta allá por la vía terrestre. Estaba tan contento con la bahía y la dársena, que no dudé en tomar un tiempo en la investigación de su entorno. Las montañas hasta ahora examinadas entre el cabo Pilar y estas islas (las Grafton), consisten en jade, esquisto o arenisca (excepto aquellas que están cerca de los senos de aguas profundas, que son de granito blanquecino de grano muy grueso) que por la continua acción de la mar gruesa que rompe sobre sus costas, el esquisto y la arenisca fueron esparcidos y sus detritus cubren no solo los fondos de las bahías, sino que forman bancos que se extienden mar adentro. Profundidades moderadas de agua y buenos tenederos se encuentran cerca de los cerros de esquistos o arenisca, y exactamente lo contrario en las cercanías de los de granito.
"4.- Temprano esta mañana envié al Sr. Murray en una ballenera para que inspeccionara e hiciera planos de algunas aberturas que había visto en el lado norte de la bahía Euston, y al Sr. Stokes a hacer un plano de la bahía y dársena en la que estábamos. El oficial de navegación llevó provisiones para seis días, por si fuese demorado, por mal tiempo, como en la ocasión anterior. No podría haber un lugar más conveniente que este para hacer agua o leña; y lo aprovechamos al máximo llenando el buque completamente. Los toneles del barco los llenamos de agua pura, y la madera fue cortada cerca de la aguada.
"6.- Un grupo de doce, compuesto por el contador, el Sr. W. Wilson, el Sr. Megget, ocho marineros y yo, salimos del buque con la intención de caminar hasta el Cabo Gloucester. Llegamos a un valle en el extremo NO del puerto y empezamos nuestra marcha, dos hombres llevaban la carpa, y los otros los instrumentos y las provisiones: teníamos armas también por si nos encontrábamos con los indios. Lo difícil de caminar con esa carga, nos obligó muy pronto a detenernos y descansar, pero debido a los continuos cambios en el transporte de la carga más pesada y al gran esfuerzo por parte de los que la transportaban, pudimos cubrir más de dos tercios de nuestro viaje en el transcurso del día, y en la noche armamos nuestra carpa y desafiamos a la lluvia que caía incesantemente hasta las siete de la mañana siguiente: cuando todas las alturas estaban cubiertas de nieve, como si estuviéramos en pleno invierno.
"7.- Tan pronto como desayunamos, nos pusimos nuevamente en camino, y al mediodía habíamos llegado al pie de la montaña que forma el cabo. Dejé a los otros en el lugar en que habíamos armado nuestra carpa para que cocinaran algunos víveres, y el Sr. Wilson, el Sr. Megget y dos marineros ascendieron la montaña conmigo. Tuvimos una tarea muy difícil, pero al fin ganamos la cumbre más alta, donde sólo había espacio para colocar el teodolito y arrodillarme junto a su lado, con el riesgo que un soplo de viento nos lanzara por cualquier lado. Una piedra movida de su lugar, habría alcanzado el agua muy pronto, por uno u otro lado. No era un día muy claro, pero lo suficiente para permitirme tomar los deseados ángulos y demarcaciones. Desde esta cumbre tuve una visión muy clara de lo peligrosa que era la bahía Breaker lo que me confirmó más la idea que me había formado de ella y me alegré de no haber entrado con el "Beagle". Habiendo logrado nuestro objetivo y enterrado dos memoriales, uno embalado en estaño y el otro en una botella, nos llenamos los bolsillos con pedazos de rocas del lugar y regresamos, más bien demasiado rápido, pues la pendiente de la colina nos ayudaba más de lo que queríamos. Durante nuestra ausencia habían aparecido algunos fueguinos, los que estuvieron tranquilos e inofensivos, pero parecían desconfiar mucho de nosotros, y a la mañana siguiente, antes de la salida del sol se habían ido, excepto un hombre. Estos nativos parecían ser muy activos y subieron la montaña en la mitad del tiempo empleado por nuestra grupo . Tenían dos canoas, pero cómo habían llegado hasta este lugar por el agua nos desconcertaba, si consideramos la bahía expuesta que ellos debieron cruzar y el tiempo imperante. Tal vez habían llevado sus canoas por tierra, de una manera similar a como las piraguas chilotes, hechas de tablas cosidas.
"8.- Escuchamos la voz de los fueguinos cuando amaneció esta mañana; pero a las cuatro solo un hombre de edad quedaba, que probablemente fue dejado para vigilarnos. Comenzamos nuestro regreso, más bien rígidos debido al esfuerzo de los días anteriores, y mirando tristemente las altas y escarpadas colinas que había entre el "Beagle" y nosotros. La primera ascensión en el camino de regreso fue la peor de todas: cómo los hombres llevaban su carga tan bien me sorprendió, ya que yo, con una carga liviana, me alegraba de nuestros frecuentes descansos. El desayuno nos revivió y luego tomamos un camino mejor evitando las cuestas más empinadas y encontramos el camino más fácil. Mientras descansábamos nuestra comida el tiempo estaba tan claro que tomé demarcaciones al cabo Inman y a otros puntos que estaban a más de cincuenta millas de distancia. Hubo poca variedad o novedades en esta caminata a través de la isla fueguina. Encontramos el mismo tipo de paisaje y las mismas especies de plantas y arbustos que habíamos visto en todas las otras partes de la Tierra del Fuego. Ser más o menos rocosa era el único cambio. De cuadrúpedos, excepto las nutrias y los perros, no vi ninguna huella y no creo que se encuentren en ninguna parte. Un tipo grande de agachadiza común, llamado por algunos becada, y codornices de una enorme y creo, peculiar especie, fueron vistas a menudo y se les disparó. Estas últimas no tienen de ningún modo el buen sabor de la codorniz europea, y su carne es más oscura y gruesa. A las siete de la tarde estuvimos de nuevo a bordo del "Beagle", un poco cansados.
"Si algún futuro viajero se siente inclinado a hacer una excursión similar hacia el cabo Gloucester, mejor que no tome muy a la ligera esa tarea.
"9.- El Sr. Murray regresó, después de haber estado en el interior de muchas aberturas de las islas del este y de haber recogido la mayor cantidad de información. Esta tarde, sopló un fuerte temporal, pero en este lugar tan protegido sólo sentimos unos pocos williwaws. Del relato del Sr. Murray se deduce que esta isla y las vecinas que están hacia el este forman un grupo, bastante separado de la tierra firme, o más bien del cuerpo principal de islas, por un canal que se abre en dirección norte hacia bahía Breaker, y en dirección sur hasta la bahía Stokes. Les pusimos las islas Grafton.
"10.-Tuvimos un temporal con mucha lluvia durante todo el día . Mal tiempo, pero en un buen fondeadero, esta vez no me lamenté del tiempo, porque el material para nuestras cartas se acumulaba rápido, lo que no nos permitía tener tiempo libre cuando debíamos permanecer a bordo.
"11.- Un día favorable que nos permitió examinar y sondar la parte exterior, y obtener una serie de ángulos desde el extremo occidental de las islas Ipswich, con lo que terminé mi triangulación. Desembarcar ahí fue peligroso, y subir la colina extremadamente difícil, a causa de la espesa masa de maleza que alcanza unos tres o cuatro pies de altura en todas las partes del lado este, y es tan enmarañada que es casi impenetrable. Por lo general, se camina por encima de esta selva, pero a veces hay que deslizarse por debajo de ella.
"12.- Un día medianamente bueno. El sol fue visible tanto en la mañana como en la tarde, y desde diferentes cumbres el señor Stokes y yo tomamos ángulos. El cielo estaba claro cerca del horizonte lo que nos dio un amplio rango. Mientras tanto el buque fue preparado para navegar en la búsqueda de un nuevo lugar en el que utilizar nuestros instrumentos. Espero que esta cuenca, el puerto, y la rada, sean de utilidad y por lo tanto no escatimamos esfuerzos en su levantamiento. Obtuvimos ocho latitudes mediante grupos de alturas circunmeridianas; con cuatro distintos sextantes: dos por el Sr. Stokes, el resto por mí, y como todas coincidieron, dentro de los quince segundos, supuse que su media será casi correcta. Las observaciones para el tiempo fueron buenas, y los cronómetros eran tan constantes que debimos preocuparnos principalmente de la exactitud de sus resultados. Para un buque que rodea el Cabo de Hornos y sufre un accidente, o necesita leña o agua, este lugar podría serle útil. Es muy fácil de encontrar y fácil de entrar o salir de el con los vientos predominantes del oeste.
"13.- Viramos y dejamos el puerto, pero la mañana estaba demasiado obscura como para permitirnos navegar a lo largo de la costa, por lo tanto hasta las ocho nos mantuvimos navegando con muy poco velamen en la rada. Después de esa hora el tiempo despejó, pasamos la isla Leading y nos pairamos , para detectar una rompiente cercana a ella. Rompió solo dos veces durante la hora que esperamos, por lo tanto probablemente hay suficiente agua para el paso seguro de cualquier buque. A las diez viramos y navegamos hacia la isla Isabella; mi primer objetivo era buscar un lugar llamado "hope harbour" por los loberos, y que por lo leído debería estar por ahí. Su ubicación no fue reconocida por nuestro contramaestre (Sr. Sorrell, primero con el Sr. Weddell y luego con el Sr. Brisbane) quien había estado allí cuando cazaba en estas costas, así que pasamos cerca de la isla Isabella, ceñimos por el lado de sotavento de la isla y llegamos a un fondeadero en quince brazas, abrigado desde el norte al SSO. Una colina con un pico alto, por encima de la ensenada en la que efectué mis observaciones, hizo de este un lugar apropiado para los trabajos del levantamiento. El Sr. Murray fue a lo alto del cerro, mientras el Sr. Stokes y yo trabajamos cerca del agua, hasta que la lluvia nos obligó a meternos dentro del buque. Esta es la más oriental de las islas Grafton. Más allá del canal que las separa del cuerpo principal de las islas, aparece una sucesión de tierra quebrada, no muy alta pero que alcanza aparentemente hasta las montañas nevadas. La parte más cercana a nosotros era un laberinto de islotes y rocas. Hacia la noche aumentó mucho la fuerza del viento, y roló al SO y SSO. Tenía dudas sobre mi fondeadero, y el viento había girado un punto más hacia el sur, debería haber una mar muy mala para navegar, y pudimos haber garreado.
"14.- Moderó de nuevo, y el sol se mostró lo suficiente para poder obtener observaciones, y estar a bordo a tiempo para zarpar a las nueve. Teníamos razón para pensar que un buque lobero había estado a lo largo de esta costa no mucho antes que nosotros, por las huellas que nuestros botes encontraron en varios lugares. Indígenas también habían frecuentado estas islas, porque sus chozas se encontraban en todas partes. Las observaciones hechas en tierra hicieron que nuestra permanencia aquí fuera de alguna importancia, aunque como fondeadero seguro para otras naves, ni hablar, pues es una rada expuesta, con muchas rocas, tanto hacia el mar como hacia tierra. Un barco lobero podría usarlo, pero pienso que no de buena gana. Mientras corríamos empopados hacia las islas Agnes, con un fuerte viento del ONO, vimos muchas rocas y rompientes, y cuando nos acercábamos a las islas, eran numerosas por ambas bandas. Habría sido más prudente habernos mantenido por fuera de todas ellas; pero yo estaba ansioso por encontrar la bahía Hope, o navegar hasta la entrada del canal Bárbara y fondear en la ensenada norte de la isla Furia. Tras haber superado las tres islas Agnes y estando casi al frente del cabo Kempe ( Los tres picos, en la costa de Cabo Kempe, son muy notables), nuestra visión estuvo lejos de ser agradable, el mar, por todos lados, parecía estar cubierto de rompientes; y cómo gobernar para pasar entre ellos confuso. En esos momentos navegábamos empopados, con las gavias aferradas a un tercio y las vergas de juanete en cubierta; el viento era fuerte del ONO, pero el tiempo bastante claro. De repente el contramaestre exclamó "Todo a babor, una roca bajo la proa". La pequeña nave comenzó a caer, casi tan rápido como fue dada la orden; pero la emoción que nos recorrió, afortunadamente no fue la precursora de nuestra destrucción, porque la supuesta roca resultó ser una enorme ballena que había aflorado cerca de la proa, y fue confundida con la cima de una roca por el contramaestre, que estaba mirando hacia proa desde el castillo, mientras yo estaba en la cofa del palo mayor y la marinería en cubierta. Esta parte de la costa, desde las islas Agnes hasta el cabo Schomberg, es la peor que he visto, es muy accidentada y tiene muchas rocas y rompientes peligrosas que se extienden a gran distancia de la costa.
"Al mediodía estábamos cerca de la isla Furia; pero el viento amainó lo que no nos permitió avanzar mucho. La bahía Furia, donde se perdió el "Saxe Cobourg", es un lugar expuesto, y como su fondo es malo, debería ser evitado por todas las naves, solo hay un pedazo de fondo bueno, pero es muy pequeño.
"Pasamos alrededor de la isla Furia, entramos al canal Bárbara, en cuya entrada se encuentra el monte Skyring, una alta, puntiaguda y estéril montaña, visible a gran distancia. Todos sentimos un interés adicional en lo que estábamos viendo, teniendo en cuenta el último levantamiento en el "Adelaide". El cabo Schomberg y la roca Astrea fueron fácilmente reconocidos por los dibujos hechos por el teniente Graves. A una alta montaña, que en algunos aspectos se parecía mucho a la cúpula de San Pablo, le dí ese nombre (Se encuentra fuera del límite del levantamiento del teniente Skyring): Está a poca distancia hacia el este del cabo Schomberg. Un canal parece ir en dirección este, pasando por el canal Bárbara, al norte del cabo Schomberg y San Pablo. Incomprensibles vientos débiles y una marea de reflujo, de alrededor de un nudo, nos detuvieron hasta las seis de la tarde, entre las islas Magill y Furia; pero poco después de esa hora fondeamos en caleta Norte, un lugar pequeño pero perfectamente seguro. Alcanzado este fondeadero, tuve la satisfacción de haber sido capaz de conectar mi trabajo con el del teniente Skyring, y tener un nuevo comienzo para la siguiente porción de costa. Hasta ahora habíamos sido muy afortunados tanto con la nave como con los botes; pero esta fortuna no podía esperarse siempre.
"15.- Temprano esta mañana el Sr. Murray fue en una ballenera a las islas, cercanas al cabo Kempe, para determinar la situación de algunos arrecifes e islotes y hacer un boceto de la costa exterior. El Sr. Stokes fue en otro bote a buscar bahía Hope, y examinar parte de la costa. El contramaestre lo acompañó, pues el creía que sabía un camino entre los canalizos de las islas, aunque había fallado en reconocer el lugar desde la salida.
"16.- Mal tiempo, soplando un temporal de viento y lluvia casi todo el día.
"17.- Ráfagas de viento y desagradable día; pero nuestros botes hicieron algunos avances.
"18.- Algunos nativos vinieron hasta nuestro costado por un corto tiempo. Como de costumbre, no les permitimos subir a bordo, porque eran diestros ladrones. Un hombre a quién parecía que le pertenecía la canoa era lejos el de mejor figura, y mejor constitución, que cualquiera de los fueguinos que habíamos visto. Después de intercambiar algunos de sus bienes más valiosos nos dejó.
"19.- Temprano esta mañana regresó el Sr. Stokes; había estado lo suficientemente cerca de puerto Hope, para ver que estaba en las islas Grafton, y era una de las ensenadas examinadas por el Sr. Murray. Entonces él regresó como había sido convenido, pero hizo un muy buen uso de su tiempo durante sus desplazamientos, mediante la recopilación de datos para las cartas. Se encontró con una canoa navegando a vela (la vela era un cuero de foca); primera vez que tuve conocimiento de una canoa fueguina navegando a vela. Tan lejos como el Sr. Stokes pudo ver hacia el norte, la tierra era muy accidentada, o más bien era una masa de islas que llegaban hasta la base de una cadena de montañas cubiertas de nieve.
"Caleta Norte es lo suficientemente grande para albergar cualquier nave estando fondeada, pero el canalizo, de entrada y salida, es demasiado estrecho y dificultoso para un buque de más de trescientas a cuatrocientas toneladas, a menos que emplee espías para moverse. Estando en la parte abierta de una tierra alta, pero protegida por islas bajas, los williwaws no molestan durante los vientos del oeste, pero con los temporales del sur creo que deben sentirse con furia.
"Mi tarea siguiente fue subir al monte Skyring. Como había poca nieve y el terreno bastante despejado de árboles, el ascenso fue fácil, pero cuando estuve en la cumbre no pude ver muy lejos, por unas nubes bajas brumosas. Había llevado sólo un compás, con la intención de mirar alrededor, y ascender una segunda vez con mi compañero habitual, el teodolito. Después de tomar una cuentas demarcaciones, saqué el compás de su bitácora y lo coloqué en una roca, cuando, con sorpresa, me fijé que la demarcación a un punto, al cual acababa de mirar, había variado en veinte grados. Sospechando la causa, lo puse en otra piedra, distante unos cuantos pies, encontrando que la demarcación nuevamente había variado muchos grados. Entonces examiné las piedras encontrando que había mucha pirita en ellas (Muestras de las rocas de la cumbre están en la colección de Sociedad Geológica, con los números 184 y 188) y que cuando se rompían o chocan entre ellas, olían fuertemente a azufre. El compás fue colocado nuevamente en su base, y demarcaciones de los mismos puntos fueron tomadas desde varios lugares, separados sólo unos pocos pies, y el punto distante a muchas millas, y en cada observación el compás dio diferente demarcación y era lento y perezoso aunque era un buen compás Kater con una rosa liviana. Estando satisfecho de haber comprobado la fuerte atracción local existente, regresé a bordo, con la intención de no hacer más uso del compás en este lugar, y como el teniente Skyring pudo haber sido engañado en sus demarcaciones por un motivo similar, esperé obtener una serie de ángulos, con el teodolito puesto para obtener demarcaciones verdaderas, las que podrían ser útiles para su trabajo, tanto como con el mío. Muchos pedazos de piedra, desde diferentes alturas, fueron derribados y en la mayoría de ellos había rastros de metal.
"La cima del pico de esta montaña es un montón de piedras sueltas de todos los tamaños. Si la roca se ha roto de este modo por el hielo, por el fuego volcánico o por un rayo, no lo sé, pero creo que por su apariencia, por los tres. Muchas de las piedras están vitrificadas, y muchas son porosas, como la piedra pómez, aunque no tan livianas.
"20.- Nuevamente subí al monte Skyring, llevando un teodolito conmigo, y como el día estaba muy claro y libre de nubes, cada punto de la tierra era visible, y en cualquier momento podía ser visto desde la cumbre. El monte Sarmiento se mostró en toda su grandeza, sobrepasando a las otras montañas por lo menos en el doble su altura, y completamente cubierto de nieve. Habiendo establecido por un poste pintado el punto en que estuvo el teodolito, enterrado en la costa cerca del "Beagle" (a cinco millas de distancia), del cual previamente había establecido la demarcación astronómica exacta del lugar del punto en que el teodolito fue instalado; obtuve una serie de buenos ángulos, incluyendo la mayoría de los más notables, picos, islas y cabos, dentro de un rango de cuarenta millas de la montaña. El día estuvo tan bueno, que no hizo frío en la altura, ni hubo viento que perturbara el ajuste del instrumento. Habiendo terminado este trabajo, regresé a bordo con el Sr. Wilson, quién, durante el tiempo que estuve en la cima, hizo algunos bocetos muy buenos. Incluso en esta primera etapa sus dibujos se estaban convirtiendo en un valioso complemento de los trabajos de nuestro crucero, y su número aumentaba rápidamente, porque se esforzaba mucho en ellos, y produjo no sólo buenos dibujos, sino que las más precisas vistas de la costa.
"21.- Buen tiempo para este clima. El Sr. Murray regresó con la ballenera, luego de haber tenido un viaje exitoso.
"Disparando y pescando obtuvimos el cambio frecuente de la dieta, le disparamos a muchas aves silvestres ( gansos, cormoranes y patos) y pescamos en los sargazos, las que fueron excelentes comidas. Todo lo que podíamos obtener era regularmente e igualitariamente distribuido entre los distintos ranchos, y llevábamos una cuenta en el "libro de juegos" (Ver Apéndice).
"22.- El Sr. Stokes fue a examinar la bahía Furia y regresó tarde en la noche. Como resultado de su informe sobre los restos del schooner “Saxe Cobourg”, perdido en esa bahía, envié un bote con el carpintero para recoger la madera y tornillos que podrían ser útiles para nuestro barco, por lo que permanecimos fondeados un día más de lo considerado.
"Este día toda la tripulación fue puesta a una ración de dos tercios, pero como esta era una medida que afectaría más al personal que a mí mismo, fui reacio en dar la orden sin antes explicar abiertamente la medida y dando las siguientes razones:
"Habiendo tenido éxito más allá de lo esperado en el levantamiento de la costa y esperando ser capaces de continuar su estudio de la misma manera, mientras duren nuestras provisiones, creo que sería mejor reducir nuestra ración, mientras toda la tripulación está bien y sana, y pueden recibir un suministro de peces y aves silvestres, en lugar que en un período posterior, en que podríamos tener otra situación. Una extensa costa se extiende delante de nosotros, especialmente las partes que el comandante King nos señaló, aun no han sido examinadas.
"24.- Un día bastante bueno, verifiqué todos los compases en la costa, en tres lugares diferente, colocándolos en linea con un marca distante, porque en la toma de demarcaciones, debido a la variación del compás, en los días anteriores, había encontrado grandes diferencias entre los resultados del mismo así como con diferentes compases; y también eran muy lentos y las rosas livianas lo eran más que las pesadas. Me fue imposible conciliar sus resultados cambiando de lugar o de posición, por lo tanto es probable que toda la roca afecte a la aguja, y sospecho que no sólo en esta isla y la del monte Skyring, sino que la mayoría de las islas cercanas son magnéticas: particularmente un grupo que se encuentra como una milla mar adentro de las islas Magill, en las que, creo, el teniente Skyring o alguno de su grupo tomó demarcaciones. Un bote fue enviado a observar la marea, el día de luna nueva, a la entrada del canal, y trajo un trozo de roca del grupo de islotes mencionado últimamente: Es similar a los de la isla Furia y del monte Skyring, al parecer metálico, con un olor sulfuroso, cuando son golpeados o partidos. (Sociedad de Geología, Coll N° 197). Piezas pequeñas puestas cerca de los compases parece que no los afectan sensiblemente; pero no ocupé mucho tiempo en tratar de experimentar con precisión, quedando satisfecho con el resultado general. Puede haber metal en muchas de las montañas fueguinas, y lamenté mucho que ninguna persona de la dotación fuera experta en mineralogía, o por lo menos familiarizado con la geología. Es una lástima que tan buena oportunidad de conocer la naturaleza de las rocas y del terreno de estas regiones se hayan casi perdido.
"No pude evitar pensar a menudo en el talento y la experiencia requerida para tales investigaciones científicas, de las cuales nosotros carecíamos completamente, por lo que íntimamente resolví que si alguna vez tuviera que dejar Inglaterra en una expedición similar, trataría de llevar una persona calificada para examinar la tierra, mientras los oficiales y yo mismo, nos dedicaríamos a la hidrografía.



















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